Estrategias políticas y cooperación entre los países del Sahel para combatir el terrorismo en Mauritania

Kadiata Touré

Departamento Administrativo y Financiero del municipio de Sebkha, Mauritania

En los últimos años, la región del Sahel está en el punto de mira de la actualidad internacional debido, sobre todo, a las amenazas terroristas – provenientes en su mayoría de Al-Qaeda para el Magreb Islámico – y el tráfico de droga existentes en el territorio. La coordinación política y el intercambio constante de información y ayuda son necesarios tanto a nivel regional, entre los siete países de la zona, como a nivel internacional. En este sentido, la cooperación está llevándose a cabo lentamente, a pesar de algunas notables iniciativas para combatir el fanatismo religioso, que se extiende sobre todo entre los jóvenes. El silencio de las autoridades frente a las ONG y los medios informativos es, asimismo, uno de los problemas más graves que afectan a la región.


En Mauritania, las autoridades nacionales responsables en materia de seguridad han emprendido una auténtica carrera contrarreloj, para recuperan así el retraso acumulado al respecto. Estas autoridades son herederas de los regímenes precedentes, que durante largo tiempo se han complacido en la atmósfera casi pacífica que reinaba en el país, libre hasta el año 2003 de las amenazas terroristas que sacudían la región del Sahel. El despliegue de fuerzas de seguridad en las fronteras norte y noreste del país se incorpora a esta lógica, en un momento en que los ataques son cada vez más numerosos. Las fronteras con Argelia y Malí constituyen los puntos de donde provienen los principales atentados. En marzo de 2010, en el lapso de tres días se produjeron tres operaciones casi simultáneas. En el este, unos desconocidos armados entraron en el país por las fronteras con Argelia y secuestraron a dos personas. Las soltaron cuando salieron del territorio, llevándose su vehículo todo terreno.

El día antes, en los alrededores de la ciudad de Zouerate, el ejército nacional consiguió, tras un tiroteo con unos hombres armados supuestamente pertenecientes a Al-Qaeda, detener a tres de ellos, que fueron embarcados en un avión militar y enviados a Nouakchott. Casi al mismo tiempo, un periódico marroquí, que citaba fuentes bien informadas, anunció una importante captura por parte de la gendarmería real. Se trataba de dos camiones cargados de sables procedentes de Mauritania. Esas operaciones se produjeron en el momento en que las autoridades anunciaban la creación de un gran corredor militar en las fronteras norte y noreste con Argelia y Malí. Esta disposición se suma a una panoplia de estrategias que empiezan a tomar forma, sobre todo mediante el establecimiento de 35 puntos de entrada obligatorios en el territorio, las nuevas medidas propuestas con motivo de la reorganización y la reforma de los transportes terrestres, y el censo nacional de población iniciado en abril de 2010.

Desde  hace algunos años, el recrudecimiento del terrorismo en Mauritania, combinado con el crecimiento de las redes de traficantes de drogas, armas y productos prohibidos, además de la inmigración clandestina, sitúa al país en el ojo del huracán. Se necesitan muchos medios para que las autoridades nacionales puedan controlar esas grandes extensiones de tierras desiertas, lugar predilecto para una heterogénea fauna de malhechores. De ahí la necesidad imperiosa de una coordinación regional. Desde esta óptica Mauritania participó en una reunión ministerial en Dakar que debatió sobre temas relacionados con el tráfico de drogas y sustancias peligrosas en África occidental. Asistieron a ese encuentro, además de Mauritania y Senegal, Cabo Verde, Gambia, República de Guinea, Guinea Bissau y Malí. En presencia de los ministros de Interior de Francia y España se intentaron sentar las bases de una estrategia común de lucha contra cualquier forma de tráfico.

Si los países del Sahel[1] no comparten los esfuerzos de sus servicios de seguridad, si no intercambian información y si no hay coordinación regional que cuente con el apoyo de la comunidad internacional, África occidental corre el riesgo de sucumbir bajo el fuego graneado de la droga y el terrorismo, factores nefastos para la estabilidad y la paz en esta parte del mundo.

Los siete países del Sahel endurecen su postura

Conscientes de la situación de la seguridad en Mauritania, amenazada desde el exterior (un atentado suicida cerca de la embajada francesa, la muerte de cuatro turistas franceses en el este, el asesinato de un norteamericano en pleno centro de la capital, la toma de rehenes europeos, etc.), los islamistas moderados han decidido enfrentarse al extremismo. A tal fin, decenas de ulemas moderados, partidos y políticos musulmanes africanos y asiáticos han recomendado «la utilización del islam moderado en Mauritania para combatir globalmente y en profundidad los fenómenos del fanatismo y el extremismo». Esta recomendación se adoptó tras cuatro días de coloquio (del 22 al 26 de marzo de 2010) en Nouakchott sobre el tema «El islam moderado, comprensión y aplicación».

Los participantes en dicho coloquio –entre los que se contaban el imán de la gran mezquita de la Meca, Salah Ben Abdalla Ben Hamid, y el eminente erudito mauritano Mohamed El Hacen Ould Dedew, precursor del diálogo con los islamistas y yihadistas mauritanos– consideraron que «una estrategia de seguridad que no esté asentada en una dimensión científica, intelectual y pedagógica constituye en sí un error fatal». Hicieron hincapié en la necesidad de recurrir al tacto y la prudencia con los fanáticos a fin de convencerlos, y pidieron a los ulemas que representaran «el papel que les corresponde en la orientación y guía de la sociedad». Por otra parte, en el encuentro se anunció la idea de crear un Centro para el Islam Moderado, con sede en Mauritania y coordinado por Khattry Ould Hamed.

Este coloquio fue organizado por la asociación Almoustaqbal, dirigida por Mohamed Ould Dedew, quien mediante el diálogo ha conseguido el arrepentimiento de decenas de jóvenes yihadistas encarcelados por terrorismo en Nouakchott. Los analistas consideran este coloquio como una estrategia para combatir el fanatismo, la violencia y la ignorancia de los preceptos islámicos de paz y fraternidad.

El ministro mauritano de Orientación Islámica, Ahmed Ould Ninni, invitó a los ulemas a redoblar sus esfuerzos para cultivar un islam tolerante en las sociedades musulmanas, y a propagar el mensaje de paz, apertura y tolerancia del islam. Ahmed Ould Ninni también explicó que corresponde a los ulemas proceder a la rectificación de las malas interpretaciones que se hacen del islam, sobre todo en lo que se refiere a los conceptos de yihad (guerra santa) y wala (lealtad), y de las normas que regulan la relación entre musulmanes y no musulmanes. Por su parte, Mohamed Ould Dedew subrayó que la celebración del coloquio con un número importante de ulemas, pensadores y líderes de opinión constituye «un factor tranquilizador y optimista para el futuro del combate por la tolerancia y contra el fanatismo y el extremismo».[2]

Por su parte, el imán de Haram Almaki (la gran mezquita de la Meca) señaló que «este coloquio constituye una importante aportación a la estrategia del islam moderado, centrista y tolerante». Otras personalidades, entre ellas eminentes ulemas y pensadores, como el presidente de la liga de ulemas de Palestina, presentaron, durante estas jornadas de trabajo, comunicaciones que hacían un llamamiento a la consolidación de un islam tolerante, alejado de estereotipos impregnados de violencia o fanatismo.

Por otra parte, el Foro por el Islam Moderado en África Occidental, creado bajo la dirección de Mohamed Ould Dedew, artesano del diálogo entre Al-Qaeda y las autoridades mauritanas, prevé educar así al público musulmán contra el auge del extremismo religioso. Se preocupa legítimamente por la inseguridad que provoca el terrorismo salafista en el territorio del Sahel y el Sáhara; pero ¿se puede contener a Al-Qaeda para el Magreb Islámico (AQMI) en Internet? No está nada claro. Porque el integrismo musulmán es ya un cliente asiduo de la red. Y, según varios observadores, sus progresos se deben esencialmente a la revolución de las autopistas de la información. 

Otro hecho que limita la eficacia de esta terapia es que ya existen varias webs y organizaciones para el islam moderado. La reciente creación de la Federación Mundial de Musulmanes, radicada en Ginebra, procede, en efecto, de la necesidad de dar a conocer mejor el mensaje de paz, amor y tolerancia del islam. Finalmente, no está claro que los «nuevos militantes» de AQMI sean locos de Dios. Ciertamente, son musulmanes, pero proceden de una zona donde nunca ha prosperado el integrismo. Además, como hemos visto recientemente en el caso de Karifou, originario de Burkina Faso y liberado con tres salafistas más el 18 de febrero de 2010, los emigrantes clandestinos atrapados en el norte de África son una materia prima privilegiada para los salafistas, y poca importancia tiene su religión de «partida».

Es posible que la existencia de un foro dedicado a las realidades religiosas específicas del oeste de África occidental contribuya a contener la escalada del islam político en Dakar, Nouakchott, Abiyán, Niamey, Conakry o Bamako. Pero hay algo que no debemos olvidar: la juventud desamparada de nuestros estados, que parece andar escasa de soluciones en lo que a sí misma se refiere, se ha refugiado en el rap o en las mezquitas. Y ninguno de los pertenecientes a estas dos categorías va a los cibercafés para aprender poemas de amor.[3]

En el ámbito subregional, el Consejo de la Comunidad de Estados Sahelosaharianos (CEN-SAD) alerta contra la cooperación entre Al-Qaeda y los narcotraficantes. Dada la amenaza real que pesa sobre la región, el secretario general de la Comunidad, Mohamed al-Madani al-Azhari, hizo un llamamiento a los estados miembros del bloque para que aunaran sus esfuerzos contra la alianza que actualmente se está forjando entre elementos de estos dos grupos. Mohamed Al-Azhari hizo este llamamiento en una reunión consultiva del consejo ejecutivo de los ministros de Asuntos Exteriores de la CEN-SAD en Trípoli, Libia. Este bloque de 28 miembros pretende, desde 2009, organizar una reunión regional con el fin de definir una estrategia colectiva para hacer frente a la creciente amenaza de este grupo terrorista. No obstante, esta reunión se ha pospuesto en varias ocasiones debido a los desacuerdos entre los estados miembros. 

«El tráfico está en alza en nuestra región, en especial el tráfico de drogas procedente de Sudamérica. Existe una estrecha cooperación entre narcotraficantes y terroristas», declaró a la prensa Mohamed al-Azari.[4] Malí, Mauritania y Níger ya se han comprometido en la lucha contra la creciente amenaza de AQMI. Fundada el 4 de febrero de 1998 en Trípoli a iniciativa del dirigente libio Muammar al-Gaddafi, la CEN-SAD es la mayor comunidad económica regional de África y abarca el 45% de los territorios africanos y cerca de la mitad de la población del continente. Tiene por objetivo reforzar la cooperación política y económica entre sus miembros, preservar la seguridad regional y promover la integridad regional.

La puesta en libertad de terroristas en Malí: un juego peligroso

Malí anunciaba en febrero de 2010 la liberación de cuatro terroristas reclamados por AQMI. Las autoridades habían condenado a los detenidos a «nueve meses de cárcel y habían ordenado la incautación de sus armas y municiones». Cumplieron la pena mientras estaban en prisión preventiva, lo que acarreó su inmediata liberación. Sin embargo, días antes, Malí aseguraba que «no tenía la más mínima intención» de liberar islamistas radicales detenidos en las cárceles del país, pese a la «insistencia» de Francia. Este cambio de opinión ya ha suscitado la desaprobación de sus vecinos inmediatos, Argelia y Mauritania. Malí se expone a partir de ahora a las sospechas de estos dos países, que hasta ahora contaban con un aliado que, como ellos, se enfrenta a la misma amenaza terrorista.

Malí no se ha puesto de acuerdo con sus vecinos sobre un tema tan sensible, y un amplio sector de la opinión en Mauritania se ha quedado atónito ante la decisión del país vecino. Bien es verdad que los mauritanos guardan un amargo recuerdo de la magnanimidad de su justicia, ya que ésta, en nombre del sacrosanto principio de la independencia judicial, liberó en 2007 a algunos terroristas detenidos. Esas mismas personas regresaron al cabo de menos de un año para perpetrar atentados terroristas. No obstante, la decisión de Malí de febrero de 2010 no fue una decisión de justicia soberana, sino el fruto del mercadeo entre su gobierno y algunos servicios secretos extranjeros, sobre todo el francés. Actualmente, la actitud de Malí empieza a plantear algunos interrogantes y a poner de manifiesto un juego más bien turbio. Por ejemplo, ¿por qué siempre que se capturan rehenes en un país vecino éstos se llevan a una «zona desconocida del norte de Malí»? ¿Por qué siempre se entablan negociaciones directamente con el gobierno de Bamako debido a que los rehenes se encuentran en «territorio malí»? Interrogantes que llevan a pensar que Malí saca las castañas del fuego a los grupos terroristas al servirles de santuario y base de retaguardia.[5]

El tema de las capturas de rehenes y las negociaciones que las acompañan es seguido muy de cerca por las ONG nacionales y los periodistas que, cuando intentan profundizar en el problema, suelen tropezar repetidamente con el silencio de las autoridades. El terrorismo se percibe como un problema político-judicial. Muchos periodistas, gracias a su profesionalidad y a los riesgos que corren, han podido sacar a la luz el misterio del tráfico de drogas dirigido por «narcotraficantes». Estos últimos cuentan con la protección de la alta jerarquía policial y militar (véase el caso del avión lleno de droga que se averió en el desierto de Malí y cuya carga desapareció misteriosamente, o el de un ex funcionario, ni más ni menos que el ex director de la Policía, implicado en una importante red de narcotráfico). Los periodistas siguen efectuando serias investigaciones para averiguar la evolución de otros rehenes, españoles e italianos, en poder de sus secuestradores.

Notas

[1] Argelia, Burkina Faso, Chad, Libia, Malí, Mauritania y Níger.

[2] «Les islamistes modérés veulent faire face à l’ extrémisme», www.afriscoop.net/journal/spip.php?, artículo 1350, acceso el 28 de marzo de 2010.

[3] «Un site peut-il neutraliser AQMI ?», http://www.malikounda.com/nouvelle_voir.php?idNouvelle=24921, acceso el 29 de marzo de 2010.

[4] «Mohamed al-Madani al-Azhari, Secrétaire général de la Cen-sad», http://www.maliba.com/societe/hommesfemmes/719-mohamed-al-madani-al-azhari-secretaire-general-de-la-cen-sad.html, acceso el 30 de enero de 2010.

[5] «Libération de terroristes au Mali : Un jeu périlleux», http://www.pointschauds.info/fr/modules.php?name=News&file=article&sid=2497, acceso el 21 de febrero de  2010.