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Coedició amb Estudios de Política Exterior
Entre tradición y modernidad
Hoy se publican más y mejores libros para niños, lo cual refleja las múltiples facetas de una sociedad árabe moderna en rápida transformación.
Petra Dünges
Apesar de los importantes obstáculos, en los últimos tiempos la literatura árabe infantil ha experimentado grandes avances, tanto en lo que se refiere a la calidad de los textos e ilustraciones, como a la variedad de los temas. En la actualidad se producen más y mejores libros para niños, lo cual refleja las múltiples facetas de una sociedad árabe moderna en rápida transformación, con sus tensiones entre tradición y modernidad.
La historia de esta categoría literaria es relativamente breve, y sus libros empezaron a publicarse en diferentes etapas en el mundo árabe. El primer país fue Egipto, donde existe desde finales del siglo XIX. Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos (EAU) no empezaron hasta la década de los sesenta. En la actualidad, Egipto y Líbano son los centros de la industria editorial, tanto en lo que se refiere a la literatura infantil como para adultos. EAU también ha empezado a desempeñar un papel importante. Los autores e ilustradores árabes trabajan a escala internacional, algunos de ellos proceden de países como Sudán y Yemen, en los que la actividad editorial no pasa de ser marginal.
La inestabilidad política, la pobreza, la censura y el analfabetismo predominantes en muchos países árabes crean un clima desfavorable para la literatura. No es de extrañar que en el mundo árabe la producción de libros para niños sea inferior que en Occidente. Aun así, en comparación con lo que ocurría hace 20 años, ha aumentado considerablemente, se han creado nuevas editoriales y las grandes han ampliado su oferta de literatura infantil. Un factor decisivo parece haber sido la mejora del nivel educativo de las mujeres árabes. Como la mayoría de la población alfabetizada está formada por lectores ocasionales y las familias todavía no fomentan suficientemente la lectura, el grueso de la producción son ediciones baratas, mal ilustradas y mal escritas. Al contrario de lo que ocurre en otros países, en los que la tendencia es positiva, en Siria e Irak, devastados por la guerra, la producción de libros se ha reducido de manera considerable. Algunas editoriales han cerrado o se han marchado a otros países, como la siria Bright Fingers, especializada en literatura infantil, que se ha trasladado a Turquía debido a la presión política de Bashar al Assad. En Egipto, la Primavera Árabe, aunque dio lugar a un cambio de régimen, no acabó con la censura.
En el mundo árabe, la literatura infantil tiene una función predominantemente didáctica. Su objetivo es transmitir valores como la obediencia a los padres, el patriotismo, el amor al islam y el aprecio por la cultura árabe. Incluso los libros infantiles pueden ser censurados. Con frecuencia, los textos son áridos y moralizantes y las ilustraciones inadecuadas para el relato. El abanico de temas es más bien limitado, muchos libros cuentan historias tradicionales tomadas del legado árabe o de la vida de Mahoma, las adaptaciones de los cuentos de hadas internacionales tienen una gran aceptación, y los relatos sobre científicos y viajeros árabes de la Edad Media van dirigidos a los jóvenes.
Las instituciones que fomentan la lectura entre los niños son de suma importancia. Un ejemplo destacado es el Instituto Tamer, de Palestina, ganador del Premio Memorial Astrid Lindgren. En los últimos 10 años, se han creado dos grandes premios internacionales dirigidos a mejorar la calidad de la literatura árabe infantil: el Premio Etisalat, organizado por la sección emiratí de la Organización Internacional para el Libro Juvenil (UAEBBY, por sus siglas en inglés), y el Premio Jeque Zayed del Libro, creado por la Autoridad de Cultura y Patrimonio de Abu Dabi.
Ya en la década de los setenta, el influyente ilustrador y editor Mohieddin Ellabbad afirmaba que hacían falta temas nuevos y mejores textos e ilustraciones para que la literatura fuese más atractiva para los niños. Cada vez más especialistas árabes se muestran de acuerdo con él. Hay quienes sostienen que los temas que reflejan la vida actual y sus problemas pueden preparar a las jóvenes generaciones para el futuro, que habría que representar el nuevo papel de la mujer en la sociedad y del padre en la familia, y que las alegrías y las penas de los niños deberían ser asuntos centrales en la literatura infantil. Por fortuna, cada vez más editores árabes siguen su consejo, y la profesionalización de los autores e ilustradores aumenta considerablemente.
El peso de las tradiciones
Los siguientes tres libros sobre niñas en situaciones tradicionales transmiten mensajes muy diferentes a los jóvenes lectores. En el primero, la protagonista acepta sumisamente una costumbre sumamente dura para ella. Mi madre Jadida, de Maryam al Rashidi y Reem al Mazrouei, publicado en EAU por Al Alam al Arabí, es la historia del profundo cariño entre una niña de una familia polígama y Jadida, la primera mujer del padre, que termina con la visita de la joven, ya mayor, a Jadida en su lecho de muerte. El libro, ilustrado por un artista de gran talento, se creó en un taller organizado por UAEBBY en colaboración con el Instituto Goethe. Transmite una visión del mundo muy conservadora en la que las mujeres están subordinadas a los hombres y los hijos a sus padres. Cuando era una niña pequeña, la protagonista creía que Jadida era su abuela. Al enterarse de la verdad y preguntar a su padre por qué tenía “dos madres”, él le contesta evasivamente: “Porque eres especial”, y ella se limita a comentar: “El nombre de mi madre Jadida también es especial”. (En árabe, jadida significa “nueva”). Más adelante, Jadida les da dinero a la niña y a su hermano, pero el chico recibe el doble que ella. Aunque se enfada, esta no da rienda suelta a su enojo, sino que busca la manera de sacar el mayor partido a su dinero. El cuento niega la voz a las niñas y les enseña que no tienen derechos.
El segundo libro trata de una prenda de vestir tradicional: el velo. En A mi manera de Mitha al Hayat y Maya Fidawy, publicado en EAU por Kalimat, una niña quiere llevar velo para ser como sus tres hermanas mayores, pero sus intentos por imitar sus diferentes estilos acaban en divertidas complicaciones hasta que se le ocurre la brillante idea de usar un imperdible para sujetarlo. Las alegres ilustraciones subrayan las personalidades de cada una de las hermanas y son el acompañamiento perfecto para la historia. En EAU, donde el velo no es obligatorio para las mujeres, el libro se puede leer como una divertida introducción para niñas a una prenda que tal vez lleven más adelante, cuando sean mayores. Sin embargo, los padres más religiosos que consideran que llevarlo es una obligación moral para las mujeres, pueden utilizarlo para inducir a las niñas desde la infancia a que se cubran la cabeza.
El tema del tercer libro es una tradición religiosa modificada creativamente sin perder su espíritu. Por qué no?, de Taghrid Najjar y Hasan Manasrah, publicado en Jordania por Al Salwa, se remonta a un pueblo palestino en la década de los treinta. Narra la vívida historia de una niña que se hace cargo de la tarea típicamente masculina de su padre, que ha caído enfermo: tocar el tambor para despertar a los habitantes del pueblo para la comida del amanecer durante el Ramadán. No tiene miedo de caminar sola en la oscuridad porque la acompaña un perro, y al final se le unen muchos otros niños, cada uno con su propio instrumento musical, y juntos llevan la alegría a toda la aldea. El libro presenta a unas niñas que no están limitadas por los papeles que se les han asignado.
Las formas literarias y artísticas tradicionales se pueden desarrollar creativamente para que constituyan la base de historias modernas, como muestran los siguientes ejemplos. La princesa oprimida, de Ragy Enayat y Helmi el Tuni, publicado en Egipto por Dar al Shuruk, cuenta los graves problemas de la opresión política y la guerra en un cuento de hadas inusualmente literario sobre una valiente princesa que resiste sin violencia a un rey despótico y es encarcelada. Esta historia multifacética está bien escrita, tiene bonitas ilustraciones y es interesante tanto para niños como para adultos. El libro ilustrado La historia de un sueño, de Nabiha Muhidly y Fadi Adila, publicado por Dar al Hadaek, se inspira en una historia que forma parte de Las mil y una noches. Un hombre pobre de Bagdad sueña una y otra vez con un tesoro que hay en El Cairo. Cuando va a la ciudad en su busca, la policía le da una paliza. El oficial le dice que también él sueña una y otra vez con un tesoro que hay en Bagdad, pero que sería una locura irse de El Cairo solamente por un estúpido sueño. El hombre pobre regresa a su ciudad donde hace fortuna en ella. La historia moderna trata de un emigrante pobre que, al regresar a su hogar, halla la confianza en sí mismo, y con ella la energía para trabajar por un futuro mejor.
Por supuesto, en la literatura árabe infantil también hay historias modernas que se desarrollan en escenarios absolutamente actuales. En
El gato travieso , de Abir Taher y Maya Fidawi, publicado en Jordania por Dar al Yasmine, un gato revoltoso elige como compañero a un hombre mayor tranquilo en contra de la voluntad de éste. Cuando el hombre intenta deshacerse del felino, el animal vuelve a su lado una y otra vez. Al final, los dos hacen un largo viaje en coche, tren y barco hasta el Polo Norte, donde el hombre planea dejar al gato para siempre, pero al llegar se da cuenta de que no puede abandonar a su amigo en el hielo y la nieve, y los dos vuelven a casa guiados por el gato, que conoce el camino.
En Alya y los tres gatos, de Amina Hachimi y Maya Fidawi, publicado en Marruecos por Yanbow al Kitab, tres gatos viven felices con una joven pareja actual en una típica casa marroquí hasta que los gatos observan que se están produciendo preocupantes acontecimientos. El vientre de la esposa crece cada vez más. Después, de la noche a la mañana, la mujer se va de casa con su marido para volver al cabo de unos días, otra vez delgada pero con una extraña criaturita que acarrea con ella a todas partes. ¿Quién es ese intruso? ¿Seguirá la pareja queriendo a sus gatos?
En Mi nuevo amigo, de Walid Taher, publicado en Egipto por Dar al Shourouk, un niño de una ciudad egipcia vuelve a casa en bicicleta por la noche después de visitar a su abuelo. El niño ve la luna en cada calle, y, al llegar a su destino, la luna ya lo está esperando encima de la casa de sus padres. Feliz, llega a la conclusión de que la luna lo conoce y quiere jugar con él. Su padre le explica que no es así, y que la luna se puede ver desde muchos sitios porque está muy alta en el cielo. A pesar de todo, cuando el pequeño se va a la cama, le dice a la luna: “Buenas noches, nueva amiga”. Lo interesante de este cuento es que el niño hace caso de sus propias ideas más que de las explicaciones de sus padres.
El mercado editorial para jóvenes lectores está dirigido principalmente a los niños. La literatura juvenil es más bien escasa. No obstante, la situación está cambiando poco a poco. La popularidad de la traducción al árabe de Harry Potter, de Joanne Rowling, editada en Egipto por Nahdet Misr, parece que ha animado a varios autores árabes a escribir para jóvenes. La novela de ciencia ficción Ajwan, de Noura al Noman, publicada en Egipto por Nahdet Misr, narra una aventura interestelar que se ha convertido en una serie televisiva de gran éxito. Muchos autores árabes consideran que las historias de amor son tabú para los jóvenes lectores. Una excepción es el bonito libro ilustrado Haltabees, de Rania Zaghir y David Habchy, publicado en Líbano por Al Jayat al Saghir. En un lenguaje sencillo pero poético, narra el amor no correspondido entre el tímido extraterrestre Haltabees y una chica moderna llamada Lamis. Las expresivas ilustraciones multimedia están basadas en fotografías de casas libanesas y de objetos cotidianos.
El uso de las diferentes lenguas
La situación lingüística en el mundo árabe es bastante compleja, lo cual repercute en la publicación de libros para niños. Se pueden distinguir tres variantes del árabe: los dialectos regionales, que se utilizan para la comunicación cotidiana; el árabe clásico, que es la lengua del Corán, y el árabe moderno normalizado que emplean los medios de comunicación y se enseña en los colegios, a menudo en clases más bien áridas que se centran únicamente en la gramática. El árabe normalizado desciende directamente del árabe clásico. Comparado con un dialecto, las diferencias son mucho mayores. Dos países lejanos entre sí pueden tener dialectos mutuamente ininteligibles. En cambio, el árabe clásico es esencialmente el mismo en todo el mundo árabe y, por tanto, actúa como un vínculo unificador entre todos los árabes.
No obstante, entre el árabe normalizado y los dialectos no existe una clara división, ya que la mayoría de los hablantes pasan constantemente de un estilo al otro. En los últimos años se observan influencias de los dialectos y las lenguas extranjeras en el árabe normalizado escrito que a la larga pueden obstaculizar la comunicación en el mundo árabe, y que algunos consideran una amenaza a la pureza del idioma, la lengua venerada del Corán. Mientras que los dialectos se pueden emplear en la literatura para adultos, su uso no está permitido en los libros infantiles. Estos últimos suelen estar escritos en árabe normalizado, con la excepción de unos cuantos experimentos con las palabras, como en el divertido libro Una nueva madre, de Samah Idris y Yasmina Taan, publicado en Líbano por Dar al Adab.
El árabe no es el único idioma de la literatura infantil en el mundo árabe. Dado que la élite acomodada suele educar a sus hijos en el bilingüismo, cada vez hay más demanda de literatura en lenguas extranjeras. Algunas editoriales ya ofrecen libros infantiles en otros idiomas, la mayoría en inglés y francés. A menudo están escritos por autores locales, y sus temas provienen de la cultura árabe tradicional. Con su lectura, los niños pueden adquirir conocimientos de lenguas extranjeras sin estar expuestos a esas culturas. Estos libros pueden servir para tranquilizar a los padres que temen una excesiva influencia del exterior. En consecuencia, es curioso que la literatura en otros idiomas pueda ser un medio para mantener viva la cultura árabe, al menos en determinado segmento de la sociedad.
Sin embargo, el interés por las lenguas extranjeras puede ir demasiado lejos. Un número cada vez mayor de jóvenes árabes hablan con fluidez inglés o francés, pero no saben hablar árabe correctamente. Seguir publicando literatura infantil en árabe es fundamental para evitar que los jóvenes se aparten de su lengua. Para Sheika Bodour al Qasimi, miembro de una de las familias gobernantes de EAU, éste fue el principal motivo que la llevó a fundar la editorial Kalimat, especializada en literatura infantil tanto de autores árabes como traducciones de escritores internacionales.
La literatura árabe infantil es muy importante para el desarrollo de la sociedad árabe, y, teniendo en cuenta la globalización, resulta esencial para mantener vivas la lengua y la cultura árabes. Esto explica que esté recibiendo más atención en el mundo árabe. La creciente demanda de textos de calidad, ilustraciones expresivas y temas de interés para los niños muestra que ahora se tiene en cuenta al niño como lector. Hay más relatos que ofrecen una visión del mundo actual, aunque los autores con una perspectiva predominantemente conservadora siguen siendo mayoría. En ocasiones, los temas tradicionales de la literatura se emplean de manera fructífera para transmitir ideas nuevas, y las historias actuales también se narran en escenarios propios de nuestros días. El repertorio ya existente de excelentes libros para niños indica que cabe esperar cada vez más obras de gran calidad artística y literaria. Hasta ahora, solo algunos se han traducido a otras lenguas. Ha llegado la hora de cambiar las cosas y de ofrecer a los niños europeos una muestra de la cultura árabe actual.