El conflicto entre tradición y modernidad, entre códigos de distintas culturas, es el lugar ideal para la creación artística y la construcción de nuestra propia identidad. En el caso de la autora, la lectura ha encarnado un espacio-refugio de observación de la realidad, y la escritura le ha permitido sacar provecho de la experiencia intercultural; pero los escritores que se encuentran en esta intersección entre dos culturas (emigrantes o hijos de emigrantes) corren varios riesgos relacionados precisamente con su condición. El riesgo de autoexotización consiste en basar el relato en la descripción de tradiciones y detalles costumbristas. También pueden aparecer malentendidos en la recepción de las obras, ya que muchos lectores están muy alejados de la visión que pretende ofrecer el autor. En todo caso, lo que define a la literatura, más allá de su origen geográfico, es su reflexión sobre temas universales con el fin de entender el trasfondo común inherente a la condición humana.
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