afkar/ideas
Co-edition with Estudios de Política Exterior
El sector energético ante la crisis económica
Para el presidente honorario del OME “los intercambios de energía y tecnología pueden crear un espacio de interdependencia y solidaridad mutua en el Mediterráneo”.
ENTREVISTA con Jean-Marie Dauger por Gabriela González de Castejón
Durante su participación en el VI Foro Euromed de la Energía organizado en Barcelona, AFKAR/IDEAS ha hablado con Jean Marie Dauger, presidente honorario del Observatorio Mediterráneo de la Energía (OME) y director general adjunto de GDF-Suez, a propósito de la situación actual y de los retos que plantea la energía en la región mediterránea.
AFKAR/IDEAS: Explíquenos cuál es la situación actual en relación con la energía en el contexto de crisis mundial.
JEAN MARIE DAUGER:Nos enfrentamos a una crisis sin precedentes. Una crisis financiera en primer lugar, pero que está teniendo un impacto muy importante en la economía real y en el sector de la energía. Se va a hacer más difícil preveer la demanda y decidir las inversiones que hay que realizar. Sin embargo, es esencial que seamos capaces de mantener nuestros objetivos a medio y largo plazo. Las inversiones en el sector de la energía son decisiones a largo plazo y, por tanto, tenemos que tomar decisiones ahora para preparar el futuro porque, independientemente de cuál sea la fecha en que finalice la crisis, el mundo necesitará un suministro de energía estable y cada vez mayor. A/I: ¿Cuáles son los principales retos a los que nos enfrentamos?
J.M.D.: El primer reto es crear las condiciones necesarias para cubrir las necesidades cada vez mayores de energía; el segundo reducir la incertidumbre y crear las condiciones para un crecimiento estable, necesario para tomar decisiones de inversión; el tercero es la lucha contra el cambio climático por medio de opciones energéticas que deben tener en cuenta el impacto en nuestro planeta. En cuarto lugar está la seguridad humana, del suministro y de las inversiones, necesaria para el desarrollo económico, tanto en el sur como en el norte del Mediterráneo. Hay que reconocer un cierto aumento de la conflictividad en el ámbito de la energía, y es muy importante crear condiciones para la estabilidad y para la disminución de los conflictos, que nos permitan acceder a los recursos, así como para la circulación de dichos recursos o para el acceso al mercado.
A/I: ¿Cómo responder a todos estos retos en el Mediterráneo?
J.M.D.: Las soluciones son múltiples y requieren cooperación a nivel político e industrial entre los países productores y consumidores y, finalmente, en torno a las zonas de solidaridad regional. Obviamente, el Mediterráneo es un espacio en el que puede desarrollarse la cooperación, en el que los países productores pueden encontrar estabilidad para las inversiones y los consumidores estabilidad para el acceso a los recursos, y en el que el intercambio de energía y de tecnología puede crear un espacio de interdependencia y solidaridad mutua. Es esencial aumentar el nivel de diálogo.
A/I: ¿Cómo cree que la Unión por el Mediterráneo (UpM) puede contribuir a este diálogo?
J.M.D.: Indiscutiblemente, es un espacio de diálogo político que muestra la voluntad de los países del perímetro mediterráneo por avanzar más. Es uno de los instrumentos por el que se van a poder expresar estos deseos de cooperación. Pero hay otros. El OME es una asociación que reúne no a Estados, sino a empresarios de todos los países del Mediterráneo que contribuyen a la vez a compartir información y a dar a conocer las necesidades industriales a instituciones políticas como la UE y la UpM. El OME se propone también ser uno de los protagonistas del renacimiento de la cooperación en el campo de la energía.
A/I: Como director general adjunto de GDF-Suez, una compañía accionista del gaseoducto MedGaz que conectará Argelia y Europa,¿qué importancia tendrá su entrada en funcionamiento en la segunda mitad de este año?
J.M.D.:MedGaz es un eslabón muy importante de la cadena energética que conecta el norte y el sur del Mediterráneo en un espacio de cooperación ampliada. Todos los actores del sector confirman que una de las respuestas a los desafíos en cuanto a la seguridad del suministro y de las salidas es la diversificación, que debe interpretarse de varias formas. En primer lugar, diversificación de las fuentes de energía; el crecimiento del mundo y de la demanda energética sólo se cubrirá si multiplicamos las fuentes de energía. Pero la diversificación se refiere también a las rutas de suministro. Desde este punto de vista, MedGaz es importante porque va a reforzar las relaciones entre el norte de África y Europa a través de España, y también porque es el primer eslabón que va conectar en mayor medida el sur de Europa con su norte. Algún día no muy lejano, MedGaz encontrará su prolongación en un aumento de la capacidad de conexión al sistema español y al sistema global europeo. Es también un comienzo de una mayor conexión entre España y Europa.
A/I: En su opinión, ¿qué supone que una empresa productora como Sonatrach se convierta también en distribuidora de gas en Europa a través de MedGaz?
J.M.D.: En el ámbito de la energía, y respondo desde un punto de vista global y no sólo español, no hay que razonar en función de la dependencia sino de la interdependencia. Los europeos hemos organizado nuestro mercado interior con el objetivo de aumentar la competencia y la flexibilidad; pero somos dependientes del exterior para nuestro suministro de gas y lo seremos cada vez más. Esta dependencia, que es un dato, hay que gestionarla y no lamentarla. Para gestionarla hace falta cooperación y más interdependencia. Desde este punto de vista, el que los países productores pretendan aumentar su papel en el mercado es algo natural. Pero debemos asegurarnos de que estos nuevos actores se someten a las mismas normas que todos los demás y que la apertura del mercado europeo se hace en el marco de una reciprocidad bien entendida. Que los países productores de gas natural se interesen en invertir aquí es también una señal de solidaridad y de confianza. Se puede incluso decir que si estos países invierten aquí, es básicamente un factor que refuerza, en cierta forma, la seguridad a largo plazo.
A/I: En este espacio energético euromediterráneo, ¿qué papel desempeñan los países del Magreb que no son productores de energía?
J.M.D.: Obviamente, necesitan integrarse en este espacio común. Hay relaciones entre los países productores y los consumidores del Sur a través del tránsito de los gaseoductos, pero la integración energética pasa también por las interconexiones eléctricas que desempeñan un papel cada vez más importante (algo evidente en el caso de Marruecos y España). Hay que hablar también de la cooperación en torno a las energías renovables, especialmente la importancia que atribuimos al Plan Solar Mediterráneo, para el cual a estos países se les podría confiar un papel muy señalado y podrían ser los catalizadores del desarrollo de estas energías en el Sur. En Marruecos y en Túnez, hay muchos proyectos que se desarrollan en el campo fotovoltaico.
En Marruecos, hay proyectos de asociación para la producción de energía solar con plantas de desalinización. Son energías complementarias para las que estos países están bien situados y para las que se puede estudiar la cooperación financiera y tecnológica con los operadores del Norte. La interconexión progresiva –en todos los ámbitos– de todos los países de esta zona abre la vía para un aumento gradual de los intercambios energéticos y tecnológicos entre ellos.