Del Cáucaso Norte a Siria e Irak

Los vínculos entre el grupo Estado Islámico y Rusia pasan por la insurgencia del Cáucaso Norte que desafía la legitimidad rusa en la región.

Elena Pokalova

El 30 de septiembre de 2015, Rusia inició los bombardeos aéreos sobre Siria. El presidente ruso Vladimir Putin describe los ataques como una intervención necesaria contra las fuerzas terroristas del grupo Estado Islámico (EI). Según Putin, el EI representaba desde hacía tiempo una amenaza para Rusia, y había llegado el momento de lanzar ataques preventivos contra la organización terrorista (Gazeta, 30 de septiembre de 2015). La creciente preocupación de Rusia por la guerra en Siria ha estado vinculada sobre todo al aumento del número de ciudadanos rusos que combaten en las filas del EI: según los servicios de seguridad del país, unos 2.500 ciudadanos rusos están luchando en el grupo terrorista.

El número de combatientes del EI llegados de las antiguas repúblicas soviéticas oscila entre los 5.000 y los 7.000 (BBC News, 16 de octubre de 2015). Sin embargo, mientras que los primeros conversos rusos al EI se asociaban principalmente a la región insurgente del Cáucaso Norte, hoy estos combatientes llegan de diferentes zonas geográficas y ámbitos sociales. El número creciente de milicianos rusófonos entre las filas del EI está vinculado involuntariamente con el éxito de la campaña de propaganda del EI. En los últimos meses, el EI ha realizado una acción conjunta para aumentar su presencia en Internet en lengua rusa. En el verano de 2015, el grupo terrorista creó una nueva rama mediática, Furat Media, que ha abierto numerosas cuentas en las redes sociales; casi simultáneamente, comenzó a publicar su revista oficial en ruso, Istok. Estas campañas de propaganda han tenido bastante éxito, como reflejan casos como el de Varvara Karaulova, una estudiante de la Universidad Pública de Moscú, de 19 años, que fue detenida en Turquía cuando intentaba cruzar la frontera siria para unirse a los milicianos. El suyo está lejos de ser un caso aislado.

Mientras que el EI ha atraído a combatientes de todo el mundo, las amenazas a la seguridad rusa se ven agravadas por los vínculos entre el EI y las fuerzas insurgentes que llevan desafiando la legitimidad rusa en la región del Cáucaso Norte desde la década de los noventa. Recientemente, la mayoría de las facciones insurgentes del Cáucaso Norte han jurado lealtad al EI que, a su vez, ha establecido una rama en Rusia. Las fuerzas del EI en Siria e Irak han prometido enviar muyahidines al Cáucaso Norte para reforzar su yihad en la zona. Habida cuenta de la historia y los acontecimientos recientes entre las facciones insurgentes, Rusia se enfrenta a una amenaza cada vez mayor de sufrir atentados terroristas.

Las conexiones ‘yihadistas’ de Rusia

Los vínculos entre el EI y Rusia pasan por la insurgencia del Cáucaso Norte. En esta región, en 2007, los grupos insurgentes fundaron el Emirato del Cáucaso, que ha sacado el máximo rendimiento a la retórica yihadista y ha luchado por un Estado islámico independiente en el Cáucaso Norte. Desde el comienzo de la guerra civil en Siria, algunos combatientes se han marchado del Emirato del Cáucaso y han viajado a Siria para unirse al yihad en ese país. Sin embargo, el éxodo inicial de los muyahidines salidos del Cáucaso Norte no contó con el apoyo de todos los líderes insurgentes locales.

Doku Umarov, fundador del Emirato del Cáucaso, se mostraba escéptico con la salida de sus muyahidines del Cáucaso Norte rumbo a Siria. En unas declaraciones de noviembre de 2012, Umarov afirmó que el yihad del Cáucaso Norte era más importante que el de Siria (Kavkaz Center, 13 de noviembre de 2012). Poco después de estas declaraciones, un clérigo del Cáucaso Norte, sheij Abu Abdurahman al Maghribi, emitió una fetua para disuadir a los muyahidines caucásicos que querían marcharse a Siria. “Si la gente del Cáucaso se une al yihad del Sham [Siria], no quedará aquí nadie para hacer el yihad contra Rusia”, afirmaba la fetua (Kavkaz Center, 1 de enero de 2013).

A pesar de la postura de los líderes del Emirato del Cáucaso, el atractivo del yihad en Siria e Irak siguió aumentando. En otoño de 2014, las facciones del emirato empezaron a jurar formalmente lealtad al EI. En noviembre, el grupo insurgente de Suleiman Zailanabidov, en Daguestán, fue de los primeros en desertar al EI. En diciembre de 2014, Rustam Asilderov, emir del valiato de Daguestán, también juró lealtad al EI. En junio de 2015, la mayor parte de las facciones del Emirato del Cáucaso, incluidos los vilalyato de Daguestán, Chechenia, Ingusetia, Kabardia, Balkaria y Karacháyevo, habían jurado lealtad a Abu Bakr al Bagdadi. En respuesta, Al Bagdadi anunció la creación de una rama del EI en el Cáucaso: el valiato Kavkaz.

Estas deserciones a favor del EI no fueron bien acogidas por todos los insurgentes del Cáucaso Norte. El líder del Emirato del Cáucaso, Aliasjab Kebekov, criticó el movimiento de Rustam Asilderov y lo acusó de incitar al conflicto entre los diferentes grupos del Cáucaso Norte. Así las cosas, el juramento de lealtad al EI aumentó aún más las tensiones entre las filas insurgentes del Cáucaso Norte. Por otra parte, los grupos que cuentan con milicianos del Cáucaso Norte que combaten en Siria e Irak también tienen opiniones dispares sobre el EI: mientras algunos le son leales, otros siguen luchando en nombre del Emirato del Cáucaso.

¿Quién está luchando en Siria e Irak?

En otoño de 2012 la presencia de combatientes rusos en Siria e Irak ya era evidente. Los primeros a los que se les conocieron vínculos con Rusia eran en su mayoría miembros de la diáspora del Cáucaso Norte en Siria, o individuos que ya estaban fuera del país. Rustam Gelaev, por ejemplo, llegó a Siria desde Egipto, donde estudiaba el islam. Gelaev, muerto en combate en Siria, tenía relación con un famoso comandante de operaciones checheno. Murad Murzaev, otro miliciano muerto en Siria en 2013, era un refugiado checheno llegado desde Suecia. A medida que algunos grupos iban ganando fama en Siria e Irak, dos nombres se asociaron principalmente a los combatientes del Cáucaso Norte: Abu Omar al Shishani (Tarkhan Batirashvili) y Salahudin al Shishani (Feizulla Margoshvili). Abu Omar al Shishani llegó a Siria desde la garganta de Pankisi, una región de Georgia donde muchos yihadistas del Cáucaso Norte reciben adiestramiento. En Siria, Al Shishani se convirtió en el líder de los combatientes extranjeros, incluidos los del Cáucaso Norte. Bajo su liderazgo, varios grupos se unieron y pasaron a denominarse Yaish al Muhayirin wal Ansar. Apenas hay pruebas que indiquen que Al Shishani recibió autorización del mando insurgente del Cáucaso Norte para viajar a Oriente Próximo. Además, Al Sishani se distanció del Emirato del Cáucaso al unirse al EI. En noviembre de 2013, Yaish al Muhahirin wal Ansar se dividió cuando la facción de Al Shishani juró lealtad al EI. El líder del Emirato del Cáucaso a la sazón, Aliasjab Kebekov, criticó el movimiento de Al Sishani, y tildó de error la fusión con el EI.

Otra facción del Yaish al Muhahirin wal Ansar permaneció bajo el liderazgo de Salahudin Al Shishani, también llegado de la garganta de Pankisi. En el momento de la división en 2013, Salahudin Al Shishani no apoyó a Abu Omar al Sishani y siguió siendo fiel al Emirato del Cáucaso, jurando lealtad a sus líderes, primero a Doku Umarov y luego a Aliasjab Kebekov. En verano de 2015 se produjo otra división en las filas de Yaish al Muhahirin wal Ansar: Salahudin al Shishani abandonó el grupo, y definió su unidad como Emirato del Cáucaso en Siria. En julio de 2015 confirmó su lealtad al nuevo líder del Emirato del Cáucaso, Mohamed Suleimanov. “Nosotros, los muyahidines del Cáucaso, nos alegramos de recibir la noticia del nombramiento de Abu Usman Gimrinski [Mohamed Suleimanov] como emir del Emirato del Cáucaso […]. Yo, Shishani, representante del Emirato del Cáucaso en el Sham, juro lealtad a Abu Usman Gimrinski y le obedeceré mientras siga el Corán y la Sunna”, declaraba Al Shishani (Bill Roggio, The Long War Journal, 10 de julio de 2015). El resto de los combatientes del Cáucaso Norte que pertenecían al Yaish al Muhajirin wal Ansar se han unido al Frente al Nusra.

Tras la expansión del EI en Siria e Irak, el flujo de milicianos desde Rusia ha ido en aumento. Al mismo tiempo, los yihadistas de Siria e Irak están instando a los muyahidines con vínculos en el Cáucaso Norte a que regresen para continuar su yihad allí. En el verano de 2013, Salahudin se dirigió a los muyahidines del Cáucaso Norte llegados de Siria, aconsejándoles que se quedasen en el Cáucaso. En su declaración afirmaba: “No se debe abandonar el lugar donde se está haciendo el yihad para escoger otros destinos” (Kavkaz Center, 31 de julio de 2013). Además, al comprometerse a apoyar a Aliasjab Kebekov, los combatientes pro-Emirato del Cáucaso en Siria confirmaron su disponibilidad para luchar en el Cáucaso Norte: “Has de saber, jeque, que tienes combatientes en el territorio del Cáucaso Norte y el Sham, y en los territorios de otros países, y que todos están dispuestos a volver a casa ante la primera oportunidad y luchar bajo tu liderazgo (Radio Free Europe Radio Liberty, 31 de marzo de 2014).

Desde la proclamación del valiato Kavkaz, el propio EI ha hecho un llamamiento a los muyahidines del Cáucaso Norte para que permanezcan en la región. Asimismo, Rustam Asilderov, representante de Al Bagdadi en el valiato Kavkaz, ha pedido recientemente a sus muyahidin que volviesen a hacer el yihad en el Cáucaso (Radio Free Europe Radio Liberty, 3 de octubre de 2015). En opinión del EI, los muyahidines del Cáucaso Norte servirán mejor al yihad mundial quedándose en la región o regresando a ella para atacar Rusia. Son precisamente esos llamamientos a atacar Rusia y regresar al Cáucaso Norte desde Siria e Irak los que representan una amenaza significativa para la seguridad rusa.

El regreso de los ‘yihadistas’

Al igual que ocurre en muchos países europeos, Rusia está preocupada por la posibilidad de que regresen al país yihadistas con adiestramiento y experiencia de combate en Siria e Irak. El secretario del Consejo de Seguridad ruso, Nikolai Patrushev, ha afirmado que los excombatientes del EI representan una grave amenaza para la seguridad del país. El propio presidente Putin ha dejado claro que está decidido a impedir el regreso de los terroristas de Siria. Estas preocupaciones no carecen de fundamentos, ya que varios han vuelto ya a Rusia. Uno de los últimos líderes del Emirato del Cáucaso, Mohamed Suleimanov, participó en los combates en Siria antes de regresar a Daguestán para continuar su yihad en la región. En Kabardia-Balkaria, Akhmat Ulbashev fue condenado a 14 años de cárcel por entrenarse con el EI en Siria. En septiembre de 2015, Ahmed Amirjanov y Kerim Jatiev, que supuestamente habían combatido en las filas del EI en Siria, fueron arrestados en el Aeropuerto de Moscú-Sheremétievo cuando intentaban cruzar la frontera para entrar en Rusia. La lista no ha hecho más que crecer.

El gobierno ruso se ha mostrado implacable a la hora de limpiar el país de yihadistas vinculados con el EI. En el Cáucaso Norte, ha llevado a cabo numerosas operaciones de barrido contra los sospechosos de colaborar con el EI. Además, el trabajo preventivo contra los terroristas del EI no se ha limitado al Cáucaso Norte: en la región siberiana de Kémerovo, los servicios de seguridad visitaron una mezquita en busca de actividades extremistas; en el distrito autónomo de Janty-Mansi, dos supuestos miembros del EI fueron arrestados por planear un atentado terrorista; en Moscú, 12 personas vinculadas al EI fueron detenidas acusadas de planear ataques terroristas.

En Siria, Rusia ha iniciado los bombardeos aéreos contra el EI. Según el gobierno ruso, su política en el país aspira a eliminar la amenaza terrorista representada por los yihadistas que operan en Siria e Irak. En respuesta a los ataques rusos, Abu Mohamed al Adnani, portavoz del EI, ha instado a los musulmanes de todo el mundo a hacer el yihad contra Rusia. “Rusia será derrotada”, prometió Al Adnani (Radio Free Europe Radio Liberty, 14 de octubre de 2015). Desde entonces, un grupo del Sinaí vinculado al EI ha reivindicado la autoría del derribo del vuelo 9268 de la aerolínea rusa Kogalymavia. Rusia permanece firme en su determinación de derrotar al EI, habida cuenta del desarrollo de los acontecimientos en Rusia, Siria e Irak, por lo que parece inevitable que se produzcan más combates y más atentados terroristas.