Como ya sabemos, durante el IV Foro Social Europeo se desarrollaron ocho seminarios y numerosos talleres feministas dentro del ámbito «Alternativa feminista». La cuestión de género también era parte integrante de los 210 seminarios restantes y de decenas de talleres del Foro. Si bien los seminarios feministas fueron menos numerosos que en los precedentes foros sociales europeos, comprobamos con satisfacción que su contenido era de calidad y reflejaba el deseo de hacer progresar el proceso de recomposición del movimiento feminista en Europa. Todas las salas estaban abarrotadas, y los debates, llenos de vida, contaban con la presencia de centenares de representantes de redes por los derechos de las mujeres, asociaciones de mujeres, y sindicatos y organizaciones políticas procedentes de todos los confines de Europa, con una amplia participación de la Europa del Este (Rusia, Ucrania, Moldavia, Polonia, Hungría, Rumania, Bulgaria, República de Macedonia, Albania, Serbia y Croacia).
Se trata de una novedad, podría decirse que histórica, ya que los movimientos feministas del Este y el Oeste habían colaborado escasamente en el pasado. También había numerosas mujeres de Turquía, Chipre, Francia, Italia, Gran Bretaña, el País Vasco, Cataluña y el Estado español, Holanda, Dinamarca, Suecia, Alemania, Austria, Israel y Palestina, y de África y Latinoamérica. La colaboración entre las redes feministas europeas para la preparación de la Asamblea del IV Foro Social Europeo (FSE) ha constituido una novedad. Dado que esas redes también están implantadas en los países del Norte, podrían contribuir a reforzar los vínculos entre las feministas de esos países y las de otras regiones de Europa. En cambio, no ha avanzado la colaboración con otras redes de gran importancia, como la red de las Mujeres de Negro, muy presente en los foros anteriores.
¿Cuál era el reto de la intervención feminista en el IV Foro Social Europeo?
El reto primordial de la intervención feminista en el IV Foro Social Europeo era darle un nuevo impulso y garantizar la continuación de nuestras intervenciones feministas en los foros con el fin de dar respuesta a las preocupaciones y preguntas surgidas tras el III FSE de Londres. La Asamblea de Mujeres del FSE ya tiene su pequeña historia. La idea nació al finalizar el I FSE de Florencia, en 2002, cuando se observó que la presencia feminista era muy poco visible, sobre todo en los seminarios. Asimismo, la Asamblea de Mujeres, que organizó una jornada en la inauguración del II FSE, celebrado en París en 2003, tenía como principal objetivo garantizar la visibilidad y la importancia de la presencia del feminismo y sus fuerzas vivas en Europa.
No olvidemos que en esa época se oían muchas voces que pregonaban el fin del feminismo.El gran éxito de la Asamblea de Mujeres y de esa jornada, con la participación de más de 3.500 mujeres de 55 países y más de 350 asociaciones, procedentes de los cinco continentes, contribuyó en gran medida a desmantelar esas ideas falsas y a demostrar que el movimiento feminista no sólo estaba muy vivo, sino que también constituía una fuerza real e ineludible, sin la que no sería posible la construcción de esa Europa distinta. No obstante, en el FSE de Londres la Asamblea de Mujeres se redujo a su mínima expresión debido a algunos grupos de mujeres del país de acogida, Inglaterra, que decidieron no prestar apoyo a su organización. Si el movimiento altermundista en general pasaba entonces por un mal momento, el FSE de Londres ilustraba también las divergencias con una pequeña corriente del movimiento de las mujeres.
Una corriente que atribuye sólo al capitalismo todas las «desgracias de las mujeres», que no tiene como referente al feminismo, que no comparte el análisis según el cual la opresión y la explotación de las mujeres también se debe al patriarcado, que jerarquiza las luchas y relega a un segundo plano las reivindicaciones feministas, tras las reivindicaciones antirracistas y antibelicistas, y que se niega a denunciar la opresión de las mujeres por parte del integrismo musulmán. Y, sobre todo, esta corriente no participa en la construcción del movimiento ni en las movilizaciones autónomas de las mujeres.
¿Cómo fue la Asamblea de Mujeres en el IV FSE de Atenas?
La Asamblea de Mujeres y la nueva arquitectura de la intervención feminista en el IV FSE se han concebido según una línea de continuidad con las estrategias elaboradas en los grandes encuentros internacionales feministas de los últimos años, en gran parte promovidos por la Marcha Mundial de Mujeres (Bruselas en octubre de 2000, París en noviembre de 2003, Vigo en 2004, Marsella en 2005, los FSE de Florencia en 2002 y Londres en 2004, y la Asamblea de Mujeres del Foro Social Mediterráneo de Barcelona). Queríamos crear una memoria, evitar la repetición y responder a las necesidades del proceso de construcción europea de los movimientos feministas.
Los seminarios feministas abordaron un amplio abanico de problemas cruciales de nuestra época neoliberal, como «Democracia y feminismo», «La violencia que sufren las mujeres», «Los derechos de las mujeres en la Europa central y del Este», «La muerte programada del Estado social», «El trabajo y el empleo precario», «Las mujeres inmigradas atenazadas por el capitalismo, el racismo y el patriarcado», «Los derechos de las mujeres lesbianas» y «Mujeres y guerra», sin olvidar, claro está, la ofensiva de las iglesias contra algunos de nuestros derechos fundamentales. Los seminarios de mujeres y la Asamblea de Mujeres tenían por objetivo dar la palabra a decenas de redes europeas y hacer visible el trabajo feminista realizado en el marco del Foro Social Europeo.
Se pidió a las participantes en los seminarios (que fueron autoorganizados) que tomaran parte en la Asamblea de Mujeres de modo que pudieran presentar sus conclusiones y propuestas para las acciones y movilizaciones futuras. Paralelamente, a todas las que participaban en seminarios o talleres de otros ámbitos temáticos que abordaran de modo preciso la temática de género, se les solicitó que presentaran sus conclusiones en la Asamblea de Mujeres —punto culminante del conjunto de actividades—, que tuvo lugar el sábado 6 de mayo al finalizar el FSE de Atenas. El proceso era nuevo y funcionó bien.
Representantes de 13 seminarios, que incluían los ocho seminarios del ámbito del FSE «Alternativa feminista», presentaron sus informes a la Asamblea de Mujeres, y se suscribió un llamamiento europeo que sintetizaba las conclusiones y propuestas de acción de los seminarios. Entre 700 y 1.000 mujeres participaron en la Asamblea, lo que constituye un éxito considerable si se tiene en cuenta que al mismo tiempo se celebraban todas las demás asambleas y numerosas actividades. Era imposible convocar la Asamblea después de las otras actividades, ya que al mediodía tenía lugar la manifestación.
Cuál es el balance?
Los seminarios tenían por objetivo dar respuesta a cuatro necesidades fundamentales:
1. La organización de acciones y la movilización de las mujeres.
2. La formulación de reivindicaciones enérgicas y precisas, susceptibles de ser integradas en un programa político.
3. La promoción de la organización de las mujeres jóvenes en el ámbito europeo.
4. El acercamiento, la colaboración y la creación de redes con las mujeres de la Europa del Este.
En lo que se refiere a la organización de acciones y la movilización de las mujeres, se propusieron actividades y campañas europeas comunes en cada encuentro internacional. Sin embargo, nos encontramos con dificultades, que distan mucho de haberse superado, para llevar a cabo movilizaciones temáticas. Las propuestas surgidas del seminario «La lucha de las mujeres contra la violencia de género» intentan indicar unas pistas más precisas para dar respuesta a esos problemas: la idea de proponer a las mujeres europeas que se organicen como las españolas —es decir, que se unan en torno a una plataforma unitaria nacional, regional o europea— podría constituir un auténtico progreso. Un concepto eficaz podría ser agrupar las grandes redes temáticas y promover la colaboración entre ellas con vistas a una movilización unitaria en Europa, que tendría lugar antes de las elecciones europeas de 2009. Las fuerzas y redes feministas se unirían en torno a esta plataforma, que se podría poner en marcha mediante un llamamiento a escala europea.
También podría ser realizable la propuesta referida a la participación de las redes feministas en las marchas europeas contra la pobreza y la precariedad de junio de 2007, en ocasión de la reunión del G8 en Alemania, de común acuerdo con los movimientos sociales europeos. Se trataría de una campaña de larga duración y no de una acción de sólo un día. En vez de intentar crear nuevas redes temáticas sobre la precariedad, sería mejor promover la colaboración entre las redes mixtas ya existentes y tratar de formar un pequeño núcleo de mujeres, e incluso destinarle una persona que se dedicaría sistemáticamente a estas cuestiones en el ámbito europeo. En cuanto al objetivo de formular reivindicaciones europeas enérgicas y precisas, algunos seminarios del IV FSE representaron un avance.
Por ejemplo, el seminario «Feministas por una Europa laica» preparó un cuestionario sobre las relaciones entre la religión, el Estado y las mujeres. Dicho cuestionario se envió a las redes de todos los países. Su objetivo era elaborar una descripción exacta y detallada de la situación y lograr una convergencia con vistas a la reivindicación de una ley sobre la laicidad en Europa. A este respecto, cabe preguntarse si la laicidad es un tema controvertido en el seno del FSE. ¿Por qué no se ha incluido como principio básico de la Europa que queremos en el texto de la resolución de los movimientos sociales? Y no obstante, es un valor universal…
¿Cuáles deben ser las alianzas?
El principal objetivo de la participación feminista en la creación del movimiento altermundista y del FSE era la unidad con los movimientos sociales mixtos con el fin de luchar conjuntamente contra las políticas neoliberales, un objetivo que está hoy más vigente que nunca. La victoria de las luchas por los derechos fundamentales de las mujeres exige más que nunca la solidaridad de todos los movimientos sociales.
Pero, ¿qué unidad y a qué precio? En los primeros tiempos del FSE, el marco unitario se definía a partir de objetivos propios de luchas generalistas y simbólicas. Al enunciar objetivos cada vez más delimitados y concretos, reaparecen las divergencias y las alianzas se vuelven más complejas. Creemos que debemos seguir construyendo un marco unitario y acciones unitarias del máximo alcance posible, promoviendo unas alianzas temáticas de geometría variable.
• La cuestión del reagrupamiento de nuestras propuestas alternativas: recuperar todo lo que, en materia de reivindicaciones, se ha formulado desde hace cinco años y, a partir de esa base, elaborar un solo texto.
• Cada vez es más necesario presentarse en Europa como una fuerza que tiene un programa feminista alternativo.
• Existe una necesidad real de crear un espacio propio de reflexión feminista europeo, independiente del FSE, para poder profundizar en nuestras reivindicaciones europeas.
• Dicho espacio daría pie a una nueva emergencia del movimiento feminista en Europa. Ahora, los movimientos feministas aparecen como generalistas o como temáticos. Se trataría de manifestarse en el ámbito europeo como una fuerza que puede intervenir en las cuestiones fundamentales.
• Se debe discutir sin tabúes la relación de los movimientos de mujeres con la política. Es una necesidad tanto más apremiante cuanto que éstas comprueban que, al contrario de lo que sucedía anteriormente, bajo el neoliberalismo resultan muy difíciles de obtener las más mínimas reformas, y cualquier lucha por nuestros derechos más elementales tiende a adquirir connotaciones políticas debido a la total intransigencia de los gobiernos neoliberales.
• Por lo tanto, deberíamos reflexionar sobre la manera de influir en la política y, además, colaborar con las mujeres con cargo electo que trabajen en partidos progresistas, pero preservando la autonomía de nuestro movimiento.
• En cuanto a los esfuerzos por crear un movimiento de jóvenes feministas, creemos que es un tema clave que la generación anterior no debate ni tiene en cuenta suficientemente. El seminario titulado «Ser una mujer joven hoy en día» era el único de este tipo.
Se plantean grandes interrogantes en cuanto al futuro de los movimientos feministas. ¿Qué formas de organización adoptarán? Nos encontramos en una situación transitoria. No olvidemos que la manifestación de mujeres organizada en Italia reunió a 200.000 mujeres en Milán, lo que demuestra que vuelve a haber una gran predisposición para salir a la calle a defender nuestros derechos. Pero, al mismo tiempo, las mujeres jóvenes tienen dificultades para organizarse de manera permanente y en estructuras temáticas. ¿Es ya hora de inventar un nuevo modo de comunicación en Europa entre las redes y las temáticas feministas? Creemos que sí.
Además, debemos encontrar un medio para construir nuestras movilizaciones temáticas. El objetivo sería crear una herramienta informática que sirviera para comunicar con el exterior, pero también para trabajar conjuntamente. Se trata de mantener vivas las relaciones entre las redes feministas europeas que se han tejido en los foros, realizar un seguimiento del trabajo de los diferentes encuentros europeos, preparar las reuniones de los foros sociales con la máxima eficacia posible y disponer de una herramienta para promover campañas públicas europeas.