A fin de señalar el Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo, proclamado en 2003 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, se celebró una reunión internacional de expertos bajo el lema «Integración de los principios de la diversidad cultural y el diálogo intercultural en las políticas de desarrollo sostenible» del 21 al 23 de mayo de 2007 en la sede central de la Unesco. La reunión fue organizada por la División de Políticas Culturales y Diálogo Intercultural de dicho organismo, conjuntamente y con el respaldo de la Organización de la Liga Árabe para la Educación, la Cultura y la Ciencia (ALECSO).
Inaugurada por el director general de la Unesco, Koïchiro Matsuura, y por el director general de ALECSO, Mongi Bousnina, la reunión contó con la asistencia de unos cuarenta expertos de la comunidad académica, así como de diversos representantes de organizaciones intergubernamentales.
Se invitó a los participantes a formular recomendaciones acerca de cómo integrar los principios de la diversidad cultural y el diálogo intercultural en las políticas y actividades encaminadas al entendimiento mutuo, lo que resulta crucial para la construcción de un futuro sostenible.
Objetivos y retos
Los objetivos de la reunión fueron cuatro; a saber:
- Destacar las nuevas cuestiones planteadas por conceptos clave vinculados a asuntos relacionados con el diálogo intercultural (en particular, «cultura», «civilización», «diálogo», «diversidad», «universalidad», etc.) a fin de clarificar ambigüedades y disipar malentendidos.
- Abordar la cuestión de las representaciones colectivas de otros y de uno mismo, midiendo el papel de las emociones y lo irracional en dicho imaginario cultural.
- Reflexionar sobre unos nuevos fundamentos para la humanidad a fin de responder a los desafíos de la diversidad en un mundo globalizado a la vez que fragmentado.
- Comprender las interacciones entre esos distintos niveles a fin de proponer que se emprendan acciones concretas para integrar la diversidad cultural y el diálogo intercultural en un desarrollo sostenible.
Las reuniones fueron de excelente calidad y especialmente sustanciales, y las discusiones de alto nivel permitieron que surgiera la formulación de los principales retos actuales, así como de diversos temas de reflexión y propuestas de nuevas acciones.
Los participantes identificaron los retos actuales del siguiente modo:
- Dar una respuesta apropiada, inventiva e innovadora al endurecimiento de ciertas actitudes introvertidas que llevan a la incomprensión y a posibles enfrentamientos futuros.
- Combatir la errónea teoría del «choque de civilizaciones», que en general alentaba lo mismo que supuestamente se limitaba a describir.
- Superar la «crisis de coexistencia» experimentada por las culturas humanas en la era de la globalización.
- Rechazar el odio, la intolerancia y el terrorismo.
- Disipar el temor y la tensión asociados a éstos lo máximo posible.
Temas discutidos
La discusión se centró en tres temas principales, así como en su mutua interdependencia.
Términos del diálogo
Los participantes reflexionaron sobre la elección de términos clave en las cuestiones del dialogo intercultural, subrayando especialmente las diferencias existentes entre las lenguas, y, por lo tanto, en sus respectivos campos semánticos. Señalaron que los «expertos» en una cultura podían desempeñar un papel fundamental en el incremento de la comprensión mutua y la eliminación de los prejuicios tanto de su propia cultura como de aquella que estudian. En esa conexión, los participantes subrayaron lo importante que resulta para cada cultura aumentar la comprensión de sus propias características básicas concretas combinando de forma experiencial racionalidad y resultados. Las experiencias vitales positivas en contextos interculturales podían contemplarse, pues, como experimentos de cosmopolitismo local, y debían ser estudiadas e incrementadas.
El significado de diversos términos clave, en particular de la relación entre «diversidad» y «pluralismo», y la aceptación del concepto de cultura, así como de todos sus rasgos característicos distintivos y su apertura al futuro, también fue objeto de discusión. La cultura se definió, pues, como el conjunto de los elementos que requiere una sociedad para efectuar la transición del hoy al mañana, e incluso como una importante fuente de inspiración para el desarrollo. La noción de diversidad cultural se abordó como un hecho o un rasgo, mientras que la de «pluralismo» se abordó como una respuesta políticamente mediada a la hora de afrontar los desafíos inherentes a la diversidad cultural y como una realidad resultante del comportamiento constructivo de individuos y grupos en contextos multiculturales.
También se subrayó, por medio de ejemplos concretos, la necesidad de tener en cuenta la variedad de conceptos que contiene una sola lengua (el árabe, por ejemplo), ya que ello constituye un elemento importante en la riqueza del diálogo intercultural.
Constructo imaginario de la cultura de los otros
Varios análisis convergentes subrayaron la gran importancia de las representaciones colectivas en el modo en que las culturas se relacionan unas con otras. Las ideas sobre los otros son tan importantes como encontrarse con ellos cara a cara. Las grandes brechas divisorias (por ejemplo, Oriente-Occidente, o Norte-Sur) fueron constructos complejos, a la vez imaginarios y reales. Los prejuicios se alimentan de las imágenes negativas de los otros, difundidas con demasiada frecuencia por los libros de texto y los medios de comunicación, que configuran el imaginario colectivo. También se subrayó el papel crucial de las emociones y sentimientos en el impacto del imaginario colectivo en las relaciones interculturales. Los participantes pidieron a la Unesco que prestara mayor atención al análisis de la formación y el desarrollo de dichas representaciones, en cuanto que éstas han tenido un impacto decisivo en guerras y genocidios, y en cuanto que un mejor conocimiento de los procesos implicados en el desarrollo del imaginario colectivo podría informar la acción educativa en el sentido más amplio del término.
Nociones básicas actuales
Aunque el diálogo seguía siendo la noción clave, los participantes subrayaron el papel que debían representar los seres humanos en dicho diálogo, que nunca ha sido un proceso abstracto o etéreo, sino que esencialmente ha implicado la interacción entre individuos. Asimismo, consideraron las condiciones que requiere un diálogo genuino, en particular en un momento en el que la industrialización de la cultura y el conocimiento está llevando a la primacía del beneficio sobre los valores humanos. Además, la noción de interdependencia se consideraba fundamental para el desarrollo de una civilización mundial polifacética. Como contrapunto a la diversidad, se planteó la cuestión de la similitud, no como resultado de la estandarización, sino, por el contrario, como la primera condición de la coexistencia de culturas y personas. De hecho, hacer hincapié en la diversidad sólo significa que podría pasarse por alto una condición necesaria de todo diálogo, a saber, el reconocimiento de lo que hace a los seres humanos similares unos a otros.
Del mismo modo, se mencionó la unidad psíquica de la humanidad, como en el caso de sus emociones y su vulnerabilidad comunes. La era actual se caracteriza por el auge del temor, la aprensión, la ansiedad e incluso la inquietud por la supervivencia. Al evaluar los dos aspectos de la situación actual, a saber, por una parte, un mundo que generalmente se considera caracterizado por crecientes tensiones y riesgos, y, por la otra, los objetivos y valores a los que aspira, en particular la dignidad compartida y el conocimiento mutuo, debe tenerse en cuenta que la vulnerabilidad es el rasgo común de todos los seres humanos. En esa conexión, los participantes hicieron hincapié en la fragilidad humana, así como en la necesidad de favorecer la hospitalidad, la empatía y cierta forma de humildad en la práctica de las relaciones interculturales, lo que, además, requería ciertas dotes concretas y cierto entrenamiento, aunque sin volverse mecanicista.
Estrategias y medidas prácticas
Se sugirieron estrategias y medidas prácticas, incluyendo la participación de líderes juveniles, líderes de opinión y las organizaciones no gubernamentales más cualificadas en este ámbito. Los participantes propusieron que se creara un grupo de trabajo para tratar más a fondo las cuestiones abordadas.
Ciudadanía, diversidad cultural y diálogo intercultural
Diseñar reformas estructurales en profundidad para cambiar mentalidades y despertar conciencias en torno a las cuestiones relacionadas con la diversidad cultural y el diálogo intercultural entre profesores y estudiantes, medios de comunicación y sociedad civil, con vistas al surgimiento de una conciencia cívica.
Comprender la diversidad inherente a la propia cultura como un requisito previo para comprender la diversidad cultural a escala mundial. Cada cultura debía, pues, tratar de entenderse como una y como diversa. Sin embargo, a la hora de trazar la cartografía de la diversidad interna se requería un esfuerzo especial para asegurarse de que los mapas de recursos culturales no crearan líneas divisorias que pudieran llevar a la formación de guetos o incluso al apartheid cultural. Los recursos culturales, al ser permeables a la vez que dinámicos, atravesaban las fronteras estatales; resultaba apropiado, pues, que la cartografía cultural fuera participativa y transfronteriza, tal como recomendaba la Unesco.
Reconocer los derechos y deberes fundamentales de los individuos, a los que de ese modo se alentaría a asumir la responsabilidad para el ejercicio de dichos derechos y deberes, que informarían acerca de su comportamiento cotidiano; asegurar un disfrute igualitario de la ciudadanía dentro del mismo país, dado que ésta debe ser igual para todos; hallar denominadores comunes para la coexistencia pacífica en un mundo de desigualdades y disparidades, y de extrema pobreza junto a la opulencia, en especial en las zonas urbanas.
Satisfacer las condiciones del diálogo genuino y permitir, así, que el diálogo intercultural, corolario de la diversidad cultural, desempeñara su papel esencial en la resolución de las tensiones. El objetivo no era imponer el diálogo, sino invitar a las partes en conflicto a participar voluntariamente en él. El diálogo debe basarse en el respeto y el reconocimiento mutuo y, en consecuencia, quedaba excluida la dominación de una cultura por parte de otra. El diálogo intercultural debe distinguirse de la negociación, que lleva por fuerza a un acuerdo beneficioso para las partes en conflicto, ya sean dos o más, mientras que el diálogo alienta la disposición a cuestionar certidumbres arraigadas poniendo en juego tanto la razón como el sentimiento.
Difusión y transmisión del conocimiento
Respaldar las medidas prácticas propuestas que convergen en la cuestión de la reforma del sistema educativo, en especial a través del examen y revisión detallados de los libros de texto a fin de hacer sugerencias relativas a la eliminación de las imágenes negativas de los otros, la incitación al odio, la violencia o el desprecio. Podía facilitarse la tarea teniendo en cuenta los experimentos relevantes realizados en varias universidades y las investigaciones ya completadas o en curso. Del mismo modo, alentar una amplia variedad de métodos inventivos e innovadores que pudieran dar los mismos resultados, contribuyendo así a la diversidad educativa, dado que hay varios caminos que llevan al conocimiento.
Promover la reforma de los libros de texto al mismo tiempo, forzosamente, que la de la formación previa y continua de los profesores, principales actores en la integración de los principios de la diversidad cultural en la educación. De hecho, los profesores debían desempeñar el papel de educadores al máximo, puesto que no sólo debían transmitir conocimientos, sino también comentar crítica y claramente los contenidos transmitidos. Había que tener en cuenta las diversas afinidades e identidades (individuales, pero también comunitarias, nacionales y globales) de los estudiantes, al tiempo que, a través de la educación, se satisfarían nuevas necesidades para la ciudadanía tanto local como global, que sentarían las bases de una mayor conciencia social.
Establecer en cada subregión centros de excelencia y cátedras Unesco en diversidad cultural, a las que se asignaría la tarea de identificar y estudiar buenas prácticas: dichas cátedras potenciaban la convivencia, el entendimiento mutuo y el «vivir como uno», tal como mostraban los estudios de caso, y eran sensibles a la integración de los principios de la diversidad cultural y el diálogo intercultural en todas las políticas de desarrollo sostenible. A dichos centros de excelencia y cátedras de la Unesco se les asignaría también la tarea de mejorar la difusión y circulación del conocimiento, de modo que pudiera obtenerse una información relevante e imparcial sobre las representaciones de cada cultura. Hay que señalar que, históricamente, las ideas y sus filosofías subyacentes han sobrevivido hasta la fecha debido a que se han difundido y transmitido de una época a otra gracias a tales mecanismos.
Abrir centros internacionales de estudiantes, avalados por la Unesco, de modo que la diversidad cultural, el diálogo y el desarrollo sostenible se arraiguen profundamente en el pensamiento y la acción de las jóvenes generaciones. También se establecería un premio Unesco, en este sentido, para recompensar los experimentos fructíferos en el ámbito del diálogo intercultural.
La promoción y protección de la diversidad cultural, la creatividad y el patrimonio cultural
Promover una visión dinámica que requiera que todo el mundo adopte un enfoque creativo de la noción y aplicación de la diversidad cultural. Un ejemplo de ello son las artes creativas, que ocupan un lugar destacado en el aprendizaje y la práctica de las expresiones artísticas (escritura, baile, música, teatro, arte callejero, etc.). El patrimonio cultural es la forma más elocuente de creatividad, tal como se expresó en el pasado y se transmitió al presente. En consecuencia, el patrimonio cultural debe ser protegido y preservado como punto de referencia simbólico por excelencia de las identidades individuales y colectivas.
Aprender a escuchar y apreciar las diversas formas de expresión de la diversidad cultural, por una parte, y medir el alcance de su contribución al progreso y bienestar de la humanidad, por otra.
Deconstruir la lógica de los prejuicios que dañan el entendimiento mutuo para permitir a la humanidad aprender a mejorar el conocimiento de sí misma; como primer paso en tal empresa, elaborar una antología científica, filosófica y literaria subrayando, por una parte, las ideas de los autores occidentales respecto a la civilización arabomusulmana, y, por otra, las de los autores árabes acerca de la civilización occidental; hacer hincapié en los préstamos e influencias mutuos.
Elaborar un «libro de texto de la diversidad cultural» dirigido a todas las regiones del mundo y traducido a varias lenguas, en formato impreso, electrónico y audiovisual. Realizar estudios sobre las representaciones, los valores y los estereotipos de la otredad, como los que se transmiten en los diversos medios de comunicación.
Conclusión
En resumen, pues, durante los tres días que duraron las reuniones se identificaron tres puntos principales: la apremiante necesidad de integrar la diversidad cultural y el diálogo intercultural en las políticas de desarrollo sostenible a fin de avanzar hacia una civilización mundial polifacética; la importancia de asumir, especialmente en la educación tanto oficial como extraoficial, los retos planteados por un mundo cada vez más interconectado en el ámbito de la cultura, en un momento en el que la propia supervivencia del mundo está en peligro; la urgente necesidad de tener en cuenta el papel del imaginario colectivo, y los procesos emocionales a él asociados, en relación con otras culturas, a fin de formular políticas apropiadas para remediar las consecuencias perjudiciales de las imágenes estereotipadas de los otros.