Transformación digital y activismo feminista en las redes sociales libanesas

Sally Hammoud

Profesora en la Universidad Americana de Beirut, la Universidad Libanesa Americana y la Universidad Americana en Dubái

La influencia de las redes sociales en la sociedad actual es innegable, y cada vez es mayor el número de personas que pueden acceder a ellas, lo cual ha cambiado las vías del activismo tradicional, que se han desplazado, en gran medida, de los espacios públicos a las plataformas digitales. En cuanto que forma de activismo, el feminismo también puede beneficiarse de las redes sociales, pues son una herramienta muy poderosa en manos de las mujeres y, en general, de las personas vulnerables para exponer su opinión, hacer oír su voz, compartir experiencias o anhelos y movilizar a la opinión pública. En el mundo árabe, y más concretamente en el caso de Líbano, el uso de las redes sociales ha ayudado a muchas mujeres a crecer, hablar de la violencia ejercida sobre ellas y denunciar a sus agresores, así como a los legisladores y responsables políticos. Aunque todavía queda mucho que hacer para conseguir la igualdad de género, las nuevas tecnologías se han revelado como una herramienta decisiva en esta lucha. Por ello, es necesario diseñar más y mejores estrategias para que las mujeres puedan aprovechar el potencial de las redes de forma positiva.


Las redes sociales en el centro de la transformación digital

Las redes sociales han producido numerosas plataformas modernas como Facebook, Instagram, Twitter, YouTube o WhatsApp, así como otras plataformas informativas e interactivas que han convertido a las personas de detrás de las pantallas, con varias cuentas en estas redes, en canales, y, a veces, canales bien registrados que pueden transmitir sus valores, propósitos y puntos de vista a través de los diversos contenidos. Estas cuentas interactúan con la variada audiencia de sus canales, que se involucra en esos contenidos a través de los comentarios, los «me gusta» y las posibilidades de compartir y difundir o bien, en algunos casos, de los «no me gusta».

A medida que las brechas digitales entre sociedades se han ido reduciendo, sobre todo en Oriente Medio, estas plataformas se han vuelto accesibles en casi todos los hogares, especialmente después de la pandemia de Covid-19, que convirtió las redes sociales y los medios digitales en una necesidad urgente. Hay muchos estudios que profundizan en el tema de la brecha digital y la brecha de conocimiento que esta ha creado; aun así, los teléfonos móviles y la conexión a internet se ha vuelto accesible a casi todas las clases socioeconómicas. En efecto, con la masiva disponibilidad de los teléfonos móviles, las redes sociales ya son accesibles a casi todo el mundo, sin importar el origen social, económico, educativo o lingüístico de los usuarios.

Por definición, las redes sociales son un vehículo que, a través de internet, permite el intercambio de información entre una red de personas que se comunican e interactúan, y comprende varias plataformas que crean, comunican, comparten, discuten e intercambian información, pensamientos, ideas, experiencias y perspectivas de modo instantáneo entre diversos usuarios. Lo que hace únicas a estas plataformas es que todos aquellos que envían, reciben o difunden pertenecen a la categoría de usuarios. Las redes amplían las posibilidades de interactividad entre ellos con un tipo de comunicación rápida e instantánea, y con la posibilidad de reaccionar.

Las redes sociales y la defensa digital

Pese a las desventajas de las redes sociales, cuya reflexión sobre su influencia negativa en la salud mental, la seguridad y el bienestar ha saturado bibliotecas, conferencias, películas, series y diversos coloquios, lo cierto es que estas se han convertido, de hecho, en una parte esencial de nuestras vidas en este siglo, especialmente desde la pandemia, cuando todos nos vimos obligados a usarlas para no quedarnos aislados. Así pues, aprender a hacer un uso eficiente, efectivo y positivo de las redes sociales y, lo más importante, adquirir una competencia digital adecuada a nuestros fines nos aportará un valor añadido como individuos y como miembros de una comunidad en diversos ámbitos de nuestras vidas.

Han sido muchas las ocasiones en que las redes sociales han empoderado a usuarios marginados, y les ha otorgado una voz en un mundo en que los medios tradicionales están controlados, principalmente, por guardianes dominados por las apariencias y toda clase de artimañas y técnicas a la hora de establecer las prioridades. Las redes sociales no solo permiten a los usuarios encontrar su lugar en el mundo y verbalizar sus opiniones, sino también ser más conscientes de los asuntos globales. Asimismo, son un respaldo a los esfuerzos de promoción, pues pueden llegar, potencialmente, a muchísimas personas, a una velocidad desconocida hasta ahora.

La defensa digital es el uso de tecnología digital para contactar, informar y movilizar a un grupo de personas sensibilizadas o conocedoras de un asunto o una causa, con el propósito de atraerlas para que actúen en favor de un aspecto social determinado.

A medida que crece el número de usuarios y plataformas, la defensa de las diversas causas relacionadas con los derechos humanos está sufriendo un cambio gradual de escenario: de las calles y las reuniones políticas está pasando a la esfera digital de las plataformas de redes sociales, donde las masas críticas están creando movimientos dirigidos por hashtags que generan la llamada «defensa digital». Los científicos sociales y los expertos en medios de comunicación han propuesto varias definiciones de esa llamada «masa crítica», que alude, básicamente, a un grupo de personas que establece un cambio drástico que altera las conductas, las opiniones o las acciones.

Muchos individuos activos han empleado los medios digitales para educar a los usuarios, desarrollar contenidos que aborden los problemas mundiales, defiendan ciertos cambios políticos y transformen las normas sociales. Gracias a la popularidad de las plataformas de redes sociales y la información instantánea que estas proporcionan, estos individuos han podido llegar a muchos usuarios más rápido que los medios tradicionales, ya que las plataformas, en comparación con estos, están descentralizadas. En efecto, la toma de decisiones en los medios tradicionales sigue unos procedimientos totalmente centralizados.

Hace unas décadas, las activistas que buscaban avances y logros en el ámbito de la igualdad de género tenían pocos medios para llevar a cabo sus objetivos de manera rápida y eficiente, pero, recientemente, han empezado a emplear las redes sociales como una poderosa herramienta para incrementar el interés y la atención hacia este asunto, y, en general, hacia las causas de las mujeres, movilizando a la gente a las diversas acciones en el ámbito mundial y reclamando políticas efectivas y eficientes.

Las investigaciones realizadas en torno a los comportamientos digitales muestran que la naturaleza impersonal de las transacciones en línea reduce las fricciones sociales en este tipo de actividades, pues los usuarios tienen menos pudor a decir la verdad. Esta falta de vigilancia social puede conducir a una serie de conductas irresponsables y embarazosas, por un lado, y puede permitir que dichos usuarios se expresen sin filtros, por otro. Por tanto, las habilidades digitales pueden ayudar a los usuarios a sustituir conductas irracionales por expresiones frescas y espontáneas sobre valores e ideas capaces de fomentar los avances sociales.

A diferencia de las manifestaciones que tienen lugar en los distintos puntos geográficos del planeta, las redes sociales pueden ser utilizadas y consumidas por cualquier persona con un teléfono móvil y una conexión a internet; por ello, las redes sociales están cambiando el ámbito público de activismo de las calles y las reuniones políticas a las plataformas con mayor alcance, con el fin de movilizar a la gente para que presione públicamente a los responsables políticos. Al salvar obstáculos tan importantes como la distancia o la geografía, WhatsApp, Facebook, Twitter e Instagram han creado plataformas para que la concienciación sobre aspectos locales se convierta en una concienciación global, y los activistas locales puedan conectar con ciudadanos de todo el mundo.

Estas herramientas de las redes sociales fomentan la solidaridad entre personas que comparten experiencias similares, y han redefinido el activismo en su totalidad, haciéndolo más inclusivo y accesible a cualquiera que tenga el deseo de difundir esa conciencia y comprometerse con el activismo del modo en que mejor le parezca. Afortunadamente, el activismo de las redes sociales no solo despierta la conciencia por múltiples causas, sino que también genera, y ha generado ya, resultados muy tangibles.

El feminismo es una forma de activismo que se ha beneficiado de los medios en general, pero sus beneficios con respecto a las redes sociales superan los generados por los medios y canales tradicionales. Las mujeres aún se encuentran infrarrepresentadas en los canales pertenecientes a los medios tradicionales (televisión, cine, radio y prensa), mientras que las redes sociales han desbloqueado su potencial para acabar con esa brecha. Así, el feminismo ha estado empleando las plataformas de redes sociales como una esfera más del activismo, con la que ha logrado alcanzar varios segmentos sociales y a varios interesados de la comunidad, incluidos hombres, responsables políticos y mujeres, y ha puesto en la palestra a numerosos delincuentes, infractores y depredadores.

Pese al incontable número de casos de violación de los derechos humanos de la mujer en las redes sociales, que pasan por avergonzar a una mujer por su cuerpo, acosarla, cosificarla y otras acciones que atentan contra su seguridad, también hay muchos ejemplos de ámbito mundial que evidencian que las redes sociales pueden sacar a la luz historias sobre mujeres que lograron movilizar a las masas, formularon una opinión en público y culminaron los cambios a los que aspiraban. Los siguientes ejemplos se ciñen al terreno de Oriente Medio, donde se expusieron públicamente varios aspectos del feminismo y se alentó a los interesados para que hicieran de ello una causa nacional.

Historias libanesas de feminismo digital

Si bien todavía no existe un marco de activismo digital adoptado oficialmente en Líbano, las activistas, la sociedad civil y los actores del feminismo llevan mucho tiempo beneficiándose de los medios digitales, pues han visto en internet una herramienta crucial para difundir el alcance de sus campañas y fortalecer la concienciación con respecto a los asuntos que les ocupan. Con la ayuda de los activistas digitales en derechos humanos, asuntos como la violencia doméstica, las bodas de niñas, la custodia, el divorcio o la educación sexual han recibido una mayor atención en los medios. Por desgracia, en Líbano siguen gobernando, tanto a nivel político como social, una serie de divisiones sectarias muy arraigadas en todos los aspectos de la sociedad, y ese sectarismo se salvaguarda a través de un poder político comunitario compartido por diversos grupos religiosos, lo que dificulta el avance de la igualdad de género en muchas áreas, sobre todo en aquellas que están bajo mando directo de las autoridades religiosas.

Aun así, en los últimos años, las redes sociales han empezado a tener un mayor impacto sobre el movimiento feminista, lo cual ha ayudado a las mujeres a crecer y evolucionar, pues han encontrado el coraje necesario para hablar abiertamente y desvelar la identidad de sus infractores. Así, las redes se han convertido en un refugio para muchas mujeres que, ahora, pueden erigir sus voces directamente contra la ideología misógina y hacerse oír. Las mujeres han empezado a cambiar la historia al exponer a sus ofensores, protectores y políticos, responsables de los abusos en las leyes teóricamente instauradas para lograr la igualdad de género. Muchas de sus historias son pruebas tangibles del impacto de las redes sociales en los movimientos feministas. A continuación, vamos a referir unas cuantas muy significativas:

El impacto de las redes sociales en las vidas de las mujeres

Soha Salemeh

Su popularidad en Facebook la llevó a exponer su caso de la custodia con su ex marido, que raptó al hijo que tienen en común y le cambió el nombre. Soha escribió su historia en Facebook y creó el grupo «Cómo ser madre», donde varias mujeres se dan apoyo mutuo y se animan a escribir sus historias. La comunidad así formada actuó como una masa crítica que movilizó a muchas otras seguidoras, las cuales crearon una estrategia de amplio alcance y compromiso en la que compartían sus experiencias, comentaban las de otras y se etiquetaban para que esas historias alcanzaran la máxima difusión. La historia de Soha Salemeh llegó a muchísima gente, y una página web feminista libanesa llamada «Sharika Wa Laken» [Una pareja que aún no es igual] arrojó una luz sobre su caso y atrajo la atención de muchas personas influyentes y varios programas de las redes sociales de amplia difusión, como Jaafar Talk —que cuenta con más de un millón de seguidores—. Soha tiene la esperanza de que la puesta en conocimiento de su caso por parte de la opinión pública la ayude a ganar el caso contra su ex marido en los tribunales.

Mariam Yaghi

Otra de las historias que movilizaron a la opinión pública es el de Mariam Yaghi, una periodista libanesa y ex mujer de Montathar Al Zaidi, el periodista iraquí famoso por atacar al ex presidente George W. Bush con un zapato durante una conferencia de prensa. Mariam lleva dos años intentado, a través de los tribunales, la mediación y la diplomacia desde varios frentes, que su ex marido le devuelva a su hija. Este la chantajeó con varios videos de la niña, a la que obligó a hacer declaraciones contra su madre bajo amenaza. Ahora mismo, Mariam Yaghi utiliza varias plataformas en las redes sociales con el hashtag # يتنب_يدب , [Quiero a mi hija] para buscar justicia y dar a conocer la violación de su derecho a reunirse con su hija cometida por su ex marido.

Mauj, una plataforma árabe para la educación sexual de las mujeres

Mauj nació de la idea de un grupo de mujeres árabes cansadas de la falta de información, la vergüenza y el estigma que rodea al cuerpo femenino. Así, ofrecen a las mujeres un nuevo modo de aprender sobre su cuerpo, su ciclo menstrual, su intimidad y el sexo, siempre desde la empatía, teniendo en cuenta las circunstancias y las diferencias generacionales. Los colaboradores de Mauj incluyen activistas, ginecólogos, sexólogos, terapeutas y otros profesionales médicos.

La plataforma publicó una serie llamada Hakawatiya, donde un grupo de mujeres influyentes contaban historias sobre otras mujeres. Yo tuve la oportunidad de contar dos historias, una sobre una violación y otra sobre un aborto. Todas ellas se presentan en formato de relato digital y en un lenguaje accesible y coloquial, para poder llegar al mayor número posible de mujeres hablantes de los distintos dialectos del mundo árabe.

Conclusión

Muchas personas ven con escepticismo el potencial de las redes sociales y las campañas digitales para encauzar los cambios sociales en el mundo, pero lo cierto es que nadie puede negar el impacto que estas tienen en la concienciación pública sobre diversos aspectos. En lo que respecta al feminismo, las redes sociales pueden crear una masa crítica capaz de movilizar a las mujeres y a sociedades enteras para luchar por la igualdad de género, gracias a la motivación de todos los segmentos sociales para que participen en manifestaciones y mítines, creando así una fuerza de presión ante los responsables políticos y las personas influyentes. Con el tiempo, las redes sociales han demostrado su potencial a la hora de atraer la atención pública en cuanto a la responsabilidad en torno a los derechos de las mujeres, así como de poner sobre la mesa los desafíos pendientes en cuanto a discriminación y estereotipos.

Pese a los numerosos retos que aún nos quedan hasta lograr la igualdad de género a través de las políticas de igualdad, los cambios en las normas y comportamientos sociales, y la restructuración de los valores colectivos, las redes sociales pueden ser una arma muy poderosa en manos de las mujeres, así como de las personas más vulnerables y marginadas de todas las edades y condiciones, para poder alzar su voz y concienciar, formular opiniones públicamente y movilizar a la sociedad hacia una serie de aspectos sociales más justos e igualitarios. Además, necesitamos estrategias para reforzar el potencial de las redes sociales en el empoderamiento de las mujeres, como facilitar el acceso de estas a la tecnología digital y educar a las sociedades con respecto a las leyes y los derechos de las mujeres. Así pues, en lugar de dedicarnos a criticar las redes sociales y su mala influencia, deberíamos centrarnos en optimizar su impacto positivo en nuestras vidas y en la sociedad.