La cuestión chiíes versus suníes ha sido manipulada en el terreno internacional,regional y local

Influyente intelectual islámico, el ayatolá Fadlallah es conocido por su posición liberal frente a la mujer y por su contribución al diálogo interconfesional.

ENTREVISTA con el ayatolá Hussein Fadlallah por Natalia Sancha

El ayatolá Mohamed Hussein Fadlallah nos recibe en su residencia de Haret Hreik, en los suburbios chiíes de Dahia, al sur de Beirut. Cada viernes, Fadlallah libra un esperado discurso a sus seguidores en la mezquita al- Huseinein a escasos metros de su casa. Nacido en Irak pero de origen libanés, su regreso al país de los cedros estará marcado por una continua migración. Huyendo primero de las milicias falangistas en Beirut-Este hacia el sur del país para más tarde regresar a los suburbios de Beirut tras la entrada de las tropas israelíes. Dedicará su vida al estudio religioso y a la jurisprudencia. Dos eventos alterarán su trayectoria sacándole de su hasta entonces “discreta” vida, convirtiéndole en una de las figuras internacionales más visibles. En 1978, la repentina desaparición del imán Musa Sadr le consagró como máxima referencia islámica y único ayatolá (máximo cargo en el clero chií) en Líbano. Pasó a ser considerado el líder espiritual de la milicia chií Hezbolá en su fase inicial. En 1983, acusado de ser el mentor ideológico de los atentados que costaron la vida a más de 300 soldados americanos y franceses, fue incluido en la lista americana de terroristas. Como consecuencia, dos años más tarde fue objeto de un atentado, supuestamente organizado por los servicios de inteligencia americanos e israelíes, que dejó 80 muertos y del que escapó ileso junto a su entonces guardaespaldas Imad Moughniye.

Fadlallah se convirtió en una figura internacional, erigiéndose como uno de los marjas (guía espiritual) e intelectuales islámicos más influyentes en mundo árabe-musulmán. Hoy en día, el erudito y controvertido ayatolá es conocido por su posición liberal en el ámbito de la mujer así como por su contribución al diálogo interconfesional. A sus 74 años, la energía del entonces conocido antiimperialista y activista radical que profesaba la resistencia armada, se va disipando. Fadlallah entra lentamente en la sala ayudado por dos hombres y se sienta en un sofá rodeado en ambos costados por ejemplares del libro sagrado. Seis hombres entre seguridad, asesores e incluso un cámara nos acompañan. Antes de empezar, se adelanta y niega ser el líder espiritual de Hezbolá. Postura que el ayatolá repite sin descanso y que Hezbolá confirma no sólo al proclamar a Jomeini como líder espiritual sino al omitir el rostro de Fadlallah junto al de Nasrala o Ahmadineyad en los miles de pósters que inundan muros, balcones y farolas en el poblado barrio de Dahia. La frágil voz de Fadlallah contrasta con la firmeza de su mirada y la fluidez de su discurso en ocasiones imposible de frenar. Vestido con la típica abaya de Nayaf, un mantón marrón hecho de fino pelo de camello, Sayyed Fadlallah expone su análisis de los acontecimientos vividos en la región desde el impacto de la guerra de Irak en las relaciones entre suníes y chiíes, hasta la posición de Hezbolá en el tablero libanés, pasando por el papel regional de Irán como poder político y religioso.

NATALIA SANCHA: ¿Cree usted que la guerra de Irak de 2003 provocó o puso de manifiesto profundas divisiones entre chiíes y suníes?

AYATOLÁ HUSSEIN FADLALLAH: En el nombre de Dios, clemente y misericordioso. No. Rechazamos toda fitna (intento de cisma) terrorista, especialmente entre suníes y chiíes. Lo que ocurrió en Irak no debe ser considerado como tal. Sino más bien como una dinámica de acción y reacción frente a los crímenes cometidos por ciertos kufar (impíos) de Al Qaeda cuyos objetivos incluían la matanza de chiíes tanto dentro como fuera de Irak. En respuesta a tales crímenes, los chiíes reaccionaron con el consiguiente deterioro de la situación. Pero estos enfrentamientos no representan una fitna per se ya que son de corte político y no religioso y se producen igualmente entre facciones chiíes como entre facciones suníes, por no hablar de los kurdos.

N.S.: La inestabilidad e inseguridad provocada por la guerra en Irak ha desplazado el epicentro de estudios religiosos chiíes de Nayaf a Qom. ¿Cómo ha afectado este cambio al mundo chií en general y a su liderazgo en particular?

A.H.F.: No creo que la cuestión deba ser abordada como un cambio de epicentro de la hauza (escuela de estudio religioso) de Nayaf a Qom ya que Nayaf es, y seguirá siendo, la madre de todas las hauzaat chiíes del mundo. Sadam Hussein intentó expulsar a los ulemas extranjeros y matar a los ulemas iraquíes, privando a Nayaf de figuras importantes. La situación ha impedido que Nayaf se desarrolle como centro de estudios islámicos y ha permitido que la ciudad de Qom se erija como alternativa convirtiéndose en centro prominente para estos estudiosos.

N.S.: No obstante este cambio implica el paso de una ciudad y escuela chií árabe (Nayaf) a una ciudad y escuela chií persa (Qom)…

A.H.F.: En efecto, pero este cambio no se debe a luchas de dominación política o religiosa entre Irak e Irán sino a una coyuntura política y de seguridad que ha afectado a Nayaf negativamente y a Qom positivamente. No hay diferencias en términos sectarios entre chiíes de una u otra ciudad ya que el sentimiento de identificación religiosa es el mismo. De hecho los grandes marjas que enseñan en Qom han estudiado en Nayaf antes. Debido a las circunstancias, Qom ha logrado avanzar más rápidamente y ampliar su oferta de estudios no sólo en el ámbito religioso, también en ramas más recientes como filosofía, sociología o psicología.

N.S.: Irán e Irak constituyen los dos principales núcleos chiíes de la región. Irán acaba de conmemorar el 30 aniversario de la Revolución Islámica, celebra elecciones en junio, e incluso se baraja la posibilidad de un deshielo en las relaciones con Estados Unidos.En cuanto a Irak, tras cinco años de guerra, violencia y división interna, una economía por reconstruir y un gobierno débil, parece inverosímil que retome su rol como poder regional a medio plazo.En esta ecuación ¿ha logrado Irán imponerse como líder regional y monopolizar el liderazgo chií regional incluyendo Líbano?

A.H.F.: En el nombre de Dios, clemente y misericordioso. El deterioro de la situación política, educativa, económica e incluso cultural en Irak se debe a la ocupación americana. Previo a la ocupación, los servicios de inteligencia norteamericanos respaldaron al régimen dictatorial de Saddam Hussein para proteger sus intereses en la región y entre ellos el acceso al petróleo. La combinación de ambos, dictadura y ocupación, ha llevado a Irak a su situación actual. Irán, a quien se le impuso una guerra contra Irak como consecuencia de las dinámicas de la guerra fría, se ha visto obligado a entrar en una fase de producción tanto armamentística como tecnológica incluso a costa de su propio consumo interno. Irán se convirtió así en un poder militar y tecnológico regional mientras que Irak ha quedado de lado.

N.S.: ¿Y en cuánto a Líbano?

A.H.F: No creemos que la consolidación regional de Irán tenga un impacto importante sobre Líbano, ya que no está ligado orgánicamente ni a Irak ni a Irán. Es cierto que hay un grupo chií en Líbano (por Hezbolá) que mantiene conexiones políticas y militares con Irán ya que ambos coinciden en la resistencia islámica contra Israel. Aunque no pensamos que Irán controle la totalidad de la realidad chií en Líbano, es cierto que Irán tiene una mayor conexión y relación con la realidad libanesa de la que tiene con Irak.

N.S.: Por tanto ¿si Irán se hace más fuerte,Hezbolá también?

A.H.F.:Hezbolá se ha ganado su posición política gracias al éxito en la lucha armada contra Israel que le ha propulsado como poder político en todo el mundo árabe y musulmán. Por lo que no se trata de que Hezbolá cobre fuerza gracias a sus relaciones con Irán, ya que Hezbolá también tiene buenas conexiones con Siria con la que coincide en una alianza estratégica, al menos en este periodo.

N.S.: En los años sesenta y setenta, gran parte del mundo árabe se insertaba en el movimiento socialista, comunista o panarabista. En los años setenta y ochenta, el islamismo político relevó a la izquierda. En la actualidad, y transcurridos 20 años de la caída del muro de Berlín, los partidos islamistas se imponen como principales protagonistas en el juego electoral. ¿Podemos atribuir el éxito ideológico del islamismo político al agotamiento de la ideología de izquierdas?

A.H.F.: Naturalmente, el derrumbe de la Unión Soviética desempeñó un papel fundamental en el desmoronamiento de la izquierda en general, y en el mundo árabe en particular, de aquellos movimientos que se nutrían de sus relaciones con la Unión Soviética. En cuanto a los islamistas, éstos supieron aprovechar el vacío dejado tanto por la izquierda como por el marxismo, que se anteponían en el camino del Islam, y capturar la voluntad del pueblo proveyendo una alternativa política capaz de implementar la Sharia. No debemos olvidar también el triunfo de la Revolución Islámica iraní que inspiró a los movimientos islámicos.

HANI ABDALLAH (representante mediático y político de Fadlallah interviene): También Occidente impuso una visión en la que el Islam representaba al enemigo.

A.H.F.: Naturalmente también, ello despertó cierto rechazo hacia Occidente.

H.A.:Hacia los gobiernos occidentales, no hacia el pueblo.

A.H.F.: Sí, el rechazo hacia las instituciones y gobiernos de Occidente que estaban abusando de los recursos del mundo árabe tanto como de su posición estratégica. Situación que empujó a la población musulmana a sentir que debía reafirmar su carácter islámico frente a la agresión exterior. La posición de Occidente quedó clara en la primera conferencia de la OTAN tras la caída de la Unión Soviética en la que alguien preguntó: ¿Quién es el nuevo enemigo político ahora?, a lo que la antigua primera ministra británica, Margaret Thatcher, respondió que el Islam era el nuevo enemigo. Esta afirmación sentó las bases de una nueva relación cimentada en la diferencia religiosopolítica y no sólo política. Los musulmanes se sintieron amenazados no sólo en el ámbito político como ocurrió durante la guerra fría, sino también en su propia religión. A ello sumamos el apoyo incondicional de EE UU a Israel como Estado judío y las consiguientes masacres que éste último realizó en la región. Todo ello contribuyó a reavivar el espíritu revolucionario islámico en detrimento de la izquierda.

N.S.: En el cambio del socialismo-panarabismo al islamismo político, las mujeres pasaron de ocupar un papel importante en la esfera política a ser relegadas a un segundo plano. Hoy, numerosas voces surgen dentro de los propios partidos islámicos como los Hermanos Musulmanes en Egipto o Hezbolá en Líbano en favor de una mayor representación femenina. ¿Cree que se está produciendo un cambio en este sentido?

A.H.F.: El problema es que la mujer, tanto en Occidente como en Oriente, no entró en la lucha política como un agente completo y efectivo incluso en la era socialista, por lo que pasó a ocupar un segundo plano. Incluso en periodos electorales, las mujeres no confían en ellas mismas y votan a candidatos masculinos. Actitud que no es más que el resultado de una realidad histórica que ha recluido a la mujer a la periferia del hombre. Y este retraso afecta tanto al hombre como a la mujer. Sin embargo, en algunos partidos islámicos, uno de ellos Hezbolá, hay cada vez más mujeres que reclaman un mayor protagonismo político y sobre todo la nueva generación de graduadas universitarias. No obstante, creo que pasará tiempo hasta que hombres y mujeres sean percibidos como iguales.

N.S.: ¿Cuál es su idea de la relación entre política y religión? ¿Debe el religioso hacer política y el político ‘hacer’ religión?

A.H.F.: Todo depende de cómo se defina “política”. Si concebimos la política como un marco organizativo para los problemas y principios de un pueblo que permita la evolución hacia un estado de justicia, y ello incluye la protección contra aquellas entidades que quieran frenar el desarrollo de la umma (comunidad musulmana), en este sentido política coincide con religión. En el sagrado Corán se establecen los pilares que sentaron las bases para una justicia del pueblo. La justicia es la piedra angular de todos los mensajes de los profetas y, por tanto, de la religión. De ahí que concluyamos que no existe justicia sin religión. La justicia marca los límites de los derechos del gobernado como del que gobierna, de la ley, e incluso la relación entre la realidad musulmana y la no-musulmana. Estamos en contra de cualquier injusticia contra los musulmanes, de la misma manera que nos oponemos a cualquier injusticia por parte de musulmanes a no-musulmanes. En resumen, puesto que la justicia emana de la religión, no hay política sin religión. Sin embargo, si hablamos de política como la política del juego y de la mentira, entonces la religión no tiene nada que ver y ninguna personalidad religiosa debería tomar dicha política en consideración.

N.S.: ¿Coincide usted con la lectura de que Hezbolá pasó de ser un defensor nacional de corte político a un defensor de la comunidad chií de corte confesional tras la retirada israelí en el año 2000?

A.H.F.: Yo no creo que Hezbolá esté defendiendo los intereses de los chiíes puesto que el peligro al que se enfrenta Líbano es un peligro para todos los libaneses. Es más, el sur de Líbano no es sólo chií ya que también conviven cristianos, drusos y suníes. Tenga en cuenta que en la coalición de Hezbolá hay cristianos y otras confesiones, por lo que la oposición (por la coalición 8 de marzo) defiende el derecho de todas las sectas y, por tanto, de todo Líbano.

N.S.: Los enfrentamientos de mayo de 2008 junto con los de Trípoli han exacerbado las diferencias entre suníes y chiíes. Como telón de fondo, varios países se han posicionado proporcionando apoyo a ambos lados. ¿Podemos decir que en Líbano, Arabia Saudí e Irán libran su particular guerra fría?

A.H.F.: Algunas consecuencias regionales derivadas del enfrentamiento entre Irán y Occidente tienen ciertas implicaciones para Líbano. Occidente ha presionado a los llamados países árabes moderados (por Egipto y Arabia Saudí) hasta lograr imponer la idea de que el enemigo real es Irán y no Israel. La administración americana ha intentado influir en ciertas personalidades políticas para proteger sus intereses en Líbano de la misma manera que ciertos países árabes han trabajado para convertirlo en un instrumento al servicio de sus ambiciones regionales. Y para ello han recurrido, entre otras, a la cuestión religiosa de chiíes y suníes creando un caos que George W. Bush definiría como caos creativo o caos constructivo al servicio de sus intereses. La cuestión de chiíes versus suníes ha sido manipulada en varias planos: desde el plano político internacional, pasando por el regional y degenerando en la esfera local. A pesar de ello, no creemos que la situación sea tan peligrosa como se piensa, ya que Hezbolá mantiene relaciones con líderes políticos suníes. El problema no es un problema en términos absolutos entre chiíes y suníes mientras que haya, y los hay, suníes con la oposición (liderada por Hezbolá ) y chiíes con el gobierno (liderado por Hariri).