Hacia una política exterior diferente

“Lo único que pueden desear los americanos es recuperar su liderazgo. Veremos hasta qué punto es posible. En cuanto a los europeos, deben coordinarse y aclarar sus posiciones de manera más realista”.

ENTREVISTA con Hubert Védrine por Gabriela González de Castejón

Hubert Védrine (1947) trabajó durante 14 años con François Miterrand en el Elíseo y fue ministro de Asuntos Exteriores de 1997 a 2002 con Lionel Jospin. Acaba de publicar en España su libro Continuar la historia (Icaria/Fride/ Política Exterior, 2008), en el que analiza el mundo desde la caída del muro de Berlín. En su opinión, los occidentales están inmersos desde entonces en una irrealpolitik. Al examinar las bases realistas de un mundo mejor, Védrine subraya las expectativas en Europa con respecto a la futura administración americana.

AFKAR/IDEAS: El 4 de noviembre se celebraron elecciones en EE UU en las que salió vencedor el demócrata Barack Obama. ¿Podrá la nueva administración cambiar su política exterior en general, pero sobre todo en Oriente Próximo? ¿Y hacia el Magreb?

HUBERT VEDRINE: El mundo espera que Obama haga milagros. Es cierto que aparenta una sangre fría y una inteligencia excepcionales. En el terreno diplomático, se puede esperar, o en cualquier caso desear, que liquide la herencia de la política de Bush en el mundo árabe islámico, epicentro del fiasco. Ésa parecía ser su intención en el momento de las primarias. ¿Podrá hacerlo con la crisis, que es su prioridad, y con Joe Biden y Hillary Clinton? No está claro. Pero en el momento en que abandone el maniqueísmo, se verá obligado a refundar una política exterior diferente.

A/I: ¿Cómo deben plantearse las relaciones transatlánticas? ¿Cómo puede abandonar la UE su ingenuidad y EE UU su posición dominante?

H.V.: Lo único que pueden desear los americanos es recuperar su liderazgo. Ya veremos hasta qué punto es posible. En cuanto a los europeos, son ellos los que tienen que coordinarse y aclarar sus posiciones de manera más realista, ya que esta cuestión no es ni fundamental ni prioritaria para la nueva administración. Habría que evitar que cada líder europeo quiera hacer “su” viaje a Washington para hacerse la foto. Europa debería preparar urgentemente una posición coordinada. Durante unas semanas, los europeos tienen una “ventana de oportunidades”.

A/I: En su opinión los occidentales llevan 20 años inmersos en una irrealpolitik, que ante la emergencia de un mundo multipolar, no les ayudará a defender sus intereses.¿Cómo cree que pueden salir de esa irrealpolitik?

H.V.: Admitiendo que ya no estamos en un “Olimpo”, que ya no tenemos el monopolio del poder. Observando sin ingenuidad ni apriorismo dogmático cómo surge un mundo multipolar inestable y cómo se combinan las crisis ecológica, energética y económica. Verificando el débil impacto en el mundo, desde hace 15 años, de los buenos sentimientos de tipo europeo (el mito de la “comunidad” internacional, así como el fracaso de la imposición de la democracia por medio de la fuerza). Y marcándonos prioridades estratégicas, punto por punto, para defender nuestros intereses y nuestros valores. Crisis financiera

A/I: En su libro Continuar la Historia, ud. habla de que “existe una profunda desconexión entre la economía real y la esfera –o burbuja– financiera”. ¿Cree que se acabará la ola ultraliberal que hemos vivido los últimos 20 años? ¿Qué medidas propone para que haya un cierto auto-control y que los mercados no se rijan por el “fanatismo”, según Stiglitz, que ha reinado hasta ahora?

H.V.: En ese texto, escrito antes de la crisis, ya estaba claro que el liberalismo financiero había llegado a esta economía de “casino” de proporciones y formas absurdas. Luego, la crisis produjo una convulsión mental. Esperemos que de ello salga un capitalismo delimitado, una economía de mercado saneada y una rehabilitación razonable del papel moderno de los Estados.

A/I: La cumbre económica mundial del 15 de noviembre en Washington pretendía refundar el capitalismo.Al capitalismo financiero, Sarkozy contrapone el capitalismo industrial,que propugna el crecimiento a largo plazo, no la especulación, y para el que ahora se abren grandes oportunidades, especialmente en los campos ecológico y energético. ¿Qué resultados espera tras la cumbre?

H.V.: Esta primera reunión del G-20 ya ha sido muy importante simplemente por el hecho de haber tenido lugar, por su composición innovadora, por los procesos de elaboración de nuevas normas financieras que ha lanzado, y porque están previstos otros dos encuentros en 2009. Pero tenemos ante nosotros la batalla de la regulación. Relaciones euromediterráneas

A/I: El 13 de julio, se lanzó oficialmente el Proceso de Barcelona:Unión por el Mediterráneo (UpM), un proyecto del presidente Nicolas Sarkozy, pero reincorporado a las políticas europeas. ¿Constituye realmente una nueva fase? ¿Cómo deben plantearse estas relaciones, tanto desde el Norte como desde el Sur, para dar un nuevo impulso al partenariado? ¿Cuáles son los asuntos prioritarios?

H.V.: La UpM es un marco. Un paraguas. No hay que esperar prodigios institucionales o políticos. Al contrario, hay mucho que hacer y que reactivar en lo que se refiere a proyectos concretos de todos los ámbitos, empezando por la descontaminación del Mediterráneo sin la cual se convertirá en un “Mar Muerto”.

A/I: La UE ha concedido a Marruecos un Estatuto Avanzado que puede llegar a integrar al país magrebí en las políticas comunitarias, con la sola excepción de las instituciones.¿Cree que se debería hacer lo mismo con otros países ribereños?

H.V. : Si lo piden, y cumplen las mismas condiciones, ¿por qué no? Sin embargo, mientras no se levante el bloqueo argelino-marroquí, habrá una tremenda “pérdida de beneficios” en el Magreb.

A/I: ¿Y con Turquía?

H.V: Turquía pide más.

A/I: Ud. es de los que piensa que el choque de culturas es una amenaza real, que no puede dejar de tenerse en cuenta.Además del diálogo entre personas tolerantes de los distintos mundos, se requieren respuestas políticas. ¿Cree que la Alianza de Civilizaciones podrá dar estas respuestas? ¿Qué medidas propone? H.V.: Se ha gastado demasiada energía en denunciar la supuesta “teoría” del choque de civilizaciones y no la suficiente en prevenir los riesgos –reales–, en cualquier caso de la relación entre el Islam y Occidente.

Los europeos, por ejemplo, no deberían haber seguido a la administración Bush en Oriente Próximo, deberían haber exigido que se llevara a la práctica el informe Baker sobre Irak, ser menos partidistas y “occidentalistas” respecto a Irán, no comprometerse más en Afganistán sin una revisión general exhaustiva, desafiar públicamente la retórica de Bush sobre el eje del mal… La lucha contra el extremismo empieza ahí. La Alianza de Civilizaciones puede hacer mucho si hay un cambio radical en estos aspectos. Si no, lo tendrá difícil a pesar de sus esfuerzos. Pero la administración de Obama debería crear un nuevo contexto respecto a todos estos temas.