La igualdad entre mujeres y hombres es un reto de alcance mundial y de gran trascendencia para las sociedades euromediterráneas, tanto del Norte como del Sur. La distancia entre las expectativas generadas hace diez años por el Proceso de Barcelona y la realidad actual es muy grande en cuanto a los derechos de las mujeres, puesto que se está lejos de la igualdad de oportunidades. Para abordar esta cuestión, el Gobierno catalán —con el Patronat Català Pro Europa— decidió organizar los días 24 y 25 de noviembre de 2005 una Conferencia Euromed Mujeres Barcelona+10, con el objetivo prioritario de impulsar el papel activo de las mujeres en el Partenariado Euromediterráneo e insistiendo en la necesidad de introducir la perspectiva de género en la concepción de políticas euromediterráneas por parte de la Unión Europea.
La conferencia reunió a un centenar de representantes de los estados miembros de la UE, de los países socios mediterráneos, expertas de la sociedad civil en los ámbitos social, económico y cultural, y representantes de las instituciones y los órganos de la UE (Comisión Europea, Parlamento Europeo, Consejo de la UE, Comité Económico y Social y Comité de las Regiones). Esta ocasión supuso una oportunidad excepcional para congregar a los actores implicados para tratar un tema tan universal —no sólo euromediterráneo— como los problemas específicos de las mujeres. Se evaluaron los diez años transcurridos de Partenariado y se reflexionó sobre los logros conseguidos —y también las carencias— en relación con las diferencias socioculturales entre géneros que son esenciales para el empoderamiento y desarrollo de las mujeres en distintos ámbitos y sectores sociales.
También supuso una oportunidad para promover el diálogo y el intercambio entre las mujeres de la región y para debatir los medios para relanzar el Proceso de Barcelona, con el fin de dotarlo de un apoyo financiero más eficaz y de más oportunidades para impulsar y poner de relieve los temas relacionados con las mujeres y sus derechos. La conferencia se estructuró alrededor de tres sesiones de trabajo coincidentes con los grandes ejes temáticos del Partenariado Euromediterráneo: 1) los derechos de las mujeres como garantía de los derechos humanos y de la profundización democrática, y como el vector de una sociedad más cohesionada; 2) la contribución de las mujeres desde el punto de vista micro y macroeconómico para el logro de un desarrollo sostenible; y 3) el acceso de las mujeres a la formación, la educación y la cultura como medio para mejorar el empleo, la competitividad y la ciudadanía activa.
Los derechos de las mujeres como garantía de los derechos humanos y de la profundización democrática, y como el vector de una sociedad más cohesionada
En este ámbito es esencial partir de la premisa de que los derechos de las mujeres forman parte de los derechos humanos, cualquier falta de respeto o la aplicación parcial de los derechos de las mujeres implica una falta de respeto por los derechos humanos. En consecuencia, es imprescindible garantizar jurídicamente los derechos de las mujeres y promover para ello las reformas legales necesarias. En el espacio euromediterráneo, las mujeres se enfrentan a numerosas dificultades para obtener la plenitud de sus derechos, que podrían definirse como frágiles, negociables y vulnerables.
En este sentido es evidente que existe una vinculación directa entre el grado de democracia y el grado de respeto del derecho de las mujeres. También cabe destacar uno de los temas que lamentablemente centran la actualidad mundial en relación con las mujeres: se trata del problema de la violencia hacia ellas. Una de las opciones para luchar contra esta violencia es avanzar hacia el empoderamiento de las mujeres. Asimismo existen otras posibilidades, como el establecimiento de normas en este ámbito, la promoción de políticas de igualdad y el fomento de la capacitación socioeconómica de las mujeres para poder garantizar su independencia. Otra problemática relacionada con la anterior es la seguridad, que, desde un punto de vista amplio, incluye los conflictos y guerras, la violencia de género y la seguridad económica, laboral y sanitaria.
Las situaciones de conflicto, violencia e inestabilidad refuerzan la opresión de la mujer y dificultan garantizar el avance de sus derechos si no se cuenta con un entorno seguro en un sentido amplio. Para progresar en situaciones de falta de seguridad, las mujeres han de involucrarse en el desarrollo de la cultura de la paz y deben ser parte de los procesos de solución de conflictos y toma de decisiones en materia de seguridad y política exterior. En este ámbito deben impulsarse más políticas centradas en las personas, dentro de un esquema general de replanteamiento de la seguridad que esté más basado en sus necesidades y en las amenazas que éstas sufren. Un tema fundamental en este capítulo, y también para el Proceso de Barcelona, es la problemática relacionada con la inmigración.
Actualmente el 50% de los flujos migratorios lo componen mujeres que, además, viven con más intensidad la marginación y sufren una situación de invisibilidad —también en los países de acogida. En este sentido es necesario dejar de considerar a las mujeres emigrantes exclusivamente como un «agente de familia», ya que los datos señalan que empiezan a equipararse a los hombres como primer miembro de la familia en emigrar. Las dos orillas del Mediterráneo deben colaborar para hallar una solución viable a los problemas relacionados con la migración, que incluya mejoras políticas de integración social sin olvidar el papel decisivo de las mujeres.
En este sentido, un buen punto de partida sería el desarrollo de acciones de cogestión de la inmigración entre los países de origen y de acogida, como intensificar el trabajo de preparación de las mujeres en el lugar de origen antes de que tenga lugar la inmigración. Por otra parte, para regular eficazmente esta problemática, los países de acogida no debemos olvidar dos cuestiones clave: dotar al empleo doméstico de la visibilidad necesaria para que pueda ser considerado como empleo real y la lucha contra el tráfico de mujeres para la prostitución.
La contribución de las mujeres desde el punto de vista micro y macroeconómico para lograr un desarrollo sostenible
En muchos países la mujer se ha incorporado al mundo laboral al mismo nivel que los hombres, pero todavía no obtenido un justo reconocimiento por su otro trabajo: el cuidado de la familia y los ancianos, y el trabajo doméstico. Esta carencia de reconocimiento es común tanto en el norte como en el sur del Mediterráneo. Así pues, hace falta un impulso en las estrategias nacionales para mejorar la posición de la mujer en el ámbito económico, que incluya el cuidado de los niños, el acceso igualitario a los derechos de propiedad, la obtención de capital para la creación de PYME y la mejora de su educación y formación.
Por otra parte, no puede existir desarrollo político ni económico sin la participación de las mujeres. De hecho, hay una relación directa entre la debilidad económica de un país y los derechos de sus mujeres. En el sur del Mediterráneo, las mujeres empiezan a convertirse en motores del desarrollo económico y cultural, pero todavía subsisten grandes diferencias con los hombres en estos ámbitos. En este sentido es indispensable que las mujeres cuenten con acciones legales y financieras de apoyo a su independencia económica. Asimismo, la formación debería estar directamente relacionada con las posibilidades de empleo.
El acceso de las mujeres a la formación, la educación y la cultura como medio para mejorar el empleo, la competitividad y la ciudadanía activa
En el sur del Mediterráneo todavía subsisten deficiencias en el ámbito educativo que deben superarse para lograr el acceso universal a la educación. En los últimos años se han conseguido importantes avances para mejorar la educación, reducir el analfabetismo y progresar en materia legal. No obstante, el rol de la mujer en la vida económica y política no se ha fortalecido, debido a la persistencia de barreras sociales y económicas y por la marginalidad de los temas relacionados con la igualdad de oportunidades en las agendas políticas de los gobiernos. Es necesario revisar de los programas y materiales educativos tanto en el Norte como en el Sur con el objeto de eliminar estereotipos, crear sinergias y fomentar los intereses comunes. En el ámbito político, es fundamental que las mujeres participen en la vida pública, sobre todo en los procesos de toma de decisiones. La mejora del nivel educativo de las mujeres y su representación en los puestos de toma de decisiones debe contar con la visibilidad necesaria.
Es necesario que la perspectiva de género se aplique de manera transversal en el ámbito de las políticas públicas. La voluntad política es imprescindible para conseguir estos objetivos, y también es necesaria una mayor dotación económica que permita su realización. Finalmente, deben resaltarse algunas de las propuestas de Barcelona que, desde el gobierno de la Generalitat de Cataluña, se espera que se recojan y se desarrollen más ampliamente en la Conferencia Ministerial de este año:
• El establecimiento de un mecanismo regional EuroMed, de carácter cualitativo, que implique a sociedades y gobiernos, y que tenga entre sus funciones observar, evaluar y hacer el seguimiento de la situación de la mujer en el espacio euromediterráneo para promover buenas prácticas, hacer benchmarking y para denunciar los retrocesos o la falta de aplicación de los derechos humanos en las políticas de género.
• El desarrollo de indicadores comunes para conocer la situación de las mujeres y evaluar su aportación al bienestar de cada país, al tiempo que permitan plantear objetivos comunes.
• La elaboración de presupuestos de género como instrumento para la eficacia y eficiencia de las políticas públicas.
Las conclusiones de la Conferencia Euromed Mujeres Barcelona+10 pudieron ser entregadas en mano a la comisaria europea de Relaciones Exteriores y Política de Vecindad, Benita Ferrero-Waldner, quien asistió a parte de las jornadas, para que las llevara a la Cumbre Euromediterránea, que se celebraba los días 27 y 28 de noviembre de 2005 en Barcelona, y así pudieran ser tenidas en cuenta en sus conclusiones. Partiendo de estas conclusiones, la Generalitat también remitió a la Comisión un documento que incluye las directrices consideradas esenciales para centrar el debate de la Conferencia Ministerial Euromed Mujeres que la Comisión Europea organiza el mes de noviembre en Estambul. Esta contribución a la Conferencia Ministerial de noviembre de 2005 está estructurada de acuerdo a los ejes centrales de la Conferencia de Barcelona. De los resultados de la Conferencia de Barcelona se concluye que no se puede hablar de desarrollo político ni económico sin la participación de las mujeres.
De hecho, existe una relación directa entre la debilidad económica de un país y los derechos de las mujeres. En el sur del Mediterráneo, las mujeres empiezan a convertirse en motores del desarrollo económico y cultural, pero todavía nos encontramos muy lejos de eliminar las diferencias en estos ámbitos. El trabajo que se inició con la Conferencia Euromed Mujeres Barcelona+10 ya ha tenido continuidad en el encuentro del mes de junio en Rabat y ha seguido su curso con la celebración de la Conferencia Ministerial Euromed Mujeres en Estambul, en noviembre de 2006, organizada por la Comisión Europea.
Este ejercicio que se ha desarrollado en el ámbito de las mujeres puede ser un patrón útil para avanzar en la misma dirección en otros ámbitos del Partenariado Euromediterráneo. Deseo que las aportaciones realizadas desde Cataluña a la agenda euromediterránea no sean marginadas y se mantengan como tema clave del Proceso de Barcelona.