Turismo y ecumenismo en el campo

Los ‘musem’,tradición de la comunidad judía magrebí,son una impronta multicultural de la coexistencia de las dos religiones monoteístas afianzadas en la espiritualidad de Marruecos.

Robert Lanquar

El turismo en el campo puede revelar muchas sorpresas para el bien del diálogo intercultural e interreligioso. Visiten la Bretaña interior durante el mes de agosto y se encontrarán con un “perdón”. Cada pueblo tiene el suyo; cada iglesia o capilla consagra en él una tradición a veces milenaria: pedir el perdón de los pecados, hacer una promesa o pedir favores a un santo patrón católico. Una misa solemne, una procesión pintoresca de hombres y mujeres con trajes típicos, una comitiva entonando en bretón cánticos y letanías que terminan en una fiesta profana con danzas, músicas, juegos tradicionales y una buena comida campesina.

Los perdones se internacionalizan y se hacen ecuménicos: los ingleses anglicanos acuden en gran número y ya no es raro encontrarse allí con bretones no cristianos que quieren aliviar sus penas y distraerse. Porque el perdón no es sólo una fiesta religiosa; es un acontecimiento social. Cientos de perdones se desarrollan cada año en Bretaña, al igual que cientos de romerías en España manifiestan la originalidad de la piedad campesina. Actualmente, con el desarrollo del turismo y del tiempo libre, estas procesiones rurales cada vez son más frecuentadas por turistas extranjeros cristianos y no cristianos.

La primavera es la época de las romerías en España, más concretamente en Andalucía. Parecen estar más orientadas hacia prácticas marianas, en la gran tradición de las diosas femeninas de todos los pueblos mediterráneos desde los tartesios y los fenicios. En 2007 se organizaron alrededor de 300. No son peregrinajes solemnes. La gente se prepara para la fiesta y la diversión. Los viajes se hacen en carros de bueyes engalanados, en carruajes, a caballo o a pie, hacia un santuario o una ermita situada en pleno campo: la más famosa desde el siglo XV es la de la Virgen del Rocío (Almonte, provincia de Huelva). Es una ocasión para encuentros que terminan a veces con uniones y matrimonios, para fiestas con cantos y bailes, como el flamenco. El viaje puede durar una semana.

La romería más antigua es la de la Virgen de la Cabeza, cerca de Andújar, en la provincia de Jaén (Andalucía), en el centro del Parque Natural de la Sierra de Andújar. En Galicia, son una ocasión para encuentros gastronómicos populares muy conocidos (véase el informe de la OMT, Turismo y Religiones: una contribución al diálogo de las religiones, de las culturas y de las civilizaciones, sin editorial, Madrid, 2007, preparado por Robert Lanquar para la Conferencia Internacional sobre Turismo, Religiones y Diálogo entre Culturas, Córdoba, 29-31 de octubre de 2007). No es sorprendente encontrar festividades similares, pero de otras religiones, del otro lado del Mediterráneo, en el Magreb, con los musem. Algunos de estos musem son incluso, desde hace tiempo, ecuménicos y reúnen a musulmanes y a judíos en torno a la tumba de un santo.

Un estudio reciente demostró que los judíos marroquíes se trasladaban a 571 tumbas de santos, de los cuales 21 eran mujeres, y aun más relevante, muchas eran visitadas por musulmanes, al igual que los judíos se dirigían a los morabitos musulmanes. Hassan Maydi, un joven investigador marroquí que estudia desde hace tiempo el “culto de los santos judíos” en su influencia en la cultura marroquí, contabiliza alrededor de 90 santos judíos venerados por los musulmanes. Hay también 36 santos reivindicados a la vez por los musulmanes y por los judíos. Varios musem se frecuentan asiduamente en Marruecos: el de Sidi Yahya Lajdar en Ben Ahmed, provincia de Settat, y el de Draa o el de Asjen a algunos kilómetros de Uazzan.

En esta ciudad está enterrada una de las grandes figuras de la mística judía, el rabino Amram Ben Diwan fallecido en 1781. Se trata de uno de los santos más populares entre los judíos marroquíes. Al noroeste de Argelia, en Tlemcen, durante mucho tiempo capital de reino, se visita la tumba del gran rabino judío y eminente médico, Efraim El Ankaua, expulsado de España en 1391. El gobierno argelino incluso ha fomentado la llegada de grupos de turistas de origen judío para celebrarlo en las hilula (las hilula se instauraron en los ritos hebreos para “la conmemoración de Lag Ba Omer”, día de la muerte del gran rabino y santo Shimon Bar Yohai), peregrinajes en dialecto judeo-árabe magrebí, de los cuales el último tuvo lugar en 2006.

El musem de Draa se cita como modelo para encontrar el espíritu y las raíces del diálogo entre judíos y musulmanes. Entre los olivares y las tiendas de campaña, el moussem de Draa, cerca de la gran villa de Demmate, a 90 kilómetros de Marrakech, es seguido asiduamente todos los años a finales de mayo. Peregrinos judíos llegados de Marruecos, de Israel y de Francia, e incluso de Canadá, se citan para una hilula. Allí se encuentra la tumba del santo David Draa, conocido por el sobrenombre de “Mul Najla Jadra” (el hombre de la palmera verde, ya que la tumba del santo David Draa está justo bajo una palmera), que murió hace siete siglos. En la actualidad, entre los habitantes de Draa ya no hay judíos; eran muchos hasta los años cincuenta.

Los que guardan y mantienen la sinagoga y el mausoleo del santo son aldeanos musulmanes bereberes. Antes de partir para la hilula, los fieles tienen la precaución de purificarse con abluciones rituales y a veces ayuno. Una vez llegados al mausoleo, se dirigen hacia la tumba para una primera meditación ante el santo, con el ritual del encendido de los cirios. Algunos aportan cuscús u otros platos tradicionales de la cocina judeo-marroquí, como la dafina o thafina del shabat. Allí mismo, los peregrinos judíos y los indigentes musulmanes del pueblo consumen esta comida, llamada por la comunidad judía maaruf.

El sacrificio es uno de los rituales más importantes respetados religiosamente en el peregrinaje: aves, ovejas, cabras, a veces una vaca o un buey. Quien procede al sacrificio es un rabino. En cuanto declara que el animal degollado es casher (es decir, conforme a los ritos), los fieles empiezan a cantar salmos. Otras prácticas son también tradicionales en los alrededores de la sepultura del santo. Los visitantes cantan, bailan, lanzan gritos de alegría. Los acompañan artistas como el cantante Pinhass que, con su grupo de músicos, anima gratuitamente una de las veladas organizadas en el mausoleo.

La subasta de las velas

Uno de los momentos intensos del musem es la subasta de una serie de velas “en nombre del santo”. El comprador de cada cirio recibe generalmente un vaso de licor, habitualmente de dátil o de higo. El éxtasis de los peregrinos se intensifica a medida que aumentan las ofertas y los vasos distribuidos. Una gigantesca hoguera de cera, alimentada sin cesar, arde cerca de la tumba del santo de la palmera. La venta del primer cirio provoca siempre una sobrepuja, ya que se supone que este primer cirio tiene la virtud de atraer de forma más especial la atención del santo. Tras esta venta, se procede a las pujas de otra serie de cirios en nombre de otros santos.

La recaudación se destina a la caja del mausoleo. Los fieles que prometen devoción a otros santos compran las velas que honran a esos santos. El público acompaña las pujas con gritos, canciones, bailes y rezos. Los musem son una de las tradiciones más apreciadas por la comunidad judía magrebí. Representan una de las manifestaciones religiosas más originales del judaísmo en el norte de África, con un culto a los santos que tiene su origen secular en la influencia árabe-musulmana y que podía encontrarse hasta finales de la Edad Media en Andalucía.

El musem, la impronta específicamente multicultural de la coexistencia de las dos religiones monoteístas afianzadas en la espiritualidad de Marruecos, constituye una forma de turismo religioso y una ocasión para los peregrinos judíos de mostrar su recogimiento junto a sus conciudadanos o ex-conciudadanos musulmanes. Estos ejemplos nos muestran que el diálogo interreligioso e intercultural no es solamente atributo de intelectuales y de think tanks. Entre las iniciativas de diálogo interreligioso, se puede citar el Movimiento de Peregrinajes islámico-cristianos (la Ruta de María) que organiza encuentros e intercambios dentro de una trayectoria en la que cristianos y musulmanes peregrinan siguiendo los pasos de María como un puente entre el Cristianismo y el Islam.

Una iniciativa de carácter ecuménico e interreligioso (Al-Mada), en proceso de formación, cuyo objetivo es favorecer el conocimiento mutuo de las personas, de los patrimonios, de las Iglesias, de las religiones y sociedades, con el fin de favorecer la comunicación, la solidaridad y la paz. Puede hacerse a través de actos distendidos y festivos sencillos, por medio del turismo y el tiempo libre, compartiendo la alegría y la comida. Maimónides y Averroes nos decían hace más de 700 años que era necesario separar las cuestiones religiosas de las filosóficas (que en la Edad Media incluían la ciencia) y que había que buscar espacios de tolerancia, de respeto y de convivencia entre los creyentes. Sin embargo, cuando la crispación entre las civilizaciones se acentúa, podrían plantearse diversos obstáculos en cuanto a la continuidad de tales acontecimientos.

En primer lugar está la libertad de movimiento y el respeto de los derechos humanos, como la libertad de participar en reuniones religiosas, respetando la ley, sin interferir en el interés público y en la dignidad y el respeto de los pueblos. La entrega de pasaportes y visados para estos peregrinajes y reuniones religiosas debe hacerse también en un marco lo más flexible posible, teniendo en cuenta la lucha contra el terrorismo y las migraciones ilegales. Por otro lado, deben respetarse otros derechos, como los que se disponen en el marco de la Declaración Universal de Derechos Humanos, el derecho al patrimonio y el respeto al testimonio auténtico que forma el patrimonio cultural y religioso, con el fin de preservar y enriquecer la diversidad cultural del mundo. Los encuentros ecuménicos, en especial entre los jóvenes, deberían ser favorecidos encuadrándolos en las iniciativas de diálogo interreligioso e intercultural y en la Alianza de las Civilizaciones.

En este marco, el departamento Proyecto para una Negociación Global, de la Universidad de Harvard, ha impulsado un proyecto de peregrinaje interreligioso e itinerario de turismo, “la Ruta de Abraham”. Este itinerario sería una ruta, como la de la Seda o la del Esclavo, que seguiría, en varios países de Oriente Próximo, los pasos del profeta Abraham, ancestro de las tres principales religiones monoteístas. La idea es permitir la rehabilitación y la promoción de los lugares religiosos y sus peregrinajes. Sería posible celebrar una reunión anual, con un espíritu de armonía y comprensión entre las fes. Sin duda, el ecumenismo es una tendencia que se observa cada vez más en el turismo religioso.

Permite conocer al Otro conservando nuestra identidad y nuestras creencias. Los destinos turísticos son propicios para el encuentro y el diálogo interreligioso e intercultural. Las infraestructuras y los equipamientos turísticos, la belleza y el sosiego de los monumentos culturales y los parajes naturales facilitan este encuentro. Salvaguardemos los musem; que proliferen y sirvan de ejemplo.