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Co-edition with Estudios de Política Exterior
La cooperación descentralizada española es la más desarrollada de Europa
Reformas institucionales, promoción del desarrollo sostenible y de los vínculos culturales, prioridades de la cooperación española en el Magreb, anuncia Leire Pajín.
ENTREVISTA con Leire Pajín por Pau Solanilla
La secretaria de Estado de Cooperación del Ministerio de Asuntos Exteriores, Leire Pajín, repasa la política española en el Magreb, en especial en materia de cooperación al desarrollo, y la situación de las mujeres en la región y su aportación al partenariado euromediterráneo.
AFKAR/IDEAS: El Proceso de Barcelona ha llegado a su décimo aniversario. ¿Cual cree que ha sido el balance de estos 10 años?
LEIRE PAJÍN: Tras la Política Mediterránea Global o el Diálogo euro-árabe debemos citar el Diálogo 5+5 y la Política Mediterránea Renovada como jalones que marcan la evolución de lo que actualmente es el Proceso de Barcelona. Éste emerge como el fruto maduro de las relaciones entre ambas orillas del Mediterráneo y queda definido a partir de tres ejes fundamentales: los derechos humanos y la democracia, el ámbito comercial y económico y, por último, el educativo. La evolución propia del Proceso ha determinado que cada uno de estos ámbitos se amplíe y que hoy se pueda hablar de paz, seguridad, estabilidad, buen gobierno, además de terrorismo, plan de paz en Oriente Próximo, colaboración en materias de política exterior y seguridad común o armas de destrucción masiva como elementos integrantes del Proceso.
También se han logrado avances en materia de migración, liberalización comercial y servicios, transporte, energía, mantenimiento de un medio ambiente sostenible, integración económica Sur-Sur o de la eventual creación de un Banco Euromediterráneo de Desarrollo. El balance es, por tanto, muy positivo. Debemos establecer líneas de trabajo y diálogo en muchos campos donde hasta hace poco no había fluidez ni interacción. Es cierto que hay que afrontar grandes retos y esto es precisamente lo que va a suceder en Barcelona en noviembre. Todos los actores implicados daremos un nuevo impulso para llegar todavía más lejos.
A/I: ¿Cree que el partenariado euromediterráneo refleja las preocupaciones y la realidad de las mujeres de los países mediterráneos? ¿Cuáles deberían ser sus prioridades para que se identifiquen más en este proyecto?
L.P.: Los retos y oportunidades de la región pasan por avanzar en el papel de las mujeres en las sociedades, reducir su vulnerabilidad y, en definitiva, conseguir un poder real y efectivo de la mujer que permita en el presente construir un futuro en paz y estabilidad para la región mediterránea. Sin duda, las prioridades ya están marcadas. Son lo suficientemente ambiciosas y realistas para que todos los colectivos se vean reflejados. La mujer tiene mucho que decir en materia de derechos humanos, democracia y nivel de alfabetización en algunos de estos países. En este marco, su implicación en la vida pública está experimentando una clara evolución positiva en los últimos años. En mi opinión, esto entronca con la primera pregunta. Puesto que el problema del desarrollo es una cuestión que en mayor o menor medida afecta a los países del Sur, una de las prioridades es mejorar la situación con arreglo a los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Ahí están las mujeres. Además del poder de la mujer y la mejora de la salud reproductiva, su situación global es uno de los elementos presentes en la Asociación Estratégica entre la Unión Europea (UE) y la región mediterránea.
A/I: ¿Qué aportaciones pueden hacer las mujeres al partenariado?
L.P.: En materia de cooperación al desarrollo, podemos afirmar que sólo la interrelación e integridad de múltiples disciplinas en el proceso de desarrollo pueden llevarnos a superar los problemas derivados de situaciones inequitativas de poder entre las personas que perpetúan la pobreza, las desigualdades y el crecimiento económico insostenible. La aportación de la mujer es fundamental para que se produzca la normalización en el plano político, laboral, familiar y social. No es necesario que la mujer desarrolle una función distinta, se trata de conseguir que esté presente en el proceso de desarrollo a todos los niveles de una manera protagonista. Sólo si es así se logrará que la zona mejore.
A/I: ¿Qué importancia tiene la cooperación al desarrollo en el partenariado euromediterráneo? ¿Cuáles son las áreas prioritarias de actuación?
L.P.: Al igual que en otras zonas del planeta, en la cuenca mediterránea no se ha logrado que la globalización redujera las diferencias entre dos mundos, próximos y a la vez distantes, ricos y pobres: un ciudadano español tiene 15 veces más ingresos que un marroquí, o las posibilidades de fallecer de una mujer durante el parto se multiplican por seis en Argelia respecto a España, según el Informe de Desarrollo Humano del PNUD. La cooperación es imprescindible y, dentro de ella, es necesario distinguir la multilateral, de la UE, a través de los distintos instrumentos de los que se ha dotado a ese efecto, como la política europea de vecindad (PEV), de la bilateral, que realizan de forma individual cada país de la UE según sus prioridades de cooperación.
Para España, la zona reúne a gran parte de los países recogidos en el Plan Director de Cooperación 2005-08. Desde los dos ámbitos se trabaja para lograr la sinergia adecuada. Se pretende reforzar la acción de la cooperación española apoyando las reformas institucionales en el marco del Proceso de Barcelona, con especial atención a los acuerdos de asociación, al fortalecimiento institucional y a la PEV. En segundo lugar, se está promocionando el desarrollo sostenible basado en la valorización de los recursos naturales y humanos, con especial atención al desarrollo local y el apoyo a los sectores productivos dentro del marco de sostenibilidad ambiental del programa Azahar.
Por otra parte, se quiere reforzar los vínculos culturales y la puesta en valor del patrimonio histórico. También intentamos que se sumen sus sociedades civiles a través de las organizaciones sociales. Por último, se está incorporando el fenómeno migratorio en las políticas de desarrollo, con especial atención a las zonas de origen y a la participación de las comunidades de inmigrantes en España en el desarrollo de sus regiones. Las políticas de cooperación en esta región deben complementarse con un proceso de focalización de ayuda según criterios estrictos de vulnerabilidad y pobreza. Debemos fijarnos en las mujeres, las más vulnerables a la pobreza, los bajos niveles de renta y las desigualdades. Son también ellas las más vulnerables en situaciones de conflicto y son las últimas en recibir los beneficios de la globalización y las primeras en sufrir sus consecuencias.
A/I: ¿Qué papel puede desempeñar la cooperación descentralizada llevada a cabo por las ciudades y regiones?
L.P.: Es importante señalar que la cooperación descentralizada en España es la más desarrollada de Europa. La participación de comunidades autónomas y ayuntamientos, además de la de la sociedad civil, constituye un modelo a imitar por nuestros vecinos. El reto es conseguir la coordinación de todos los actores para que la cooperación tenga mayor coherencia e impacto. Para ello, el Plan Director recoge los objetivos mencionados que puedan ser asumidos por todos. En la elaboración del Plan han participado todos los actores de modo que el documento cuenta con su respaldo. En definitiva, la cooperación descentralizada, como elemento fundamental, debe estar en consonancia con lo que se hace en Europa, en la administración central del Estado y actuar de manera que, compartiendo objetivos, consigamos entre todos llegar cada día más lejos en la lucha contra la pobreza y la mejora de las oportunidades de los que menos tienen.