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Co-edition with Estudios de Política Exterior
El extremismo y el miedo, frutos de la ignorancia
Avanzar en la cultura de las religiones entre los jóvenes, objetivo de Mayor Zaragoza, copresidente de la Alianza de Civilizaciones.
ENTREVISTA con Federico Mayor Zaragoza por Lurdes Vidal
Federico Mayor Zaragoza copreside el Grupo de Alto Nivel para la Alianza de Civilizaciones, junto al ministro turco, Mehmet Aydin. Integran el grupo, entre otros, el ex presidente de Irán, Mohamed Jatamí; el presidente de la biblioteca de Alejandría y ex vicepresidente del Banco Mundial, Ismail Serageldin: el consejero real marroquí, André Azulay y el arzobispo surafricano y premio Nobel de la Paz, Desmond Tutu. Tratan de impulsar el proyecto de Alianza de Civilizaciones lanzado por las Naciones Unidas. En vísperas de la celebración de la Cumbre de Mallorca (27 de noviembre), Mayor Zaragoza habló con AFKAR/IDEAS sobre los antecedentes del proyecto y los pasos a seguir para su puesta en marcha.
AFKAR/IDEAS: Algunos analistas consideran que hablar de civilizaciones es cuestionable. Se utiliza este término como sinónimo de cultura o incluso de religión. ¿Por qué hablar de civilización y no de cultura?
FEDERICO MAYOR ZARAGOZA: Estoy de acuerdo: es una expresión más que insiste en la diversidad. Pero la diversidad es la calidad distintiva de la especie humana. Civilización implica todo, pero en especial engloba a cada persona. Toda cultura, religión, hasta el fútbol, tienen un extremo. Un extremo por así decir extremista. En cada pertenencia uno tiene que ser capaz de escuchar y de debatir. Sólo hay que identificar y aislar a los extremistas. El extremo de la alianza, lo opuesto al diálogo es la imposición, la fuerza; eso es lo que no vamos a tolerar. El extremismo no es sólo un fenómeno religioso, se encuentra en todo aquél que quiere imponer sus ideas por la fuerza. No hay nada indiscutible, pero hay que decirles a los violentos que intentaremos acorralarlos y ponerlos a disposición de los tribunales. El extremismo y el miedo que genera son fruto de la ignorancia, no se puede atemorizar al culto, pero sí al ignorante, y a aquéllos que no piensan en el futuro. La diversidad humana es la esperanza. Que cada uno sea capaz de crear es una maravilla.
A/I: Así, si el proyecto se opone frontalmente al “choque de civilizaciones”,hablar de “civilizaciones” como entes diferenciados podría comprenderse como una aceptación tácita de las tesis de fondo de Samuel Huntington. ¿Realmente el mundo se divide en grandes civilizaciones llamadas a enfrentarse.
F.M.Z.: La definición de civilizaciones tiene dos precedentes: – uno es el libro de Huntington: que dice que en un momento habrá un choque entre el Occidente cristiano y el Islam. Lo que la gente ha visto como imagen de enfrentamiento son, sobre todo estas dos civilizaciones. – Como respuesta quizás a esta provocación de Huntington, en 1998, tres años antes de los atentados del 11 de septiembre de 2001, Jatamí, presentó ante las Naciones Unidas su propuesta de Diálogo de Civilizaciones. Es importante que esta iniciativa venga de aquéllos a los que se ha considerado parte del “eje del mal”. La propuesta es aprobada por la Asamblea de la ONU y dos años más tarde, en 2000, se hace el primer plan de trabajo.
A/I: ¿Qué suponen los atentados del 11-S para este proyecto?
F.M.Z.: Los ataques de Al Qaeda a los grandes símbolos del poder americano tuvieron una enorme repercusión mundial. Todo el mundo se puso del lado de Estados Unidos y de las víctimas: todos, fuera cuál fuera su manera de pensar. En aquel momento más que nunca, uno recordaba “nosotros los pueblos” (tal y como escribí en El País). Estábamos al lado de la vida; había que utilizar todos los medios para evitar nuevos atentados. Debemos tener más alerta nuestra conciencia de las víctimas para, como decía Julián Marías, “ser capaces de observar lo que vemos todos los días”. Es difícil recordar que cada día mueren entre 50.000 y 60.000 personas de hambre. Esas víctimas son muertos del mismo valor que los del Tsunami o del 11-S, que nos conmueven y nos llevan a exteriorizar nuestro dolor. Por cierto, aquel 11 de septiembre, cinco horas antes de los atentados, el director general de la FAO anunciaba el número de muertos por hambre de aquel año.
A/I: Entonces EE UU reacciona bombardeando Afganistán y más tarde Irak.
F.M.Z.: Sí, hay una reacción de EE UU: búsqueda de Osama bin Laden en Afganistán, con connotaciones desde el punto de vista ético poco aceptables, pero que se explican como reacción de un gigante herido por un terrible crimen. Después empieza la orquestación a favor de una invasión de Irak, acompañada de las posibles armas de destrucción masiva, nucleares, biológicas o químicas. Algunos nos mantuvimos escépticos. Esta amenaza de guerra suscita una de las reacciones más importantes, que constituyen también una esperanza. No menos 110 millones de personas se manifestaban contra la guerra, el 15 de febrero de 2003, de forma pacífica. Es la primera vez que el pueblo se expresa a escala transnacional.
A/I: En este contexto,Zapatero llega al poder en España y meses más tarde presenta la Alianza de Civilizaciones?
F.M.Z.: Zapatero llega al gobierno el 14 de marzo, tras los atentados de Madrid y las manifestaciones reclamando la verdad. En este panorama, acude a la ONU, en un momento donde hay dos elementos (de uno de ellos será protagonista Zapatero).
– El primero es el fenómeno Lula, que capitanea desde hacía años una reacción pacífica a la globalización: paz y libertad frente a mercado. Representa Porto Alegre (otro mundo es posible), no sólo de protestas sino de propuestas concretas. A esta iniciativa se unen el presidente de Chile, Ricardo Lagos, el de Francia, Jacques Chirac, y el secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan. Ellos presentan la Alianza contra la Miseria.
– Junto a ellos, Zapatero presenta su Alianza: hay que ir más allá del diálogo, hay que aliarse, ponerse en conexión, no necesariamente total. No se debe olvidar que la Declaración de los Derechos Humanos encabeza así su Preámbulo “Para liberar al mundo del miedo y de la miseria”. Son los dos mismos problemas que tenemos hoy.
A/I: Hoy día, cuando se critica al presidente de EE UU y su política en Irak,se le tacha de antiamericano. ¿lo es usted?
F.M.Z.: Soy muy pro americano. Pero lo soy a favor de los que han tenido dos grandes ideas. Cuando hablamos, lo hacemos de momentos concretos con gobiernos concretos, pero los pueblos son todos respetables. Ha habido dos grandes procuradores de alianzas en el siglo XX y los dos eran americanos:
– Woodrow Wilson crea la Liga de Naciones, de la que sólo queda la Organización Internacional del Trabajo. Su Asamblea debería servir de ejemplo para la reforma de la de la ONU: está compuesta de Estados, patronos y sindicatos, cada uno un tercio.
– Y Franklin Roosevelt, que puso en marcha Bretton Woods, de donde nacieron el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Su diseño es la alianza a escala mundial, con grandes directrices culturales, educativas, de trabajo. ¿De qué tratan las dos iniciativas? Ante todo de evitar la guerra. Europa está desecha, medio continente asiático ha sido destrozado por Japón. La guerra moderna, lo contrario del heroísmo, es insostenible.
A/I: ¿Qué resultados cabe esperar de la reunión en Palma de Mallorca?
F.M.Z.: Hacer propuestas concretas, de eso se trata. Primero debemos centrarnos en los jóvenes: las propuestas deben estar relacionadas con la enseñanza (un Erasmus a escala mundial). Debemos avanzar en una cultura de las religiones, que son en definitiva fuentes de saber. Y hay que enseñar. No olvidemos esa enseñanza de José Stalin: cuidado con la cultura.