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Co-edition with Estudios de Política Exterior
La sociedad de la información en las relaciones euromediterráneas
Un bajo nivel de alfabetización, deficientes infraestructuras y la intervención del Estado limitan el desarrollo de la sociedad de la información en el Mediterráneo.
Inés Gómez y Oriol Homs
El conocimiento y la información han sido a lo largo de la historia base importante del desarrollo económico y social de una comunidad. En la era actual, desde finales del siglo pasado y particularmente en los breves inicios de este nuevo siglo XXI, esta realidad se ha hecho aún más evidente con el desarrollo de las nuevas tecnologías basadas en la información y la comunicación (TIC). La sociedad de la información o sociedad informacional, tal como la denomina Manuel Castells (“La era de la información. Economía, sociedad y cultura”. Vol I. La sociedad red. Madrid: Alianza Editorial, 1998) se caracteriza por una nueva estructura social conectada en red, donde el intercambio de información es constante e instantáneo entre personas y organizaciones.
Las nuevas tecnologías abarcan un amplio rango de aplicaciones que cruzan todos los sectores de la economía, y facilitan no sólo intercambios de información entre personas, sino que también aumentan la productividad empresarial, mejoran los niveles de eficiencia dentro de las organizaciones y fomentan la transparencia y la velocidad de todo tipo de procesos y acciones. La nueva economía es informacional, basada en el conocimiento, donde el acceso e intercambio de información se convierte en una herramienta y arma indispensable para poder actuar con éxito en los mercados.
Sin embargo, las tecnologías de la información en los países en desarrollo todavía se encuentran muy lejos de alcanzar los niveles de implantación y uso de las TIC de los países ricos del Norte. Son numerosos los obstáculos que se interponen en el camino de estos países hacia la sociedad de la información: desde deficientes infraestructuras de telecomunicaciones y un inadecuado marco regulatorio, hasta altos costes en la compra de la tecnología o en los accesos a Internet, pasando por el bajo nivel de alfabetización digital de la población, los problemas de lenguaje para la utilización de la nueva tecnología –fundamentalmente en inglés– o la falta de una cultura de cambio. Pero entre todos estos obstáculos destaca uno: el nivel educativo de la población. La sociedad de la información en las sociedades avanzadas no es sólo el fruto de un desarrollo tecnológico, sino que es también y sobre todo la combinación de unos niveles elevados de educación y el desarrollo de las TIC.
Por mucha tecnología que exista si no se da el primer requisito de un elevado nivel educativo de la mayoría de la población no se produce un avance significativo hacia el desarrollo de la sociedad del conocimiento. Son estas dificultades en el acceso y manejo de la tecnología y, sobre todo, el retraso educativo en la generalización de una escolarización completa para la mayoría de la población las que están generando un doble nivel de desarrollo en la implantación de la sociedad de la información a escala mundial.
Numerosos autores han denominado “brecha digital” o “brecha informacional”, que no sólo es causa, sino también consecuencia del subdesarrollo, a esta “desigualdad de posibilidades para acceder a la información, al conocimiento y a la educación mediante las TIC”. (Arturo Serrano, Evelio Martinez; La brecha digital: mitos y realidades. México, 2003). Las diferentes velocidades de implantación de la sociedad de la información abren nuevas fracturas socioeconómicas entre regiones. Se hace evidente, para autores como Alfons Cornella, que existe una desigualdad de oportunidades entre los “infoincluidos” y aquellos “infoexcluidos”.
Las TIC y el Proceso de Barcelona
La Conferencia Euromediterránea de Barcelona, celebrada en noviembre de 1995 con la participación en aquel momento de los 15 países miembros de la Unión Europea (UE) y 12 socios del sur del Mediterráneo, se planteó, influida por el proceso de globalización y regionalización, la importancia estratégica de crear y reforzar un área euromediterránea y, para ello, la necesidad de establecer unas nuevas relaciones de cooperación, colaboración y solidaridad entre la UE y los países del sur del Mediterráneo.
La conocida Declaración de Barcelona, que cumple este año su décimo aniversario, nació con el triple objetivo de crear en el área euromediterránea un espacio común de paz y estabilidad, una zona de prosperidad compartida, y todo ello fomentando la compresión entre culturas y el intercambio de información entre las sociedades. Este triple objetivo se materializó en aquel momento en tres instrumentos, que iban desde la cooperación humana, técnica y económica, a la asistencia financiera y el establecimiento de una zona euromediterránea de libre comercio a partir de 2010. Este último instrumento significó un gran reto para Europa, que no era sólo político, también económico y tecnológico.
La creación de un área de prosperidad compartida y una zona de libre comercio no se podía concebir sin un previo desarrollo de la sociedad de la información en la región, que redujese las enormes diferencias existentes entre los miembros de la UE y los países vecinos del Mediterráneo, y que asegurase la equidad de los intercambios a través de un equilibrio en el acceso a la información y el conocimiento. El objetivo de crear un área de libre comercio llevó a los gobiernos de la región a apostar decididamente por la colaboración política, así como por la modernización de las estructuras económicas y sociales. En el campo de las TIC esto se traduce en el fomento de la transferencia tecnológica y la intensificación del proceso de desarrollo de la sociedad de la información, herramienta indispensable para asegurar un desarrollo económico sostenible en un mercado abierto y altamente competitivo, como será el mercado euromediterráneo del futuro.
En esta dirección, la UE puso en marcha el programa MEDA como principal instrumento financiero de la UE para implementar los objetivos del Proceso de Barcelona y crear un partenariado euromediterráneo. Bajo la dirección general de EuropeAid, el programa ofrece apoyo técnico y financiero para reformar las estructuras económicas y sociales de los países socios del Mediterráneo. En la Conferencia de Roma sobre la creación de la sociedad de la información euromediterránea (1996), la Comisión Europea lanzó, siempre en el marco del programa MEDA, la Iniciativa Eumedis, que tenía como objetivo concreto reducir la brecha digital entre los países socios del Mediterráneo y la UE, promoviendo el desarrollo de la sociedad de la información en dicha área.
En estos 10 años, la iniciativa Eumedis ha destinado 65 millones de euros a la región, en proyectos de cooperación técnica internacional para el desarrollo de la sociedad de la información en campos tan diversos como educación, sanidad, administración pública o industria. Sin embargo, estas buenas intenciones se han visto frenadas por las dificultades del conflicto de Oriente Próximo, que ha bloqueado la cooperación política en toda la zona, los escasos avances en la transición de las economías y de las sociedades en la zona sur del Mediterráneo y la escasa prioridad que los Quince han prestado a la aplicación de la Declaración de Barcelona, con lo que la valoración que se ha realizado en noviembre en la celebración del décimo aniversario no ha sido muy optimista.
A pesar de ello, la importancia estratégica de la apuesta, especialmente para los países de las dos riberas del Mediterráneo, hace necesario redoblar los esfuerzos para encontrar las vías para desbloquear la situación e impulsar un mayor dinamismo a las relaciones euromediterráneas. Pero tememos que, en lugar de avanzar en esa dirección, diluir la ambiciosa apuesta de un área de libre comercio en una relación de buena vecindad en el marco del conjunto de las fronteras de la UE, como están proponiendo las nuevas orientaciones de la Unión para esta zona, no contribuirá a incrementar los esfuerzos de cooperación, sino que se bajará la guardia y se dejará que los acontecimientos marquen su dinámica.
Los programas europeos se han visto complementados en numerosas ocasiones con programas de organismos internacionales como los de las Naciones Unidas (ICTDAR-ICT for Development in the Arab Region) o el Banco Mundial. Algunos de los programas más exitosos hasta el momento, en todo el continente africano y Oriente Próximo, en la promoción y desarrollo de las TIC han sido la creación de Puntos de Acceso Público (PAP) como centralitas públicas, telecentros comunitarios o unidades móviles de Internet, para atraer el interés de la comunidad local y fomentar su participación. Estos centros se orientan en generar nuevos contenidos adaptados a la cultura, lengua y necesidades de las comunidades locales.
Por otro lado, eventos de gran repercusión internacional como la celebración de la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información (WSIS) en Ginebra, en diciembre de 2003, o el de noviembre de este año en Túnez, son ejemplos de los esfuerzos que la ONU está haciendo por llevar el desarrollo de la sociedad de la información a la agenda pública. Estos foros pretenden servir de plataforma donde estudiar y analizar cuestiones fundamentales como la brecha digital e influir sobre la definición de nuevas políticas en la materia. Los debates de estos días en Túnez ponen de relieve la importancia de los criterios del gobierno en el desarrollo de la sociedad de información. Muchos de los impedimentos detectados están directamente relacionados con la ineficacia y los excesivos controles que los gobiernos ejercen sobre la libre circulación de la información, fruto de las carencias democráticas en la vida política de algunos de estos países.
Las TIC en los países del sur del Mediterráneo
En todo este marco de iniciativas y acciones, cabe resaltar que la situación del desarrollo de las TIC en los países del sur del Mediterráneo no es homogénea. Así lo demostró el estudio realizado por la Fundación CIREM, en el marco de un proyecto Eumedis, sobre el nivel de uso e introducción de las TIC en las pymes de la región mediterránea. El análisis dejó patente marcadas diferencias entre los miembros de la zona, con un claro liderazgo de países como Jordania, Líbano y Turquía, y el marcado retroceso de Argelia y Marruecos.
El ranking de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad) ratifica la existencia de este bloque de países líderes, formado por Líbano, Turquía y Jordania, que se sitúa próximo a los niveles de países de reciente acceso a la UE. A la vez que marcan importantes diferencias con el resto de países del Mashrek y del Magreb. En particular, destaca Marruecos, con el menor nivel de desarrollo de la zona. Por otra parte, según la dinámica de evolución reciente, se puede distinguir un grupo de países que han avanzado sus posiciones relativas y otros cuya evolución ha sido negativa. Argelia, Siria y, sobre todo, Marruecos han descendido posiciones.
En cambio destaca el salto de Egipto, que ha pasado de la posición 154 a la 112. En gran parte, su éxito se debe a los numerosos proyectos que desde 1997 se vienen ejecutando en el país, particularmente en la promoción de Puntos de Acceso Público (PAP). Egipto ha sido un país pionero en la materia y de él se extraen buenas prácticas a aplicar en los países vecinos de la región. En el mismo sentido, Jordania y Túnez también han protagonizado saltos importantes. Otro indicador de implantación de las TIC es la instalación de líneas telefónicas fijas base para el acceso a Internet.
De manera general y desde 1995, se puede afirmar que los países mediterráneos han mostrado una leve mejora. En cualquier caso, la evolución no es la misma para todos los países. Marruecos vuelve a destacar por el retroceso en la implantación de líneas fijas en los últimos años y el desarrollo de la sociedad de la información. El análisis comparado de otros indicadores, como el número de líneas de telefonía móvil, de ordenadores personales y de usuarios de Internet reiteran esta división entre países, como Argelia y Marruecos, que se alinean por debajo de la media de la región MENA (Oriente Próximo y norte de África), mientras Jordania, Líbano y, por supuesto Israel, destacan como líderes de la zona.
Futuro de la sociedad de la información en el Mediterráneo
El desarrollo de la sociedad de la información en el sur del Mediterráneo dependerá de la consolidación de los dos pilares sobre los que se sustenta: el desarrollo de las TIC y la elevación de los niveles educativos. Ambos dependen en buena medida de la prioridad política que le concedan sus gobiernos y de los recursos y de la eficacia que sean capaces de movilizar. La inversión en ambos pilares constituye una gran oportunidad para que estos países aprovechen las nuevas posibilidades que a nivel mundial se abren con el incremento de los intercambios económicos, como ha sucedido en el caso de India.
Sin embargo, una mayor integración en la red económica mundial, y en particular en la asociación euromediterránea también provocará, seguramente, mayores desequilibrios en el interior de estos países, entre los “infoincluidos” y los “infoexcluidos”, generando aún mayores tensiones de las que tienen que afrontar. El escaso desarrollo de la democracia en la región no ayuda a facilitar la expresión de los conflictos de intereses sociales, con lo que las capas sociales con menor capacidad de presión ven relegados sus intereses de acceso a las oportunidades de desarrollo del país. Los constantes controles sobre los flujos de información, la escasa eficacia de la burocracia estatal, la poca seguridad para las inversiones económicas, la falta de condiciones que favorezcan las iniciativas empresariales y de la población se han revelado como los obstáculos no sólo para la aceleración del desarrollo de dichos países, sino también en particular para la expansión de las nuevas tecnologías y la sociedad de la información.
En cualquier caso, además de la iniciativa pública y la extensión de la democracia para propiciar el desarrollo de la sociedad de la información en la región deberá promoverse la alfabetización digital o, lo que es lo mismo, la formación en el uso de las TIC como elemento clave que acabará por decidir si los actores sociales (ciudadanos, instituciones y empresas) hacen un uso provechoso y pertinente de la información.
En el año del Mediterráneo, se espera que la UE dé un nuevo paso, firme, en pro de la zona euromediterránea, con un relanzamiento del Proceso de Barcelona que apueste por el desarrollo de la sociedad de la información como unos de sus objetivos principales. Se espera, por lo tanto que los esfuerzos realizados hasta el momento continúen con objetivos más ambiciosos, con una mejora de los instrumentos que faciliten un mayor impacto en términos de reducción de las diferencias existentes entre los países del Sur y en relación con los del Norte.