
‘Boom’ editorial tras las revueltas
En Occidente, pero también en el mundo árabe, existe una cierta obsesión por narrar lo que no se previno, que ha dado lugar a una fiebre de publicaciones.
Carla Fibla
Los cambios que están experimentando las sociedades árabes ya pueden definirse como profundos y determinantes. No hay duda de la magnitud histórica que solo el tiempo pondrá en su justo lugar, ni se discute el alcance a corto y medio plazo de sus consecuencias, pero la miopía reconocida por los observadores occidentales intenta suplirse ahora con una fiebre de publicaciones y con recopilaciones de información que ocupan desde hace más de un año lugares destacados entre las novedades de las librerías. En el mundo árabe esto también ocurre, aunque autores como Alaa al Aswany ya hubieran hablado de la necesidad de ese cambio, de las sensaciones en la calle y hubiesen cuestionado a la autoridad desde las páginas del periódico Shuruk, cuyos artículos han sido recopilados y traducidos en Deseo de ser egipcio.
Con la frase: “La democracia es la solución”, el reconocido autor, una de las referencias sociales más críticas y atrevidas del panorama egipcio, termina muchos escritos de prensa. En las librerías de El Cairo, Alejandría, Beirut o Ammán las reflexiones de los que han vivido en primera persona el cambio, de los que siguen observando los altibajos de un proceso que se prolongará durante varios lustros o, incluso décadas, forman parte de las novedades editoriales como reclamo a adquirir conocimiento, claves que permiten entender y formarse una opinión propia sobre lo que está sucediendo. Textos en árabe aprovechando la apertura, la libertad de expresión que los editores han asumido con naturalidad, y traducciones o reflexiones de autores extranjeros que, tras sufrir durante años la represión y contención social, hoy intentan abarcar el cambio que se está materializando en tiempo real.
En la búsqueda de los títulos registrados aparecen desde cronologías sintéticas, intentos de responder a preguntas basándose en el análisis histórico, a reflexiones sobre los mandatarios que, con mano firme, sometieron a sus pueblos hasta que la balanza entre gobernado y gobernador se fue igualando. Autores reconocidos como Jean-Pierre Filiu (The Arab revolution. Ten lessons from the democratic uprising ); Samir Amin (The People’s spring. The future of the Arab revolution); Tariq Ramadan (Islam and the Arab awakening), Gilles Kepel (Passion arabe. Journal, 2011-2013); Marwan Bishara (The invisible Arab. The promise and peril of the Arab revolutions) o Fawaz A. Gerges, que a finales de año publicará The new Middle East.
Protest and revolution in the Arab world, han concentrado su trabajo en el análisis de los movimientos populares que desataron el cambio. El sector editorial ha caído, en gran parte, en la misma trampa que los medios de comunicación convencionales, al intentar dar respuestas a unos acontecimientos que, por su magnitud y complejidad, no pueden ser asimilados de forma satisfactoria en plena evolución. Decenas de títulos han llegado a las librerías con enfoques casi idénticos porque, ante la incapacidad o visión limitada de los medios para ofrecer los recursos a sus corresponsales y enviados especiales para que sigan el día a día del cambio, son los profesionales los que, de forma independiente, intentan salvar, desde el punto de vista de la narración de los hechos, este momento crucial para los países árabes.
De esta forma, encontramos numerosas recopilaciones de crónicas, o los testimonios directos de los protagonistas sin la limitación del espacio que existe en la prensa escrita o de los segundos en la radio y la televisión. Al verse sometidos a la presión del análisis rápido, los periodistas han optado en ocasiones por la co-autoría y la mezcla de sus percepciones sobre la evolución de los hechos con el enfoque más sensible y comprometido de los ciudadanos y analistas locales. Es el caso del trabajo de Lin Noueihed y Alex Warren, The battle for the Arab spring. Revolution, counter-revolution and the making of a new era. La producción editorial sobre el mundo árabe, y en especial la relacionada con Oriente Próximo, donde el conflicto árabe-israelí es el tema por excelencia, ha vivido una nueva etapa, en la que las revisiones sobre lo dicho y analizado han ocupado un papel principal.
Durante los últimos meses, se han cuestionado planteamientos asentados, tesis o el recordatorio de experiencias vividas, que también han contribuido a que el boom editorial especializado en el cambio y las revueltas árabes fuera mayor. Ocurre en libros como Syria. The fall of the house of Assad de David Lesh, y The Arab spring. Change and resistance in the Middle East, de Lesh y Mark L. Haas. Al mismo tiempo, han proliferado los trabajos colectivos con una mirada exclusivamente árabe (Histoires minuscules des révolutions arabes, de Wassyla Tamzali y otros autores) o la difusión a mayor escala de las investigaciones que las organizaciones y centros de estudio especializados llevan décadas desarrollando en el mundo árabe.
En la ordenación temática de los puntos de interés para analistas y periodistas no ha habido mucha novedad. Los estudios sobre las figuras de los mandatarios y sus años en el poder, así como los enfoques ya manidos como la cuestión de los refugiados (aplicado en ocasiones a la experiencia palestina o iraquí, hoy comparable a la de los sirios), la visión de la administración de Estados Unidos, el papel de la Unión Europea o la diversidad de enfoques cuando se plantean las revueltas árabes desde Irán o bajo el prisma israelí, han hecho que diversos autores rellenasen páginas. Entre los nuevos autores, nacidos en las revueltas árabes que empezaron a obtener frutos en diciembre de 2010, hay figuras que se han convertido en referencia por su uso de las redes sociales. Se trata de líderes de opinión que los medios de comunicación occidentales, en su afán por hallar cabecillas o guías políticosociales que estuviesen dirigiendo a la sociedad civil, encumbraron. Dichos autores explicaron en sus libros que su afán de protagonismo estaba muy por debajo de la causa común que hizo que millones de árabes salieran a la calle.
Es el caso de Wael Ghonim en Egipto, con su libro, publicado primero en inglés y luego en árabe, Revolution 2.0. The power of the people is greater than the people in power. A memoir; o de la tunecina Lina Ben Mehni con Tunisian girl. Bloggeuse du printemps arabe. No hubo efecto dominó en los levantamientos populares, porque la idiosincrasia, historia y condiciones políticas varían de un país a otro. Es cierto que existieron puntos de unión en sus orígenes: dignidad, hambre, represión. Pero en cada Estado donde se logró derrocar a un dictador hizo falta un tiempo determinado y la evolución actual de los acontecimientos (en ocasiones la involución) está resultando completamente diferente. Por eso, es importante destacar el esfuerzo que algunos autores están haciendo al centrarse en una región o un país determinado para hacer un ejercicio de reflexión e investigación mayor y más concreto.
Se aprecia esta elección de planteamiento editorial en bastantes casos cuando se trata de países mejor cubiertos por los medios de comunicación como Egipto o Túnez, pero también en países donde la información puede llegar a ser bastante inalcanzable, como Sudán, o en los que las autoridades están haciendo un gran esfuerzo por ocultar el cuestionamiento del régimen, como ocurre en Qatar, Bahréin o Kuwait (Dinamics of change in the Persian Gulf. Political economy, war and Revolution, de Anoushiravan Ehteshami; Sectarian Gulf. Bahrain, Saudi Arabia, and the Arab spring that wasn’t de Toby Matthiesen).
El fenómeno editorial a raíz del cambio político social que están viviendo los países del Magreb y de Oriente Próximo, se está adaptando a las fases de un proceso que, más de dos años después de su comienzo, es posible confirmar, por su magnitud, que se desarrollará durante años. Cada uno de los países donde se ha producido el derrocamiento del régimen está pasando por momentos clave que los analistas y periodistas recogen de forma detallada, invitando a la reflexión cuando encuentran un ángulo específico. Y es en este punto cuando la producción editorial sobre un conflicto como el que se está viviendo en Siria empieza a ser importante dado su prolongación en el tiempo (Revolt in Syria. Eyewitness to the uprising de Stephen Starr).
Las redes sociales en la literatura
Al margen del interés que tiene recordar la historia y la evolución políticosocial de los países árabes en transformación, muchos autores se están centrando en el análisis de las redes sociales y en su papel activo como promotoras y difusoras de lo que ha ocurrido en el mundo árabe en los últimos años (Réseaux sociaux et révolutions arabes de Mounir Bensalah; Arabités numériques. Le printemps du Web arabe de Yves Gonzalez-Quijano; Democracy’s fourth wave? Digital media and the Arab spring de Philip N. Howard y Muzammil M. Hussain).
Aunque como muestra de la influencia que tenían las redes sociales desde hace años en países como Egipto, a pesar de que el acceso a Internet no estaba generalizado, Rasha A. Abdulla publicó en 2007 The Internet in the Arab World (Digital Formations), avanzando la capacidad de movilización que podía llegar a tener esta nueva forma de comunicarse y relacionarse. El efecto de las revueltas árabes en las sociedades europeas también ha generado un interés que se ha materializado en nuevos títulos (Unissons-nous! Des révolutions arabes aux indignés de Youssef Seddik, Gilles Vanderpooten y Stéphane Hessel).
A través de ejes de unión convertidos en conceptos comunes como la dignidad, o la situación laboral, ya que la crisis económica que comenzó en Europa en 2008 ha acercado la precariedad y falta de recursos cotidianos que provocaron parte del levantamiento popular en los países árabes, ha sido posible establecer afinidades entre realidades que supuestamente estaban muy alejadas. Las revueltas árabes han permitido a investigadores y centros de estudio especializados gozar de una receptividad renovada por parte de un público más amplio (Los Estados del Golfo y las revueltas árabes de Ana Echagüe; Informe sobre las revueltas árabes de Ignacio Gutiérrez de Terán e Ignacio Álvarez-Ossorio). Al mismo tiempo, el aspecto divulgativo de los trabajos que se están produciendo respecto a un momento histórico inacabado giran en torno a conceptos comunes, como la libertad, la manipulación, la juventud árabe, que los diferentes autores analizan desde su propia experiencia.
Algunos por haberla cubierto y vivido en primera persona, como es el caso del veterano periodista Tomás Alcoverro (La historia desde mi balcón), y otros desde el interés sociológico que el cambio en las sociedades árabes genera, como muestran los libros ¿Por qué se rebelan? Revoluciones y contrarrevoluciones en el mundo árabe, de Sami Naïr, o Las revueltas árabes: Notas de viaje de Víctor de Currea-Lugo. También hay obras colectivas, con recopilaciones de textos como Primavera árabe. De las revueltas a un nuevo pacto nacional (textos de Andrea Riccardi, Rachid Al- Ghannuchi, Mohamed Sammak y Emile Poulat, entre otros) que plantean retos de futuro inmediato, mientras que los análisis periodísticos siguen centrándose en el relato de lo sucedido como si se tratase de una crónica larga de los hechos (El año de la revolución.
Cómo los árabes están derrocando a sus tiranos de Lluís Bassets; Las revueltas árabes y el desafío de la democracia de Mateo Madridejos; Revolución por la dignidad en el mundo árabe: De la indignación al renacimiento de El Houssine Majdubi; La ola verde de Témoris Grecko y Yo muero hoy. Las revueltas en el mundo árabe, de Olga Rodríguez). Aunque también hay periodistas especializados, como Lali Sadiumenge (Guerrilleros del teclado) capaces de aportar un documento específico centrado en uno de los motores de las actuales revueltas árabes como son los blogs, donde se empezó a experimentar la libertad que acabaron pidiendo a gritos en la calle.
Teniendo en cuenta la crisis de recursos económicos y de valores periodísticos que están experimentando los medios de comunicación tradicionales, alivia comprobar que la respuesta editorial a lo que está ocurriendo en el mundo árabe es masiva. Sin duda, esos documentos serán los que permitan a generaciones futuras analizar y explicar con detalle cómo y por qué se produjeron las revueltas árabes a finales de la primera década del siglo XXI.