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Co-edition with Estudios de Política Exterior
Vivimos en un sistema de esclavitud posmoderno,dominado por el poder
Opositora, defensora de las causas de los más débiles, pero sobre todo escritora, Nawal Al Saadawi, repasa la situación de la mujer, la religión y la política internacional.
ENTREVISTA a Nawal al Saadawi por Helena Oliván y Lurdes Vidal
En su apartamento del barrio de Shubra, desde el que se divisa a sus pies ese Cairo abarrotado y caluroso de principios de agosto, la escritora Nawal al Saadawi nos recibe en una atareada tarde de entrevistas. Llegamos cuando precisamente un medio árabe la está entrevistando. Antes de irnos llega otra periodista para conversar con ella. Y entretanto, un fotógrafo belga retrata, incansable, todo lo que allí sucede, con la complicidad de la escritora. Sentada en un sillón de mimbre, frente a una deliciosa limonada al puro estilo cairota, Nawal al Saadawi comunica, con fuerza y clarividencia, contamina su vitalidad y belleza, sorprende con sus respuestas y quiebros discursivos, y desmonta al entrevistador sin apenas dejarle margen de reacción. Mantiene un tono beligerante, cuidadosamente alternativo y meditado, que parece elevarse en el cielo bochornoso de El Cairo casi como si no formara parte de él, sino de una humanidad más amplia, global y, a la vez, más personal. Nawal al Saadawi representa una y mil causas, aunque en definitiva se erige como la defensora de su propia causa, la de la escritora que se rebela contra todo lo que considera injusto, la de la escritora alabada en Occidente, pero que sigue vinculada a su tierra y a sus orígenes, donde se retira a escribir, a crear. Nawal al Saadawi es escritora, psiquiatra, mujer, luchadora, opositora, pero sobre todo es persona, y así se define ante cualquier adjetivo que le parezca etiquetador.
Con ella hablamos de la actualidad, de la situación de la mujer en el mundo, de identidad, de religión, de ideologías y discursos, de política internacional y de un Egipto en plena ebullición, en pleno despertar –o malestar– social, a unos días de las elecciones.
AFKAR/IDEAS: ¿Cómo definiría la situación de la mujer en el mundo árabe?
NAWAL AL SAADAWI: En primer lugar, debo decir que no contemplo las cuestiones de mujeres o la opresión de la mujer como algo específico de un país o religión. Es algo universal, relacionado con el sistema de clases patriarcal, desde los tiempos de la esclavitud. Y, en cierto modo, seguimos viviendo en un sistema de esclavitud posmoderno, dominado por el poder. Vivimos en una jungla en que hombres como George W. Bush pueden llevar a su ejército a Irak y matar a cientos de miles de personas, o Ariel Sharon puede matar palestinos sin recibir castigo ninguno. Y no hablemos ya de las multinacionales o del Banco Mundial, que no matan por medios militares, sino de hambre. Es lo que yo denomino genocidio económico, pues se genera pobreza y la gente tiene que emigrar a otros países por falta de alimento. Éste es el sistema de esclavitud posmoderno en el que vivimos, basado en el poder militar, del dinero o de los medios de comunicación. Y las mujeres y los pobres son los que sufren la mayor opresión. En la jungla en que vivimos existe mucha discriminación por razones de género, clase, religión, familia, profesión, color… Por eso no se puede decir que la mujer en Egipto está oprimida por ser musulmana, egipcia o árabe. Ni mucho menos. La mujer sufre también la opresión en Estados Unidos, España o Bélgica, aunque en un grado diferente. Vosotras gozáis de mayor libertad personal. Por ejemplo vuestro presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, ha reformado el código civil y ahora podéis plantearos algo como la familia homosexual, que ya es un gran progreso. Aunque sigáis viviendo en un sistema de clases patriarcal, estáis mejor que nosotras. Por otra parte, hay que distinguir según los países árabes. Todos son islámicos, pero en Arabia Saudí es distinto que en Túnez, por ejemplo. Cada sistema político interpreta el islam de acuerdo a su propia agenda.
A/I:Uno de los factores que marca la diferencia es la situación jurídica de la mujer, que difiere según el país.
N.A.S.: Hace algunas semanas estuve en Argelia, donde me invitaron tras la reforma del código de familia, que me pareció muy progresista, a pesar de las críticas. Estando allí sentí que los grupos fundamentalistas son muy fuertes, pues nos atacaron, al igual que me atacaron por defender el nuevo código. Y, a pesar de las críticas, hay aspectos importantes a tener en cuenta, como que según el nuevo código de familia el padre ya no es exclusivamente el cabeza de familia, también puede serlo la madre, el más responsable. En segundo lugar, no se permite la poligamia a menos que el marido recurra al tribunal; y en tercer lugar, un hombre no puede divorciarse de su esposa tan fácilmente. Estos tres elementos fundamentales no los hemos conseguido todavía en Egipto. Aquí el padre sigue siendo el cabeza de familia, aunque sea mal padre.
Mi marido puede divorciarse de mí en cualquier momento y puede contraer matrimonio con otra mujer sin necesidad de un juez. En este sentido, Argelia es mucho más progresista que Egipto. En cambio, en Arabia Saudí, la mujer ni tan siquiera puede votar. En definitiva, depende del sistema político y económico y de la dependencia de EE UU. ¿Qué tiene que ver EE UU en todo esto? Pues muy simple, Egipto y otros países árabes se convirtieron en colonias americanas, incluso podríamos decir que en colonias israelo-americanas, desde una perspectiva económica, social o mediática, con unos efectos perversos sobre la mujer. Aunque pueda parecer una paradoja, la “americanización” de Egipto va de la mano de la “islamización”, puesto que EE UU fomenta el fundamentalismo cristiano, judío e islámico más fanático. Os invito a dar un paseo por la cornisa del Nilo y veréis. Las chicas que pasean llevan su velo, pero también visten pantalones vaqueros, llevan carmín en los labios… Esta mezcla de americanización e islamización es precisamente la paradoja que vive Egipto.
A/I: ¿Y qué consecuencias tiene esta paradoja en la formación de la identidad de estas chicas jóvenes?
N.A.S.: El problema es que les han lavado el cerebro, les han puesto el “velo de la mente”. Se cubren el pelo para complacer a los grupos islámicos y se visten con vaqueros y consumen productos americanos para agradar al gobierno. El acuerdo económico y comercial que tiene Egipto con EE UU e Israel genera este tipo de situaciones. Por eso deberíamos boicotear sus productos, rebelarnos contra el colonialismo, para que sus economías no crezcan aún más. Por otra parte, es evidente que se retroalimentan del fundamentalismo islámico. Suelo decir digo que Osama bin Laden y Bush son gemelos, son dos caras de la misma moneda. Por eso, cuando pensamos en terrorismo, en lo sucedido en Sharm El Sheij, Londres o Madrid, tenemos que tener en cuenta que son criaturas del gobierno de EE UU, entrenados en Afganistán.
A/I: Hemos observado que hablar de esto con musulmanes europeos resulta en muchas ocasiones extremadamente doloroso.
N.A.S.: Porque hay mucha discriminación contra árabes y musulmanes en Londres y EE UU. Son víctimas de abusos, expulsiones, tienen que soportar que les digan que el islam es el enemigo y sufrir viendo lo que otros hacen en nombre de su religión. Es una forma de esconder al enemigo real, las causas sociales, económicas y coloniales, la intervención americana en nuestras vidas.
A/I: ¿Cree que la situación actual requiere una reforma del islam?
N.A.S.:Todas las religiones necesitan una reforma: el cristianismo, el judaísmo, el hinduismo, el islam… He estudiado religión comparada, he examinado los libros y todos me parecen muy atrasados, todos deberían ser reformados puesto que contienen elementos de racismo, odio al prójimo, inferioridad de la mujer, discriminación por motivos de clase… Todo esto debería desaparecer de los libros. La diferencia es que el cristianismo ya está en este proceso de cambio. Si los fundamentos de la religión son la justicia, la libertad y el amor, no hay problema, pues en definitiva, todas las religiones son similares. ¿Qué diferencia hay entre cristianismo e islam? Ninguna. Pero en cambio soy muy contraria a los Libros Sagrados, porque la religión no es un libro. Mi abuela solía decir que dios o diosa es la justicia, que reconocemos con nuestro corazón y nuestra mente. Pero los Libros contienen muchas similitudes también en cuanto a discriminaciones se refiere, por lo que los tres Libros Sagrados deberían reformarse.
Religión y política
A/I: Dejando de un lado la parte espiritual, ¿qué opina de la religión en el mundo de la política?
N.A.S.: Primero tengo que precisar que no existe una parte espiritual de la religión desde mi punto de vista. De hecho, la religión distingue entre el espíritu y el cuerpo. El cuerpo encarna al diablo, y el espíritu encarna a Dios y al hombre. Ésta es una dicotomía de las muchas que predican las religiones, que separan el cielo de la tierra, el cuerpo de la mente y del espíritu, el hombre de la mujer, el rico del pobre, el blanco del negro… Nuestro objetivo debería ser desmontar estas dicotomías, deshacernos de ellas porque en realidad no podemos separar nuestro espíritu de nuestro cuerpo. Por otra parte, utilizar la religión en la política no deja de ser una maniobra de los políticos.
Debemos separar religión y Estado, puesto que este amalgama ha sido empleado por todas las religiones. Para mí, la religión debe ser algo privado, por eso no creo en la teología de la liberación, ni en conceptos como el feminismo islámico, cristiano o judío, que son una contradicción en sí mismos. Si crees en el Antiguo Testamento tal como es no puedes ser feminista. Así, pues, habría que separar totalmente religión de feminismo, Estado y liberación del ser humano. Sobre todo porque la religión es algo vago, que admite muchas escuelas de interpretación, que a veces se contradicen entre ellas. Y esto sucede en todas las religiones, sean católicos o protestantes, suníes o chiíes… Yo creo que cada uno debe ser libre para venerar a su diosa, es una libertad personal, es algo privado y separado absolutamente de cuestiones como la justicia social, el derecho, la educación o la política.
A/I: Sin embargo, el discurso político religioso resulta atractivo y llega fácilmente a las clases populares.
N.A.S.: Porque les han lavado el cerebro, porque ignoran los motivos que empujan a los gobiernos a escudarse en la bandera de la religión, porque los sistemas educativos se basan en la enseñanza de la religión y esto mata la creatividad, la conciencia de las personas. Por eso las asociaciones político-religiosas utilizan y fomentan la ignorancia de las personas. Nuestro papel consiste en iluminarlos.
A/I: En esta tarea, ¿cómo podemos colaborar las mujeres del Norte y del Sur?
N.A.S.: Debemos trabajar juntas. Tenemos que cristalizar nuestras ideas, hablar y comprender qué es lo que funciona mal en nuestras mentes, en las mentes de nuestras gentes. No somos militares, no matamos por incomprensión. Si tenemos diferencias con alguien las discutimos, es así como debemos funcionar. Nuestra esperanza está en lo que yo llamo “desvelar la mente” de las masas, pero también de las clases educadas, debemos ayudar a que incluso los profesores de universidad aprendan a quitarse el velo que recubre sus mentes.
Todo esto puede conseguirse si las mujeres nos organizamos. Como hacemos nosotras en nuestra organización, The Arab Women’s Solidarity Association. Nuestro eslogan es “desvelar la mente”, por eso el gobierno interfiere en nuestras actividades. Pero es importante que colaboremos sin paternalismos. No creo en la ayuda, porque ayudar hace que perdamos nuestra dignidad. Lo que necesitamos es un diálogo y un intercambio de igual a igual. Yo me opongo a las mujeres occidentales que creen que deben dar lecciones a las mujeres del Tercer Mundo. Me opongo al término Tercer Mundo. Nosotros no vivimos en un Tercer Mundo, sino en el mismo mundo que compartimos todos. Debemos organizarnos. Debemos perseguir un nuevo concepto de identidad, reforzar nuestra identidad humana. No soy una mujer egipcia, africana o musulmana. Soy un ser humano. Debemos trascender nuestra nacionalidad, color, clase, incluso nuestro género, debemos unirnos en esta nueva identidad humana.
A/I: Quizás en este sentido sería útil promover una identidad mediterránea, que no siga las líneas divisorias Norte y Sur,Oriente y Occidente, cristiano o musulmán…
N.A.S.: Sí, una identidad humana, pero ¿por qué llamarla mediterránea? Lo que quiero es trascender la geografía, la historia, la religión, el género y alcanzar a la humanidad. Si hablamos de identidad mediterránea, excluimos entonces a los que no son mediterráneos, estamos generando con buenas intenciones una identidad excluyente. Yo no vivo en el Mediterráneo, vivo en el mundo, soy de todo el mundo. Ésta es la forma de destacar nuestra identidad humana y luchar contra los imperialismos, la injusticia, la guerra y el terrorismo de Estado, la peor forma de terrorismo, como el que practican Bush y Sharon.
A/I: ¿Cree que la sociedad civil europea puede hacer algo al respecto?
N.A.S.: Por supuesto. En España, el poder del pueblo hizo que Zapatero ganara las elecciones, y se hizo escuchar con sus manifestaciones. Por eso es importante que trabajemos en la movilización de la gente. Si a las manifestaciones de El Cairo fuéramos miles, casi un millón de personas como en Barcelona, la policía no podría reprimir a los manifestantes, no podría hacer uso de la fuerza.
A/I: ¿Y los medios de comunicación?
N.A.S.: Los medios de comunicación son un arma muy importante en manos del sistema, y es terrible ver cómo los medios árabes dependen de los europeos y americanos. Mediáticamente vivimos en la era de las tinieblas. Los medios de comunicación pertenecen a los ricos y poderosos, por eso necesitamos tener medios alternativos.
A/I: Y las instancias internacionales o la Unión Europea (UE), ¿qué pueden aportar a las sociedades del Sur?
N.A.S.: Soy muy crítica con la UE. No deja de ser un sistema de clases patriarcal e imperialista. Tampoco creo en las Naciones Unidas. Prefiero hablar y negociar con las personas.
A/I: Entonces, ¿qué futuro ve a la Alianza de Civilizaciones propuesta por Zapatero ante Naciones Unidas?
N.A.S.: ¿De qué civilizaciones estamos hablando? No creo en la teoría del choque de civilizaciones, es falsa. No existe un choque de civilizaciones, en todo caso se trata de un choque de intereses económicos. Tampoco es un choque de religiones, sino un choque por el territorio, por el dinero y el petróleo. Creo que sería más correcto hablar de una alianza de las personas, de una alianza de los oprimidos. Zapatero debería recurrir a la gente y no a la ONU para lograrlo.
Elecciones en Egipto
A/I: Para terminar, nos gustaría que hablara de su candidatura a las elecciones presidenciales egipcias, cuya campaña está a punto de iniciar.
N.A.S.:Me presenté como candidata para quitar el “velo de la mente”, para romper un tabú, por eso creo que ya gané una batalla, porque ahora la gente tiene presente que una mujer puede convertirse en presidenta de Egipto. Conseguimos abrir una puerta, muchos hombres y mujeres me apoyaron, y esto requiere un alto grado de coraje para hacer oposición. Creo que puse el sistema en evidencia, y para mí ya es una victoria. Por eso decidí posteriormente boicotear las elecciones, porque quería “desvelar la mente” a través del diálogo, para decir que esta democracia es falsa, y que las elecciones son una farsa. Y no soy la única en boicotear las elecciones. Toda la oposición, de derecha, de izquierda, incluso los Hermanos Musulmanes, las van a boicotear. Los que todavía están en la carrera electoral son los que se someten al gobierno por dinero, para demostrar al mundo que estas elecciones van a ser multipartidistas, cuando en realidad sólo hay un candidato, Hosni Mubarak.
La política es un juego sucio, en mi país y en todos, por lo que me sigo considerando una escritora, una novelista. Me prometí a mí misma que jamás dejaría que el gobierno me utilizara para probar una democracia que no es tal. No obstante, el boicoteo no implica pasividad, en absoluto. Me presenté sin querer ganar el cargo, pero conseguí crear un diálogo con 70 millones de personas, esto es lo más importante. Conseguí iniciar un proceso para “desvelar las mentes”, y debemos ser valientes, incluso con el sacrificio de nuestras propias vidas. Mi nombre está en todas las listas negras, pero debemos continuar. Es así como hemos ganado un pequeño margen de maniobra para hablar. La capacidad de crítica se paga con sacrificio, es el precio de la libertad, y si el régimen nos deja mayor margen de maniobra es porque existe una presión interna creciente que hace que las mentalidades vayan cambiando. Debemos aprender de nuestros errores, y si nos golpean, volver a levantarnos y seguir adelante. Así es como lograremos que feministas, progresistas y el pueblo vuelvan a ocupar la calle.
A/I: ¿Qué escenarios de futuro podemos esperar en Egipto, teniendo en cuenta las circunstancias actuales?
N.A.S.: En cuanto a las elecciones, no hay duda de que Mubarak va a ganar, así lo desea EE UU, igual que quiere que le suceda su hijo, porque temen cualquier otra alternativa. Tienen tanto miedo de la izquierda que incluso negocian con los Hermanos Musulmanes. A nivel social, lo que pueda pasar es impredecible. La gente es como el mar, se debate entre la tormenta y la calma, pero es evidente que los egipcios se han cansado ya de esta situación, y se respira un ambiente revulsivo, las condiciones para que se produzca una explosión, una revolución. No puedo decir cómo pero el cambio llegará, tarde o temprano llegará.