Las metáforas sobre el Mediterráneo han sido múltiples a lo largo de la historia, así como las percepciones de este mar interior que, hoy en día, es visto como puente o como frontera según el discurso que se quiera presentar en relación con las problemáticas de los países que lo rodean. Hemos preferido utilizar la metáfora del espejo para el presente número de Quaderns de la Mediterrània, que hemos titulado «Mujeres, visibilidad y participación», por el poder evocador del reflejo de las imágenes sobre el agua: imágenes que en momentos de turbulencia suelen verse distorsionadas pero que cuando el mar está en calma son claras y realistas.
Reverberación de luces y sonidos que se acoplan mutuamente en los diferentes imaginarios culturales. Han sido, sobre todo, los antropólogos los que han utilizado las oposiciones especulares entre el Norte y el Sur, especialmente Ernst Gellner (mirrored «como en un espejo»), para hablar de imágenes invertidas entre el cristianismo del Norte y el islam del Sur, así como otras oposiciones de carácter sociológico. Sin duda, podemos encontrar estas oposiciones en el Mediterráneo, pero también tienen lugar muchas prácticas compartidas de larga duración y, en las últimas décadas —a través de la imparable urbanización, del auge de los medios de comunicación y de la creciente individualización—, también muestran mayores parecidos. Muchas de esas prácticas compartidas las encontramos reflejadas en ambas orillas relacionadas con las mujeres. ¿Actúa el Mediterráneo como un espejo que retorna de forma invertida las imágenes mutuas? Sin duda, el Mediterráneo reproduce a lo largo de la historia el escenario de enfrentamientos, poderes e ideologías opuestos. Pero su espacio contiene una historia llena de intercambios y mestizajes culturales que, a la postre, son los que nos servirán para reencontrarnos si somos finalmente capaces de reinterpretar nuestra historia y contemplar nuestros respectivos patrimonios como un valor conjunto.
En las diversas culturas mediterráneas, las mujeres han sido referentes de importantes bienes culturales que han transmitido a través del tiempo, como la lengua, las creencias y la literatura oral, así como conocimientos ecológicos y artísticos. Por otro lado, gracias a la educación y la formación, las mujeres han podido dinamizar el mundo empresarial, político, científico, académico y cultural a lo largo de las últimas décadas. Pero el estatus de la mujer en la ribera sur crece muy lentamente, no sólo a causa de las mentalidades sino también por falta de recursos y de una verdadera voluntad política. En Europa, hasta bien avanzado el siglo XX, las mujeres no han conseguido tener plenos derechos de ciudadanía y, algunas veces, las legislaciones han efectuado un retroceso en momentos históricos, por no hablar de la inercia del patriarcado. Los derechos humanos rigen tanto para los hombres como para las mujeres y no es verdad como dicen algunos/as que las mujeres en Occidente no han abandonado sus tradiciones para conseguirlos. ¿Qué tradiciones? El recurso a la invocación de la especificidad de valores culturales o religiosos inalterables es, la mayoría de las veces, un mero pretexto que encubre la ausencia de voluntad política para poner en marcha las declaraciones y convenciones internacionales que los estados han firmado y ratificado.
La violencia doméstica es un fenómeno universal que afecta a un elevado porcentaje de víctimas entre las mujeres, superior incluso al cáncer, la malaria, los accidentes de circulación o la guerra. Desgraciadamente, este aspecto se ha considerado de ámbito privado y algunos códigos jurídicos presentan muchos atenuantes en relación con los agresores. Ante el actual reto en la construcción de sociedades diversas y seguras, el papel de la mujer ha sido y es fundamental. Pero esta constatación no ha hallado siempre una respuesta en el espíritu de los legisladores, ni se han tenido suficientemente en cuenta el punto de vista ni las necesidades de las mujeres. Pero al hablar del Mediterráneo no debemos centrarnos en un único enfoque sobre las mujeres víctimas y analfabetas. En estas sociedades nos encontramos con mujeres empresarias y también con notorias escritoras, cineastas y artistas. Por otro lado, el trabajo productivo de la mujer, además del tradicional relacionado con el cuidado de la familia, es mucho más amplio de lo que las estadísticas manifiestan en el sur del Mediterráneo, dado que se realiza dentro de la economía informal o en el propio domicilio.
Estas consideraciones implican la necesidad de valorar, implementar y mejorar los instrumentos económicos, formativos y sociales para reconocer este trabajo, que puede constituir una mayor riqueza en las zonas donde se lleva a cabo, tanto en el ámbito patrimonial como económico y creativo. Por ello, debemos evitar contentarnos con las fotos fijas que lastran los discursos culturalistas y es importante promover una comunicación y un intercambio capaces de otorgar una mayor visibilidad a las mujeres en el contexto de nuestra región. Entre las estrategias más interesantes en relación con los proyectos que atañen a las mujeres, debemos citar la cooperación descentralizada y aquéllas en las que la sociedad civil asume un papel dinámico, como son los centros de formación e información, de alfabetización y desarrollo en las zonas rurales y urbanas; la concesión de microcréditos, el fomento de las cooperativas y las redes de comercialización de productos. Aspectos que representan no tanto grandes aportaciones económicas como una continuación permanente entre lo público y lo privado que favorece el desarrollo endógeno y la gobernabilidad.
Los gobiernos, presionados desde el interior por la sociedad civil, por un lado, y desde el asociacionismo de las mujeres amparadas por la fuerza de los derechos humanos, por otro, contribuyen al fomento de un Estado de derecho y representan un motor indispensable en el avance de la ciudadanía y en la dinamización de la propia sociedad. El objetivo del dossier «Mujeres en el espejo mediterráneo» es otorgar voz a la sociedad civil de diferentes tendencias ideológicas, con el fin de conseguir reflexiones sustanciales para el diálogo y explicitar iniciativas positivas en el ámbito de la igualdad de género. Distintas aportaciones de mujeres y hombres que, desde el mundo asociativo, académico político y artístico contribuyen a la reflexión de forma abierta y creativa. Textos que vienen a sumarse al documento que la Comisión Europea ha preparado a partir de la contribución de las redes del Partenariado Euromediterráneo, con sugerencias concretas y directrices de cara a la Conferencia Ministerial Euromed. La importancia del Plan de Acción Euromed (2007-2011), destinado a promover la igualdad de género en los países de la región euromediterránea, es, como señala en Quaderns de la Mediterrània la comisaria Benita Ferrero-Waldner, uno de los aspectos más positivos que abren la nueva etapa del Partenariado Euromediterráneo.
Es también una muestra del creciente interés social y de la voluntad política por parte de los gobiernos de los países que forman el espacio Euromed por fortalecer el papel de las mujeres en las sociedades de ambas orillas del Mediterráneo. Muchas de las destacadas firmas que aparecen en Quaderns de la Mediterrània pertenecen a mujeres y hombres que llevan años trabajando en la arena de los derechos humanos y, específicamente, por aumentar la visibilidad y reforzar el papel de las mujeres. La articulación del dossier se basa en cuatro apartados que corresponden a los temas clave del Partenariado Euromediterráneo: 1) Visibilidad y estereotipos; 2) Participación y ciudadanía; 3) Buenas prácticas; y 4) Miradas. Hemos intentado ordenar las aportaciones que se encuentran bajo cada apartado como si de un diálogo se tratase, por lo que aparecen complementariedades y visiones contrastadas. El tema de los estereotipos afecta de manera transversal al norte y al sur del Mediterráneo, ya que aunque los aspectos jurídicos y participativos todavía representan serias diferencias, el cambio de mentalidades es mucho más lento y exige una atención continuada para que pueda llevarse a cabo en diferentes ámbitos y territorios.
Ya que si las mujeres tienen un importante papel en el desarrollo económico, social y artístico de sus comunidades, ello contrasta con la visión estereotipada que rodea su representación social o la frecuente invisibilidad a la que muchas veces se las somete. Esta visión sesgada de la mujer se repite a través de los libros de texto y de los medios de comunicación, que son los grandes generadores de los imaginarios culturales, por lo que es tan importante hacer aflorar el trabajo y la creatividad de las mujeres en todos los ámbitos, como se muestra a través de las colaboraciones incluidas en este apartado. La década de los noventa trajo consigo la ruptura de las estructuras políticas y económicas tradicionales debido a la nueva realidad socioeconómica imperante. El progresivo acceso de la mujer a la educación es considerado causa-efecto de esta revolución y del incremento de la participación femenina. El mayor protagonismo sociopolítico de las mujeres se debe en gran medida a las reformas jurídicas que se están realizando en el estatuto personal de algunos países, lo que supone un avance en pro de la igualdad de género. Este proceso de reforma al que hacemos referencia es y debe ser siempre el resultado de dinámicas internas que nos lleven a considerar las diversas voces y su percepción sobre las realidades que lo conforman.
Por ello, no hemos dudado en presentar no sólo las corrientes feministas tradicionales, sino también aquellas que, desde una autoafirmación cultural islámica, representan una nueva generación de mujeres que también postula la visibilidad dentro de lo que se llama el feminismo islámico. Este aspecto es actualmente uno de los más controvertidos en los foros de mujeres. La labor por parte de las asociaciones, las redes, los institutos, los foros sociales y civiles, la sociedad civil en general, se ha ido desarrollando en paralelo, retroalimentando los discursos oficiales europeos y de los países mediterráneos, y configurando paulatinamente lo que se ha dado en llamar «buenas prácticas».
Esta labor es esencial, ya que la mera cobertura legal resulta insuficiente para arraigar el derecho de igualdad y no discriminación como un derecho humano, sin distinción de sexos. Por ello, una mayor implicación de los estados, a través de la implementación de las reformas en concomitancia con la sociedad civil, resulta necesaria para avanzar hacia un valor universal de igualdad, como manifiestan diversos autores en esta publicación. Con el apartado «Miradas» culmina el dossier del número 7 de Quaderns de la Mediterrània: las escritoras y artistas narran ellas mismas, proyectan su testimonio vivido o ensoñado y son evocadas como protagonistas por escritores y especialistas; todos ellos luchan conjuntamente contra la opacidad y se suman para realzar la visibilidad de las mujeres. Los miedos, las esperanzas, los horrores y las conquistas sociales de estas mujeres reverberan como potentes luces en el espejo mediterráneo.