Hay muchos países conflictivos en el mundo en los que podemos ver el racismo o las diferencias culturales y religiosas como principal fuente de disturbios. Una de las numerosas áreas del mundo que actualmente se encuentra en conflicto son los 9.251 kilómetros cuadrados que constituyen la isla de Chipre.
Desde 1963 hemos experimentado innumerables acontecimientos dolorosos: hemos perdido a nuestros seres queridos, y durante años no hemos podido regresar a nuestros hogares, escuelas, pueblos y ciudades. Los habitantes de esta isla, una población de menos de un millón de personas, no han sido capaces de dejar a un lado sus diferencias religiosas, lingüísticas y raciales, y vivir en paz. Pese a que han transcurrido muchos años, los desacuerdos, las divergencias de opinión y la discriminación racial continúan. Me gustaría dar aquí al lector un resumen de los acontecimientos del pasado.
La República de Chipre, que obtuvo su independencia en 1960, era una asociación administrada conjuntamente por dos comunidades. Los grecochipriotas, cristianos ortodoxos, tenían una representación del 70 % en el gobierno, mientras que el 30 % restante correspondía a los turcochipriotas, de religión musulmana. La república asociativa sólo duró tres años. Cuando estallaron las luchas entre comunidades, en diciembre de 1963, los turcochipriotas fueron desgajados de la república por la fuerza de las armas. Desde 1964 permanece desplegada en la isla una fuerza de pacificación de las Naciones Unidas, situación que sin duda ha representado una carga para el presupuesto de la ONU. La isla de Afrodita ha experimentado más aflicción que amor: el conflicto fue empeorando hasta desembocar en los acontecimientos de 1974.
Lejos de culpar a nadie de tales sucesos, me gustaría señalar que han sido ambas comunidades las que han pasado los últimos cuarenta y cinco años sufriendo a causa de este conflicto y la consecuente división. Desde1974, no volvería a haber un verdadero contacto entre comunidades hasta 2003. Las generaciones más jóvenes se han visto privadas de la oportunidad de conocerse mutuamente, ir a la escuela juntas y compartir experiencias positivas.
La apertura de los pasos fronterizos el 23 de abril de 2003 y el inicio de las visitas por parte de ambos lados representaron una importante oportunidad para restaurar y desarrollar las relaciones bicomunitarias. Desde entonces han pasado cinco años, pero las relaciones no han mejorado en la medida esperada. Quienes se benefician de la división y quienes se entretienen en avivar la discriminación religiosa, lingüística y racial siguen desempeñando un papel central en los asuntos de la isla.
Algunos políticos afirman que no son las diferencias religiosas, lingüísticas y raciales lo que constituye el verdadero núcleo del problema de Chipre. Sostienen que el verdadero problema es el resultado de las políticas de enosis (unión con Grecia) o taksim (partición y unión con Turquía) mantenidas por estos dos países. Pero ni la enosis ni la taksim se alcanzaron al final del sangriento conflicto en la isla, en el que muchos inocentes perdieron la vida y miles de personas se vieron obligadas a abandonar sus hogares.
Paralelamente, un incidente ocurrido el pasado año resulta útil para demostrar cómo los factores religiosos, lingüísticos y raciales se siguen explotando para mantener el conflicto en la isla.
La Escuela Inglesa de Nicosia Sur es una escuela mixta. Entre 1974 y 2003 no hubo turcochipriotas estudiando en dicha escuela debido a que se habían cerrado las fronteras, pero con la apertura de los pasos fronterizos hubo un pequeño contingente de turcochipriotas que se matricularon en ella. Hasta el año pasado no se habían registrado incidentes graves entre los alumnos turcochipriotas y grecochipriotas que allí estudian. Sin embargo, el año pasado un grupo de jóvenes extremistas grecochipriotas ajenos a la escuela entraron en las instalaciones armados con palos y cadenas, y atacaron a los estudiantes turcochipriotas. Lo ocurrido resulta completamente inaceptable.
Se dijo que el ataque había sido provocado por una noticia de prensa relativa a un símbolo cristiano, la cruz. Según se argumentaba, los turcochipriotas que estudiaban en la escuela habían pedido que no se permitiera llevar cruces a los alumnos grecochipriotas, y la administración de la escuela había publicado una nota prohibiendo a los estudiantes llevar tales símbolos.
Lo cierto es que en ningún momento se había formulado tal petición. De no haberse publicado en la prensa la falsa noticia, los jóvenes grecochipriotas jamás habrían tenido el valor de organizar tal ataque. Como resultado, hemos de entender que el ataque fue provocado para explotar las diferencias religiosas.
Pero sin duda el deber de un Chipre que es miembro de la Unión Europea es asegurarse de que esas personas que intencionadamente engañan a otras con una conducta discriminatoria y chauvinista desaparezcan del centro de la escena. En lugar de incitar a la gente a pelearse, podríamos crear un futuro estable si decidimos establecer un diálogo que fomente el entendimiento.
Sería bueno que nos decidiéramos a aprender y defender los valores del amor y la tolerancia en la isla de Afrodita, mostrando respeto por las diferencias religiosas, lingüísticas y raciales, además de aceptar el derecho de los otros a vivir dignamente.
Inspirándonos en estas ideas, el 17 de diciembre de 2004 mi colega grecochipriota Alekos Konstantinides y yo mismo empezamos a publicar el periódico Cyprus Dialogue.
Este semanario, publicado en tres idiomas (inglés, griego y turco), aspira a mejorar la comunicación y el diálogo entre las dos comunidades de Chipre, y contribuir a la búsqueda de una solución al problema de la isla. No es tarea fácil mantener un periódico en funcionamiento sin ninguna afiliación ni apoyo económico nacional o extranjero, contando únicamente con los ingresos derivados de las ventas y la publicidad. Teniendo esto en cuenta, trabajamos tenazmente para tratar de superarnos. Contamos con quioscos que ofrecen el periódico especialmente en los pasos fronterizos, y para la gente se ha convertido en un hábito tomar un ejemplar gratuito. De ese modo se mantienen informados sobre los acontecimientos de ambos lados de la frontera.
Hoy en día resulta extremadamente importante y necesario reemplazar el conflicto, el terrorismo y todas las actividades ilegales por el diálogo. Así, las publicaciones que fomentan este diálogo desempeñan un importante papel a la hora de hacer posible el proceso.
Creo que las diferencias culturales y demás problemas experimentados en Chipre pueden representar un importante ejemplo para otros países europeos y mediterráneos que están trabajando para mejorar sus relaciones internas.