La caricatura en Egipto, una crítica constructiva
“La caricatura transmite de manera codificada el estado de la sociedad y su relación con las autoridades y sus políticas públicas”, piensa el fundador del Museo de la Caricatura egipcio.
ENTREVISTA con Mohamed Abla por Eliane Úrsula Ettmueller
Ados horas al sudoeste de El Cairo, se encuentra, en medio del desierto, el oasis Al Fayum donde está la comunidad artística del pequeño pueblo Tunis. La flecha pintada en una pared de ladrillos amarillos indica pottery (cerámica), una de las principales ocupaciones creativas de la región. Tras dos giros a la izquierda, hay otra indicación, esta vez en árabe, que dice “Mathaf al Karikatir” (museo de la caricatura). Al final del camino se alza un conjunto de edificios de color arena, construidos fieles al estilo de la región con cúpulas que protegen del calor del sol omnipresente.
Se trata del Fayoum Art Center, creado por el artista egipcio Mohamed Abla en diciembre de 2006: un “oasis de creatividad” donde artistas de todo el mundo pueden encontrarse, discutir e intercambiar ideas. Desde entonces, el maestro carismático imparte allí su Winter Academy, además de otras actividades pedagógicas y artísticas. El corazón del conjunto de edificios está ocupado desde marzo de 2009 por el Museo de la Caricatura, donde Abla expone su colección personal de 500 imágenes satíricas egipcias creadas desde el siglo XX hasta hoy. Lo considera un santuario para estas creaciones artísticas que, a pesar de su notoriedad e importancia para la historia de la sociedad egipcia, se perderían. Hoy, la caricatura como medio de trasmisión de un mensaje político-social goza de una popularidad y reconocimiento mucho más elevados en los países árabes que en Europa. Desde sus orígenes beduinos, la literatura árabe conoce una larga tradición de poemas y textos satíricos que, en un principio, fueron transmitidos por vía oral.
A finales del siglo XIX, se incorporó y adaptó la caricatura importada de Europa como género visual a esta rama de literatura. Por desgracia, las colecciones y exhibiciones del arte de la caricatura árabe son escasas. Por eso, Abla quiso establecer un punto de partida para el desarrollo de la investigación, reflexión y creación de la caricatura. Él mismo pinta y dibuja caricaturas como parte de su amplio repertorio artístico. Formado en la Academia de Bellas Artes de Alejandría donde se graduó en 1977, hizo su primera exposición al año siguiente en el Centro Cultural Español de El Cairo con la que ganó una beca para estudiar en la Academia de San Fernando de Madrid. Seis meses más tarde abandonó la academia, viajó a Francia y Alemania donde expuso en la Galerie Hohmann en Hannover.
En 1980 se mudó a Suiza donde estudió escultura y diseño gráfico en la Kunstgewerbeschule de Zúrich, mientras estudiaba psicología y abría un taller de pintura terapéutica. Después de cinco años en Suiza volvió a Egipto para incorporarse plenamente al mundo artístico de allí y participar en su desarrollo. Aquello lo hizo con mucho éxito, ganando varios premios, entre otros el Gran Premio de la Bienal del Arte de Alejandría en 1998. Sus esfuerzos para un intercambio cultural y artístico han sido ininterrumpidos desde su vuelta a Egipto. Jóvenes de todo el mundo gozan de su hospitalidad en El Cairo y el Fayum donde les ofrece un escenario libre y repleto de incentivos inspiradores para su desarrollo artístico. Esto es lo que hace tan singular su centro cultural y su museo.
No se trata de un monumento a un arte acabado, puesto en un pedestal y contemplado por una pequeña élite, sino que está plenamente integrado en un paisaje vivo, donde los artistas se inspiran en la obra que alberga el museo, la naturaleza del desierto y el oasis que les rodea, en el resto de personas allí presentes y en el maestro Abla. En ese ambiente tan activo y sugerente, hablamos sobre el arte de la caricatura en Egipto.
AFKAR/IDEAS: ¿Qué es lo que convierte una imagen en una caricatura? ¿Existe una definición?
MOHAMED ABLA: El rasgo clave de la caricatura es que siempre contiene un mensaje. En sociedades como la egipcia, la gente se fija mucho en las caricaturas. Entre 1960 y 1985, el caricaturista egipcio Salah Yahin era tan famoso que mucha gente compraba los periódicos sólo por sus dibujos satíricos. A pesar de trabajar para un periódico estatal, no paraba de criticar al gobierno. Lo suyo era un constante ejercicio por mantener el equilibrio entre las exigencias de sus superiores y su íntimo deseo de llevarlos a reflexionar sobre sus fallos de manera constructiva y de trasmitir un mensaje al público.
Este ejemplo nos enseña que la caricatura es el resultado de una síntesis de lo que el gobierno permite y de lo que el artista quiere decir. La caricatura transmite de manera codificada el estado de la sociedad y su relación con las autoridades y sus políticas públicas. Hoy, no existe nadie comparable al carismático Salah Yahin. No obstante, sigue habiendo artistas como Mustafa Hussein que, a pesar de estar contratados por el gobierno, contribuyen a la elaboración de la agenda política a través de su crítica constructiva. La caricatura se distingue de otras formas de arte por estar apegada a la actualidad, es la hija del momento.
Sin embargo, es posible alargar su vida después de que el mensaje político-social haya “caducado” mediante el refinamiento artístico. Los caricaturistas son conscientes de ello. Las caricaturas de Hichazi tienen un vínculo íntimo con el pasado. A pesar de ello, 20 o 30 años más tarde, uno sigue apreciando su gran valor estético. Otra característica de la caricatura, relacionada con lo anterior, es su importancia como testimonio histórico. Los viejos dibujos satíricos enseñan al público de hoy la manera de ser de la sociedad egipcia del pasado: su vestimenta, su lengua, sus problemas…
A/I: Me gustaría saber más sobre la historia de la caricatura en Egipto. ¿Cuál fue el principio de este arte y cómo se desarrolló?
M.A.: Parece que Yaqub Sanua (1839- 1912) fue el primer egipcio en usar litografías para ilustrar sus artículos, que publicaba en el periódico Abu Naddara (El hombre de gafas) en su exilio parisino. A finales del siglo XIX, se importaban del extranjero revistas satíricas con caricaturas que se distribuían entre las colonias extranjeras en Egipto. A principios del siglo XX, el periódico satírico inglés Punch y las múltiples publicaciones francesas del mismo género, como Canard Enchainé, influyeron en el arte creativo de los primeros caricaturistas egipcios. El estilo de los dibujos es muy similar.
En algunas ocasiones, las caricaturas incluso fueron copiadas de una fuente extranjera y readaptadas para el público egipcio. Los caricaturistas solían trabajar en equipos de dos personas: el autor egipcio de la anécdota satírica y el dibujador extranjero. Los tres más famosos de esta generación son el turco Rifki, el español Santis y el armenio Sarujan. Santis llegó a Egipto contratado como profesor para la escuela de arte fundada en 1908. Al mismo tiempo, colaboraba como caricaturista en varios periódicos. Con su trabajo creó lo que podríamos llamar “escuela egipcia de retratos satíricos”. Rifki era un oficial del ejército que huyó a Egipto. De los tres, sólo Sarujan había sido contratado directamente como caricaturista por la prensa egipcia en 1927. Fue uno de los padres fundadores de la sátira, tanto dibujada como escrita.
Sus discípulos más famosos, Abdel Samia y Raja, fundaron la primera escuela puramente egipcia de caricatura entre los años veinte y cincuenta del siglo XX. Aquella época vivió un clímax del interés de los egipcios por la política. Los partidos políticos, recién establecidos, publicaron periódicos afines a su ideología que incluían caricaturas, sobre todo, para atacar a sus adversarios. La producción masiva de dibujos satíricos de entonces reafirma su importancia histórica para el desarrollo de actividades políticas y el cambio social del Egipto anterior a la Revolución de los Oficiales Libres de 1952. A principios de la presidencia de Nasser, los caricaturistas eran reclutados para hacer propaganda para el nuevo régimen y sus aspiraciones al liderazgo de los Estados africanos y árabes.
Pero ocurrió lo contrario: los artistas atacaron a Nasser y chocaron con su mano dura. Su sucesor, Anuar el Sadat, también tuvo que enfrentarse a una oposición organizada entre los caricaturistas. A principios de la era Mubarak, las caricaturas se volvieron poco originales. En los últimos 10 años, este arte se ha diversificado y la producción de dibujos satíricos se ha extendido en paralelo a la multiplicación de periódicos y revistas independientes.
A/I: ¿Cuáles son los elementos típicamente egipcios de este género artístico?
M.A.: La génesis de la caricatura egipcia se inspiró en los periódicos satíricos europeos. Sin embargo, después de la Segunda Guerra mundial todo cambió. Sobre todo Abdel Samia y Raja eran más originales, analizaron los rasgos de su sociedad de manera más profunda y dotaron a la caricatura de una identidad propiamente egipcia. En mi opinión, el dibujo satírico egipcio se distingue por ser muy agudo y directo. Los caricaturistas egipcios siempre han sido conscientes del analfabetismo de su sociedad. Por eso intentaron educar a sus compatriotas mediante sus dibujos, que pueden entenderse sólo con mirarlos, sin leer el texto. A pesar de la elocuencia gráfica de la caricatura egipcia, debo destacar como segundo elemento típico la lengua que utiliza. Se trata del árabe coloquial egipcio. Hasta los años cuarenta muchos dibujos satíricos llevaban algunas líneas de versos coloquiales llamados “zagal”. Hoy ya no es así. El texto es cada vez más breve y preciso. Las caricaturas egipcias siempre conllevan un mensaje político o social. En Europa existe un subgénero de caricatura de dibujos humorísticos y artísticos para entretener a la gente. Esto no existe en nuestro país.
A/I: Además del mensaje social, ¿qué consecuencias políticas puede tener la caricatura en un país como Egipto?
M.A.:Muchas cosas han cambiado y se han solucionado problemas gracias a los caricaturistas. Los artistas egipcios en muchas ocasiones se han coordinado para hacer campañas concretas, como provocar la dimisión de un ministro. La actual producción de caricaturas es masiva y puede llegar hasta a 200 dibujos al día. La mayoría se publica en los 27 periódicos y las 15 revistas satíricas semanales como Al Musauar (El dibujador), Ajer Saa (La última hora), Sabah al Jair (Buenos días) y Ruz al Yusuf. La plataforma ofrecida para la publicación de caricaturas es más amplia en las revistas y los periódicos egipcios que en los europeos: por un lado, por su fin pedagógico y, por otro, porque en Europa los problemas sociales se analizan ampliamente por escritores de diversas disciplinas académicas. La mayoría de los egipcios no lee tanto como los europeos. Por eso, los autores egipcios exponen conflictos sociales en términos breves y claros y añaden caricaturas para fomentar la reflexión de la gente.
A/I: ¿Cuál es el futuro de la caricatura en Egipto?
M.A.: Cada año se fundan uno o dos periódicos que abren más campo para la expresión artística de la sátira dibujada. Hay mucha gente joven entre los caricaturistas. La Asociación de Caricaturistas Egipcios (Yamiyat al Karikatir al Misriyya), fundada en 1984, tiene alrededor de 200 miembros. Entre los caricaturistas que empezaron en los últimos cinco años, hay unos 15 artistas excelentes, entre ellos cinco mujeres.
A/I: ¿Cuáles son sus planes para el futuro del museo?
M.A.: Espero que el museo pueda ser un centro para la información y el intercambio artístico. Quiero animar a los jóvenes artistas a trabajar con caricaturas. Es cierto que los caricaturistas egipcios trabajan por salarios muy bajos y, ni siquiera, se autodefinen como artistas, lo que significa que no venden sus obras de arte. Con el museo deseamos dar a su obra el valor que merece. Reunir la actual colección ha sido difícil porque la mayoría de los artistas tiran sus dibujos a la basura tras su publicación. Espero que a través del museo la gente empiece a contemplar las caricaturas desde un enfoque distinto y a apreciarlas como arte. Además, estoy pensando en publicar una revista dedicada exclusivamente a la caricatura. Se dividiría en dos partes: una dedicada a la historia de la caricatura en Egipto y otra a las noticias y caricaturas del día. Sería una plataforma para el inicio de las carreras de jóvenes caricaturistas.