Los inmigrantes ante la crisis en España

Los residentes extranjeros son el colectivo más afectado por el paro, en especial los marroquíes, pero siguen apostando por España para su futuro.

Jordi Bertran

España se despidió en 2008 del crecimiento económico y empezó a recibir los embates más duros de la crisis económica global. El estallido de la burbuja inmobiliaria y la rápida destrucción de empleo son las principales características del parón económico. En un año, entre agosto de 2008 y 2009, más de un millón de personas se han quedado sin trabajo (una subida del 43%, según los datos de las Oficinas de los Servicios Públicos de Empleo). Casi el 18% de la población activa está en paro, según la Encuesta de Población Activa (EPA) del segundo trimestre de 2009, que cifra en 4.137.500 las personas desempleadas, lo que se traduce en serios problemas para muchas familias que afrontan el futuro con incertidumbre. Y entre ellas, las de los residentes extranjeros, cuya tasa de paro es más alta que entre los españoles y se sitúa en el 28%.

Desde 2000, más de cuatro millones de inmigrantes entraron en España atraídos por las oportunidades de trabajo de una expansiva economía que crecía tres veces más que la media europea. Se ocuparon principalmente en los sectores más dinámicos de esa etapa, la construcción y los servicios, los más afectados ahora por el desempleo. Entre los colectivos de residentes extranjeros más numerosos, el aumento del paro desde mediados de 2008 es ostensible. Por ejemplo, según datos de junio sobre trabajadores extranjeros afiliados a la Seguridad Social, mientras hay 200.923 ecuatorianos ocupados, 58.501 han causado baja (un 22,6% menos en el periodo de un año) y en el caso de los colombianos, siguen con trabajo 126.231 pero registran un descenso del 18,3%. En el caso de los marroquíes, el colectivo más numeroso entre los inmigrantes no procedentes del Espacio Económico Europeo, se han dado de baja 36.860 personas en el periodo de un año, un descenso del 13,3%, mientras siguen afiliados 240.938.

Rumanos, ecuatorianos y marroquíes son los colectivos más afectados por el paro, pero son los magrebíes los más perjudicados porque ya contaban con el menor número de ocupados. En 2008, 52.555 marroquíes perdieron su trabajo y su tasa de paro alcanzó el 35%, 14 puntos por encima de la media de la población extranjera. Además estos nuevos parados proceden de pérdida de ocupados y no de incrementos de nueva población activa, como sucede con otras nacionalidades en las que están accediendo al mercado de trabajo nuevos activos (jóvenes y mujeres). Según Miguel Pajares, autor del informe Inmigración y mercado de trabajo 2009, la elevada concentración de marroquíes en la construcción les convirtió en las primeras víctimas de la crisis, a lo que añade que su mayor proporción de trabajadores poco cualificados, con respecto a otros colectivos, les dificulta recolocarse.

Problemas específicos

Entre 2005 y 2007, la legalidad de la inmigración había mejorado: muchos habían regularizado su situación, la entrada de inmigrantes se producía por cauces legales en una proporción alta y los que no habían conseguido regularizarse, contaban con que tendrían trabajo fácilmente y cumplirían tres años para regularse por arraigo. Según Pajares, la crisis en 2008 da al traste con ese escenario y la situación de los irregulares empeora. Crecen las dificultades para renovar permisos –vinculados a periodos de medio año o uno entero de cotización en la Seguridad Social–, aumenta el fenómeno conocido como irregularidad sobrevenida y se agravan los problemas de subsistencia para muchos residentes extranjeros. La crisis puso fin también a la facilidad con la que los inmigrantes en situación irregular se empleaban en la construcción, la hostelería o el empleo doméstico.

Según algunas estimaciones, que cruzan datos de la EPA con los registros de la Seguridad Social, un 30% de la población extranjera podría estar hoy empleada en la economía sumergida. Incluso se plantean problemas para conservar la residencia permanente. Como explica Pajares, los más afectados son los marroquíes. Muchos van a Marruecos a pasar una temporada al perder el trabajo sin saber que si pasan más de 12 meses fuera de España en el periodo de vigencia de la tarjeta de residencia (cinco años) pueden perder tal derecho.

Efectos sobre la entrada y retorno de inmigrantes

Una reducción de la oferta de trabajo y un aumento de la presión sobre los inmigrantes por parte de la opinión pública contribuyen, según Jean Pierre Garson, jefe de la división de Migraciones Internacionales de la OCDE, a reducir los flujos de inmigrantes. Aunque, si bien en algunos países se ha notado un descenso, Garson considera que es improbable que las migraciones cesen del todo. España, entre otros países de la OCDE, ha tomado medidas para ajustar las migraciones laborales. Para Pajares, la normativa en extranjería no va a cambiar sustancialmente pero se están interpretando las leyes de forma más restrictiva y se limitan las entradas con los medios ya disponibles.

Aunque no se dispone de datos de 2009, el Observatorio Permanente de la Inmigración apuntaba a un crecimiento de residentes extranjeros en 2008 del 12,4% (494.485 personas), menos de la mitad de 2007 (de un 31%) y menor que en años anteriores (excepto 2006). Hay que considerar estas cifras de forma aproximativa, ya que tienen en cuenta los inmigrantes que adquieren la residencia legal, lo que puede ocurrir años después de haber inmigrado a España. En cuanto a los efectos sobre el retorno, se considera que los extranjeros tienden al establecimiento permanente cuando llevan años en el país de destino. Sólo durante los primeros años, según la OCDE, un porcentaje importante de extranjeros (entre el 20% y el 50%) vuelve al país de origen o se desplaza a otros destinos. Pero estas cifras no están vinculadas a situaciones de crisis.

Sin embargo, en España la media de extranjeros que expresaba su deseo de regresar en 2007 era sólo del 8,9%; del 4% entre colectivos como el marroquí, siendo los latinoamericanos los que anhelaban más la vuelta al país de origen (29,2% entre bolivianos, por ejemplo). La acuciante crisis lleva a preguntarse si esa voluntad mayoritaria de quedarse se está resquebrajando. Los últimos datos sobre variaciones de residencia, uno de los pocos indicadores de que se dispone, constataban un repunte del retorno entre 2006 y 2007 (se pasó de 120.254 salidas de personas del país a 198.974). Ante la crisis, el gobierno puso en marcha en octubre de 2008 el Plan de Retorno Voluntario, que abona la prestación por desempleo de forma acumulada al residente extranjero que decide regresar a su país y se compromete a no volver en el plazo de tres años. Aunque no hay datos oficiales, unas 10.000 personas se habrían acogido al programa, según anunció en septiembre el ministro de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho.

Pese a estas cifras, es difícil establecer a ciencia cierta el número de personas que está dejando el país porque muchos no son detectados por las estadísticas. Según Pajares, “las cifras globales de retorno continuarán al ritmo que tuvo el año pasado, o disminuirán”. Comparte su opinión Mohamed Khachani, profesor de la Universidad Mohamed V de Rabat y presidente de la Asociación Marroquí de Estudios e Investigaciones sobre las Migraciones. “Los inmigrantes prefieren quedarse a fin de poder contar con ventajas sociales inexistentes en su país de origen”. En el caso de los marroquíes, el retorno no tiene dimensiones importantes aunque, según el informe Inmigración y mercado de trabajo 2009, hay un incremento de proyectos de retorno provisional a Marruecos por parte de mujeres e hijos que cuentan reagruparse de nuevo en familia cuando la situación mejore. Por lo que respecta al Plan de Retorno español, Khachani opina que obtendrá los mismos magros resultados que otros planes similares como los franceses. Recuerda que en julio sólo dos marroquíes se habían acogido al programa.

Impacto sobre las remesas

Según el Banco Mundial (BM), los flujos de remesas a nivel mundial empezaron a disminuir en la segunda mitad de 2008. Para 2009, este organismo anticipa una disminución de entre el 5% y el 8% de las remesas hacia países en desarrollo. Garson asegura que las remesas se verán afectadas negativamente por el declive de la entrada de inmigrantes y por el descenso de sus ingresos en los países de recepción. Para Iñigo Moré, director del Centro de Investigación Remesas.org, la caída de las remesas que se envían desde España, del 7,1% de media en 2008, se va a agudizar en los próximos meses por el impacto de la crisis en el empleo de los inmigrantes ya que sus rentas provienen directamente del salario. Según los últimos datos del Banco de España, analizados por Remesas.org, Ecuador, Rumanía, República Dominicana y Marruecos son los países más afectados en 2008, con descensos de más del 10% en relación a las remesas de 2007.

El impacto económico de este descenso en países como Marruecos queda patente cuando, según el BM, las remesas representaban en 2006 el 9,5% de su PIB. Para Moré, el impacto se produce en el consumo, especialmente en productos de primera necesidad, destino fundamental de las remesas, y de rebote produce un efecto contagio en su economía, que no sufría tanto los efectos de la recesión mundial. Moré recuerda el descenso del 13% de marroquíes afiliados a la Seguridad Social española entre mayo de 2008 y mayo de 2009 para augurar un nuevo bajón de las remesas. Según Khachani, los efectos de la crisis en Marruecos supusieron un descenso en 2008 del 2,5% en las remesas de los marroquíes residentes en el extranjero y se estima que en 2009 se registrará un declive del orden del 5% al 10%. Según los últimos datos del Banco de España, los marroquíes residentes aquí remitieron a su país 384 millones de euros en 2008, un 12,5% menos que en 2007.