Una de las consecuencias del recrudecimiento del terrorismo internacional tras los atentados de 2001 en Nueva York ha sido el incremento de la presión y el recelo en contra de los ciudadanos árabes que viven en los países occidentales o viajan a ellos, tal y como nos relata el autor. Según éste, no hay choque de culturas, sino choque de desconocimientos. Contra los antagonismos y, por supuesto, contra el terrorismo el mejor instrumento es el conocimiento mutuo. Probablemente, la cultura nos indicará el camino para lograrlo.
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