El arte en auxilio de la política por un Mediterráneo sin conflictos

Michelangelo Pistoletto

Artista y presidente de Love Difference, Movimiento Artístico por una Política Intermediterránea

Las ciudades del Mediterráneo se caracterizan más que nunca por las sociedades multiculturales que pueblan sus calles. En este contexto, la alteridad no debe ser un elemento problemático, sino un factor de desarrollo personal y cultural. Para ello, la creatividad juega un papel fundamental, ya que fomenta el acercamiento y activa la imaginación. Así, el pensamiento creativo y artístico debe considerarse como una herramienta básica para llegar a construir una política que favorezca la diferencia. En este sentido trabaja Love Difference y su proyecto de creación de un Parlamento Cultural Mediterráneo, que podría definirse como un órgano de encuentro y convivencia entre las culturas de la región. El objetivo es establecer, en colaboración con la escena política, una plataforma para el diálogo y la promoción de proyectos artísticos.

Las plazas y calles de nuestras ciudades reflejan de manera cada vez más inmediata la multiplicidad de culturas que hoy día caracteriza a unas sociedades cada vez más plurales. Todos somos conscientes de lo importante que resulta el proceso de cambio que afecta a la geografía humana en todo el globo. El tejido social ya no se construye a partir de una unicidad de referencia, y la propia solidaridad requiere el planteamiento de nuevas modalidades de interacción, capaces de activar procesos sociales innovadores.

La sociedad multicultural se caracteriza por la copresencia de individualidades que exhiben tradiciones incluso significativamente diversas entre sí en una misma organización social. La alteridad no debe constituir el objeto problemático y marginal al que observa un sujeto autocentrado y consagrado a la salvaguardia de su propia identidad, sino una oportunidad para el desarrollo de la persona y las diversas culturas. Las diversidades constituyen una fascinante ocasión creadora y un complejo elemento de investigación. De ahí la importancia de garantizar una contribución artística al encuentro cultural vigente y de estimular una reflexión sobre los valores imprescindibles de cada cultura, basándose en los conceptos de tolerancia, democracia e igualdad de derechos, además de promover proyectos que interaccionen con la sociedad civil.

En este contexto entra en juego la política, que se integra en el arte en el momento en que el que activa un componente participativo entre las personas y estimula una reflexión crítica sobre la sociedad contemporánea, pero todavía más cuando realiza una innovación responsable. El arte no se convierte en política para expresar simpatía por una ideología o por un sistema de control partidista, sino que desarrolla la misión de crear un espacio que todavía no existe, porque todavía hay que descubrir el modo de existir juntos sin conflictos. Para que eso ocurra es necesario un nuevo pensamiento, que no tenga su origen en un sistema definido, sino en la creatividad, capaz de realizar un nuevo tejido de relaciones entre las muchas creencias, religiones y poderes.

No se puede dejar la guía de la política mundial a las puras razones de la especulación económica. Un nuevo pensamiento debe inspirar la economía y la política. El lugar de formación de este pensamiento puede ser el laboratorio creador de un arte socialmente comprometido. Ante la prueba de la multiculturalidad y la interculturalidad, nuestras ciudades testimonian que Italia y el Mediterráneo son, desde siempre, lugar de encuentro de las tradiciones más diversas; el lugar más apto para favorecer el despliegue de una cultura de la alteridad, capaz de vincular, en la lógica de la convivencia constructiva, las diversas variedades experienciales que se encuentran en los espacios urbanos. Es necesario activar modalidades de relación y procesos creadores que estimulen el encuentro y el diálogo sobre las actuales problemáticas sociales, culturales e interculturales. El objetivo es favorecer el enriquecimiento mutuo en el seno de una convivencia de las diferencias. Y el presupuesto, garantizar la plena inserción de todos en el juego democrático, construido a partir de una concepción innovadora de la ciudadanía planetaria.

De aquí surge un camino que quiere ser el principio de una continua experimentación de la convivencia democrática y la disponibilidad para hacerse cargo de las responsabilidades vinculadas a la construcción de una ciudad plural, donde las diferencias interaccionan positivamente con oportunidades nuevas e inéditas en una óptica intercultural. Uniformidad y diferencia son los dos términos antagonistas que representan la máxima tensión conflictiva en la actual realidad planetaria. Una política que lleve a amar las diferencias resulta vital para el desarrollo de nuevas perspectivas en el conjunto de toda la trabazón social. Nace una nueva categoría del pensamiento que supera el sentido racional de la tolerancia hacia lo distinto y penetra directamente en la esfera del sentimiento: amar quiere decir sentir atracción, emoción, expresar afecto y dedicación. Las diferencias entre personas y grupos sociales son lo primero que hay que aceptar y acoger de una manera abierta, sensible y cordial para dar finalmente sentido a la palabra humanidad en esta sociedad cada vez más globalizada.

La respuesta está en la creación de una red intercultural de cooperación entre instituciones, artistas, arquitectos, escritores e investigadores de los países del área mediterránea, orientada al desarrollo de proyectos sociopolíticos en favor de una transformación social responsable. Los diversos ámbitos del arte, la cultura, la religión y las ciencias vinculados a la red colaboran en la realización de proyectos y acciones en los que la creatividad diseña nuevas perspectivas para toda la sociedad.

Europa puede ejercer una buena influencia en el mundo sólo si se crea un espacio intermediterráneo, en el que la parte «débil» del continente —para mí, la más interesante— se una a la parte «débil» del Norte de África y Oriente Próximo y engendre una nueva fuerza de pensamiento. Creo en un Parlamento Intermediterráneo; cultural antes que político. Un Parlamento Cultural Mediterráneo en conexión con el Parlamento Europeo: una iniciativa voluntaria, no gubernamental y políticamente independiente, promovida e integrada por artistas europeos y diversas personalidades de la cultura. Es el proyecto de Love Difference, Movimiento Artístico por una Política Intermediterránea. Love Difference es un nombre, un eslogan, un anuncio programático. El movimiento vincula la universalidad del arte a la idea de transnacionalidad política, y focaliza su actividad en el área mediterránea en cuanto que en ella se reflejan los problemas de la sociedad global. El Parlamento Cultural Mediterráneo pretende instituir una realidad capaz de ofrecerse como órgano de consulta con respecto al encuentro y la convivencia entre las diferentes culturas. Su objetivo es ofrecer, en colaboración con la escena política, una plataforma para el encuentro, la reflexión y la promoción de proyectos artísticos capaces de activar procesos sociales concretos.