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Co-edition with Estudios de Política Exterior
Rol de las comunidades de inmigrantes
Británica de origen paquistaní y única concejala musulmana en Birmingham, Salma Yaqoob defiende la participación de los ciudadanos, musulmanes o no, en el debate democrático y se opone a los discursos radicales.
ENTREVISTA con Salma Yaqoob por Lurdes Vidal
Mujer, joven, musulmana, activista y comprometida, Salma Yaqoob se define como “la voz de los sin voz”. Esta británica, nacida en el seno de una familia de origen paquistaní, es la primera y única concejala musulmana elegida por la ciudad de Birmingham, la segunda mayor ciudad británica y la que cuenta con mayor población musulmana fuera de Londres. Su faceta política surge tras el 11-S, cuando se une a la campaña en contra de la guerra de Irak, y después presenta su candidatura en la circunscripción de Birmingham Sparkbrook and Small Heath por el partido Respect The Unity Coalition. Con el convencimiento de que la participación es crucial para influir en el proceso político y en los asuntos internacionales, Yaqoob defiende que musulmanes y no musulmanes colaboren y se impliquen en el debate democrático y se opone contundentemente a los discursos radicales. Su posicionamiento público y su discurso le han valido críticas y, en ocasiones, incluso amenazas, pero su mensaje sigue siendo claro: es necesario más coraje y menos deferencia intelectual hacia aquellos que dicen hablar en nombre de la religión pero que no dejan de reflejar opiniones marcadas por sus propios prejuicios y visiones políticas.
AFKAR/IDEAS: Como representante de la comunidad, ¿podría explicar su papel y sus objetivos? ¿Qué importancia tienen las comunidades y la solidaridad comunitaria para los nuevos residentes inmigrantes y la segundas y terceras generación?
SALMA YAQOOB: Yo soy concejala electa de Sparkbrook, Birmingham. Es una zona bastante pobre de la ciudad que tiene una población relativamente alta de origen inmigrante. Mi trabajo consiste sobre todo en abordar los problemas que se derivan de la falta de medios, el paro y el hacinamiento que afecta a las diferentes comunidades, blanca, negra y asiática. Considero que mi papel es enfrentarme a las desigualdades, independientemente del origen de la persona, como, por ejemplo, si hay chicos blancos de familias pobres a los que les va fatal en el colegio. Sin embargo, hay datos que indican que sigue habiendo desigualdades según la raza y el nivel económico; por ejemplo, si eres negro o asiático tienes menos probabilidades que un blanco de conseguir un trabajo a pesar de estar igual de cualificado. Y, para empezar, también tienes más probabilidades de vivir en la pobreza. Los nuevos inmigrantes tienen que hacer frente a un entorno cada vez más hostil. Durante más de una década se ha estado desarrollando en Reino Unido un ambiente hostil frente a los inmigrantes. Aunque todos los datos muestran que la inmigración es muy positiva para la economía –sobre todo a medida que envejece nuestra población–, el gobierno sigue animando la llegada de inmigrantes y culpándoles de todos los males al mismo tiempo. Los inmigrantes de segunda y tercera generación están considerados ciudadanos británicos y, lo que es más importante, se consideran a sí mismos como tales. A pesar de que puedan surgir contradicciones, la mayoría de la gente asume una identidad múltiple en la que hay diversos aspectos que se ponen de relieve en diferentes contextos. Por desgracia, el hecho de que los inmigrantes de segunda y tercera generación compartan un pasado común con los recién llegados no les hace inmunes a los prejuicios en contra de los inmigrantes. La competencia por los escasos recursos puede crear presión y hostilidades entre las propias comunidades de inmigrantes.
A/I: ¿Cuáles son las virtudes y las ventajas de las asociaciones comunitarias? ¿No piensa que se puede correr un cierto riesgo de formar guetos?
S.Y.: Los inmigrantes quieren progresar, quieren mejorar su calidad de vida y la de sus hijos. Lo que suele pasar es que, para adquirir confianza y desarrollar redes de apoyo mutuo, nada más llegar se involucran en las asociaciones comunitarias con personas que conocen su lengua y su cultura. Esto no tiene nada de malo y, de hecho, es un paso importante, ya que muchas de estas asociaciones están relacionadas con otras asociaciones comunitarias e instituciones locales, por lo que puede constituir un primer puente. Al apoyar los aspectos religiosos y culturales, se pueden desarrollar la autoestima y la confianza para que los individuos puedan ser más activos y contribuyan al conjunto de la sociedad. Sin esa confianza no se logra la integración o asimilación, y los individuos suelen terminar sintiéndose confundidos y marginados. No obstante, las asociaciones comunitarias también pueden llegar a ser un límite si desaniman la interacción con otras comunidades. La realidad es que las comunidades se han ido integrando cada vez más. Por ejemplo, en el caso de la segunda y tercera generación, la lengua materna de sus hijos es el inglés, aunque muchos de ellos hablan también la lengua de sus padres. El bilingüismo es señal de enriquecimiento, no de que se estén formando guetos. La experiencia en mi zona es que hay oleadas de inmigrantes que, en cuanto pueden, se mudan a otros barrios en los que hay mejores viviendas y colegios. La principal razón por la que se forman guetos es la pobreza, no las formas específicas que tienen las comunidades de inmigrantes de organizarse.
A/I: Según su experiencia, ¿cuál es el grado de participación de los jóvenes y, más concretamente, de los jóvenes de familias inmigrantes en las asociaciones comunitarias? ¿Su compromiso con estas asociaciones comunitarias tiene efectos positivos en la construcción de su identidad o, por el contrario, contribuye a un retroceso de la misma que les separa aún más de las sociedades que les rodean?
S.Y..: La mayoría de los jóvenes no participan en las asociaciones comunitarias. Algunos lo hacen y se han beneficiado de la confianza que da recibir apoyo y educación en sus múltiples identidades. Hay otros que han pasado a ser más introspectivos al unirse a grupos que fomentan una mentalidad separatista, pero son los menos. Las principales formas de asociaciones comunitarias en las que participan los jóvenes son las que emanan de los centros juveniles. Éstas tienen un impacto positivo y fomentan la integración entre las comunidades, aunque son muy poco numerosas. En mi zona hay una preocupación constante por la falta de centros para jóvenes adecuados a sus necesidades.
A/I:: ¿Cuáles son los objetivos más urgentes de su trabajo diario?
S.Y..: Entré en política por la invasión de Irak. Participé activamente en el movimiento contra la guerra. Fui una de las organizadoras, me frustraba la falta de representación de las corrientes en contra de la guerra y en favor de la justicia social en el proceso político dominante. Mi principal objetivo es dar voz a los que carecen de ella. Es imprescindible que pueda demostrar que es posible influir en el proceso político y tener algún efecto. Especialmente en mi zona, porque faltan medios y, como los residentes se sienten aislados del proceso político, tienen una actitud cínica frente a los políticos. Es imprescindible que demuestre que la democracia puede funcionar y ser una vía eficaz para poner coto a las injusticias, ya sean en cuestiones locales, nacionales o internacionales. Para mí es muy importante representar a todos los votantes y no sólo a un grupo.
A/I:: ¿Cómo es su experiencia como mujer en los campos de la política y de las asociaciones? ¿ Cuál es la contribución de los activistas musulmanes en debates como el velo de las mujeres en los espacios públicos o el laicismo? ¿Piensa que esta clase de activismo desempeña un papel importante para lograr el equilibrio de poder dentro de las estructuras familiares? ¿Están siendo testigos de la aparición de un feminismo musulmán? Y si es así, ¿cuáles serían las características que definirían dicho feminismo?
S.Y.: En lo más básico, hay una participación cada vez mayor de la mujer musulmana. Por desgracia, esto no se refleja en las posiciones de liderazgo, que siguen dominadas por los hombres, algo que se ve de forma aún más patente en el proceso político y, en especial, en los barrios del centro con familias de pocos ingresos y dentro de las comunidades musulmanas. Cuando fui elegida en 2006, fui la primera concejala musulmana que llevaba velo en la historia de la ciudad, y sigo siendo la única concejala musulmana. Birmingham es la segunda ciudad más grande de Reino Unido y tiene la mayor comunidad musulmana después de Londres. Así que todavía queda mucho por hacer en cuanto a la representación de la mujer musulmana. En este país está teniendo lugar un debate muy intenso sobre el papel de las mujeres musulmanas, pero muy pocas participan en él y sus voces apenas se oyen. Muchas de las prácticas de las mujeres musulmanas están poniendo en duda las barreras tradicionales. A medida que se adentran en el mercado de trabajo y surgen nuevos modelos de comportamiento, las barreras y los enfoques sexistas tradicionales a los que se enfrentan las mujeres musulmanas se ponen cada vez más en duda. Se están elaborando algunas teorías, pero se necesita hacer más. Hay algunas mujeres musulmanas que se consideran “feministas” y pretenden elaborar una versión concreta del feminismo islámico que se dirija de forma específica a las vidas y a las experiencias de las mujeres musulmanas. Eso es precisamente lo que necesitamos si queremos cuestionar los cimientos de las barreras culturales, que se suelen enmascarar con un barniz pseudoreligioso, y si queremos superar muchas de las barreras que constriñen a las mujeres musulmanas dentro de nuestras comunidades.
A/I:: En lo referente a los derechos de las mujeres, y en general los derechos civiles, ¿piensa que los avances logrados en Europa fomentarán la mejora de los derechos civiles en los países de origen o en sociedades de mayoría musulmana?
S.Y.: En 2003 se publicó un informe del Fondo de Desarrollo de Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM) que revelaba que Europa estaba a la cabeza en el fomento de la igualdad de sexos en política. Siete países de Europa occidental se encontraban entre las 11 naciones que habían alcanzado el objetivo marcado en 1995 de que al menos el 30% de los escaños parlamentarios los ocuparan mujeres. En 2002, las mujeres constituían sólo cerca del 14% de los parlamentarios en todo el mundo. Resulta curioso ver que, hoy en día, en África subsahariana la representación femenina en el Parlamento supera la de algunas potencias económicas mundiales. En Reino Unido, por ejemplo, de una población de 2,3 millones de mujeres de minorías étnicas, sólo hay dos diputadas negras y ninguna diputada asiática. Se ha progresado, pero todavía nos queda mucho por hacer. El mejor ejemplo que podemos dar al mundo islámico es crear el modelo más democrático e inclusivo de gobierno que podamos. Creo que un ejemplo así puede contribuir a la mejora de los Derechos Humanos en el extranjero, porque la gente podría ver que es alcanzable. Sin embargo, torpedeamos nuestro compromiso con los valores democráticos mediante el doble rasero de nuestra política exterior y nuestro apoyo a regímenes políticos dictatoriales que niegan los Derechos Humanos y los derechos de la mujer, sobre todo en Oriente Próximo, pero que resultan ser aliados de Occidente.
A/I:: Francia sigue sufriendo conflictos en las barriadas. Esta situación ha tenido lugar también en otros países, pero en el caso de francés se han interpretado como conflictos culturales y de identidad, mientras que otros expertos defienden que se deben a una falta de inserción socioeconómica. ¿Cómo interpreta estos sucesos?
S.Y..: Los problemas socioeconómicos son el origen de la última serie de disturbios. En Francia, a los inmigrantes de segunda generación, que han nacido y crecido en suelo francés, se les ha hecho sentirse durante décadas como ciudadanos de segunda clase. Al vivir en zonas con una tasa de paro de hasta el 40%, están sometidos a una discriminación diaria por parte de las empresas y la policía. Los disturbios han puesto en evidencia problemas muy serios con la política del gobierno francés y las prácticas frente a las comunidades de origen inmigrante. En Francia, el modelo de integración se basa en el ideal republicano de que todos los ciudadanos franceses son como uno solo en su identidad francesa. A los franceses les aterra la palabra “comunidad” y la contrarrestan con “ciudadano”. Como señalaba un analista, “la única comunidad que reconoce Francia es la comunidad nacional”. En la teoría suena muy bien, pero en la práctica oculta la realidad del racismo tal y como la sufren las comunidades inmigrantes. A los británicos les llama la atención que las estadísticas elementales basadas en la etnia o en la religión sean prácticamente ilegales en Francia. En la práctica, sin esa información es imposible seguir el progreso de las diferentes comunidades y ayudarles a superar las barreras del racismo con las que tropiezan. Cualesquiera que sean las limitaciones del modelo británico del “multiculturalismo” –con su ideal de reconocer y valorar que nuestra sociedad es un mosaico de comunidades distintas, es decir, que todos tenemos el mismo valor y hemos de recibir el mismo trato–, constituye un modelo mucho más progresista.
A/I:: Los atentados terroristas y la amenaza global de Al Qaeda parecen haber dificultado una integración mayor de las comunidades musulmanas en Europa. En su opinión, ¿qué repercusiones tienen los atentados terroristas para la población musulmana de Europa? ¿Piensa que realmente hay una oleada de islamofobia?
S.Y..: Las consecuencias de los atentados terroristas han sido catastófricas para las comunidades musulmanas. Han generado más sospechas y hostilidad y han provocado la vuelta del racismo. En Reino Unido no hay apenas un día en el que no se oiga una historia en los medios de comunicación que presente la identidad musulmana como un problema. Por ejemplo, en una zona que está a 30 kilómetros de mi casa hay una campaña racista a nivel local contra la construcción de una mezquita. Ésta es también una característica que está ganando peso en la política en toda Europa, donde políticos y líderes cristianos apoyan campañas públicas y recogidas de firmas contra la construcción de mezquitas, a las que acusan de destruir la herencia judeocristiana europea. Todo esto ha recibido una cierta legitimidad por la intervención de intelectuales y de personajes del mundo de la cultura que dan crédito a lo que es una retórica orientalista.
Por ejemplo, el escritor británico Martin Amis expresa abiertamente la opinión de que toda la comunidad musulmana es, en cierto modo, culpable de forma colectiva de la amenaza terrorista actual y que debería sufrir alguna forma de castigo colectivo: “La comunidad musulmana tendrá que sufrir hasta que ponga orden en su casa. ¿Qué tipo de sufrimiento? No dejarles viajar. Un poco más adelante, la deportación. Restricción de libertades. Cachear a la gente que tiene pinta de ser de Oriente Próximo o de Paquistán […] Medidas discriminatorias, hasta que perjudique a toda la comunidad y empiecen a ser más duros con sus hijos”. No cabe duda de que ha aumentado la islamofobia.
A/I:: ¿Comparte la opinión de algunos analistas que piensan que el Islam está viviendo un conflicto interno entre los que abogan por un Islam abierto y progresista y los que se dirigen hacia uno más radical y oscuro? Algunos analistas consideran que al mundo islámico le ha faltado durante mucho tiempo un liderazgo intelectual y, por consiguiente, ese liderazgo se ha sustituido con interpretaciones más radicales. ¿Podría surgir en Europa el liderazgo del mundo intelectual islámico o se pondría en cuestión su legitimidad si no proviniera de un país de mayoría musulmana?
S.Y..: No creo que los que consideran que el Islam ofrece la base para una sociedad abierta, democrática y tolerante estén enfrentados con su fe. Todo lo contrario: si nos fijamos en la práctica del profeta Mahoma, él fue un ejemplo claro de progresismo, sobre todo en lo relativo a los derechos de la mujer, y ¡se merece una mención entre los héroes del feminismo! Por desgracia, esa tradición ha quedado oculta a medida que las prácticas culturales opresivas de carácter patriarcal y retrógrado del mundo árabe y del sur de Asia han ido distorsionando y corrompiendo las enseñanzas islámicas sobre los derechos de la mujer. Necesitamos retomar esa tradición y volver a aplicarla al mundo moderno, de forma que resulte relevante para los problemas actuales a los que se enfrentan las mujeres musulmanas. Hay ricas tradiciones de cultivo intelectual entre los musulmanes, pero esta forma de pensar puede costarle a uno un precio muy alto en las sociedades opresoras. En cierto sentido, los musulmanes en Europa disponen de más margen para desarrollar su intelecto. Necesitamos más coraje y menos deferencia intelectual con aquellos que afirman hablar en nombre de la religión pero cuyas opiniones están, las más de las veces, condicionadas por sus propias ideas y prejuicios políticos.
A/I:: El informe del Grupo de Alto Nivel para la Alianza de Civilizaciones atribuye mucha importancia a ámbitos como la educación, los jóvenes, la ocupación, la religión y los medios de comunicación. ¿Qué opina de este proyecto? ¿Podría sugerirnos algunas propuestas para enriquecerlo?
S.Y.: Creo que el trabajo de la Alianza de Civilizaciones es muy importante. Es esencial que los musulmanes europeos puedan crecer cómodos con su propia identidad y seguros de que está acorde con el resto de la sociedad no musulmana. Con este objetivo, desde mi puesto como concejala de un distrito con una población joven musulmana muy amplia, cualquier iniciativa que fomente un mejor entendimiento entre musulmanes y no musulmanes es muy beneficiosa. Sólo si se crea el tipo de espacio en el que los musulmanes no siempre sientan que tienen que estar a la defensiva con su fe y su comunidad, podrán surgir voces críticas desde dentro contra los abusos opresores de nuestra fe. Apoyo cualquier iniciativa que fomente la educación y el diálogo. Este año estamos financiando a un grupo de gente joven de mi zona para que viaje a España y aprenda cosas sobre nuestra herencia común en cuestiones de identidad europea, así como la experiencia histórica de las relaciones entre musulmanes y no musulmanes.