Mujer y transiciones en Túnez
“Hoy vivimos en democracia y nadie puede llevarnos de vuelta al régimen totalitario. Tenemos inestabilidad, tenemos tensiones, pero debemos resistir y salir adelante”.
ENTREVISTA con Samira Merai-Friaa por Luis Florensa
Samira Merai-Fria, ministra de la Mujer, de la Familia y de la Infancia en Túnez desde febrero de 2015, estudió medicina y ha ejercido de forma activa, involucrándose en diferentes asociaciones hasta 2011. En mayo de ese año accedió al comité central del partido Afek Tunes al que aún pertenece, y para el que cosechó una victoria como cabeza de lista de la región de Médenine en octubre de 2011. En febrero de 2012 fue elegida vicepresidenta legislativa de las relaciones con el gobierno y la presidencia de la República.
AFKAR/IDEAS:: Ya han pasado casi cinco años desde la primera chispa de la “Primavera Árabe” en Sidi Buzid. ¿Qué papel ha desempeñado la mujer tunecina en los cambios posteriores?
SAMIRA MERAI-FRIAA: Hemos pasado por varias etapas. Durante la revolución, la mujer estaba en primer plano. Posteriormente hubo una efervescencia de mujeres que se implicaban en la vida política, entre las que me encontraba. Después del 14 de enero se vivió una etapa extraordinaria, puesto que estábamos muy motivadas por tener por fin democracia en Túnez, libertad de expresión, y queríamos conseguir que todos los ciudadanos pudieran participar en la vida política, que cada cual pudiera dar su opinión. Esta implicación de la mujer también se vio confirmada por el número de ciudadanas presentes en las listas electorales en 2011. ¡Más de 1.500 inscritas! Las mujeres de derechas son minoría en el país, y todas, ya sean de derechas o de izquierdas, abogan por el derecho de las mujeres y la libertad. Después de los comicios, siguieron mobilizadas y se organizaron entre ellas, en una muestra de verdadera solidaridad. No obstante, el mundo político ha vivido episodios complicados, periodos de gran carga emocional, como la muerte de los políticos Chokri Belaid y Mohamed Brahimi. Por suerte, en 2014 se consagró la nueva Constitución, con derechos garantizados para las mujeres. Me emociona recordar esos difíciles momentos. Hemos estado luchando tres años para acabar construyendo el nuevo Túnez, para tener por fin democracia. Hemos estado bajo una presión tremenda y, a pesar de todo ese trabajo, seguimos sufriendo el terrorismo. Sin embargo, la mujer tunecina sigue ahí para defender el país, para combatir el terrorismo. Y yo represento a la mujer tunecina. Trabajo con la sociedad civil, con los expertos, para tener una estrategia, un plan urgente de lucha contra el terrorismo. Las asociaciones feministas también han respondido.
A/I: De la ciencia a la política. ¿Cuál es la causa de ese cambio radical?
S.M.F.: No es ningún cambio, al contrario. Tanto la política como la ciencia están al servicio de la ciudadanía. Es el amor por el ciudadano, la proximidad al ciudadano. Además, cuando ejercía la medicina estaba muy cerca de los enfermos y conocía bien sus vidas. Es mi lado humanitario, no puedo quedarme de brazos cruzados. En política, no me aprovecho de nada. ¡Quienes dicen que los políticos se aprovechan, que sepan que no es mi caso! No tengo tiempo ni de ocuparme de mí misma, me dedico en cuerpo y alma a las personas. Para mí esta labor es una responsabilidad y un reto. Provengo de una familia de clase media y he salido del ascensor social. A mi marido, que estudiaba contabilidad, lo conocí cuando estaba de interna. Hemos podido salir adelante profesionalmente juntos. De joven, no pasé penurias económicas. En 2011, comprendí que había que implicarse en la política, porque con la política se cambian las mentalidades y se interviene en la sociedad. Y la medicina y la política tienen muchísimo en común: ¡es un servicio para las personas y es amor! Ya le he dicho que soy mujer de retos, quiero hacer cosas palpables y concretas. Me metí en la política a los 48 años, así que antes había tenido oportunidad de hacer muchas cosas, sobre todo viajar. De todos modos, siempre les digo a mis hijos que nada te enseña tanto como desempeñar una labor humanitaria, trabajar para los demás.
La tasa de mujeres desempleadas con estudios superiores dobla la de los hombres
A/I:: Madre de tres hijos, médico implicada en varios proyectos e instituciones científicas y ahora ministra. ¿Cuál es la fórmula de ese dinamismo y qué aconsejaría para inspirar a las chicas jóvenes de este país?
S.M.F.: Soy una mujer dinámica y estoy orgullosa de ser una especie de mentora para un buen número de mujeres. Lo he sido en mi región, donde he podido movilizar políticamente a bastantes ciudadanas. Lo he sido en mi partido. Y quiero dar un mensaje a los oscurantistas: se puede ser mujer, madre, esposa, tener una vida equilibrada, hacer política y triunfar en política. En 2011, durante la campaña, a veces
estaba meses sin ver a mi hija pequeña, nos pasábamos horas al teléfono. Ella se me rebelaba, ¡pero no tardó en comprenderlo! Ahora me apoya y está orgullosa de mí. Es una joven autónoma y participa en la sociedad civil. ¡Hace teatro, colabora con la Unesco, hasta quiere tomarse un año sabático para dedicarse las actividades sociales! ¡Y yo nunca le he dicho nada! Además, como soy madre y esposa, cuando trabajo en el terreno las mujeres me dicen que yo las represento bien. Y, al ser del Sur, donde el conservadurismo y la religión son muy fuertes –yo misma soy de una familia muy conservadora–, la gente se da cuenta de que soy una persona abierta.
A/I: En vista de que las tasas de empleo de las mujeres en el Norte de África y en Oriente Próximo son las más bajas del mundo, hay quien ve una relación entre este fenómeno y la tradición musulmana. ¿Qué nos puede decir sobre esto?
S.M.F..: No, no es verdad. Las mujeres quieren trabajar. Yo soy del Sur, he estado en el terreno y conozco bien a las mujeres, los padres, los esposos. Le aseguro que los hombres quieren que su mujer trabaje, porque es una forma de tener dinero. Ahora bien, paradójicamente, recuerdo una encuesta que preguntaba “¿Está a favor de que las mujeres trabajen?”. Casi una mayoría de hombres respondía que sí, pero al preguntarles por qué, solo un 44 % cree que es un derecho. Casi todos dicen que la necesidad económica debe dar a las mujeres la posibilidad de trabajar. Actualmente, a pesar de la voluntad generalizada de la sociedad de que las mujeres trabajen, la tasa de mujeres desempleadas supera con mucho la de los hombres, y es el doble en las ciudadanas con estudios superiores. Según la ley, no hay discriminación entre hombres y mujeres a la hora de acceder al empleo, pero la realidad es otra. Existe la cultura de no contratar a las mujeres, por varias razones, en particular el temor a que se queden embarazadas. Las empresas tienen miedo de contratar a mujeres. Además, en Túnez no hay cultura empresarial. No disponemos de cifras exactas, pero es muy probable que menos del 10% de personas al frente de una empresa sean mujeres. El acceso a financiación también es un problema para las mujeres. Yo quiero mejorar el empoderamiento de las ciudadanas, un eje que considero estratégico, puesto que les permite emanciparse. Por otro lado, me he marcado como objetivo alcanzar el 35% de empleo femenino, que actualmente está en el 27%.
Hay que potenciar la seguridad y la inversión en Túnez. Están interrelacionadas
A/I: ¿Podría explicarnos las iniciativas más destacadas emprendidas por el Ministerio de la Mujer desde que se lo encomendaron en febrero de 2015?
S.M.F..: Hemos adoptado los ejes estratégicos para la mujer y a partir de ahí trabajamos. Por lo que respecta a la ley relativa al pasaporte, según la cual el menor debe contar con autorización para viajar, hemos establecido la igualdad entre los progenitores para presentarla. Asimismo, tenemos proyectos sobre el empoderamiento de las mujeres, la promoción del emprendimiento, la formación, el acceso a las cadenas de valor, la discriminación positiva o incluso una iniciativa para garantizar la igualdad de oportunidades. Estamos trabajando en todos esos objetivos, con el resto de ministerios, para hacerlos realidad a escala regional. Voy a presentar todos estos proyectos al Consejo de Ministros. El de la mujer es un tema de alto nivel en Túnez. Hay que tener convicciones para dedicarse a ello, no basta con ser mujer. Además, yo estoy a favor de la creación de un departamento dedicado al género en cada ministerio. También trabajamos para erradicar la pobreza extrema, para erradicar las causas de la radicalización y del terrorismo. Estamos preparando un foro internacional al respecto. Para ello, colaboramos con sociólogos y psicólogos. Yo soy médico y, como tal, deseo que mi paciente se cure, quiero ver los resultados de lo que hago, quie-ro cosas concretas. En política es lo mismo.
A/I: ¿Cómo afectan las tensiones internas de Nida Tunes a la acción conjunta del gobierno y las relaciones entre los partidos? ¿Qué papel desempeña Afek Tunes?
S.M.F.: Desde el principio, nuestra política ha sido no hablar nunca de los otros partidos ni de lo que pasa. Intentamos hablar solo de nosotros (Afek Tunes) y de lo que hacemos. Es verdad que la crisis ha afectado al gobierno, a la coalición. Antes de la crisis había reuniones entre las distintas formaciones políticas, ahora la verdad es que ya no. Sin embargo, lo más importante sigue siendo garantizar la estabilidad de Túnez.
A/I: ¿Cree que el objetivo de los ataques de los medios de comunicación más conservadores del mundo árabe y los de los radicales es sabotear la consolidación de la transición democrática y el papel protagonista de la mujer en ella?
S.M.F.: Sí. ¡Y también el modelo tunecino! Es sabido que hay muchas personas y varios países que no comprenden la implantación de la democracia en un país árabe. En Túnez, hoy vivimos en democracia y nadie puede llevarnos de vuelta al régimen totalitario. Vivimos en democracia, pero sufrimos la democracia, aún no estamos preparados. Es un ejercicio que va a durar años. Tenemos inestabilidad, tenemos tensiones, pero debemos resistir y salir adelante. Y es una realidad: nadie quiere volver atrás, aunque haya quienes quieran hacer creer que el régimen de [Zine El Abidine] Ben Ali garantizaba la seguridad. Era una dictadura, no teníamos un sistema que garantizara la seguridad.
A/I: La joven democracia tunecina genera muchas expectativas en el mundo, sobre todo después de la entrega del premio Nobel. ¿En qué medida cree que la situación económica del país puede afectar esta esperada trayectoria?
S.M.F.: Estoy algo decepcionada, porque no hemos sabido aprovechar el premio Nobel. ¡Recibir un Nobel es extraordinario! La comunidad internacional debe saber que el triunfo de la democracia en Túnez tiene que dar ejemplo en todo el mundo. Túnez es un país modelo, y eso es muy importante. Para mí, la radicalización es un proyecto para destruir a Túnez, y si contáramos con los medios necesarios para la seguridad, podríamos combatir el terrorismo y habríamos podido evitar los atentados. No obstante, desde Habib Burguiba nunca hemos invertido de verdad en seguridad, sino en educación, en la emancipación de las mujeres. Por eso ahora tenemos esa necesidad: hay que potenciar la seguridad y la inversión en Túnez. Las dos están interrelacionadas. Si hay seguridad, habrá inversión. En Túnez hay una verdadera voluntad de introducir reformas. ¡Y yo siempre soy optimista, porque sin optimismo no se puede trabajar!