El papel de Estados Unidos en la crisis que se vive entre los países del Golfo e Irán hacen necesario un cambio de estrategia en lo que a las sanciones sobre el país persa concierna.
La dimensión y la diferenciación subregionales de los países del Magreb deben ser los motores del relanzamiento del Proceso de Barcelona.
Con la muerte de Arafat, el problema palestino ha entrado en una etapa en la que los actuales interlocutores deben aprovechar la experiencia y las lagunas de la anterior.
EE UU muestra un interés creciente hacia la zona para lograr una estrecha cooperación militar, económica y de seguridad.
Para la diputada y ex miembro del Frente Polisario, la autonomía del Sáhara Occidental en el marco de un Marruecos democrático es una solución interesante.
El país mantiene su política tradicional y es favorable al plan Baker, siempre que el Frente Polisario sea considerado como único interlocutor válido.
En relación con el Sáhara, Francia opta por una política pragmática tendente a agradar a cada uno de los Estados con los que mantiene relaciones.
Marruecos rechaza la propuesta de la ONU por considerar que cuestiona su control sobre el territorio y cree que ha abandonado la neutralidad.
El gobierno español ha roto con la tradicional política de “neutralidad activa” y se ha decidido a intervenir como mediador en el conflicto.
Reforzar y ampliar las competencias de la Minurso, plantear una autonomía “blindada” y una fuerte cooperación europea bajo el paraguas de la ONU, son sus principales propuestas.
En la nueva fase de las negociaciones entre Turquía y la Unión Europea ambas partes deberán esforzarse por superar las diferencias y llegar a un acuerdo.