Dima Al Joundi (Beirut, 1966) es una carismática cineasta y productora, graduada en el Instituto del Cine de Bruselas (INSAS). En 1994 dirigió y produjo su primer mediometraje documental, Between Us Two… Beirut («Entre nosotros dos… Beirut»), un título que encarna perfectamente sus pasiones en la vida. En 1995 se trasladó a París, donde siguió dirigiendo documentales durante un tiempo antes de desplazarse a Sri Lanka, donde pasaría a trabajar como productora y directora para la joven cadena Asia Television. Durante su estancia allí dirigió el documental The Mask of the Night («La máscara de la noche») y participó en la formación de jóvenes y niños de la calle. En 1998, de regreso a Beirut, creó su propia empresa de producción y distribución, Crystal Films. Khalass, una película dirigida por Borhane Alaouié, sería la primera de numerosas producciones. La empresa fue pionera al abrir la primera sala de Europa Cinemas en la región de Oriente Próximo y África, Salle SIX, y ha distribuido más de 25 películas de producción euromediterránea. Más recientemente, Dima se ha dedicado a producir y dirigir excelentes filmes para el canal de documentales de Al-Yazira, como Strangers («Extraños»), Cemetery («Cementerio») y Play Time («Tiempo de juego»), entre otros. Como el olor del jazmín, el encanto y la extraordinaria fuerza de Dima son sencillamente excepcionales.
Sergi Doladé: Este númerode Quaderns de la Mediterrània se titula «El Mediterráneo: entre el mito y el conflicto». ¿Qué le sugiere esto?
Dima Al Joundi: Es algo muy cierto en nuestra situación actual. Nuestros mitos contienen todas nuestras diferencias junto con nuestros rasgos comunes; son la encarnación de las civilizaciones más antiguas reunidas en torno a un mar. El terror y el conflicto son lo que les está ocurriendo a nuestras naciones, que son expatriadas, destruidas por guerras, separando a los países mediterráneos. Hemos dado la espalda al mar.
S.D.: ¿Cómo ha afectado el hecho de estar lejos de casa a su trayectoria creativa como cineasta?
D.A.J.: He estado lejos de casa durante trece años. Empezó cuando fui a Bruselas para realizar mis estudios de cine, luego estuve trabajando entre Bélgica y Francia, y después me fui a Sri Lanka hasta 1998, que fue cuando volví al Líbano. El hecho de vivir en diferentes culturas, mezclándome con varias naciones (asiáticas, europeas y africanas), me ha hecho más internacional, más abierta y con una mayor comprensión de nuestras diferencias. Yo misma me he convertido en una mezcla de razas y culturas, capaz de adaptarme a cualquier otro ámbito de producción fílmica. Cuando volví a casa era más eficaz a la hora de colaborar con productores europeos, ya que conocía sus métodos de trabajo y su mentalidad a fondo.
S.D.: El tema de su documental Maid for Sale («Criada en venta»), sobre la difícil situación de las trabajadoras domésticas srilanquesas en el Líbano, sigue apareciendo todavía en las noticias. ¿Hoy podría filmar la misma historia?
D.A.J.: Desde luego, hoy podría filmar sobre el mismo tema, dado que en nuestras sociedades están aumentando las formas de esclavitud moderna. Las mujeres de Sri Lanka siguen dejando su país para desplazarse a la región de Oriente Próximo y África, donde la mayoría de ellas no saben qué les aguarda. No están bien informadas o bien preparadas para la crítica situación que tendrán que soportar.
S.D.: Este filme explora la explotación de las trabajadoras domésticas inmigrantes en Beirut. ¿Qué hechos le inspiraron para abordar esta realidad?
D.A.J.: La fuente de inspiración de mipelícula Maid for Sale fue el hecho de que en 1995 yo era una de las pocas mujeres árabes que vivían y trabajaban en Sri Lanka. Durante mi vida cotidiana allí, abordé la categoría de las mujeres srilanquesas que trabajaban como empleadas domésticas en el mundo árabe y concretamente en el Líbano. Logré entrar en su mentalidad, en las razones que subyacen a su marcha debido a su miseria. Cuando iba al Líbano a ver a mi familia, tenía una visión distinta de aquellas mujeres que trabajaban en mi país. Eso me llevó a la decisión de hacer esta película, porque ya no podía mantener la boca ni los ojos cerrados. Quería dar a aquellas mujeres la posibilidad de expresarse delante de mi cámara y mostrar al mundo la injusticia que sufrían.
S.D.: Usted es conocida por ser una de las cineastas más influyentes del Líbano. ¿Cómo le hace sentir eso?
D.A.J.: Yo creo en la modestia independientemente de dónde pueda llevarte tu carrera. Y creo que cada día sigo aprendiendo de mis éxitos y fracasos.
S.D.: Ha producido usted muchas películas, y ahora también las escribe y dirige. ¿Necesita tener un control absoluto sobre su trabajo?
D.A.J.: En realidad no puedo evitarlo. Necesito tener el control de todos los aspectos de mi producción, ya que soy una productora muy meticulosa, que se preocupa y cuida de todos los más pequeños detalles de mi plató. Cuando produzco una película estoy muy cerca de mi equipo, especialmente de quienes hacen un trabajo duro en la sombra, personal como los iluministas y los electricistas, etc. Confío en mi equipo porque lo recluto yo misma, pero prefiero supervisarlo todo.
S.D.: ¿Cuál es actualmente su fuente de inspiración?
D.A.J.: ¡Los seres humanos! Me inspiran sus emociones, sus temores, su forma de vivir, de cuidar, de respirar; me inspiran sus pasiones, y su relación con la vida y la muerte a un tiempo.
S.D.: Estoy seguro de que está usted trabajando en un nuevo proyecto. ¿Qué puede decirnos al respecto?
D.A.J.: Tengo un nuevo largometraje en desarrollo titulado Visa [«Visado»]. Trata sobre un refugiado sirio en el Líbano. También estoy trabajando en otro documental sobre la famosa cantante africanaCesária Évora, Dona Cesária, y un nuevo documental sobre un campamento de refugiados sirio del norte del Líbano donde solo viven viudas, separadas de otros campos. Y acabo de terminar la producción de un documental titulado A Long Breath [«Un largo aliento»], de Remi Itani, además de mi propio documental sobre artistas sirios establecidos en el Líbano que sobreviven doblando culebrones.
S.D.: ¿Cómo ha influido el género en sus películas y en su carrera?
D.A.J.: Creo que un cineasta es cineasta antes que nada, antes de ser mujer u hombre. El lenguaje cinematográfico es un arte en sí mismo. La única diferencia que siento como mujer reside en mi sensibilidad al abordar determinados temas y sociedades.
S.D.: ¿Qué dificultades afrontan las mujeres cineastas en el mundo árabe actual?
D.A.J.: Una vez más, depende del país árabe concreto. No todos los países árabes son similares en su enfoque o tratamiento de la mujer. En el Líbano, por ejemplo, se trata a las mujeres con más igualdad.
S.D.: ¿Su trayectoria ha abierto el camino a otras mujeres cineastas a una nueva forma de cine en el mundo árabe?
D.A.J.: Todos aprendemos unos de otros. Yo puedo inspirar a otras del mismo modo en que otras cineastas me han inspirado a mí. Lo primero que hice al regresar al Líbano fue crear una empresa de distribución de películas con vínculos en Bélgica y Francia, y abrí la primera sala de Europa Cinemas en la región de Oriente Próximo y África. He distribuido más de 25 películas de producción euromediterránea. Esos filmes, que son más cercanos a nuestra cultura, han podido llegar finalmente al público y a los artistas libaneses, y cabe esperar que les inspiren como me han inspirado a mí.
S.D.: ¿Qué opina sobre las actuales condiciones que afrontan los cineastas en la mayoría de los países árabes?
D.A.J.: Depende del país árabe del que hablemos, aunque en la mayoría de ellos hay escasez de financiación local, y debido a ello la mayor parte de los países árabes carecen de una industria del cine, a excepción de Marruecos y Egipto. La distribución también constituye un importante problema, ya que las películas del sur del Mediterráneo no circulan entre los distintos países.
S.D.: ¿Estaría de acuerdo con la idea de que las revoluciones árabes han sumido a algunos países en un caos absoluto?
D.A.J.: Sí, sobre todo teniendo en cuenta el hecho de que Estados Unidos está jugando con nosotros, creando guerras para vender más armas y controlar la riqueza del petróleo. Solo hay que mirar lo que ocurrió en Irak, donde el gobierno estadounidense quería eliminar la dictadura de Saddam Hussein pero dejó al país en una situación peor. Yo siempre he defendido la democracia y la libertad de cualquier nación, pero, por desgracia, en los países árabes la mayoría de las revoluciones han tomado un rumbo distinto y han convertido dichos países en un auténtico desastre.
S.D.: ¿Hay nuevas formas de censura en el cine en general?
D.A.J.: Estoy en contra de toda forma de censura. El cine y la creatividad solo pueden ser libres. Es una de las raras ocasiones en la vida donde podemos expresarnos sin cortapisas. La fuerte censura en el mundo árabe no ha cambiado en años, tanto la censura política como «moral». La sexualidad sigue siendo un tabú, lo que fomenta el doble rasero como una importante fuerza en nuestras sociedades.
S.D.: ¿Qué es lo que más le intereses del cine árabe actual?
D.A.J.: El talento, la creatividad, y las cuestiones sociales y de género.
S.D.: ¿Va a adoptar un enfoque más ideológico en su cine, o se centrará más bien en temas corrientes o en historias basadas en personajes?
D.A.J.: No, me gusta mantenerme lo más cerca posible de los seres humanos y su vida cotidiana, con todo lo que comporta: la alegría y la tristeza, las pasiones y los miedos. La condición humana.
S.D.: ¿Qué tipo de temas considera esenciales desde un punto de vista dramático?
D.A.J.: Las cuestiones humanitarias y sociales, la anatematización, la democracia y la dignidad humana…
S.D.: El hogar suele ser cosa del corazón y la mente. ¿Dónde está su hogar?
D.A.J.: Mi padre solía decirme: «¡El hogar está donde está el corazón!». Como soy gitana en mi forma de ser, el hogar está realmente donde encuentro el amor de personas cercanas a mi corazón, pero creo que siempre seré una extraña allí donde vaya.
S.D.: ¿Cuál es el objetivo último de un cineasta?
D.A.J.: Hacer películas creativas que dejen huella después de nuestra muerte, no tener miedo a gritar en voz alta nuestras creencias, hacer que el público tiemble y se estremezca, llevar emociones a la pantalla.
S.D.: En su calidad de vicepresidenta de la Asociación Internacional de Productores Audiovisuales Independientes del Mediterráneo y organizadora del Mercado del Documental MEDIMED, ¿cómo valora su papel a la hora de acercar las dos orillas de la región en la industria audiovisual?
D.A.J.: MEDIMED es uno de mis mercados de documentales favoritos en el mundo. Es muy profesional, internacional, y al mismo tiempo muy humano en su forma de abordar los filmes que se presentan o producen, no como otros mercados donde se tratan las películas como mercancía. La ventaja de MEDIMED es que es un mercado único que aúna a todos los países mediterráneos, árabes y europeos.
S.D.: ¿Qué opina del mercado internacional del cine?
D.A.J.: Lamento que ciertos tipos de cine hayan desaparecido, como el cine del neorrealismo italiano. Los efectos visuales están matando las emociones en la pantalla, y a veces la tecnología se da por sentada sin justificación alguna. Pero, obviamente, todavía encuentro ciertos directores que me gustan y creo en sus lenguajes.
S.D.: ¿Podría nombrarme sus películas favoritas entre las realizadas en la región árabe en 2016?
D.A.J.: Chouf, de Karim Dridi, que se rodó en Marsella pero trata de un tema árabe; y el filme marroquí Much Loved [«Bienamadas»], de Nabil Ayouch.
S.D.: ¿Cuál es actualmente el papel del cineasta?
D.A.J.: El cineasta es una persona creativa que sabe cómo utilizar el «séptimo arte» y es un hábil narrador de historias. Debe entregarse, y hacer que su público se entregue, a la magia de cine.
S.D.: A un nivel más personal, ¿cómo ve el mundo de hoy?
D.A.J.: Al mundo le está yendo realmente mal. Todo se basa en los negocios, los valores materialistas, las guerras y el racismo. Se cierran las fronteras, y el miedo al Otro está guiando los actos de la humanidad. Hemos de luchar por la tolerancia y la aceptación de las diferencias.
S.D.: ¿Qué fuerza interior le impulsa a usted a hacer lo que hace?
D.A.J.: Creer en la vida, y en la humanidad. Creer en el amor y la pasión. La integridad es mi principio rector. ¡Todo es posible cuando te esfuerzas al máximo en hacer que suceda! Luchar a muerte por defender nuestra memoria interior, contra los fanáticos y en favor de los derechos humanos y la democracia. Creer en el amor pase lo que pase.
S.D.: ¿Cuál es su fuente de inspiración última?
D.A.J.: La poesía en todos sus aspectos. La vida en toda su complejidad. La sensualidad en todas sus formas.