En los umbrales del tercer milenio, la diferencia que separa el Norte del Sur en el mundo se ha hecho aún más profunda. Las economías fuertes y las naciones definidas como industrializadas están lejos de haber abandonado las estrategias coloniales del siglo pasado; en cambio, han puesto en marcha proyectos de explotación continua de los países emergentes, lo que ha fomentado las guerras étnicas. En el período actual, tan cargado de peligros que amenazan la supervivencia de la especie humana, el hecho de que la presencia femenina ya no sea una excepción, sino que constituya una presencia muy significativa y en continuo aumento, induce a creer que la mujer puede desempeñar un papel fundamental en la sociedad, tanto en intervenciones de pequeño como de mayor alcance.
La importancia de invertir en la educación de la mujer está reconocida internacionalmente y comporta ventajas notables para los países de origen y para las generaciones futuras. Las niñas que tienen acceso a la educación se casan más tarde y sus hijos disfrutan, a su vez, de las ventajas de una cultura que favorece el desarrollo político, social y económico. Entre las finalidades de la Fundación Rita Levi-Montalcini Onlus, un objetivo prioritario es acudir en ayuda de las mujeres de aquellos países en los que cada día se lucha por la supervivencia. La exigencia de hacer frente a la falta de acceso a la educación es una de las mayores problemáticas que pesan sobre las poblaciones del Sur, en particular en el continente africano. La privación de este derecho es la causa principal de las trágicas condiciones en las que estas mujeres viven y que se reflejan por todo el país. El objetivo de la Fundación es activar las capacidades hasta ahora no utilizadas de las mujeres africanas jóvenes, que viven en regiones muy golpeadas por la pobreza y el hambre. Estas mujeres han demostrado, y están demostrando, inteligencia y capacidades directivas de gestión de alto nivel.
La búsqueda de dicha finalidad no tiene sólo un objetivo humanitario, sino también impedir que las trágicas condiciones de vida de las poblaciones africanas repercutan en los países de un alto nivel tecnológico y cultural, en los que tienen lugar emigraciones en masa casi siempre de forma clandestina. Actualmente, la Fundación está llevando a cabo la concesión de centenares de becas a mujeres jóvenes para facilitarles el acceso a las escuelas superiores o a la universidad, con el fin de que puedan conseguir titulaciones o diplomas universitarios, así como a los cursos de especializaciones universitarias y postuniversitarias. En el continente africano, las enfermedades neurológicas graves, como la malaria cerebral, la tripanosomiasis africana o la enfermedad del sueño, además de enfermedades de origen viral como el sida, causan cada año centenares de millares de víctimas. Recientemente, y mediante microcréditos, se han puesto en marcha proyectos de formación para permitir la posibilidad de desarrollo adecuado y de recuperación.
El microcrédito nace para dar la posibilidad a los pobres de acceder a créditos según unas modalidades adecuadas, con apreciables resultados tanto desde la perspectiva bancaria como de la lucha contra la pobreza. Diversas fuentes acreditadas lo ratifican: un estudio del Banco Mundial confirma que los programas de microcréditos aumentan sobre todo los estándares de vida de las mujeres y sus familias. Algunas de las experiencias de microcréditos más interesantes llevadas a cabo han puesto en evidencia ciertos aspectos críticos y elementos que contribuyen a que dichas experiencias tengan éxito: no basta con dar dinero al pobre, sino que hay que educarlo sobre cómo usarlo. Desde este punto de vista, las mujeres se han revelado mucho más fiables que los hombres. Un elemento común en las iniciativas de microcréditos llevadas a cabo con más éxito en el mundo subdesarrollado es el énfasis en la financiación a las mujeres.
Sin embargo, en muchos países las mujeres no tienen acceso a la tierra ni al crédito, ni tampoco a otros recursos productivos que les permitan producir alimento y que generen la renta necesaria. Si en los últimos años las mujeres han logrado salir del mecanismo del trabajo para la mera subsistencia y han puesto en marcha iniciativas económicas autónomas, ello se debe en gran parte a las organizaciones que se han interesado por esta problemática. El éxito de los proyectos de microcréditos concedidos en primer lugar a las mujeres pone en evidencia la importancia que para estas últimas tiene la participación y el acceso a la enseñanza.
La condición femenina mejora de modo significativo cuando la mujer tiene acceso al capital. Según afirma Muhammad Yunus: «El microcrédito permite a los pobres y a los desheredados acceder a una oportunidad que, por lo general, constituye exclusivamente una prerrogativa de los ricos; así, ciertos aspectos de la sociedad que se habían mantenido rígidos, fijos e inamovibles han empezado a volverse más fluidos, y las personas han comenzado a liberarse de todo un conjunto de preceptos y reglas a través del desarrollo económico». Los proyectos de microcrédito benefician en particular a las mujeres, puesto que las consideran empresarias capaces de explotar el potencial económico en una sociedad marginada. Sólo mediante la educación es posible derrotar a la ignorancia, que golpea sobre todo a las mujeres por razones culturales difíciles de modificar. La mayor parte de los analfabetos del mundo son mujeres, por razones de edad, por haberse visto forzadas a abandonar la escuela o por la distancia que las separa de las estructuras escolares.
Como ha declarado el presidente de la República Italiana, Carlo Azeglio Ciampi: «[…] El gran desafío del siglo XXI consiste en afrontar y superar la diferencia entre el Norte y el Sur. África es el banco de pruebas de la capacidad de la comunidad internacional en lo referente a aceptar ese desafío […]. Contrastar las causas profundas de los conflictos, apoyar las iniciativas de mantenimiento de la paz, impulsar el buen gobierno y políticas sociales adecuadas para otorgar educación, salud y oportunidades para todos, y romper el círculo vicioso de la pobreza extrema, que todavía hoy condena a cientos de millones de personas en el subcontinente a luchar por la supervivencia: éstos son los objetivos que se deben perseguir en el marco de las Naciones Unidas y la Unión Europea […]. Ante los desafíos del siglo XXI, los países occidentales se hallan directamente expuestos a las repercusiones negativas del aún no resuelto aislamiento de África en las corrientes mundiales de intercambio económico, político y cultural». Hoy se calcula que, en todo el mundo, el número de adultos analfabetos llega a los 880 millones. Ese enorme número de deshereda2. Intervención del presidente de la República Italiana, Carlo Azeglio Ciampi, con ocasión de la celebración de la «Jornada sobre África», Roma, Istituto Italiano per l’Africa e l’Oriente, 27 de mayo de 2003. dos no podrá salir de sus propias condiciones de pobreza y explotación.
Así pues, no se puede minusvalorar la gravedad de esta situación, y se impone que aquellos que viven en condiciones privilegiadas favorezcan las oportunidades de un desarrollo ecuánime y autónomo de los países pobres. La educación no sólo es la clave de un desarrollo individual, sino que con una educación adecuada se puede derrotar a la pobreza y afrontar las situaciones que vayan surgiendo. La universalidad de la comunicación en internet y la introducción de sistemas multimedia avanzados, sobre los que se basan los programas y los proyectos innovadores, ofrecen nuevas posibilidades para superar dificultades de naturaleza espacial y temporal. En efecto, el conocimiento, entendido como cultura, fundamenta las bases para una transformación antropológica y social, y halla su propio sostén en la innovación de los conceptos de enseñanza, aprendizaje, transmisión y construcción interactiva de los conocimientos.