Irán en la escena regional

“Los saudíes saben que son mayoría y por eso se sienten seguros a la hora de jugar la carta sectaria. Para los iraníes es estúpido por el simple hecho de que somos minoría”.

ENTREVISTA con Nasser Hadian por Catalina Gómez Ángel

El doctor Nasser Hadian es catedrático de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de Teherán, el centro universitario más prestigioso de Irán. Doctorado en Ciencias Políticas por la Universidad estadounidense de Knoxville, Nasser Hadian también fue profesor asistente e investigador del Instituto de Estudios de Oriente Medio de la Universidad de Columbia entre 2001 y 2004 y ha sido consejero del ministerio de Asuntos Exteriores de Irán. Además de participar activamente en diferentes foros internacionales, es autor de diversos artículos relacionados con la política exterior y de seguridad iraní, entre ellos “Razones por las que Irán quiere la paz en Siria”, publicado en el portal Iran premier.

AFKAR/IDEAS: Los saudíes han acusado a Irán de querer influir en Yemen. ¿Hasta qué punto son ciertas estas afirmaciones?

NASSER HADIAN: Hay algo de cierto en ello, pero la realidad de la influencia iraní se ha sobredimensionado. En mi opinión, Yemen tiene mucho más que ver con el fracaso de la política saudí que con el éxito de la política iraní, que simplemente ha aprovechado la oportunidad. Irán se dio cuenta de que podía tener influencia en Yemen gastando unos pocos millones de dólares. Eso es todo.

A/I: ¿De qué manera está ejerciendo Irán esa influencia en Yemen?

N.H.: Hay muchas razones para explicar por qué los saudíes no han tenido éxito en su tarea de consolidar a Yemen como un país fuerte, gastaron mucho dinero pero no pudieron. Y los hutíes tuvieron razones suficientes, lo mismo que Ali Abdullah Saleh, para aprovechar ese hueco. Así que la situación estaba lista para que Irán, invirtiendo unos cuantos millones, pudiera influenciar el curso de algunos acontecimientos. Pero es un gran error pensar que los hutíes son agentes de Irán, o que tienen la misma relación que Hezbolá. Todo es diferente, la estructura es totalmente diferente. Para explicarlo de una manera no diplomática: Yemen es como un cuadrilátero de boxeo, todo aquel que entra permanece. Es imposible retirarse. Si los saudíes han gastado millones de dólares para crear un Estado estable y seguro, sin éxito, no es posible que Irán con menos millones pueda influir en el curso de los acontecimientos. Por eso sabe que tiene que tener mucho cuidado. Hay que mantener la distancia. Así que lo que ha ocurrido es más que nada como reacción a lo que los saudíes no pudieron hacer.

A/I: ¿Qué busca realmente Irán en Yemen?

N.H: Irán busca resolver el conflicto de manera pacífica. Le gustaría ver que se llega a una solución porque no quiere involucrarse más. Irán no tiene suficientes recursos para destinarlos a Yemen, pero aún así le preocupa su situación. Si se crea un gobierno en el que los hutíes tengan la suficiente influencia, eso estaría bien para Irán. No pretenden excluir a los saudíes, está claro que ellos siempre van a desempeñar un papel importante en ese país. Yemen está en el patio trasero de su casa y eso lo entiende Irán. Pero todo dependerá de cómo quieran jugar los saudíes. Una opción es hacerlo como lo han hecho hasta ahora y excluir a Irán. Y es que, por un lado, dicen que Irán tiene gran influencia en Yemen, pero, por el otro, quieren excluirlo del todo, sin consultarlo. Es imposible reconciliar estas dos ideas. O somos importantes, o no lo somos. Si somos importantes, hay que tener en consideración los interés de Irán. La salida es crear un gobierno que incluya a todas las fuerzas. Pero Irán no tiene capacidad para iniciar este proceso, debe venir de los saudíes.

Yemen tiene mucho más que ver con el fracaso de la política saudí que con el éxito de la política iraní

A/I Si no son los saudíes, ¿quién puede iniciar el proceso de diálogo?

N.H: Las Naciones Unidas, Europa u Omán, por ejemplo.

A/I: Usted dice que Irán ha invertido algunos millones de dólares para ganar influencia en Yemen. ¿A qué se ha destinado ese dinero?

N.H.: No tiene que ver con armas, sin duda. Por cada yemení, hay cuatro armas. Sería una locura enviar ayuda armamentística porque ellos tienen suficientes. Podrían haberse dado algunas consultas, pero en general los yemeníes tienen su propia estructura. Para dar apoyo práctico es necesario tener buen conocimiento del terreno. Y no estoy seguro de que Irán tenga la suficiente información sobre lo que está pasando en Irak o Siria.

A/I: Un articulo del diario británico “Financial Times” publicado después de que se iniciaran los ataques a Yemen daba testimonio de personas relacionadas tanto con Hezbolá como con los hutíes donde se hablaba de la relación de ambas organizaciones y del entrenamiento que, desde hace una década, se había dado a los yemeníes, también en Irán. Pero usted dice que no tenían relación. ¿Cómo lo argumenta?

N.H.: Yo no compro esas teorías. Es basura. Hasta hace un par de años no tenían ninguna clase de relación. Lo sé. Incluso Hezbolá, estoy seguro, no tenía ninguna clase de relación orgánica con Yemen.

A/I: Pero Hezbolá lo podría haber incluido en su estrategia regional después del comienzo de las revoluciones árabes en 2011.

N.H.: Este país no estaba en el radar de Hezbolá hasta hace un par de años. Es diferente a Siria o Irak. Lo he dicho antes, una vez Yemen fracasó, entonces comenzó la relación con Irán. Todo ocurrió como consecuencia del fracaso de los saudíes. Y la relación es solo con dinero.

A/I: Con el diálogo nacional que se llevaba a cabo en Yemen las cosas iban a favor de Irán. ¿Cómo explica que los hutíes presionaran para tomar Sana?

N.H.: Creo que fue una decisión exclusiva de los hutíes. En mi opinión, Irán hasta ese momento no estaba bien informado de las complejidades y detalles de la situación del país. Hoy lo conoce mejor, pero no es comparable con el conocimiento detallado que tiene de países como Siria, Irak, Líbano, Afganistán e, incluso, Pakistán. Yemen está lejos y no tenemos acceso directo. A esto se suma que la situación para Irán es compleja. Allí no existía una infraestructura en materia de inteligencia que permitiera hacer análisis correctos, como en otros países. Nos basábamos en las informaciones de terceros, básicamente en lo que decían los hutis.

A/I: Por la reacción de Irán al ataque en Yemen, da la impresión de que les cogió por sorpresa.

N.H.: Repito que Yemen es un cuadrilátero de boxeo del que ningún contrincante puede salir. El que llega, se queda. Así que, desde el punto de vista estratégico, los iraníes no deben estar del todo descontentos de que los saudíes entraran en Yemen, incluso si lo hacen con sus fuerzas terrestres. Les puede parecer bien. Les preocupa la situación humanitaria y el sufrimiento de la gente. Pero para resumir, Irán es bastante cuidadoso acerca de Yemen. Quiere ver un gobierno que incluya a todos, pero también quiere observar todo desde la distancia.

A/I: ¿Cuál es entonces el verdadero objetivo de Irán en Yemen? ¿Está más relacionado con su disputa con los saudíes?

N.H.: Presionar a los saudíes, por decirlo de una forma simple. Quiere tener un aliado allí, los hutíes, pero en un gobierno incluyente. No estamos tan locos como para no saber que es imposible gobernar Yemen. Lo explico de nuevo de una manera cero diplomática: si mañana ellos vienen y nos dicen que Yemen es nuestro, Irán no lo va tomar. ¿Qué haríamos con él? Hay que buscar un gobierno que incluya todas las fuerzas.

Para nosotros, los enemigos siempre han sido los israelíes o los americanos, no los saudíes

A/I: Desde el punto de vista de los iraníes, este movimiento de los saudíes es más por la amenaza que representa Irán que los propios hutíes.

N.H.: En Yemen diría que es 50-50, pero en Siria e Irak, diría que 100%. Allí todo es en contra de Irán.

A/I: En Irán hay quienes piensan que el ataque a Yemen es una reacción a un posible acuerdo sobre el programa nuclear iraní.

N.H.: No lo veo así. Yemen es algo así como el patio trasero de los saudíes, así que no pueden hacer la vista gorda a lo que pasa allí. Pero la realidad es que los saudíes nos han estado retando mucho tiempo, tanto dentro de Irán como en Afganistán, Pakistán, Líbano, Siria e Irak. Pero en ninguno de esos países, nosotros hemos retado a los saudíes. Para nosotros los enemigos siempre han sido los israelíes o estadounidenses.

A/I Pero la situación ha cambiado, sobre todo desde las protestas en Bahréin.

N.H.: Sí, ha cambiado, especialmente en los dos últimos años. Hace cuatro años planteaba en el marco del grado de relaciones internacionales de la Universidad de Teherán, donde enseño, las razones por las que Irán no consideraba a Arabia Saudí como una amenaza, a pesar de que ellos llevan retándonos años. Era difícil de entender, pero la realidad es que Irán nunca los vio como la principal amenaza. También creo que la dinámica actual solo se detendrá si lo saudíes entienden el coste adicional que viene ligado a las actuaciones en nuestra contra. Y Yemen es el comienzo.

A/I: Usted habla de dos años. Pero la realidad es que el tema saudí ha estado en el escenario regional durante años.

N.H: No, la preocupación siempre han sido Estados Unidos e Israel. Nunca nos tomamos en serio a los saudíes.

A/I: En Irán hay un sector que asegura que lo que están haciendo los saudíes va a favor de los intereses de los estadounidenses e israelíes. ¿Qué piensa de este escenario?

N.H.: Depende. Es cierto que lo que hacen los saudíes beneficia a EE UU e Israel, pero también a Arabia Saudí. Personalmente pienso que es una iniciativa independiente. Algunos políticos iraníes, especialmente los más radicales, piensan lo contrario. Argumentan que el ataque a Yemen es en interés de EE UU e Israel. Pero no lo creo. Otra cosa es que estos dos países vean con buenos ojos el ataque de los saudíes. Si se analiza la situación en la región, Israel ha salido beneficiado: el enfrentamiento entre suníes y chiíes; Irán involucrado en Siria, Irak y Afganistán; Siria ha dejado de ser una amenaza al igual que Libia; Líbano, y especialmente Hezbolá, están totalmente comprometidos en Siria; nadie habla del proceso de paz y nadie habla de los palestinos. ¿Qué más quieren los israelíes? Aun así creo que no están detrás de la decisión de los saudíes.

La inseguridad en Irak tiene impacto directo en la seguridad de Irán

A/I: La decisión de atacar Yemen también llega en un momento en que se da un cambio de mando en el Reino.

N.H: El líder Jamenei [por el Líder Supremo de la Revolución Ali Jamenei], aseguró que el rey es un rey de media hora. Aquí saben bien que el país está en manos de la línea dura, pero la percepción también es que esta nueva generación, aunque más activa que la anterior en política exterior, carece de experiencia. Irán sabe que hay una reorientación de la política exterior saudí, que de cierta manera está preocupada por la influencia iraní, pero también sabe que los saudíes tienen un país extremadamente frágil. Esto se debe a que está gobernado por miles de príncipes como una compañía privada. Como consecuencia, hay gran resentimiento dentro de la sociedad, incluidos los chiíes que son el 25%. Los saudíes, por su parte, están preocupados porque piensan que los estadounidenses han decido acercarse a Irán y que nosotros eventualmente tenemos mejores oportunidades en el futuro. Nuestros recursos para influir en la región serán mayores. Todo esto es importante para definir su nueva política exterior.

A/I: Pasemos al terreno regional. Supongamos que Irán no quiere tener responsabilidad en Yemen pero ¿cuál es el escenario en Irak y Siria?

N.H.: Irak es extremadamente importante para Irán. Mucha gente sitúa juntos a Siria e Irak en orden de prioridades para Irán. Pero no es así. La inseguridad en Irak tiene impacto directo en la seguridad de Irán. Al mismo tiempo, Irak tiene más poder dentro de Irán que Siria. Tienen infraestructura dentro de Irán y pueden influenciar a aquellos que toman decisiones políticas. Hablo de hombres como Muqtada al Sadr o la familia Al Hakim. Los iraquíes vienen a Irán y se reúnen personalmente con el ayatolá Jamenei, pero no pasa lo mismo con los sirios. Un ministro sirio necesita varias semanas para conseguir una cita con el Líder, o simplemente nunca lo logra. Los iraquíes, por el contrario, tienen gran influencia. Van a Qom y pueden influenciar a través de los ayatolás. Su relación con Irán es diferente a la de cualquier otro país. Por ejemplo, en Irán hay dos millones de afganos, pero no tienen ni una décima parte de influencia de la que tiene Irak.

A/I: Y Siria. Se habla mucho de que las fuerzas militares sirias parecen extenuadas y tanto el autoproclamado Estado Islámico de Irak y del Levante (EI) como otras fuerzas rebeldes han logrado avanzar en lugares estratégicos. Usted incluso ha hablado de que Irán quiere la paz en Siria.

N.H.: En mi opinión, el régimen todavía controla gran parte del territorio y cree que puede sobrevivir. Por esta razón, no tiene intención de comprometerse, a no ser que lo presionen los rusos e iraníes. Los saudíes y los países del Golfo están presionando para que los estadounidenses apoyen su posición y así poder nivelar las fuerzas en el marco de unas negociaciones futuras. Por eso estoy convencido de que la situación será peor en los próximos meses. Al menos durante un año más, desafortunadamente. Desde mi punto de vista, los saudíes solo se convencerán de que tienen que cambiar el curso cuando vean que su propia seguridad está amenazada. Pero esto no pasará pronto. Y aquí vale la pena concretar varias cosas. En Irán existen dos teorías sobre Irak y Siria, que tienen importantes consecuencias. Una es la oficial, la mayoritaria, según la cual tenemos que lograr una estabilidad regional que nos garantice, al menos, 15 años de seguridad interna continua.

Quienes defienden esta teoría están convencidos de que Irán es la nación que puede garantizar la seguridad en la región y que debemos llevar seguridad a los países vecinos para garantizar la estabilidad interna. Aseguran que Irán es el país que ha logrado mantener la integridad de Irak y Siria. Esta es la política a largo plazo que muchos consideran que debemos seguir. Pero hay una corriente minoritaria, que incluye todo tipo de pensamientos, también de algunos militares, que plantea algo diferente. Aseguran que Irán está al frente de la guerra contra Daesh, pero que no es nuestra guerra. ¿Por qué estamos allí?, se preguntan. Si luchamos contra ellos, nos convertimos en su objetivo, como ya ha pasado. Si esta organización no ha atacado a Irán es porque no ha querido, no porque no tenga la capacidad.

Las fronteras son muy grandes y podrían penetrar en el territorio y hacer explotar bombas. Algunos iraquíes chiíes también se preguntan por qué tenemos que mandar a nuestros hijos a luchar al Norte. Si los suníes quieren tener un gobierno en manos de Daesh, que se queden con ellos. Protejamos a Bagdad y el sur del país. Como hacen los kurdos, ellos protegen su territorio y listo. Un escenario similar se da en Siria. Por ejemplo, nosotros podemos ayudar a mantener el control de la capital y de la costa, donde están asentados las minorías y los chiíes, y el resto se queda para ellos. Estoy seguro de que en ese momento podemos llegar fácilmente a un entendimiento con Daesh. Ustedes no nos hacen daño y nosotros no les hacemos daño. En ese escenario, ¿usted piensa que los saudíes van a luchar contra ellos? Tendrán que ser los estadounidenses y ellos no tienen la voluntad de hacerlo. Así que rápidamente la expansión territorial de Daesh será hacía Arabia Saudí y Jordania. Los turcos pueden defender su territorio y nosotros también, pero para los saudíes es más difícil porque muchos locales apoyan a Daesh, al igual que en Jordania.

Eso es importante, Daesh tiene su base natural allí. En ese caso, ¿por qué seguir comprometidos? La guerra contra Daesh no es nuestra guerra. ¿Para qué luchar en una guerra en la que nadie cree en nosotros sino que somos criticados continuamente? Con el tiempo esta visión minoritaria ha ido ganando adeptos. Pero siguen siendo minoría. La posición oficial es que a largo plazo Daesh va a ser una gran amenaza para nosotros y que el territorio tiene que ser preservado. Tenemos que derrocarlos antes de que sean más poderosos.

A/I: Usted plantea aquí de cierta manera un Irak dividido, o al menos como una república federal, si es que es posible. ¿Se contempla en Irán la posibilidad de un Irak dividido?

N.H.: Muchos chiíes iraquíes se preguntan por qué se insiste en mantener el país unificado. No hay nada sagrado acerca de estas fronteras que tienen menos de un siglo. ¿Por qué estamos haciendo tantos esfuerzos?, dicen. Pero hay otros que piensan que las fronteras tienen que permanecer como están. Que son inquebrantables.

A/I Esto incluye la visión oficial de Irán. Aquí también se teme que el país pueda llegar a dividirse. Incluso se ha acusado a los saudíes de buscar influenciar las comunidades suníes del país.

N.H.: Esto es algo viejo. Los saudíes lo han hecho de manera estratégica, especialmente desde el comienzo de la Revolución. Han invertido grandes cantidades de dinero en agrupaciones suníes opositoras, o construyendo mezquitas. Irán es consciente de que es una sociedad multicultural y hay preocupación por mantener el país unido.

A/I: El acuerdo sobre el programa nuclear iraní debería firmarse el 30 de junio, si es que llegan a un entendimiento. ¿Qué influencia tendrá en la región?

Nosotros no estamos enamorados de Al Assad: tiene un valor instrumental pero no intrínseco

N.H: Personalmente no le doy mucho crédito al argumento de que las relaciones con los estadounidenses van a mejorar. Ni tampoco a la teoría de que el dinero que entrará en Irán tras el levantamiento de las sanciones económicas va a ser a utilizado para desestabilizar la región. No quiero decir que tener más dinero no es importante, lo es. Pero las decisiones estratégicas se han tomado sin contar con ese dinero, según la geopolítica y los cálculos estratégicos. Esto es diferente de lo que algunos han dicho. El dinero puede ayudar a objetivos prioritarios del país como la preservación de la integridad territorial. Pero incluso sin dinero, ese seguiría siendo el objetivo primordial. Ahora bien, en el marco internacional, tendría consecuencias. Si continuábamos sin dinero otros 10 años, o cinco años, esto hubiera tenido influencia en nuestros cálculos y tal vez hubiéramos terminado por retirarnos de países como Irak o Siria.

A/I: ¿Esto quiere decir que eventualmente habrían aceptado el fin del movimiento de Resistencia?

N.H.: No, es diferente. La Resistencia continua, pero hablo de la integridad territorial de otros países. Irán se retiraría de la lucha por mantener esos países unidos. Pero esto hubiera sido algo a largo plazo. En el corto plazo, no hubiera tenido ningún impacto. Pero incluso creo que si llega el dinero, y se firma el acuerdo, podría haber cambios a futuro. Se podría llegar a la conclusión de que la guerra contra Daesh no es nuestra guerra. La presión iraquí va a tener influencia aquí también. Si los chiíes quieren ser realmente independientes, podrán cambiar la opinión aquí.

A/I: Y Siria?

N.H.: Lo mismo.

A/I: Pero para Irán, Siria es esencial como parte del movimiento de la Resistencia y como vía de acceso de Hezbolá.

N.H.: Nuestra relación con Siria es diferente y más complicada. Nosotros no estamos enamorados de Al Assad. Al Assad tiene un valor instrumental pero no un valor intrínseco. Si se puede encontrar la manera para preservar al régimen y que Al Assad se vaya, Irán considerará ese escenario seriamente. Pero el análisis dominante en Irán es el siguiente: el régimen de Damasco es básicamente autoritario y cortar la cabeza llevará a su colapso. Hay que buscar el camino que lleve a la transición. Mi propuesta para esa transición ha sido la siguiente: limitar el tiempo de la presidencia de Al Assad y limitar su poder. Ahora le quedan tres años y medio en el gobierno. Entonces, ¿qué hacer? La propuesta es reducir el poder del presidente. Descentralicen el país, que ya ha sucedido; lleven a la oposición racional al gobierno; aislen a Daesh y derrótenlo. Esto se podría hacer porque todos estarían juntos y apoyarían la idea. Esto es más práctico que una oposición sentada en Ginebra pidiéndole a Al Assad que se vaya. A no ser que algo pase, y Al Assad sea asesinado, va a permanecer en el poder. ¿Por qué entonces no tratamos de reducir el sufrimiento de la gente y llegamos a un acuerdo? No lo digo solo como académico. Yo sé lo que se puede vender aquí.

Los saudíes son un fenómeno temporal. Si sienten presión, darán un paso atrás

A/I: ¿Qué dice el gobierno iraní?

N.H.: Su posición es la siguiente: no hablemos sobre la salida de Al Assad, pero hablemos del resto. Y esto incluye llevar a la oposición al gobierno.

A/I: De nuevo. ¿Un acuerdo sobre el programa nuclear iraní puede tener alguna repercusión en el fin del conflicto en Siria?

N.H.: No, no mucho. La situación seguirá casi igual. Tal vez se abran espacios para que Irán y Estados Unidos discutan algunos asuntos regionales, pero no sé hasta dónde pueden avanzar. Supongamos que las cosas realmente van bien con el gobierno en Washington, me refiero a Kerry y Obama, la realidad es que solo nos quedaría un año y medio para trabajar. Parte de este tiempo se irá en el proceso de levantar las sanciones. Así que quedarían entre seis y ocho meses para poder hacer algo. ¿Por qué razón vamos a poner nuestra pelota en la canasta de Obama y Kerry si no sabemos qué gobierno viene? Podría ser un halcón estadounidense. Yo, personalmente tengo la esperanza de que suceda, pero no creo que se dé.

A/I: Parece que nadie tiene prisa por resolver el conflicto en Siria, pero la realidad es que sí hay prisa por resolver la situación de Irak. Y, sin duda, Irak seguirá inestable mientras Daesh tenga total libertad en Siria y la guerra allí continúe. ¿Cree que esto crea presión en los países de la región para acelerar la búsqueda de una solución al conflicto sirio?

N.H.: Claro, es así. Siria influye en Irak. Pero no creo que sea tan fácil de solucionar. No estoy seguro de que si Ramadi llega a ser liberada un día, Irán vaya a dar los recursos para liberar Mosul. Ellos necesitan Tikrit y Ramadi para dar seguridad a Bagdad y al Sur. No creo que estén interesados en luchar más allá. Y la realidad es que son ellos los que pueden librar esas batallas. Solo aquellos motivados, y que se sienten en peligro, pueden pelear contra una fuerza tan motivada como la de Daesh. Los chiíes estuvieron bajo dominación durante décadas y por eso se defienden con uñas y dientes. Son las únicas fuerzas motivadas para pelear contra Daesh.

A/I: ¿Cómo lee la confrontación regional actual: una disputa Irán- Arabia Saudí o chiíes-suníes?

N.H.: Para los iraníes no es algo entre suníes y chiíes. Pero los saudíes si lo quieren ver así y a largo plazo van a terminar perjudicados. Saben que son mayoría. Para Irán es absolutamente estúpido jugar esta carta por el simple hecho de que somos minoría. Los chiíes van a pagar las consecuencias y van a ser asesinados en toda la región, incluido en países como Afganistán o Pakistán. Por esa razón, Irán ha tenido cuidado de no jugar esta carta desde la victoria de la Revolución. Esta es una revolución islámica y no chií. Esto es algo muy importante que debemos tener en consideración. Nosotros apoyamos la lectura revolucionaria del islam. Si es chií, bien. Si es Hamás –suní–, bien. Siempre que sea revolución. Pero, al mismo tiempo, para nosotros la rivalidad tampoco es con los saudíes. A pesar de que están ahí, pensamos que debemos resistir contra los estadounidenses e israelíes. Hay que tenerlo en cuenta. A la hora de hablar de amenazas, los estadounidenses e israelíes siempre han estado a la cabeza. Los saudíes, por su parte, saben que son mayoría y por eso se sienten seguros a la hora de jugar la carta sectaria. A corto plazo tal vez se beneficien, pero no proyectado al futuro.

A/I: ¿Está confrontación con los estadounidenses debería seguir después del acuerdo?

N.H.: Sí, incluso después del acuerdo. A no ser que haya una reorientación. Incluso en esas circunstancias competirán, pero lo ideal es que dejaran de sentirse enemigos. Pero esto es solo una esperanza.

A/I: Pero los saudíes se sentirán más vulnerables

N.H.: Los saudíes son un fenómeno temporal. Si sienten la presión van a dar un paso atrás, se van a calmar.