Mauritania, ¿nueva sala de espera para Europa?

Para Dahane Mahmoud, la inmigración que parte de Mauritania no ha sido ninguna sorpresa, y piensa que hasta que la UE no se preocupe por el desarrollo del Sur, seguirá creciendo.

ENTREVISTA con Dahane Ahmed Mahmoud por Xavier Aragall

Dahane Ahmed Mahmoud ha sido, entre otras cosas, ministro de Información, de Asuntos Exteriores y Cooperación, representante de la Liga Árabe en India y en España, director general de Mashref (empresa de reparaciones navales de Nuadibú) y presidente de Marwa Ingénieurs Conseils.

AFKAR/IDEAS: ¿Qué valoración hace del hecho de que Mauritania se haya convertido en país de tránsito en las migraciones internacionales?

DAHANE AHMED MAHMOUD: Esperaba que, tarde o temprano, se produjese ya que Europa y los países del Norte en general seguirán insistiendo en obtener de la globalización únicamente efectos benéficos, sin ceder un ápice a la hora de satisfacer las necesidades de desarrollo de los africanos, en particular, y de los pueblos del Sur, en general: sean cuáles sean las barreras (océanos, patrullas, malos tratos, normativas discriminatorias), estos últimos seguirán intentando alcanzar el Norte a cualquier precio, en busca de una vida mejor, cuya exclusividad, al parecer, Occidente se atribuye.

A/I: Desde su punto de vista, ¿cuáles son las principales consecuencias para Mauritania de esta nueva ruta de emigración hacia Europa ?

D.A.M.: Mauritania, con su entrada en el club de los países petroleros, sufría ya fuertes presiones migratorias procedentes de su flanco sur; y algunos países, al igual que algunas organizaciones humanitarias del Norte, confundían consciente o inconscientemente esta presión con las secuelas de los dolorosos hechos que en 1989 vivieron mi país y su vecino, Senegal. Espero que los recientes acontecimientos nos permitan a todos tener una visión más matizada de la situación.

A/I: En el plano político, ¿qué ha implicado en materia de gestión gubernamental y qué retos supone para el gobierno?

D.A.M.: El actual gobierno mauritano es de transición, ha heredado una situación económica, humanitaria, política y de seguridad calamitosa; además, al surgir de un golpe de Estado, sufre fuertes presiones externas e internas. Sin embargo, pienso que con la colaboración, sobre todo de España, sabrá encontrar los mecanismos para frenar el flujo migratorio que convierte a nuestro país en un corredor en el tránsito hacia Europa, respetando los derechos humanos y preservando nuestros intereses nacionales.

A/I: En el plano económico, ¿este nuevo fenómeno tiene consecuencias negativas para los sectores productivos como el pesquero, por ejemplo?

D.A.M.: Por el momento, las implicaciones de esta situación en nuestra economía se notan sobre todo en el sector informal. Los candidatos a la emigración tienen prisa por ganar dinero para pagar su pasaje a Europa. Así que aceptan todos los trabajos, sea cual sea el salario ofrecido, lo cual tiene unos efectos devastadores para el empleo y el tesoro público.

A/I: Mauritania se ha convertido en país de tránsito, lo que implica que no sólo recibe flujos de emigrantes de forma transitoria sino que también puede convertirse en sala de espera para una población flotante.¿Qué repercusiones tiene para la vida cotidiana de su población?

D.A.M.: Ésta es una pregunta muy pertinente ya que nosotros también sufrimos esta situación y Nuadibú, nuestro puerto del Norte, de donde parten la mayoría de los candidatos a la aventura europea, ya es el campo de algunas actividades criminales totalmente nuevas para el país, lo cual no hace sino complicar la situación.

A/I: Si tradicionalmente los mauritanos no han sido candidatos a la emigración, cree que este fenómeno puede fomentar un cambio de mentalidad y animarles a intentar emprender el camino hacia Europa?

D.A.M.: No lo creo. Nuestro país es dos veces mayor que España, sólo tiene tres millones de habitantes y nos sentimos a gusto aquí, en el desierto. A esto se añade que, tras décadas de dictadura, el país se orienta hoy hacia una era de democracia y de libertades y la guinda del pastel es que acaba de descubrirse petróleo en él. Así que no creo que nuestros conciudadanos se sientan atraídos por una Europa cada vez más anti-africana.

A/I: Estos sucesos han situado a Mauritania en las portadas de la prensa europea. ¿Cree que puede servir para alertar de otros problemas que padece el país o incluso fomentar la cooperación en materia de desarrollo?

D.A.M.: Creo que mientras Europa no decida buscar soluciones duraderas y racionales a los problemas de la emigración, todos tendremos que sufrir el suplicio de Sísifo.

A/I: El establecimiento de campos de acogida por parte del ejército español en suelo mauritano ha sido recibido con reservas por Naciones Unidas y la Asociación mauritana de Derechos Humanos, que no ven la sostenibilidad de la acción a largo plazo.¿Cómo valora la respuesta internacional, y en particular española, a la situación que se está viviendo en su país?

D.A.M.: Creo que la globalización ha llegado demasiado rápido, incluso para los países del Norte que la han deseado. Y tanto las poblaciones del Norte como del Sur están desorientadas por la rapidez de los cambios que han transformado nuestro mundo. Los países del Norte se otorgan sin complejos el título de “mundo civilizado” y, como en la Edad Media, siguen construyendo fortalezas alrededor de sus territorios, de su razón e incluso de sus corazones para evitar todo lo que pueda provenir de la “Barbarie” que Samuel Huntington denominaba “el resto”; no creo que esta orientación sea válida y confieso que iniciativas como la del presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, aunque sean tímidas, me parecen las únicas que van por buen camino.

A/I: ¿Qué papel debería desempeñar la Unión Europea y qué espera de sus vecinos del Norte, en particular Marruecos y Argelia?

D.A.M.: En lo que respecta a Europa, considero que los dirigentes, en vez de seguir alegremente la tendencia aislacionista basada en el rechazo total del otro, de su color, su religión, sus costumbres, sus derechos e incluso su vida, deberían agarrar el toro por los cuernos y esforzarse, con la ayuda de los medios de comunicación, para que su población comprenda que la globalización, inevitable para todos en este nuevo milenio, implica el reconocimiento del otro, de su color, sus derechos, incluso el derecho a la diferencia y de sus aspiraciones a una vida mejor. En lo que respecta a nuestros vecinos del Norte, confío en que la consolidación de las relaciones intermagrebíes aumente la capacidad de nuestros países para hacer frente a este problema, tanto en el plano interno como en relación con nuestros vecinos del Norte, europeos, y del Sur, africanos.

A/I: ¿Qué expectativas alberga de la Conferencia euroafricana sobre migraciones que se celebrará en julio en Marruecos?

D.A.M.: Espero que ponga en práctica algunas de las ideas que he expresado en esta entrevista. Y en cualquier caso, considero que es un paso en la buena dirección; lo que es totalmente contraproducente son las soluciones “medievales” y lo que podrá solucionar el problema es la concertación.