La imagen de España en la prensa árabe

Pedro Rojo Pérez

Arabista. Director de los Boletines de Prensa Árabe de Al Fanar

La visión que se tiene de España en el mundo árabe, y especialmente, en Marruecos, va evolucionando fundamentalmente en función del tratamiento de la agenda política de cada momento por parte de la prensa. Poco a poco, aunque de forma mucho más lenta, se empiezan a introducir los temas de interés más social y humano. Mientras, se constata la pervivencia en el imaginario colectivo árabe del mito de aquel Al Andalus esplendoroso de la Edad Media, pero, ¿entraña esta idea algún tipo de peligro o de amenaza real?   


¿Qué es lo que llega de España a los árabes a través de su prensa? Para poder responder a esta pregunta lo primero que tendríamos que hacer es trasladarnos a la realidad árabe, a la actualidad que viven los árabes, si es que existe algo llamado “la actualidad árabe”. Lo que es indiscutible es que hay una serie de temas que les interesan a todos, aunque luego cada país tiene sus propios intereses, e incluso esos puntos comunes son vistos y analizados desde diversas ópticas, pero son los que al fin y al cabo ocupan las páginas de sus periódicos. La presencia de  España en la prensa árabe es comparable al haz de luz  de un foco: cuanto más cerca del origen se está más ilumina. De esta forma la presencia de España en los periódicos marroquíes no tiene comparación con la de ningún otro país. Si nos trasladamos a Argelia la intensidad baja y las noticias se centran más con el triángulo formado por Argel-Madrid -Rabat, del que la capital española es el componente equilibrista mientras las dos capitales magrebíes intentan atraerla a su vera, por lo que más allá de las visitas bilaterales y el gaseoducto directo entre Argelia y España que está en construcción, casi todas las referencias sobre España son reacciones a propuestas marroquíes en relación con el Sáhara, declaraciones de responsables españoles sobre el tema, o cualquier respuesta a una preferencia de Madrid hacia Rabat en detrimento de Argel, sea a la hora de organizar una conferencia internacional sobre inmigración, o la primera reunión de la Alianza de Civilizaciones fuera de España. A esta difuminación de la luz española también colabora el torrente de información que produce el mundo árabe, y más concretamente en Oriente Próximo: Iraq, Palestina, Líbano… Estos son los temas prioritarios para los medios árabes, y es en este marco donde hay que encajar las noticias procedentes de España.

El director de uno de los tres grandes periódicos internacionales árabes contestaba, ante la pregunta de la leve cobertura que se está haciendo del juicio del 11-M, asegurando que en Iraq, desgraciadamente, hay 200 muertos cada dos días, y que a pesar del golpe que significó para España y Europa la masacre de Madrid, no se puede esperar que tenga la misma repercusión en un mundo árabe devastado por los conflictos. Cada uno de los conflictos nombrados tienen sus ramificaciones, pues lo que ocurre en Iraq no solo incumbe al País de los dos ríos, sino también a sus vecinos, y al resto de países árabes que siguen con preocupación una situación inestable que no se sabe si puede ser contagiosa; Líbano, con sus injerencias exteriores; Palestina como el corazón recurrente de la lucha árabe; y, más allá, está la difícil situación en Sudán, Somalia o Yemen.

En cuanto a la información internacional (en la prensa árabe lo árabe, aunque sea de otro país, se considera como información nacional) hay una clara y perfectamente entendible obsesión por Estados Unidos y su relación con el mundo árabe. En segundo plano, están las antiguas potencias coloniales que nunca han levado el ancla de sus antiguos territorios. Una vez que un director de periódico ha conseguido encajar toda esta información en sus escasas páginas, es cuando se puede empezar a valorar la posibilidad de introducir una noticia sobre España, u otro país europeo, o China o cualquier otro país musulmán no árabe como Irán o Indonesia.

Siguiendo este baremo de intereses,  es fácil entender por qué la inmensa mayoría de las apariciones de España en la prensa árabe son sobre temas relacionados con el mundo árabe: visitas oficiales en ambos sentidos, Cumbre de Barcelona, inauguración de la Casa Árabe, etc. Hay una casi total ausencia de artículos de la realidad interna española.

La presencia de corresponsales árabes en España es directamente proporcional a la publicación de noticias sobre nuestro país en la prensa árabe. Solo existe un corresponsal árabe que pueda llamarse como tal: Huseín Machdubi, de Al Quds al Arabi (a excepción de los miembros de la oficina de la agencia oficial de noticias marroquí, Magreb Arab Press (MAP)). Eso no quiere decir que no exista otra serie de periodistas árabes que escriben desde España: Gassán Juri para Al Hayat, George Rais para Al Sharq al Awsat, Malak Mustafa de Al Zamán o Abdelaziz Hamdi para el marroquí Al Sabah, son free lance que no pueden vivir exclusivamente de sus colaboraciones de prensa, lo que merma la dedicación y exhaustividad de su seguimiento. En ocasiones, como ocurre frecuentemente el Al Sharq al Awsat, son las oficinas de Rabat las que elaboran las noticias sobre España. La mera presencia de estos autores árabes de forma regular es ya un efecto positivo en lo que se refiere a la presencia regular y bien informada de España en la prensa árabe.

En este sentido, cabría pensar en el papel que deben jugar las instituciones españolas en la labor de difundir con mayor eficacia la información a los medios árabes[1], fomentar su asentamiento en nuestro país[2], en definitiva, tener más en cuenta este ámbito informativo de más de 300 millones de personas.

De la prensa árabe internacional más leída Al Sharq al Awsat, Al Hayat, Al Quds al Arabi, sólo en este último hay una presencia casi diaria de España, curiosamente en la misma página en la que aparece la información del Mágreb árabe[3]. La mayoría de las noticias tienen que ver con la relación España-Marruecos, con el mundo árabe o el terrorismo islamista, o la realidad musulmana en España de forma general. “Pocas veces publicamos temas internos españoles, la realidad vasca o la campaña electoral interesan poco”, se queja Huseín Machdubi[4], presente en España desde 1995. Ocasiones como la Conferencia de Barcelona, la inauguración de la Casa Árabe y por supuesto viajes oficiales de dirigentes árabes a España y viceversa, son las ocasiones más propicias para contextualizar someramente lo que sucede en España.

A pesar de este poco alentador panorama para el  peso de España en la prensa árabe, hay que remarcar que la presencia española ha crecido y se ha consolidado en los últimos cinco años, sobre todo debido a dos acontecimientos puntuales. Uno fue la crisis de las relaciones hispano-marroquíes, simbolizada en el conflicto del islote Perejil; y el segundo, el atentado de Madrid del 11-M. Para muchos árabes, pero particularmente para los marroquíes, la crisis política personalizada en la figura de José María Aznar fue un revulsivo, un despertador para descubrir la realidad española. A pesar de la cercanía y la ya famosa frase “condenados a entenderse” que pende sobre las relaciones hispano-marroquíes, la presencia de España en Marruecos ha sido históricamente bastante escasa. Solo articulistas con una vocación personal por lo español publicaban sobre el vecino del norte: Butaleb el Attar y Aziz Satori de Al Ittihad al Ishturaki o Larbi Mesari en Al Alam. La filiación profundamente francesa de la élite marroquí parecía extenderse a toda la prensa, incluida la incipiente prensa independiente que en fechas más tempranas ha llegado a criticar esta excesiva dependencia: “Hay casos en que la obcecación de los francófonos por  sus intereses llega a chocar con el interés nacional. (…)Marruecos ha sido el patio trasero de París, vetado a cualquier otra presencia. Así lo corroboran los españoles que se quejan de las trabas que pone este lobby. (…)¿Hasta cuándo vamos a seguir siendo rehenes del viejo colonialismo cuyos seguidores vuelven a repetir las experiencias de aquella época?”[5]. El periodista marroquí Nabil Drius comenta que “después de Perejil España ya no es el chocolate Maruja o Ceuta y Melilla; ya no es la España de Franco, sino un Estado fuerte y democrático”[6].

El despertar del sopor que vivió la prensa marroquí respecto a España tiene también que ver con la pérdida de peso internacional de su “padrino” Francia, la crisis económica y las revueltas de los suburbios, han dejado al descubierto las deficiencias en el campo de la integración de la antigua metrópoli. Al mismo tiempo el número de marroquíes residentes en España ha crecido de forma espectacular en los últimos diez años, pudiendo llegar al millón según determinadas fuentes, lo cual implica una mayor demanda de información del país donde vive el hermano, el primo o simplemente porque es el lugar donde se quiere emigrar. Paralelamente, la imagen de España en el mundo árabe ha ido asentándose como un país fuerte económicamente y más presente en la realidad internacional, ya sea para mal con la participación del gobierno de Aznar en la guerra de Iraq, pero que tuvo una muy positiva lectura desde los medios árabes por las masivas manifestaciones del pueblo español en contra de la guerra; o positiva con la respuesta del gobierno español a los atentados del 11-M proponiendo la Alianza de Civilizaciones como alternativa a la política represiva llevada a cabo por el gobierno estadounidense, y aliados, tras el 11-S. Esa imagen positiva a la reacción española tras el 11-M la recoge el editorial del semanario marroquí más vendido, Al Usbue: “La explosión que causó la muerte de doscientas personas en un instante fue tratada por los responsables de seguridad con toda sabiduría y seriedad, sin que tuviese lugar ninguna agitación social, ni detenciones colectivas. Tampoco las imágenes de las víctimas dio lugar a una explotación mediática de las fotos y las imágenes de las víctimas de los atentados, porque la estructura del Estado español es suficientemente fuerte.”[7] El seguimiento de los atentados y las posteriores investigaciones policiales fue una constante en la prensa árabe en general, pero sobre todo en la marroquí. Cuando se supo que la mayoría de los implicados eran marroquíes, aparecieron noticias sobre el miedo a posibles actos racistas contra esta comunidad residente en España y su difícil situación posterior a los atentados. Un ejemplo muy significativo es el artículo publicado en Al Ayam en el que se dice: “En toda España, inmediatamente tras el anuncio de noticia, los marroquíes han preferido quedarse en sus casas, (…)

La inquietud de la comunidad marroquí en España es normal, debido a lo que han sufrido los árabes en Estados Unidos después de los atentados del 11 de septiembre del 2001. (…)

Pedro Canales escribe al respecto: ‘los españoles siempre cuando hay un atentado terrorista dicen sí a los vascos, y no a los terroristas. Creo que los españoles dirán sí a los marroquíes y a los musulmanes y no a los terroristas. Han transcurrido cuatro días sin que se haya registrado ninguna agresión clara. Tengo esperanza en la comprensión de los españoles ante lo que ha pasado’.”[8] Poco a poco, se fueron centrando en las investigaciones, destacando la colaboración entre ambos aparatos de seguridad, sin dejar de expresar cierto malestar por la poca atención que se dio a las advertencias que ese mismo verano habían hecho los servicios secretos marroquíes sobre individuos tan significativos como Yamal Zugam.

La alta consideración que la sociedad española se granjeó en los medios árabes por las manifestaciones contra la guerra de Iraq tuvo su prolongación tras los atentados del 11-M y la jornada electoral del 14-M de 2004. El director de Al Quds al Arabi[9], Abdelbari Atuán, dedicó el 17 de marzo de 2004 su columna en la portada de su diario a la caída del  gobierno de Aznar: “El gobierno de Aznar se las gasta como muchos de los gobiernos árabes corruptos, trata a su pueblo como si fuesen cabezas de ganado, pensando que puede esconderle la verdad sobre los atentados. (…)

El pueblo español no ha votado a la oposición como consecuencia de los atentados o por miedo a ellos, sino enfadados con su gobierno de derechas que les metió en la guerra de Iraq sin respetar sus deseos (90% de los españoles se oponen a la guerra) y ha intentado esconder quien estaba detrás de estos atentados.”

En ese mismo sentido, Mohamed Krishán[10] escribe un artículo titulado: “El ejemplo español” en el que se puede leer: “ya salieron cientos de miles de manifestantes contra la guerra en Iraq, es una lección que bien se la podían aplicar los gobiernos árabes (…) puesto que de haber unas elecciones generales verdaderas, dignas de este nombre, en cualquier país árabe la gente tendría la oportunidad de ajustar cuentas con aquellos que se han pasado años de charlatanería y contando mentiras.”

Pero no todo son alabanzas al nuevo jefe de gobierno. En el imaginario árabe, Occidente tiene dos caras: una imagen de modernidad, desarrollo económico y defensor de libertades, que contrasta con otra negativa en la que se mezcla el pasado colonizador, la superioridad desde la que se dirige al mundo árabe, el egoísmo y sobre todo la falta de compromiso en la defensa de los intereses árabes.

El pasado andalusí no tiene suficiente peso como para que España escape a esta doble imagen[11]. La transición española (tan nombrada por los demócratas marroquíes como posible modelo para ellos mismos), la pujanza económica española mientras los grandes países europeos se mantienen casi estancados, una presencia creciente de la cultura española fuera de las fronteras hispanófonas, el mayor empaque español en la esfera internacional, y el atractivo general que el pasado árabe genera en los medios árabes forman la cara amable de la moneda. El anverso lo constituyen las posturas de superioridad y dominación que rápidamente se achacan al pasado colonial y a la posición de fuerza de Occidente respecto al mundo subdesarrollado en general, y el mundo árabe en particular, el hecho de que el rey de España no pida perdón a los musulmanes expulsados de España en 1492 tal y como ha hecho con los judíos, la negativa del Parlamento español a tratar el tema del uso de armas químicas en la guerras coloniales en el norte de África, la “ocupación” de Ceuta y Melilla, o el papel de España como gendarme de Europa en lo que respecta a la inmigración. El paternalismo que destila de algunas declaraciones de líderes europeos tiene muy mala acogida en los medios árabes. Los intentos de defensa de los intereses árabes por parte de Europa son rápidamente desenmascarados y explicados en términos de intereses propios europeos o particulares, que escondidos detrás de las buenas palabras, son coincidentes en el fin. En este sentido, se expresa Abderrahmán Rashid[12] en un artículo titulado “El significado de la derrota en España”[13], asegura que “toda esta oposición a la guerra de Iraq es correcta, pero José Zapatero, como el presidente francés o el canciller alemán, no son personas que dirijan peluquerías sobre las que puedan decidir si abrir o cerrar. Existen grandes diferencias entre las grandes potencias sobre los procedimientos para tratar los distintos casos, pero en el fondo todos coinciden en el objetivo principal. (…) como dijo un ministro árabe de Exteriores: la diferencia entre Washington y París en el enfrentamiento sobre Iraq es que el primero quiere una muerte rápida y el segundo lenta.”

Las relaciones bilaterales España-Marruecos

Las complicadas y rumiadas relaciones entre España y Marruecos viven cíclicos altibajos, unos más graves que otros, pero todos son registrados en sus medios de comunicación. El complicado entramado de poder marroquí se refleja también en la prensa. Es difícil discernir entre la opinión propia de los periódicos y aquella marcada por las directrices del poder, sobre todo cuando hablamos de temas de “soberanía” como las relaciones exteriores o el contencioso del Sáhara Occidental. A pesar de que en los últimos años ha habido una mayor información crítica en casi todos los aspectos de la vida marroquí, las relaciones exteriores no están al mismo nivel en cuanto a visión crítica, aunque haya incipientes casos esperanzadores, como alguno de los artículos sobre el tema del director del semanario Al Ayam, Nureiddín Miftah[14] o de Huseín Machdubi en ese mismo rotativo.

En la crisis de Perejil la prensa tuvo un papel especialmente destacado pues se rompieron las vías de comunicación diplomáticas habituales y muchos de los intercambios de información entre ambos gobiernos se realizaron a través de los medios de comunicación[15]. Las directrices marcadas desde Palacio en este sentido son claras. Tomando como ejemplo el periódico Al Alam, del partido nacionalista conservador Istiqlal, se puede seguir con claridad la evolución de la postura alauí en el conflicto. El 7 de mayo de 2002 publica un duro editorial bajo el título: “España acusada”[16]: “Desde que el Sáhara volvió a Marruecos tras la ocupación española en la época colonial, tras la liberación de las costas marroquíes del expolio de su riqueza pesquera, rechazando la renovación del acuerdo de pesca con la Unión Europea. A partir de esos dos felices acontecimientos el gobierno español, y sobre todo en la época de la derecha, está llevando a cabo una campaña hostil contra Marruecos”. Cuando la crisis ya ha amainado,  de nuevo en su editorial (del 29 de enero de 2003[17]) habla más reposadamente de la importancia de mantener unas buenas relaciones con el vecino del norte. Más adelante otro editorial de ese mismo periódico llevaba el titular “Nuevo talante en las relaciones hispano-marroquíes”[18] coincidiendo con la visita de Rodríguez Zapatero, se centra en alabar incondicionalmente al nuevo ejecutivo. Este ejemplo es uno de entre los que constituyeron una pauta clara y unificada, sobre el tratamiento de la crisis en la prensa marroquí. Siguiendo las indicaciones o los comentarios oficiales que se trasladaban a través de su prensa afín, o de las declaraciones de los dirigentes. Hay periodistas marroquíes que defienden esta actuación debido a la poca información que tenían sobre el tema, y en concreto sobre las relaciones con España. Otros, sin embargo, lo achacan a la mordaza que sigue atenazando, aunque con menos fuerza que en el pasado, la libertad de prensa en Marruecos. Solo alguno de los incipientes semanarios independientes se atrevieron a criticar la actuación marroquí. Huseín Machdubi escribió en esos días un artículo titulado: “Nuestro Marruecos se merece una diplomacia mejor”[19], en el que aseguraba que “la diplomacia marroquí no se puso en marcha hasta el segundo día, una vez que la UE había hecho público un comunicado de apoyo a España, siendo muy parecida la postura de la OTAN, que ponía a Marruecos ante la comunidad internacional en la misma situación de Iraq cuando hizo su incursión en Kuwait. (…) En medio de la vorágine desatada en el mundo, buscamos a la diplomacia marroquí, buscamos al Gobierno marroquí para que nos diesen explicaciones sobre la situación. ¿Dónde estaba la diplomacia marroquí? ¿Dónde estaba el Gobierno de Abderrahmán Yusufi que no convocó ni una reunión de emergencia?”.

Con el cambio de gobierno español las relaciones han cambiado y así su reflejo en la prensa marroquí. La diferente acogida de la personalidad de cada presidente español en los medios marroquíeses obvia. De Aznar se llegó a decir que la crisis fue causada “por un hombre que no se sentía cómodo con los marroquíes, ni con los árabes, ni con los musulmanes”[20], mientras que de su sustituto Al Sabah[21] (periódico independiente perteneciente al grupo Eco-Medias) dijo: “Zapatero, el hombre al que le gusta Marruecos”. Esta personalización de la crisis en la arrogancia y menosprecio en el trato hacia Marruecos de la figura del ex-presidente limitó en la prensa la posibilidad del análisis de fondo de las cíclicas tensiones, y el abordar los temas que se mantienen irresolutos.

El mismo análisis se puede aplicar a las actuales relaciones pero desde el extremo opuesto. La “buena química” y el diálogo fluido que marcan las actuales relaciones, parecen contagiar a la prensa. Además del ya comentado artículo de Al Sabah hay un sin fin de textos alabando su figura. Bugaleb el Attar publicó en el periódico socialista Al Ittihad al Ishtiraki un artículo titulado “Visita de Zapatero a Marruecos: conclusiones y significados” el 22 de abril de 2004, en el que se plantean tres puntos de coincidencias entre el rey Mohamed VI y el jefe del gobierno español:

“1. José Luís Rodríguez Zapatero y Mohamed VI pertenecen a la misma generación. Los dos piensan en el futuro y dejan aparte los complejos y los problemas del pasado.

2. Los dos son consientes de que la democracia, la modernización y la apertura son las claves para desarrollar las relaciones (…).

3. España forma parte de nuestro futuro por ser un país vecino, su posición en la construcción de la UE, su papel en las relaciones euro-mediterráneas y por sus relaciones con los países latinoamericanos. España representa el eje del diálogo norte-sur, entre la UE, Marruecos y España por una parte, y entre Marruecos y los países de América Latina por la otra.”

Tanta complacencia deja de lado cuestiones que siguen pendientes en las relaciones hispano-marroquíes. Parece como si la normalización de las relaciones hubiese traído consigo la marginación del papel protagonista que tuvo la prensa durante la llamada crisis de Perejil, limitándose a seguir la actualidad con poca perspectiva crítica, excepto en momentos muy puntuales que no tienen mayor trascendencia como la citada negativa a tratar el uso de los gases tóxicos por parte de España durante la guerra colonial, o la visita de Zapatero a Ceuta y Melilla.

Este tono sosegado es especialmente chocante en tres aspectos puntuales. El primero es el tema del Sáhara Occidental y las declaraciones, a veces contradictorias, de los máximos responsables del Ministerio de Asuntos Exteriores español dependiendo de si visitan Rabat o en Argel. La fuerza con la que se implicó públicamente el gobierno Zapatero en sus inicios respecto al Sáhara Occidental parecía augurar un cambio sustancial en la postura de España respecto al conflicto. Los diarios marroquíes y árabes en general parecen estar de acuerdo en este cambio de orientación, para irritación de los argelinos.  El diario árabe más vendido en el mundo Al Sharq al Awsat publicó el 15 de noviembre de 2005 un artículo titulado “‘Golpe de Estado’ en la postura española ante el conflicto del Sáhara” recogiendo la frase que usó la agencia Europa Press tras las declaraciones del ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos favorables a la propuesta de autonomía, que solo había sido nombrada por el rey Mohamed VI en el discurso conmemorativo del 30 aniversario de la Marcha Verde: “Este nuevo posicionamiento es un golpe de Estado (según Europa Press) de la diplomacia de Madrid y el gobierno socialista que ha apoyado [a Marruecos] desde que tomó el poder”.  Finalmente, el ímpetu inicial se ha tenido que acomodar al ritmo cansino de este largo conflicto. Cada paso positivo del ejecutivo español ha sido maximizado por la prensa marroquí, mientras que las declaraciones contrarias a sus intereses, sobre todo hechas en visitas oficiales a Argelia, no eran criticadas en exceso. Parece que los periódicos marroquíes han optado al igual que su gobierno por una carrera de fondo, a la espera de que España les apoye definitivamente en el Consejo de Seguridad.

Al Alam aseguraba, en su editorial del 19 de abril de 2004, que: “En el caso del Sahara, aparte de los esfuerzos realizados por Francia, España tiene un papel más importante que jugar. Participó en la solución del problema con Marruecos tras la Marcha Verde de 1975 y firmó el Acuerdo de Madrid para poner fin a su presencia en el territorio marroquí, pero aún le queda cumplir con un deber internacional necesario para el futuro de las relaciones entre los dos países: declarar ante Naciones Unidas que el Sahara pertenece a Marruecos.” Eso podría estar ya pasando si creemos lo que escribe Aziz Satori en Al Ittihad al Ishtiraki[22] sobre lo que ha sucedido en la última resolución del Consejo de Seguridad, la 1754: “EEUU y Francia, además de España que es miembro del Grupo de Amistad del Sahara, presionaron al Consejo para aprobar una resolución a favor del derecho marroquí sin dar importancia a la propuesta del Polisario”. Otras cuestiones sobre el contencioso como los intentos de delegaciones españolas de viajar al Sáhara Occidental para comprobar la situación de los derechos humanos, fueron solventadas cerrando filas y apoyando las medidas del gobierno marroquí de impedirlas, puesto que aseguraban que dichas delegaciones estaban infiltradas por activistas pro-Polisario. La polémica interna española sobre el Sáhara Occidental tiene una presencia relativamente importante pero es también un tema marginal limitándose a recoger las acusaciones del Partido Popular acusando al PSOE de haber abandonado a los saharauis, sobre todo porque estas declaraciones sirven para reforzar la postura marroquí de que se ha producido un cambio en la postura española.

La prensa argelina es en principio la única que en mundo árabe defiende la causa del Polisario. Pero en lo que se refiere a las relaciones bilaterales con España se conforman con poco. El gobierno Zapatero ha sabido compaginar la receptividad hacia las tesis marroquíes con visitas y guiños que permitan a Argelia seguir justificando sus buenas relaciones con Madrid, a pesar de que esta última haya “abandonado” a los saharauis. Al Jabar, principal periódico argelino en árabe, publicó un artículo un día antes de la visita de la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega a Argel en el que se hablaba de que “Responsables españoles visitarán mañana Argelia para devolver las aguas a su cauce”[23], puesto que “las relaciones entre ambos países han sufrido un deterioro en los últimos tiempos debido al claro apoyo del gobierno socialista español a la diplomacia marroquí en el tema del Sáhara Occidental ocupado en los foros internacionales”. Al día siguiente los problemas parecían solucionados: “España rectifica los «errores» de su diplomacia”[24], pues según altos responsables citados por Al Jabar “califican la visita como un intento español de rectificar sus errores diplomáticos en temas como la inmigración ilegal y el Sáhara Occidental”. De igual manera, el viaje de Estado de  los reyes de España a Argelia del 13 al 15 de marzo de 2007 sirvió para contrarrestar las declaraciones de Zapatero a favor de la propuesta marroquí de autonomía para el Sáhara hechas en la Reunión de Alto Nivel España-Marruecos una semana antes.

La inmigración ha sido el componente que más ha influido en el cambio de visión de España en Marruecos, al dejar de ser un país de paso para convertirse en uno de acogida la información que interesa de España empieza a cambiar. Poco a poco se va normalizando la aparición de noticias sobre pateras capturadas por las autoridades españolas y la posterior repatriación de los aspirantes a emigrar. Noticias más trágicas como los hundimientos de pateras y la llegada de cadáveres a las costas marroquíes o españolas también son cubiertas con detalle. Del sueño europeo se sabía poco y se escribía menos, y por lo tanto seguía encarnado por la imagen del éxito de los que volvían en verano con los coches llenos de regalos hablando maravillas de su vida en España.

El primer intento de describir la dura vida del inmigrante marroquí al otro lado del estrecho de Gibraltar fueron las notas que Rashid Nini iba tomando en pequeños papeles o servilletas de cafeterías en las que contaba su experiencia como inmigrante ilegal en España. Estas crónicas semanales fueron publicadas por el diario nacionalista Al Alam en 1997[25], pero no fue hasta los sucesos de El Ejido de febrero de 2000, cuando la mayoría de los marroquíes se percataron de que no todo era tan positivo como contaban la mayoría de los triunfadores retornados. También fue la época en la que la televisión rompió definitivamente el cerco informativo local y la información internacional fluía para acercar la realidad de los emigrantes marroquíes en España. Poco a poco, han ido apareciendo más reportajes e información sobre los problemas de sus compatriotas y futuros vecinos de muchos que esperan su oportunidad para cruzar como sea el Estrecho. Especial mención merecen una serie de reportajes que realizó Raduán Ramadani para el diario Al Sabah en 2005 sobre la vida de los marroquíes que viven sin papeles en España. Vivió con ellos y compartió suficiente tiempo como para trasladarlo con claridad y detalle a los lectores en Marruecos[26].

El tema de la inmigración también fue una causa de fricción entre el último gobierno de Aznar y Marruecos, con intercambio de acusaciones de falta de cooperación por ambas partes. La apuesta del gobierno de Zapatero de dotar de más medios a Marruecos y presionar de forma menos belicosa sobre el tema ha dado resultados positivos tanto en el plano estadístico de salidas de pateras, desmantelamiento de mafias de la inmigración, etc., como en la tranquilidad con la que se trata este tema en la prensa marroquí destacando la excelente cooperación. La bula que sobre el tema tiene España en la prensa marroquí quedó plasmada cuando en septiembre de 2005 cientos de emigrantes africanos intentaron entrar de forma masiva en Ceuta y Melilla. La espinosa situación de estas dos ciudades, acompañadas siempre en la prensa marroquí con calificativos como “ocupadas” o “usurpadas”, se sumó al problema de la inmigración y los más de diez muertos entre los emigrantes durante esos días. El hecho en sí de que el ejército marroquí defendiese “las fronteras artificiales de las ciudades ocupadas” parecía que creaba un conflicto en sus términos. Pero no se utilizó el conflicto para pedir orquestadamente la devolución de las dos ciudades, se mantuvo el lenguaje pertinente, e incluso se mantuvieron vigilantes, como el editorial del joven periódico independiente Al Nahar al Magrebiya del 03 de octubre de 2005, que habla del “error del primer ministro” cuando Driss Yettú dijo ante Zapatero en la anterior Reunión de Alto Nivel: “Si algunos cientos de inmigrantes han asaltado en los últimos días Melilla y Ceuta, miles o decenas de miles están en las ciudades del norte y el sur del reino”. El editorialista apuntó: “El primer ministro debería, por lo menos, controlar su lengua o calificar las ciudades con sus calificativos conocidos”, pero no fue más allá de la crítica al lenguaje utilizado.

Sorprende también la relativa escasa belicosidad con que fue recibida la visita del presidente español José Luís Rodríguez Zapatero a Ceuta y Melilla en enero del 2006. Se trató de un hecho histórico, puesto que ningún presidente de gobierno, ni el rey de España, habían viajado nunca a las ciudades autónomas desde la transición. Ni siquiera José María Aznar se atrevió a viajar en calidad de presidente de gobierno (lo hizo en calidad de candidato) y así romper el pacto no escrito acordado entre Rabat y Madrid, según el cual ningún jefe de estado o de gobierno visitaría las delicadas ciudades africanas. Apenas se publicaron unas noticias breves cuando se anunció el viaje en las que se reprocha que “La visita a las dos ciudades usurpadas es una afrenta a la confianza que ha depositado Marruecos en este hombre que ha sido capaz de devolver las aguas al cauce de la buena vecindad”[27], más la esperada oleada de artículos nacionalistas como el publicado en Al Alam el 02 de febrero de 2006: “La visita de Zapatero a Ceuta y Melilla constituye una sumisión al odio de los sectores colonialistas y perjudica las relaciones bilaterales”, para, pasados unos días, quedar en el olvido, pues como publicaba el mismo día Al Sharq al Awsat: “Marruecos y España evitan una escalada tras la visita de Zapatero a Ceuta y Melilla”.

De hecho el tema de la recuperación de Ceuta y Melilla a pesar de su importancia simbólica no está presente como una prioridad ni en la prensa ni en la agenda política marroquí. En un artículo de Abdalá Damún queda meridianamente claro esta ambigüedad: “Marruecos dice que reivindica continuadamente la recuperación de Ceuta y Melilla ocupadas por España desde hace más de cuatro siglos, pero los españoles afirman que no existen reivindicaciones serias por parte de Marruecos para recuperarlas, y que en la ONU no existe un expediente de descolonización en Ceuta y Melilla. Lo que significa que Marruecos utiliza el discurso de la reivindicación para el consumo interno. (…)”. Es evidente que ahora, en Marruecos, el caso de Ceuta y Melilla no es una prioridad para completar la unidad territorial como sí lo es el Sáhara. Ceuta y Melilla no acaparan el interés de los marroquíes, pero el gobierno marroquí no deja escapar cualquier oportunidad para insinuar a su homólogo español de que la normalización de las dos ciudades es imposible.”[28] Esta baza es usada por los gobiernos marroquíes como carta de presión en determinados contextos puntuales. Cuando esto ocurre se desempolva toda una parafernalia mediática, más o menos agresiva, dependiendo de las exigencias del guión, una parafernalia que permanece dormida mientras no es llamada a arrebato.

La alianza de civilizaciones en la prensa árabe

Cuando Rodríguez Zapatero pronunció su discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas el 21 de septiembre de 2004 para anunciar su propuesta de Alianza de Civilizaciones, la acogida en el mundo árabe no fue significativa. Pero el desarrollo de la misma, asumiéndola Naciones Unidas como propia, la inclusión de personalidades como André Azulay, consejero judío del rey Mohamed VI, dentro del grupo de alto nivel encargado de desarrollarla, la celebración de la primera reunión del grupo fuera de España en Marruecos o el viaje de Zapatero a la cumbre de la Liga Árabe en Argel para presentar en persona la idea han hecho que poco a poco vaya calando en el entorno político del mundo árabe. Rápidamente se destacó lo apropiado de que fuese España quien plantease esta propuesta por ser el heredero natural de Al Ándalus: “La Alianza de Civilizaciones busca una identidad en el reino de Al Ándalus y en las culturas”[29].

Hay autores árabes que critican la Alianza de Civilizaciones por utópica o ser un cínico ejercicio de buenas intenciones. En el caso de Gasán Tuini, incluso utiliza el “legado andalusí” para pedir algo más que meras palabras: “Dejar de repetir llamamientos intelectuales al diálogo entre las religiones y civilizaciones, para pasar a cristalizar una “revolución cultural” práctica y directa semejante a la revolución China. Una revolución que se inspire en nuestro legado andalusí y en los siglos de oro árabes.”[30]

Lo que es indiscutible es que el concepto de Alianza de Civilizaciones está ya asimilado  dentro del vocabulario de la prensa árabe y se usa en diversos ámbitos como sinónimo de entendimiento entre Occidente e islam, o entre Europa y el mundo árabe, pues existe un debate sobre qué término es más adecuado si “civilizaciones”, “religiones” u “Occidente-islam”[31]. Cada enfrentamiento o polémica Occidente-islam es una oportunidad para que autores árabes recuperen la idea como solución al problema concreto. Ya pasó con las controvertidas caricaturas de Mahoma: “En Europa ya ha habido casos en los que se ha representado al profeta cristiano y se le ha denostado, pero en la cultura árabe de hoy en día esto no es así. Esta diferencia tiene que ser respetada, puesto que sin respetar las diferencias no habrá lugar a diálogo de civilizaciones”[32], pero también en la crisis de los suburbios parisinos o las declaraciones del papa Benedicto XVI sobre el islam.

El hecho de asumir el concepto como idea positiva no significa que no exista una discusión sobre ella. Como ya hemos comentado antes se cuestionan hasta los términos usados: diálogo, alianza o entendimiento. Hay visiones críticas de la Alianza de Civilizaciones que han servido para cuestionar la propia idiosincrasia árabe: “El espíritu liberal progresista, presente vivamente en el mundo árabo-musulmán, comprende que debe defender el espíritu de progreso real presente en el islam y también su papel como civilización creadora en la Historia de la humanidad. La alianza con la vanguardia de Occidente con el objetivo de derrotar a la derecha no corresponde solo a Occidente sino a todos los países árabes y musulmanes que aún sufren dicho despotismo y retraso.”[33]

A pesar de las críticas que haya podido recibir por utópica u oportunista, de ser un plagio del Diálogo de Civilizaciones lanzado por el entonces presidente de Irán, Mohamed Jatami, en 1998, lo que es innegable es la asunción y utilización del concepto en los medios de comunicación árabe como alternativa política e ideológica a la política de confrontación y misiles defendida desde Washington.

La obsesión española por la recuperación de Andalus

¿Viven los árabes obsesionados por Al Ándalus, por recuperar Al Ándalus? Si leemos a los articulistas y escuchamos a tertulianos españoles parece que sí. Si leemos la prensa árabe la respuesta es tajante: no.

Buscando entre los más de 52.000 artículos que tenemos archivados en nuestra web www.boletin.org  de los últimos cinco años no hemos encontrado más que dos artículos que hablan sobre el tema[34]. Cuando leemos el texto de estos artículos descubrimos que la información es una cita a un artículo publicado por el diario español ABC lleno de futuribles, muy en la dirección del inconsciente alarmismo hacia lo árabe y lo musulmán que aparece en los medios occidentales. A modo de ejemplo de la mala costumbre de columnistas y tertulianos de los medios españoles de hablar de temas que no controlan con una ligereza asombrosa leemos en La Vanguardia del 18 de abril de 2007 un alarmante artículo de Baltaser Porcel titulado “Al Ándalus resucitado” en el que se habla del comunicado de Al Qaeda sobre recuperar Al Ándalus: “No se trata de mera intencionalidad política referida a Ceuta o a Melilla, y ni si quiera de acciones terroristas puntuales con referencias a Iraq (…) aquí estamos ante algo muchísimo más hondo, y además impulsado por peligrosas fuerzas internacionales como son Arabia Saudí, ¡sí! y dicha Al Qaeda.” ¿Cuál es ese fenómeno “muchísimo más hondo”? No se dice en el artículo, se deja al imaginario de cada cual. ¿Arabia Saudí? ¿Cómo Estado? ¿Figuras aisladas como el saudí Ben Laden? ¿De quien estamos hablando? Que se tenga conocimiento solo la organización Al Qaeda, a través de su número dos Aiman Zawahiri planteó en julio de 2007 la recuperación de Al Ándalus en el marco de la utopía de recuperar todos los territorios que un día fueron musulmanes. ¿Está Arabia Saudí apoyando a una organización cuyo objetivo final es derrocar el régimen de los Saud? ¿Está apoyando a una organización que ha causado más de cien muertos en territorio saudí? ¿A una organización de la que acaba de desmantelar una célula compuesta de 172 individuos que planeaba ataques contra objetivos petrolíferos y militares en Arabia Saudí? O quizá se trate de apoyar a la desconocida banda del Ejército de Liberación de Al Ándalus, publicitada desde supuestas filtraciones de los servicios secretos españoles coincidiendo con las explosiones de suicidas de marzo y abril en Marruecos y Argelia.

A todas luces este tipo de frases frívolas y sin ningún respaldo en hechos reales, más allá de las especulaciones del miedo, colaboran a reforzar la visión que desde el mundo árabe se tiene de la islamofobia existente en Occidente, que a veces no es malicia sino pura ignorancia, pero que desde el mundo árabe no se tiene ya paciencia para pararse a diferenciar.

En la introducción del libro “La yihad en España: la obsesión por reconquistar al-Ándalus” de Gustavo de Arístegui, cuyo título, amén del punto de vista de mercadotecnia, es como poco “confuso”, y vuelve a incidir en la idea de que es una obsesión general no solo de los grupos radicales, insignificantes en cuanto a peso demográfico dentro de las sociedades árabes, y que es otro indicador más de la “obsesión” española por justificar la prevención hacia los árabes y los marroquíes en particular. Según De Arístegui el llamamiento a recuperar Al Ándalus es “una tendencia que no sólo sectores violentos favorecen, sino que incluso historiadores, analistas y periódicos ‘moderados’ han llegado a promover.”  No sabemos qué periódicos árabes son la fuente de Arístegui, pero como hemos dicho antes en ninguno de los 52.000 artículos que tenemos registrados, de cerca de 50 periódicos de todo el mundo árabe hay un solo artículo sobre el tema. He consultado con varios amigos árabes periodistas e intelectuales por si nuestra labor de extracción de artículos hubiese obviado un tema tan llamativo, pero nadie recuerda un artículo con semejantes mimbres. Buscando en las bases de datos que existen sobre prensa árabe tampoco hemos encontrado nada en ese sentido, lo cual no significa que no exista, pero desde luego no puede ser significativo, ni merecedor de estar en la introducción de un título tan alarmista como “La Yihad en España”.

Lo que si hemos encontrado son evocaciones al esplendor árabe de aquella época. Pero “que el Andalus queda al margen o exento de la acción de la opinión mitomaníaca es imposible, como ocurre con cualquier otra identidad histórica similar”[35]. Con distinto grado de análisis o mitificación es cierto que la presencia de Al Ándalus es nostálgica y recurrente en la realidad árabe.

“Al Ándalus, aquel Estado ya extinguido que fue un sueño o tal vez una «ocasión furtiva» y que la gente se niega a olvidar, no solo porque supuso el prodigio del florecimiento del islam en Europa, sino porque su pérdida significó el comienzo de la pérdida de otras muchas cosas, por eso intentan recuperarlo, en sus fantasías al menos, para recuperar todo o parte de aquellos sueños perdidos” [36]. En este mismo sentido se pueden encontrar numerosas referencias a esa época, a “Averroes, la lógica, el pensamiento”[37]. Se toma como modelo de convivencia para aplicarlo al presente: “Líbano está ante una prueba, puesto que es el Ándalus árabe de hoy. Aunque ha estado a punto de desaparecer de no ser por el milagro que le ha permitido compaginar en el mismo palacio los rezos cristianos y musulmanes”[38]. Pero, como en absolutamente todos los temas, la prensa árabe tiene matices y distintas aproximaciones y los hay que critican esa idealización del pasado que narcotiza a las sociedades actuales con humos pasados: “Aquellos ‘pocos’ (y no más que esos) que creen que entre los deberes de la umma (comunidad islámica) está la de “recuperar” España y Portugal al mismo nivel que se les exige recuperar Palestina, está claro piensan con una mentalidad propia de la Edad Media, no con una mentalidad moderna. (…)

Sintiéndolo mucho, hay musulmanes que viven en otro tiempo, habitan en el pasado en el que existía un territorio que se conocía por Al Ándalus.”[39]

El que Al Ándalus esté presente en la prensa árabe no nos puede llevar a concluir que esa presencia significa necesariamente la voluntad de “liberar Al Ándalus”, hacer este paralelismo ignorar deliberadamente la realidad árabe, simplificarla siguiendo unos intereses específicos. Si es criticable la idealización absoluta hecha por bastantes intelectuales árabes sobre el mito de Al Ándalus, son igualmente criticables algunos artículos y estudios que  se publican sobre esa época, cuyo fin no parece ampliar rigurosamente la información sobre tan interesante época, sino argumentar la idea de que los árabes en concreto y los musulmanes en general, son incapaces de cohabitar en paz con otras comunidades religiosas, y que afianzan la imagen de agresividad injustificada contra el árabe que se exporta desde España.      

Notas

[1] A modo de ejemplo valga la denuncia del periodista Huseín Machdubi de que la organización de la candidatura de la Alambra como una de las siete maravillas del mundo no ha respondido a una iniciativa planteada por los periodistas árabes destacados en España para colaborar en la campaña de difusión en el mundo árabe.

[2] La cadena qatarí de noticias Al Yazira lleva varios años intentando abrir una oficina en Madrid, pero por varios condicionantes tanto de la propia cadena como de las autoridades españolas todavía no ha sido posible. Huelga decir el impacto que tendría en el mundo árabe la aparición regular de noticias sobre España en esta cadena de televisión que como se dice tienen 50 millones de televidentes cuando estamos en paz y 80 en tiempo de guerra.

[3] Esta ubicación no tiene relación con el ideal de la “recuperación de Al Ándalus” sino con proximidad geográfica, puesto que hay veces que incluso aparecen noticias de Francia cuando las otras páginas de internacional van muy cargadas.

[4] Entrevista telefónica 26.04.07. Huseín Machdubi comenzó a trabajar en España como colaborador del diario marroquí Al Alam. En la actualidad además de ser el corresponsal de Al Quds al Arabi colabora, entre otros medios, con el semanario marroquí Al Ayam.

[5] Al Masaa, 16 de diciembre de 2006. Texto aparecido en la sección de opinión “Café mañanero” que aparece sin firma en portada de este periódico dirigido por Rashid Nini.

[6] Nabil Drius, empezó a trabajar como periodista en el diario Al Sabah, donde se especializó en las relaciones hispano-marroquíes a raíz del conflicto de Perejil. En la actualidad forma parte de la oficina de Rabat desde donde se prepara la edición marroquí del diario internacional Al Sharq al Awsat.

[7] Al Usbue, 18 de marzo de 2004. La traducción completa de este artículo puede leerse en www.boletin.org.

[8] Al Ayam, 18 de marzo de 2004, ver el artículo completo en www.boletin.org

[9] Periódico editado en Londres. Muy crítico con los regimenes árabes. Es el diario árabe más leído en Europa.

[10] Mohamed Krishán es uno de los periodistas más mediáticos de la cadena Al Yazira. Este artículo fue publicado en Al Quds al Arabi en 17 de marzo de 2004.

[11] Ver “La imagen del marroquí en España. El tópico del desprecio y la inferioridad” de Abdalá Saura en Al Sahifa, 14 de junio de 2002: “No es de extrañar que aparezcan artículos escritos por personas que se consideran intelectuales e investigadores que cargan con violencia contra el árabe y el marroquí, sirviendo a los intereses políticos del momento y buscando encender la discordia entre los pueblos.”

[12] Antiguo director del diario Al Sharq al Awsat, es en la actualidad director del canal de noticias Al Arabiya, el único que hace un poco de sombra al dominio de Al Yazira.

[13] Al Sharq al Awsat, 17 de marzo de 2004.

[14] Ver “Aquellos días. Las carencias de la autonomía (del Sáhara)” en “El mundo visto por los árabes. Anuario de prensa árabe. 2006.” Pedro Rojo (ed.). Icaria, Barcelona, 2007.

[15] “España desde la orilla sur. La relación hispano-marroquí: opiniones e ideas”, Carla Fibla García-Sala, Icaria, Barcelona, 2005

[16] La traducción completa de este artículo puede leerse en www.boletin.org.

[17] La traducción completa de este artículo puede leerse en www.boletin.org.

[18] Al Alam, 24 de marzo de 2004. Ver el artículo completo en www.boletin.org

[19] Al Ayam, 18 de julio de 2002

[20] Al Usbue, 18 de marzo de 2004. Ver el artículo completo en www.boletin.org

[21] Al Sabah, 24 de marzo de 2004. Ver el artículo completo en www.boletin.org

[22] Al Ittihad al Ishtiraki, 02 de mayo de 2007. Ver el artículo completo en www.boletin.org

[23] Al Jabar, 02 de noviembre de 2006. Ver el artículo completo en www.boletin.org

[24] Al Jabar, 03 de noviembre de 2006. Ver el artículo completo en www.boletin.org

[25] Estas crónicas se pueden leer en español en “Diario de un ilegal”. Ediciones de Oriente y Mediterráneo, Madrid, 2002.

[26] Otro artículo muy interesante que retrata dos modos de vida antagónicos de los árabes en España es “Los habitantes de El Ejido y de Marbella. Pobres bajo tiendas de campaña para importar divisas y ricos que las gastan en la Costa del Sol” de Abdelmayid Ait Amina, en Al Masaa, 09 de abril de 2007. Ver el artículo completo en www.boletin.org. 

[27] Al Nahar al Magrebiya (15-11-2005), ver el artículo completo en www.boletin.org

[28] Al Sharq al Awsat, 02 de noviembre de 2006, ver el artículo completo en www.boletin.org, “Ceuta y Melilla, dos ciudades que se acercan y se alejan de Marruecos según las ocasiones(extractos)”, Abdalah Damun. Publicado en “El mundo visto por los árabes. Anuario de prensa árabe. 2006.” Pedro Rojo (ed.). Icaria, Barcelona, 2007.

[29] Al Hayat, 04 de julio de 2006. Ver el artículo completo en www.boletin.org

[30] Al Nahar (Líbano), 25 de julio de 2005. Ver el artículo completo en www.boletin.org

[31] Sobre este tema ver: “Hacia una mejor alianza de civilizaciones” de Abdelaziz Mohamed Al Játer, Elaf, 27 de febrero de 2006. En “El mundo visto por los árabes. Anuario de prensa árabe. 2006.” Pedro Rojo (ed.). Icaria, Barcelona, 2007.

[32] “La libertad de expresión y el concepto sagrado: necesidad de entendimiento mutuo”, Al Ittihad (Emiratos Árabes Unidos), Jáled al Dajil, 07 de febrero de 2006

[33] “Si existe una alianza de civilizaciones: cómo coordinar a occidente y el islam” Mohamed Yaber Al Ansari en Al Hayat, 27 de septiembre de 2005

[34] “España teme que Abdessalam Yasín recupere Al Andalusí”, Al Ayam, 07 de noviembre de 2006.
”Inquietud en Madrid y Rabat por los movimientos de Justicia y Espiritualidad. Según informaciones españolas, el grupo marroquí puede recurrir a la violencia y reivindicar al Andalus”. Al Hayat, 30 de noviembre de 2006

[35] Conferencia del profesor Pedro Martínez Montávez

[36] Abdalá Damún, Al Masaa, 25 de abril de 2007

[37] Huseín Machdubi. Entrevista personal. 26 de abril de 2007

[38] Al Nahar (Líbano), 04 de diceimbre de 2006

[39] Samer Jair Ahmed, Al Gad (Jordania), 11 de marzo de 2005