Tejiendo redes en el Mediterráneo entre periodistas y comunicadoras

Tona Gusi

Associació de Dones Periodistes de Catalunya

Alícia Oliver

Red Europea de Mujeres Periodistas

Sonia Ruiz

Les Pénélopes

Una historia de mujeres periodistas

El Mediterráneo ha sido un mar clave en la historia de la humanidad; ya desde la Antigüedad pasó a constituirse en un espacio de intercambio entre los diferentes pueblos que lo han habitado y que en él se han desarrollado con una riqueza y diversidad cultural extraordinarias. Pero el Mediterráneo también ha sido, y es, un espacio de conflicto donde la confrontación y las tensiones entre el Norte y el Sur se hacen evidentes; y donde las diferentes violencias, la pobreza, los integrismos, las guerras, etc., son un hecho.

Este marco de intercambio y colaboración, así como el empeño por conocer otras realidades y, sobre todo, el intento de otorgar apoyo y voz a nuestras compañeras argelinas, fue lo que nos llevó a poner en marcha, en 1995, las jornadas «Las periodistas, el Mediterráneo y el futuro», organizadas por la Red Europea de Mujeres Periodistas, una entidad creada por la Asociación de Mujeres Periodistas de Cataluña. Dichas jornadas dieron lugar a que nos reuniéramos muchas profesionales del periodismo de las dos orillas, que durante tres días compartimos y conocimos la realidad de las diferentes situaciones profesionales en países como Francia, Italia, Bosnia, Albania, Grecia, Turquía, Israel, Egipto, Túnez, Argelia y Marruecos.

Dejando a un lado la situación de violencia que en aquellos momentos sufría Argelia, o el conflicto que aún existe en Oriente Próximo, nos percatamos de que la situación profesional en la que todas estábamos inmersas no difería en absoluto en las dos orillas mediterráneas. Más paro y precariedad laboral, discriminación salarial, poca presencia en los cargos de decisión, invisibilidad en las fuentes informativas, etc., fueron algunas de las coincidencias que observamos en los diferentes países mediterráneos. Al final de las jornadas redactamos conjuntamente unas propuestas que, por desgracia, después de una década, aún continúan sin ser llevadas a la práctica. Desde la Red siempre hemos sido conscientes de que en Europa también tenemos un Norte y un Sur, así como de que nosotras formamos parte de ese sur europeo que intenta salir y alejarse de todos los tópicos que lo acompañan.

Las jornadas, reuniones, proyectos en común, etc., con nuestras compañeras periodistas del Norte nos han servido para conocer otras estrategias y realidades diferentes a la nuestra. Por ejemplo, la Asociación de Mujeres Periodistas de Finlandia lleva más de cincuenta años trabajando en favor de los derechos de dicho colectivo en su país; es decir, en la misma época en que los habitantes de nuestro país (mujeres y hombres) luchaban por salir de la oscura etapa de nuestra historia más reciente. Paralelamente a nuestras jornadas, en Barcelona tenía lugar la Cumbre Euromediterránea con el objetivo de impulsar un partenariado Norte-Sur capaz de establecer un espacio de paz, estabilidad y prosperidad compartidas…

Un mar de realidades y comunicaciones transformadoras

Diez años después, en noviembre de 2005, se volvió a celebrar en Barcelona la Cumbre Euromediterránea Barcelona+10, en cuyo marco tuvo lugar la Conferencia Euromed Mujeres. En el acto inaugural, el presidente del Parlamento Europeo, Josep Borrell, dijo «que la igualdad entre mujeres y hombres tiene que constituir una de las prioridades del relanzamiento del Proceso de Barcelona». Borrell señaló que entre los puntos débiles de la primera Cumbre Euromediterránea estaba no haber incidido lo bastante en el papel que la mujer podía desarrollar en los ámbitos político, económico y social.

También manifestó que en «la Declaración de la Cumbre de Barcelona de 1995 y sus anexos podía contabilizarse un total de 7.370 palabras y, entre ellas, la palabra mujeres sólo aparecía cuatro veces». Con todo, esa invisibilidad —representativa y simbólica— ha empezado a disminuir fruto del trabajo que las mujeres han llevado a cabo en el marco de la comunicación, el tratamiento y la transmisión de información. Durante ese tiempo se han ido implantando nuevas y buenas prácticas en el marco de un intercambio y una cooperación fluidos entre ambas orillas mediterráneas. Y si entre las mujeres periodistas mediterráneas la necesidad de encontrarse y trabajar conjuntamente volvió a (re)iniciarse —al igual que otros grandes pasos impulsados en el ámbito de las políticas de género— con motivo de la IV Conferencia Mundial de las Mujeres de Naciones Unidas, en la década siguiente se irían propiciado iniciativas que en la actualidad se están perfilando, o consolidando, y cuyo protagonismo corresponde a la ciudadanía, y no sólo a las grandes cumbres institucionales. Nos hemos dado cuenta de que encontrarnos y reconocernos nos fortalecía como mujeres y propiciaba transformaciones sociales y de género.

Para las mujeres periodistas y comunicadoras del Mediterráneo, compartir estrategias y conocimientos ha pasado a ser una realidad en ebullición que ha tomado forma en los espacios sociales con la progresiva incorporación de las tecnologías de la información y la comunicación en nuestro entorno. Más allá del reconocimiento de situaciones semejantes y de otras distintas en las relaciones laborales por parte de los medios y las diferentes sociedades, existían transformaciones y cambios que podíamos llevar a cabo juntas y de manera cooperativa —cada una de nosotras desde un punto en concreto. Así, llevando la comunicación a un plano más comunitario, al terreno y al servicio de las personas, para muchas mujeres (y, en primer lugar, para las periodistas) la apropiación de los medios y de los recursos por parte de todas pasaría a ser una prioridad, y se comenzarían a gestar y a hacer realidad proyectos de transmisión e intercambio de conocimientos y de formación participativa en nuevas tecnologías.

Conocer los recursos que están al alcance de todos nosotros constituye una herramienta capaz de transformar la sociedad; mucho más cuando las mujeres comunicadoras pueden conseguir que su voz llegue, convirtiéndose en protagonistas de todo el proceso de creación de los contenidos, informando con perspectiva de género (feminista). ¡Y cuántas buenas prácticas comunicativas hemos creado las mujeres! www.mediterraneas.org es un ejemplo de web, realizada por Mujeres en Red, que nos acerca a la realidad común y contrapuesta de las mujeres mediterráneas. Las periodistas y comunicadoras mediterráneas hemos trabajado desde el software libre, que es sinónimo de acercamiento libre, querido, compartido y participativo, y con valores que transmiten igualdad de género. Asimismo, son muchas las listas de internet que nos unen y que favorecen el trabajo en común, conociendo y luchando para abrir más la rendija digital de clase y de género tan vigente hoy en día.

Como decíamos, las preocupaciones durante esta década no han variado mucho. Llevamos a las palestinas en el corazón y en la rabia de la impotencia —hoy aún mayor—, y nos conmociona notar que muchas veces nada ha cambiado cada vez que se reproducen represiones en Marruecos, en Argelia o en nuestra propia casa. Desde 1996 las Pénélopes hemos ido informando sobre lo que nos pasaba a las mujeres mediterráneas, y desde la perspectiva actual, y dando una ojeada rápida a los artículos, hemos podido comprobar que, a pesar de los pocos cambios que se han producido durante la última década, ahora somos más las mujeres que podemos hablar y que vemos con claridad las luchas pendientes a que debemos enfrentarnos, como, por ejemplo, los códigos de familia opresivos, o las deslocalizaciones del sector del textil (como ha sucedido en Igualada, en Cataluña, y en Ratisalah, en Marruecos); un mismo problema pendiente de solución en las dos orillas.

Aunque es importante trabajar por los derechos humanos y la democratización de la región, no debemos olvidar la importancia del papel que desempeña la sociedad civil y, en particular las mujeres, en la defensa de dichos derechos. Sin duda, las reuniones ministeriales, los programas europeos y la creación de fundaciones por parte de las instituciones y los gobiernos europeos son importantes, pero dichas iniciativas no deben llevarnos a olvidar —como está haciendo ahora la Unión Europea (UE)— la importancia de la tarea realizada por muchas asociaciones de mujeres. Si anteriormente la Dirección General de Trabajo y Asuntos Sociales de la UE daba apoyo a este tejido asociativo, ahora el volumen de ayuda ha disminuido para favorecer la colaboración con entidades y organismos dependientes de las administraciones locales, comarcales o estatales de los países miembros de la UE. Asimismo, no debemos olvidar el trabajo de todas las organizaciones no gubernamentales que, durante años, formando una red, han realizado una tarea importante; en muchos casos han sido el motor que ha impulsado los avances sociales que las políticas gubernamentales incorporarían con posterioridad. En este foro de mujeres que se pretende crear en el ámbito mediterráneo, la voz de todas nosotras también tiene que estar presente para hacer del Mare Nostrum un verdadero lugar de encuentro y de intercambio multicultural, en el que todo el mundo —mujeres, hombres y niños— tenga garantizados sus derechos.

Así sucedió en el primer Foro Social del Mediterráneo, que tuvo lugar en Barcelona en la primavera de 2005. Durante su celebración, la Asamblea de Mujeres aprobó un manifiesto, se celebró una reunión de mujeres periodistas y comunicadoras, y se procedió a la creación de una red de mujeres árabes del Mediterráneo. Una de sus impulsoras, Adella Biadi, del Centro Mossava de Palestina, explicaba: «Con este encuentro, las mujeres que vivimos en los países árabes queremos conocernos y unirnos, en vistas a pensar en cómo avanzar en nuestras luchas políticas, en temáticas como la libertad para decidir sobre nuestros cuerpos, los puntos de control del ejército israelí en Palestina y la libertad de expresión».

Por una Red de Mujeres Periodistas del Mediterráneo

En la declaración de la conformación de la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género, que en el Estado español ha pasado a denominarse Red Internacional de Mujeres Periodistas y Comunicadoras, podemos encontrar estas palabras: «Concebimos esta red internacional como un espacio donde confluyen periodistas, de forma individual o colectiva, de diferentes lugares del planeta, con el propósito de promover un periodismo con perspectiva de género». Y también estas otras: «Ante la globalización, y conscientes de la necesidad de potenciar el trabajo de las redes que hacen visible la problemática de la condición social de las mujeres, y teniendo en cuenta los esfuerzos y logros alcanzados por otras redes nacionales y regionales en diferentes países, decidimos impulsar una amplia red intercontinental». ¡Entre continentes…! En esa ocasión, en noviembre de 2005 se construyó un puente que tejió una red entre ambos lados del Atlántico.

Y en 2007 queremos dar otro paso, levantar otro puente y tejer también otra red entre continentes, pero esta vez especialmente entre las dos orillas del Mediterráneo. Entre compañeras periodistas y comunicadoras de ambas orillas, entre vecinas. Las mujeres periodistas debemos propiciar el acercamiento, y a veces incluso el descubrimiento, entre las mujeres de Europa y las de los países del sur del Mediterráneo, facilitando el conocimiento de la otra para poder avanzar conjuntamente. Hay que huir de los prejuicios y los estereotipos. Si los medios de comunicación ya hablan poco de la región euromediterránea, aún lo hacen mucho menos de las mujeres como sujetos y protagonistas de las noticias, y muy pocas veces aquéllas constituyen sus fuentes informativas, como muestra el Proyecto de Monitoreo Global de los Medios de Comunicación 2005, el último estudio internacional publicado sobre el tema. Las diferencias entre las mujeres periodistas del norte y el sur del Mediterráneo tienen la misma explicación política y económica que otros colectivos profesionales, pero las diferencias de género entre hombres y mujeres perviven y se mantienen debido a la influencia de las sociedades patriarcales en ambas orillas.

En Europa, en muchas ocasiones los problemas y la lucha por los derechos humanos, en este caso por los derechos de las mujeres, aún están vigentes, como sucede con el tema de la violencia de género. Debemos continuar avanzando en la lucha a favor de la defensa de la paridad, la igualdad de oportunidades y la dignidad del cuerpo de la mujer. En los países del sur del Mediterráneo, la falta de reformas políticas y sociales y los conflictos —como el que existe entre Israel y Palestina o el del Sáhara— dificultan aún más la lucha por los derechos de las mujeres en el seno de unas sociedades muy conservadoras en el ámbito cultural. En el reportaje «La liberación de la mujer»,2 la periodista Ángeles Espinosa recoge diversas reflexiones de algunas mujeres periodistas y profesionales de los países árabes del Mediterráneo. Dichas mujeres critican a menudo que los medios de comunicación occidentales no informen nunca de los avances de las mujeres árabes, tanto en la administración como en la empresa privada, así como que siempre las muestren bajo los estereotipos difundidos por los islamistas radicales, y afirman que ellas no son tan víctimas como las presentan.

Estas opiniones ya se reflejaban en las jornadas «Las periodistas, el Mediterráneo y el futuro». Pese a que los avances producidos no hayan significado una mejora de la situación general de las mujeres en esos países, su difusión constituye una obligación periodística, al tiempo que un reconocimiento hacia ellas. Entre los principales problemas que hay que denunciar están el analfabetismo, la pobreza, la violencia, la discriminación y la marginación de la vida pública (las Naciones Unidas consideran que ésta es una de las tres principales causas del retraso socioeconómico de los países árabes), los códigos de familia, el conservadurismo de las sociedades y el miedo a ser criticadas por occidentalizarse. Entre sus principales tareas proponen cambiar la imagen de la mujer en los medios de comunicación y en la literatura, así como trabajar en favor de la concienciación sobre los derechos de las mujeres, el derecho a la educación, los cambios legislativos, etc Muchas de estas reflexiones también nos han llegado de boca de periodistas con las que hemos compartido personalmente foros y debates, tales como Salima Ghezali, Kaweer Salam y Nawal El Saadawi.

La red de periodistas y comunicadoras tiene que trabajar por el reconocimiento laboral, económico y social de las mujeres periodistas, y al mismo tiempo hacer posible la visibilidad de las mujeres, sus vidas y sus actos en los medios, consiguiendo un cambio profundo de mentalidad que se refleje en los actuales me dios de comunicación y creando nuevos medios a partir de las posibilidades que nos ofrecen las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). No olvidemos que también en este ámbito se está produciendo una fractura entre los hombres y las mujeres en cuanto a la utilización de dichas TIC. Sin embargo, estas tecnologías suponen una nueva y gran oportunidad que nos ofrece el mundo actual, así como un medio que nos permite elaborar la información con otra mirada, con visión de género, al tiempo que nos facilita ir tejiendo esta red entre nosotras: las mujeres periodistas y comunicadoras.

Hacer realidad esta red es un viejo sueño del que tenemos precedentes muy preciados y un legado de experiencias fruto del asociacionismo y las buenas prácticas de redes locales y regionales, que hoy nos permiten avanzar de una manera más sólida y veloz. Es bueno que toda Europa se sienta corresponsable del acercamiento a los países del norte del Mediterráneo, y asimismo es necesario que en este proceso de integración Norte-Sur se faciliten las asistencias técnicas y la ayuda imprescindible a los grupos y a las entidades civiles que luchan por el reconocimiento de los derechos de las mujeres.