Retos del nuevo comisionado de la Agencia de las Naciones Unidas para los refugiados palestinos

“Los refugiados son la parte más complicada del conflicto en Oriente Próximo. Cualquier solución debe contar con su apoyo”.

ENTREVISTA con Filippo Grandi por Lola Bañón

Estamos ante alguien a quien le gustaría ser el último alto cargo de la historia de su institución. Es el nuevo máximo responsable de un organismo cuyos trabajadores y colaboradores sueñan con que desaparezca como entidad. Este atípico deseo es explicable, porque la Agencia de las Naciones Unidas nació para pervivir durante tres años y lleva ya más de 60 atendiendo a los más desfavorecidos entre los palestinos. El drama se ha prolongado mucho más de lo predecible y sencillamente, quienes saben lo que supone la vida de los refugiados tienen como objetivo final que se acabe este drama humano y que la UNRWA (Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo) ya no tenga razón de ser.

En 1948, año de la Nakba (la catástrofe) unos 700.000 palestinos fueron desposeídos de sus hogares, sus tierras y su forma de vida. Ese momento histórico les convirtió en refugiados y hoy, sus descendientes suman ya 4,7 millones de personas, un tercio de la población refugiada del mundo. Sin embargo, todavía hoy, la cuestión de los desposeídos palestinos no se ha discutido de forma oficial en ninguna de las negociaciones de paz. La responsabilidad de la atención de los servicios básicos para este inmenso colectivo cae ahora en manos de Filippo Grandi, un milanés de 52 años que ha trabajado durante 26 de ellos en el campo humanitario y en concreto 22 en las Naciones Unidas. La conversación con Grandi se desarrolla en un céntrico restaurante madrileño. El italiano ha visitado España por primera vez como Comisionado General de la UNRWA. Ha relevado en el cargo a la carismática Karen Abu Zayd, una mujer que ha dejado huella en su equipo, una persona que no dudó en denunciar los desastres ocasionados por el ataque a Gaza en diciembre de 2008. Grandi fue durante más de cuatro años su adjunto, posición a la que llegó con la experiencia de ser jefe de misión del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los refugiados (ACNUR) en Afganistán.

AFKAR/IDEAS: Usted ha trabajado casi siempre con los refugiados; además de Afganistán, en África y con posterioridad con los palestinos… Desde su experiencia defina un primer retrato de lo que supone ser un refugiado.

FILIPPO GRANDI: Un refugiado, palestino o no palestino, es una persona que ha sufrido una injusticia y esta injusticia, en el caso palestino, no está resuelta. Dentro llevan el problema de una cosa no reconocida … Un refugiado es siempre alguien que sufre y no importa si el que fue expulsado fue su padre u otros… No se ha reconocido su situación, no se ha reparado su injusticia y este paso psicológico se ha de dar. Por supuesto que estamos hablando de una dimensión política, pero primeramente, el ser refugiado es un estado personal. Y una cosa importante que quiero resaltar es que este sufrimiento unido a todas las consecuencias derivadas de una ocupación supone una humillación. Injusticia y humillación generan rabia e indignación y esto es muy peligroso en una región tan sensible.

A/I: Más de 60 años después, ¿cómo valora el ánimo colectivo de los refugiados? ¿Qué impresión le produce la visita a los campos? ¿Siguen teniendo esperanza?

F.G.: Poca, tienen poca esperanza… No sólo en lo referente a la cuestión específica de los refugiados, no tienen casi esperanzas en una paz en la región. Y esto me entristece profundamente. Lo que hemos visto hace poco, la expansión de los asentamientos, la guerra de Gaza… Todas estas cosas no preparan precisamente el corazón de la gente para la paz en la parte palestina. He estado en muchos conflictos y sé que si no se prepara a la gente para la paz, ésta no llega. La paz no es sólo una discusión política, la paz es algo que tiene que echar sus raíces en las comunidades, si no existen esas raíces no hay nada que hacer.

A/I: La UNRWA ha lanzado en España una campaña para recaudar fondos para Gaza. La sede central de la organización está en la franja e incluso ustedes tienen problemas con Israel para que les permitan meter ciertas mercancías.

F.G.: De los 1,5 millones de palestinos que viven en la Franja de Gaza, el 70% son refugiados y sobreviven en la más terrible de las circunstancias. Aislados no sólo del resto del mundo, sino del resto de su propio territorio, en su mayoría no tienen posibilidad de viajar, trabajar o estudiar en el extranjero o incluso hay veces que no pueden buscar con urgencia servicios médicos que no estén disponibles en Gaza. Aunque Israel ha permitido la entrada de algunas mercancías desde junio de 2006, éstas equivalen, de media, a aproximadamente el 20% de la cifra mensual autorizada en la etapa anterior al bloqueo.

Este hecho ha tenido consecuencias predecibles y esperadas para el pueblo de Gaza. La economía legítima ha sido destruida, con empresas y fábricas obligadas a cerrar y despedir a sus trabajadores. En consecuencia, el único respiro para la población que sufre los efectos del bloqueo llega a través de la excavación de túneles bajo la frontera entre Gaza y Egipto, literalmente, una economía subterránea. Impuesta de alguna manera sobre el pueblo de Gaza por la situación de bloqueo y aislamiento, esta red ha conseguido que algunos de los productos más imprescindibles hayan llegado a la franja y se ha convertido en una de las escasas fuentes de empleo en la zona.

A/I: ¿Qué problemas se encuentran por los impedimentos que les pone Israel para desarrollar su trabajo humanitario?

F.G.: Además de la crisis socioeconómica, el bloqueo ha tenido un impacto del todo negativo y es responsable del rendimiento académico deficiente, del deterioro de las condiciones de salud física y mental de los palestinos de Gaza así como de la pobreza generalizada, con el 80% de la población dependiente de la ayuda alimentaria de la ONU. En otras palabras, el bloqueo ha afectado a todos y cada uno de los aspectos de la vida en Gaza. Esta situación también influye en la labor de las agencias de las Naciones Unidas. Por ejemplo, la UNRWA mantiene más de 93 millones de dólares en proyectos de construcción totalmente paralizados desde el verano de 2006 debido a la imposibilidad de importar los materiales necesarios. Esto nos ha impedido el realojamiento de las personas que necesitan viviendas urgentemente y la construcción de nuevas escuelas de vital importancia para reducir el hacinamiento de los alumnos en las aulas, sin mencionar las reparaciones y el esfuerzo masivo de reconstrucción, ambos de imperativa necesidad a raíz de la última guerra en diciembre de 2008.

A/I: Le hemos oído comentar que incluso en medio de esta situación de privación, los palestinos de Gaza, a pesar del divorcio político y físico con Cisjordania, no se olvidan de sus hermanos de la otra parte de Palestina..

F.G.: Irónicamente, a pesar de los niveles de desesperación y las privaciones que existen en Gaza, la gente sigue preocupada no sólo por su situación y sufrimiento, sino también por la de sus compatriotas en Cisjordania y en particular en Jerusalén. Al igual que la de Gaza, la población en Cisjordania y Jerusalén oriental se ha visto separada del contacto con sus vecinos, con una política que ha dividido a los pueblos detrás de los muros, puestos de control y muchos otros obstáculos. Tienen muy presente el sufrimiento de los otros palestinos.

A/I: La UNRWA es una agencia de las Naciones Unidas con un déficit grave de presupuesto, pero no es el único handicap porque se trabaja en un contexto político delicado. ¿Qué problemas tiene la UNRWA para seguir conservando su independencia dentro de las Naciones Unidas?

F.G.:Muchos. Es muy difícil, porque estamos trabajando en el área más politizada del mundo y en una atmósfera en la que existe mucha pasión. Nuestro personal, por ejemplo, es apasionado en lo que se refiere a la causa palestina, pero nosotros siempre les decimos que debemos ser neutrales y ésta es una difícil discusión… Pero es absolutamente necesario, no puedo tolerar que ningún miembro del staff esté involucrado en cuestiones políticas, porque esto significaría el fin de la UNRWA. Luego tenemos también otro problema importante: nosotros, por ejemplo, recibimos muchos fondos de Estados Unidos y ellos tienen una política muy estricta. Por tanto, tenemos que estar muy seguros de que el dinero se utiliza en nuestro trabajo y demostrar que ningún fondo se desvía en una dirección equivocada. Esto supone muchos controles y es imprescindible que permanezcamos neutrales. Creo sinceramente que lo hemos conseguido.

A/I: La UNRWA es una organismo singular dentro de la ONU. Es el mayor proveedor de servicios directos a los 4,7 millones de refugiados de Palestina existentes en Oriente Próximo, a lo largo de sus cinco áreas de operación: Líbano, Siria, Jordania, Cisjordania y la Franja de Gaza. Dice usted que no es una institución política, pero están atrapados en un entorno con alto contenido político.

F.G.: La UNRWA trabaja en un ambiente complejo. No somos una institución política pero actuamos en una zona en la que las sensibilidades aumentan cuando se resquebraja el proceso de paz. Pero independientemente de la esperanza de paz, somos una misión de paz y hasta que se encuentre una solución política somos de vital importancia para la población a la que asistimos. La tarea de la UNRWA es, por tanto, bastante concreta. Se parece más a la de un organismo público que a la de una Agencia de las Naciones Unidas. No obstante, la labor que llevamos a cabo, aunque sencilla en la práctica, se complica por la ausencia de progresos en el proceso de paz, conflictos, complejidades regionales, retos de financiación y consecuencias cotidianas y humillaciones de esta antítesis del desarrollo humano que es la ocupación de Gaza y Cisjordania, incluida Jerusalén oriental, que dura ya cuatro décadas.

A/I: ¿Qué escenario podríamos ver si se aliviaran las condiciones de vida de los palestinos, si se respetaran sus derechos humanos? El propio personal de la UNRWA tiene problemas de movilidad en los territorios palestinos.

F.G.: El personal de la UNRWA ve dificultado su trabajo con los checkpoints… El muro separa a las comunidades de su sociedad, a los pacientes de sus médicos, a las empresas de sus clientes, a las familias… Nosotros constatamos que hay siempre una rápida mejora cuando se alivian las restricciones y esto es la prueba de que los palestinos pueden tener éxito si realmente se les da la oportunidad. La UNRWA es testigo de violaciones del derecho Internacional que se producen a pocos metros de las sedes diplomáticas, vemos la presión de los colonos y cómo la comunidad internacional no ha sido capaz de detener esta política. La paz es un objetivo cada vez más distante.

A/I: ¿Y ustedes se quejan? ¿Denuncian cuando las operaciones del ejército de Israel dañan sus infraestructuras o cuando su personal sufre un trato injusto?

F.G.: Cada vez que el ejército israelí destroza nuestras instalaciones, nosotros nos quejamos y pedimos las facturas. Vosotros no lo leeréis en los periódicos, pero es nuestra forma de trabajar y no lo hacemos sólo en Gaza, también en Cisjordania… Siempre hemos enviado una carta, y muchas veces no nos han contestado, pero nosotros lo hemos seguido haciendo. Pero ahora hay tanta presión después de Gaza, los daños han sido tan grandes, por ejemplo en las escuelas que, por primera vez Israel ha pagado 11,5 millones de dólares. Y esto supone un reconocimiento de responsabilidad. Para nosotros no es sólo un pago, para nosotros supone que ahora no hay una anulación de responsabilidades… Aunque no siempre los daños pueden ser restaurados. Hay una indignación unánime, porque lo más importante, lo que no se puede compensar son las vidas humanas, la gente a la que conocemos que ha perdido la vida, gente que convive con nosotros, la UNRWA incluso ha perdido a miembros de sus equipos… Las infraestructuras se pueden recuperar, pero no podemos recuperar a la gente.

A/I: Estamos hablando en esta entrevista en muchas ocasiones de Gaza donde está Hamas, organización declarada como terrorista por EE UU y la Unión Europea. ¿Cómo se relacionan en esas condiciones con los islamistas?

F.G.: Una cosa debe quedar clara en lo que es el lenguaje del desarrollo: el concepto de asistencia técnica. Nosotros no proveemos de asistencia a ningún gobierno. Nosotros enseñamos a los niños directamente, nuestros centros sanitarios están gestionados por nosotros mismos, ésta es la forma en que funcionamos desde el principio y la forma en que lo hacemos ahora. Somos como un gobierno para gente que no tiene un gobierno. Ésta es la razón por la que no tenemos la necesidad de trabajar con nadie, no necesitamos trabajar ni con Hamás. Pero, por ejemplo, con asuntos relacionados con la seguridad, desde luego que tenemos que trabajar con Hamás, porque ellos mandan en Gaza y debemos estar seguros de que nuestra gente está protegida y esto no lo ocultamos. Los israelíes también lo saben, es lógico. Pero esto no es una elección política, ésta es la forma en la que nosotros trabajamos con todo el mundo.

A/I: Las primeras escuelas de la UNRWA se establecieron en 1950, sobre la arena y con la sola protección de toldos… Al hablar con los palestinos de aquella época se advierte que la educación era casi una obsesión. La población palestina consiguió ser la de mayor índice de escolarización de la zona. Pero hoy los propios padres palestinos se quejan de que la situación afecta críticamente al nivel de formación de sus hijos.

F.G.: La UNRWA es la organización educadora no gubernamental mayor del mundo y es que nuestro reto más claro es el ámbito de la educación. Tenemos 700 escuelas, 20.000 trabajadores y 500.000 alumnos. Hoy, a causa de nuestros problemas de fondos, las escuelas están sobresaturadas, atienden al doble de alumnos de lo que sería deseable. Durante muchos años, la educación de los palestinos fue la mejor de Oriente Próximo. Y algunos de los palestinos que con el tiempo se convirtieron en millonarios en el Golfo, de niños fueron a las escuelas de la UNRWA. Fue la primera vez en la zona que se daba la misma educación a niños y niñas. Por eso siempre insisto en que la educación es tan importante para nosotros… Confieso que me preocupa, incluso tengo temor, cuando tenemos que sacrificar proyectos educativos a causa de nuestras dificultades presupuestarias. Es necesario que protejamos nuestros proyectos educativos porque si un día queremos tener un Estado palestino, la gente debe estar preparada, no sólo en Jerusalén, sino en toda Palestina.

A/I: En España está el primer y único comité que la UNRWA ha constituido en el mundo. A pesar de la crisis, es uno de los principales donantes, con un compromiso especial con los palestinos. España dona anualmente 15,3 millones de euros, de los cuales dos millones proceden de las autonomías. Está en la posición novena en el ranking mundial de donantes.

F.G.: Tenemos un gran desafío y es afrontar la falta de fondos. La UNRWA se financia casi exclusivamente con la aportación voluntaria de los gobiernos y, por tanto, pedimos a los donantes que aumenten sus apoyos. Nos hemos visto obligados por ejemplo a limitar la duración de las visitas de los médicos a sus pacientes, a no más de uno o dos minutos, con el fin de poder dar abasto. Los médicos atienden al doble de los pacientes de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud. Quiero agradecer el extraordinario esfuerzo de España, es el único país que ha incrementado sus donaciones en los últimos tres o cuatro años a pesar de la situación de crisis y creo que es de agradecer. No se puede decir que tengamos una estrategia mayor, lo que nosotros tenemos es un mandato de la ONU, una responsabilidad con la asistencia humanitaria, en realidad nuestra forma de trabajar es simple.

Tenemos tres retos claros. El primero es continuar el trabajo en este estado de ocupación y en este caso, nuestra estrategia es hablar y denunciar la violación de los derechos humanos, una violación que afecta a millones de personas. En segundo lugar, son los recursos: ustedes los españoles lo entienden, pero otras naciones lo entienden menos y para nosotros, intentar darle un futuro a los refugiados palestinos es importante… Oriente Próximo es algo muy cercano a nosotros y cuando estoy allí, los refugiados me dicen que tienen menos dinero y ellos perciben que esto es así por una decisión política. No sé si es verdad o no, pero ellos así lo perciben y esto es peligroso. Tenemos que recordar esto al resto de la gente… El tercer reto es político, la solución de los refugiados, hablar de cómo se va a solucionar la situación.

A/I: Usted tiene acceso directo a los políticos. ¿Les pregunta sobre si los refugiados van a estar en la agenda de las conversaciones o si saben cómo van a afrontar la situación precaria de casi cinco millones de personas?

F.G.: En mi primera visita como comisionado a Abu Mazen, presidente palestino, le planteé esta cuestión y me dijo que era difícil, pero que si solucionábamos otros temas como las fronteras, los asentamientos o Jerusalén, se podrían abrir vías a otras cuestiones. En Annapolis, entre Ehud Olmert y Abu Mazen, salió el tema de los refugiados, aunque sin contemplar un retorno masivo, pero no es cierto que la cuestión de los refugiados esté fuera totalmente… Como comisionado no es éste mi cometido, desde mi posición lo que sí he de decir es que cualquier solución debe contar con el apoyo de los refugiados. Esto lo percibimos claramente desde la UNRWA y también que los pequeños progresos hacia la paz crearían el ambiente para mejorar el camino a la solución…

A/I: A título personal y con todo lo que ve, ¿ es pesimista?

F.G.: Comparto el pesimismo, pero nosotros operamos en una realidad compleja y no podemos perder la fe en el futuro, no podemos dejar de trabajar con la perspectiva de una paz justa, porque si lo hacemos también estamos contribuyendo a poner en riesgo a buena parte del mundo. No podemos rendirnos e intentamos que la solución que se plantee contemple a los refugiados.

A/I: También le hemos oído utilizar el concepto de empoderamiento cuando habla de los refugiados.

F.G.: Nuestro nombre incluye las palabras en inglés relief and works y esto hace que esté muy presente en nosotros el objetivo de empoderar a los refugiados, de generar confianza… Nosotros debemos no sólo dar servicios sino proporcionar esa confianza a los refugiados. Es la mejor inversión de cara a un Estado palestino.

A/I: ¿Cómo se transmite este valor en las escuelas, por ejemplo?

F.G.:Tenemos un acuerdo: enseñamos en nuestras escuelas lo que se enseña en las palestinas. Esto no es un problema. En cada país que acoge refugiados adaptamos el programa escolar, se estudia el mismo que el de la nación de acogida. Pero hace 10 años empezamos a enseñar derechos humanos. Debo decir que es un proyecto que paga el gobierno de EE UU. Tenemos este currículo adicional en nuestras escuelas porque queremos que los niños entiendan que los derechos humanos son una cuestión universal y tienen que conocerlos. A/I: Pero el empoderamiento no puede estar separado de la economía y éste es un sufrimiento continuo para los refugiados, que no tienen acceso fácil a oportunidades.

F.G.: Creo que el programa más interesante de la UNRWA son los microcréditos. Somos uno de los prestamistas mayores de la región. Nosotros vemos esa reacción humana de gente que vive en condiciones muy difíciles, especialmente en Gaza y Cisjordania y que tiene en cambio una gran determinación en querer salir adelante. Recuerdo el caso de un refugiado que nos pidió un microcrédito para poder vender helados y hoy tiene la heladería más famosa de su zona… Por supuesto que este hombre devolvió su crédito y os podría contar muchas historias similares, algunas protagonizadas por mujeres solteras, por viudas con niños. Éstas son los mejores clientes de nuestros programas de microcrédito y no lo digo gratuitamente, sino que siempre vemos la imagen de esta gente llorando, debilitados, pobres… La realidad es diferente, los refugiados palestinos son gente fuerte, son gente que odia que se les dé caridad, son gente con ganas de salir adelante, a mí esto siempre me impacta.

A/I: ¿Ve posible una nueva erupción de violencia en los territorios palestinos? ¿Podría producirse una tercera Intifada?

F.G.:Nuestra mayor preocupación es que acabe totalmente el proceso de paz. Sin esto se generará violencia y esto generará una intervención y tal vez una tercera Intifada. La violencia interna puede incluso provocar otra ofensiva en Gaza, todo esto es posible. La sociedad civil ve la injusticia, especialmente en Europa, nosotros trabajamos también con gobiernos locales, que son más flexibles y captan perfectamente la difícil situación. Pero lo cierto es que los refugiados son la parte más complicada del conflicto, sin solución a los refugiados no hay solución. Y ahora mismo se deberían tomar medidas para invertir la trayectoria negativa que están teniendo los acontecimientos en la zona.

A/I: La población refugiada ha ido en aumento y tiene un alto índice de natalidad, en especial en Gaza. El problema cada vez tendrá mayores dimensiones.

F.G.: Si somos justos, esto es sólo un argumento y los israelíes se sienten horrorizados por la cuestión del crecimiento demográfico de los palestinos… Pero la realidad es que está bajando y son los colonos lo que tienen una natalidad mayor que los palestinos de Cisjordania. A/I: ¿Como comisionado, qué prioridades se marca en estos primeros meses de su mandato?

F.G.: De entrada, hablar de esos 4,5 millones de personas, que deben ser tomadas en una seria consideración. Y bien, aunque nuestro trabajo no es político, aunque me encuentre a gente que me diga que hablar de ellos no es mi trabajo, voy a hacerlo… Pero evidentemente, mi principal objetivo es conseguir buenos servicios para los refugiados sobre todo en educación y en salud. Pero insisto, especialmente en educación: éste es un asunto más complicado que la salud y la realidad es que vivimos una crisis de fondos… Tenemos un nuevo sistema de exámenes para nuestros alumnos y no estamos obteniendo buenos resultados, sobre todo en materias básicas como árabe, matemáticas o inglés. Y esto lo estamos viendo especialmente en Gaza. Por tanto, mi ambición número uno es mejorar los niveles educativos de nuestros alumnos… Esto conseguiría hacerme, al menos un poco feliz. (Se ríe…)

A/I: ¿Y qué hará la UNRWA si llega la paz?

F.G.: Si un día hay paz, la UNRWA tendrá un papel, porque durante más de 60 años habremos estado con ellos, los refugiados confían en nosotros y tenemos muchas contribuciones que hacer en los momentos posteriores a esa posible paz. Espero ser el último comisionado de la UNRWA, pero esto de momento, es un gran sueño…