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Co-edition with Estudios de Política Exterior
- Reflexiones europeas sobre la Primavera Árabe ENTREVISTA con BERNARDINO LEÓN por Pablo Colomer y Darío Valcárcel
- Siria, una perspectiva interna ENTREVISTA con MICHEL KILO por Natalia Sancha
- La oposición al régimen de Bashar al Assad en el extranjero ENTREVISTA con RADWAN ZIADEH por Jordi Bertran
Editorial
Al cierre de este número se cumple un año desde aquel 17 de diciembre de 2010, día cero de la revolución, en que con su sacrificio el tunecino Mohamed Buazizi iniciaba una era de cambio en el mundo árabe. En este año han caído tres dictadores en Túnez, Egipto y Libia; Osama bin Laden ha sido borrado del mapa y Estados Unidos ha anunciado la retirada de sus tropas de Irak y de Afganistán. Tres acontecimientos que han trastocado el esquema de las relaciones internacionales dominante desde septiembre de 2001. Además, en los últimos tres meses los tres países revolucionados han iniciado sus procesos de transición con mayor o menor calma social, y los tunecinos y egipcios han disfrutado de su nueva libertad acudiendo masivamente a las urnas en unas elecciones que, aun con posibles fallos, representan sin duda las más transparentes que se han celebrado jamás.
Sin olvidar los comicios de Marruecos, fruto de la reforma constitucional aprobada en referéndum, que han sido limpios según todos los observadores internacionales, pero que no han registrado una participación elevada aunque fuera la más alta desde la llegada al trono de Mohamed VI. Tres meses y tres victorias islamistas, la de Ennahda en Túnez, del Partido Justicia y Desarrollo en Marruecos y la parcial de los Hermanos Musulmanes en Egipto, pues queda por ver qué resultados obtendrán en las siguientes fases del proceso electoral en curso. Victorias inevitables tras décadas de represión y oposición, de labrar el terreno social e ideológico, de colmar pacientemente los vacíos que los regímenes autoritarios fueron acumulando en la marginalidad, la exclusión, la injusticia y la indignidad. Ahora llega el turno de los islamistas, una ventana de oportunidad para algunos y un peaje indispensable del pluralismo para otros.
Está claro que tendrán que lidiar con la inexperiencia, con el desgaste de la política y adentrarse en la cultura del consenso y de la negociación, puesto que aunque sean los ganadores necesitarán la complicidad del resto de fuerzas políticas y, si son audaces, buscarán aliados para no enfrentarse en solitario a los múltiples retos que les esperan. Los restos del dogmatismo tendrán que transformarse en pragmatismo. Tienen por delante una ardua misión: construir un nuevo marco político, redactar nuevas constituciones, reformar unas instituciones sin respaldo popular, desgastadas por décadas de despotismo y sentar los pilares de unas sociedades cuyas expectativas están muy por encima de los logros posibles a corto o medio plazo.
El potencial de decepción es elevado e incluso peligroso para la estabilidad de la región. Los nuevos gobernantes deberán dar respuesta a las demandas socioeconómicas que se acumulan desde el estallido de las revueltas: desempleo, redistribución de la riqueza –con lo que implica de pérdida de privilegios para las élites económicas–, revitalización del mundo rural, reforma del sector fiscal, redefinición de las políticas de subsidios, revitalización del sector privado, captación de inversión… Los nuevos gobiernos deberán formular una política económica que, de momento, parece haber sido la gran ausente en los programas electorales de los partidos islamistas. Entre tanto, algunos se preocupan excesivamente por la cuestión de la religión y la esfera pública.
Sin pretender restarle importancia, lo cierto es que no debería capitalizar ni el debate ni la acción de los próximos meses. ¿Tendrán tiempo los nuevos gobiernos islamistas para imponer su supuesta agenda moral en la sociedad? Aunque pudiera satisfacer a algunos y disgustar a otros, en ningún caso debería hacerse en detrimento de una respuesta a las acuciantes demandas socioeconómicas de una población cada vez más impaciente.
- Las fuerzas armadas: ¿camino de la transición? Félix Arteaga
- Oportunidad histórica para la justicia y la dignidad David Tolbert
- El fracaso en la lucha contra AQMI Ihsane el Kadi
Marruecos, la victoria islamista
Tal vez lo más importante de las elecciones celebradas en Marruecos el 25 de noviembre no es quién las ha ganado, sino la participación registrada. En las elecciones de 2007 ascendió al 37%, mientras que esta vez ha superado el 45%. Un porcentaje mayor, pero no lo suficiente como para hablar de una participación masiva, sino todo lo contrario. La falta de confianza de la población marroquí en el juego político es claramente manifiesta, considerando que estas elecciones se han presentado como un punto de inflexión en la historia de la democratización de Marruecos. Sin embargo, la amplia abstención no significa que haya triunfado el llamamiento al boicot de los integrantes del Movimiento del 20 de febrero o de los islamistas del partido prohibido Justicia y Espiritualidad. Estos han intentado presentar la aversión de los marroquíes a las urnas como respuesta a su convocatoria: un error de planteamiento y un golpe a su credibilidad, ya que a pesar de sus reiterados l...
Read moreLibia, ¿cruce de caminos o sendero tortuoso?
La transición en Libia será un largo y arduo proceso que implicará la lucha por ganar posiciones entre las muchas facciones que pincelan el nuevo paisaje político del país. La legitimidad de la transición y la autoridad responsable de la misma están en juego debido a la dirección y al alcance de los cambios. Aunque todas las facciones libias coinciden en que una ruptura con el pasado es necesaria, la naturaleza de los cambios futuros sigue siendo confusa. En esta crítica situación, los libios buscan un guía en el Consejo Nacional de Transición. Lo que es más importante, la estructura y funcionamiento de las instituciones internas que deberían constituirse tendrán consecuencias importantes para todo aquello que Libia puede y quiere hacer en el ámbito externo. Históricamente, al contrario que con el protectorado francés del vecino Túnez, la colonización italiana de Libia destruyó las instituciones precoloniales y dejó al país en la incertidumbre sobre su ca...
Read moreFallos de la diplomacia argelina
El pasado 15 de noviembre de 2011, en Doha, al margen del Foro de Países Exportadores de Gas, el presidente argelino, Abdelaziz Buteflika, se reunía en dos ocasiones con Mustafá Abdelyalil, presidente del Consejo Nacional de Transición (CNT) libio, en presencia de Sheij Hamad bin Jalifa al Thani, el emir de Qatar. En los periódicos argelinos, la “foto que mata”, con la imagen de los tres hombres, ha sido objeto de una lectura cruda y simple: hay dos vencedores y un vencido. Para la diplomacia argelina, la crisis libia ha sido agotadora. Ha puesto de manifiesto su debilitamiento. Y sus retrasos políticos… Dos de los participantes en la cumbre tripartita de Doha tenían motivos para la satisfacción. Abdelyalil, responsable del CNT, producto de la rebelión libia, saboreaba una revancha de una Argelia que había esperado hasta el último momento para reconocerlo oficialmente. Dicha rebelión había sido implacable con el gobierno argelino, al que acusaba de apoyar al...
Read more- ¿Qué tenemos que aprender sobre el proceso de desarrollo turco? Güven Sak
- Erdogan y los árabes: la religión al servicio del comercio Yassin Temlali
- Egipto, prioridades económicas ENTREVISTA con SAMIR RADWAN por Amaia Goenaga
- El fenómeno ‘underground’ libio Beatriz Mesa
En busca de una segunda revolución
Hoy en Túnez, mañana en Egipto, pasado mañana en Marruecos (si el conformismo social y político no se opone a ello), y al día siguiente en Libia , siempre que la sharia no decida otra cosa, muchos esperan que las revoluciones y las semi-revoluciones iniciadas aquí y allí sirvan de caldo de cultivo para que la democracia vea la luz en esos lugares. Nadie duda que en la calma posrevolucionaria, los pueblos se sienten capaces de todo. Aspiran a hallar representantes que les liberen de un yugo autocrático, esclavizador y humillante, que ha pesado sobre ellos durante largo tiempo. Asimismo, resulta innegable que la mayoría de los que participaron en estas revueltas, incluso los más liberales y laicos, saben pertinentemente que un paso por las urnas en este preciso momento reforzaría en primer lugar, y sobre todo, a la corriente islamista, en un grado que varía de un país a otro. Además de las diferentes dinámicas que esto provocaría, en general se reconoce –a vece...
Read moreEl desarrollo del capital humano en el norte de África
Los cuatro países del norte de África –Marruecos, Argelia, Túnez y Egipto– están en la cima del boom demográfico que ha hecho del empleo juvenil el desafío clave desde principios de los años 2000. Con un tercio de su población por debajo de los 15 años, hasta 48 millones de jóvenes (26 millones de ellos en Egipto) se unirán al mercado de trabajo a mediados de la próxima década. El incremento de la población joven ejerce una presión considerable en el mercado laboral y en el sistema educativo, y en última instancia en la estabilidad global de la región y sus vecinos. Sin embargo, la tasa de participación de la mano de obra en la zona es la más baja en el mundo: casi dos tercios de la población en edad de trabajar está desempleada, inactiva o trabaja sin contrato. Solo una de cada cuatro mujeres está en el mercado laboral. Las tasas de empleo son similares en toda la región, oscilando entre el 40% y el 50%. Aunque el nivel educativo de la població...
Read moreActores islamistas en los medios occidentales
Durante la última década varias instituciones internacionales, entre ellas la Agencia Europea para los Derechos Fundamentales, el Observatorio Europeo contra el Racismo y la Xenofobia, el Council on American-Islamic Relations y la Alianza de Civilizaciones, han publicado informes en los que señalan la presencia e incluso el aumento de la islamofobia, tanto en Estados Unidos como en varios Estados miembros de la Unión Europea. Aunque no hay una definición común de islamofobia, este término suele emplearse para referirse a la percepción del islam como una realidad monolítica e inmovilista, y como una religión esencialmente arcaica, irracional y sexista, que apoya el terrorismo y vehicula una ideología política violenta. Las comunidades musulmanas residentes en países occidentales son, evidentemente, las más perjudicadas por esta islamofobia, aunque no son las únicas. El islamismo, entendido como aquellos grupos, movimientos y partidos cuyo proyecto sociopolítico...
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