Relanzar el partenariado

Es necesario ampliar los objetivos del Proceso pero reconociendo la vigencia de los fijados en 1995.

Juan Prat y Coll, embajador en misión especial para Asuntos del Mediterráneo

La celebración del X Aniversario del partenariado euromediterráneo que todos conocen ya como el Proceso de Barcelona realza el interés por ese partenariado, que constituye un ejemplo único y original de cooperación regional. Mucho se ha hablado de las dificultades políticas que ha tenido que superar este proceso pero pocos saben lo mucho que se ha avanzado a nivel institucional, de creación de una relación de confianza y entendimiento así como de desarrollo de unos vínculos económicos cada vez más estrechos, por un lado, y de participación e implicación de la sociedad civil, por otro.

En el ámbito político-institucional las reuniones ministeriales semestrales no han dejado nunca de celebrarse, precedidas y preparadas por numerosas y prolongadas reuniones de altos funcionarios que han contribuido, sin duda, a la creación de un ambiente de mayor confianza y a un hábito de diálogo permanente que no existía. Hoy la reciente creación de una Asamblea Parlamentaria Euromediterránea, algo impensable hace unos años, contribuirá sin duda a un mayor acercamiento Norte-Sur a través de los electos de una y otra parte, cuyo diálogo puede ser, por obvios motivos, más abierto que el que pueda producirse entre representantes del ejecutivo.

En el ámbito económico, la firma de acuerdos de asociación con todos y cada uno de los vecinos del Sur ha venido a suponer no sólo un primer paso hacia la gran zona de librecambio euromediterránea prevista para 2010 sino un hito importante en el proceso de reforma y transformación de esos países. En cuanto a la sociedad civil, es evidente que a pesar de los esfuerzos realizados queda aún mucho por hacer para que sea más partícipe en el Proceso mediante el incremento de contactos y la toma en consideración de sus iniciativas y preocupaciones por parte de los poderes públicos.

El hecho de que este año el Foro Civil Euromed tenga lugar en Luxemburgo dos meses antes de la reunión ministerial y no inmediatamente después, como era costumbre, constituye un buen ejemplo de la evolución positiva que se está produciendo de tener cada vez más en cuenta sus iniciativas. En estas circunstancias se está desarrollando una intensa labor tanto por parte de la actual presidencia luxemburguesa de la Unión Europea como de la Comisión y el Consejo (Oficina del Alto Representante) para llevar a cabo una evaluación de todo lo ya realizado con el objetivo de que sirva para mejor diseñar el futuro.

España, por su parte, ya está colaborando activamente con la siguiente presidencia (británica) bajo cuyo mandato tendrá lugar la reunión conmemorativa del X Aniversario en Barcelona. Nuestra intención común es llegar a una verdadera “coproducción” que permita –mediante el diálogo y la interacción permanente con los países del Sur– lograr dar ese nuevo impulso político que el partenariado merece mediante una puesta al día y posible ampliación de sus objetivos, sin dejar de reconocer la vigencia de todos los postulados de la Declaración de Barcelona de 1995 que supuso un hito en la relación euromediterránea.

El X Aniversario será sin duda una ocasión para celebrar los éxitos logrados, pero sin autocomplacencias aunque sin caer tampoco en la crítica fácil a un modelo que ha demostrado su utilidad, que es hoy admitido por todos como algo irrenunciable y que, si bien no ha alcanzado todavía todo su potencial, permite seguir trabajando juntos en pos de ese área mediterránea de paz, estabilidad y prosperidad compartidas. La cumbre conmemorativa de Barcelona será también la gran ocasión de ofrecer a esta iniciativa, en la que España desempeñó en su día tan importante papel, nuestras nuevas ideas e iniciativas para mejorar los métodos de gestión, los procedimientos institucionales y la participación cada vez más estructurada de la sociedad civil en todas las iniciativas que en el futuro se pongan en marcha.

No quisiera terminar sin aludir al diálogo intercultural que está suponiendo a nivel regional este partenariado y que ahora, con la puesta en marcha de la Fundación Anna Lindh, con sede en Alejandría (Egipto), podrá contribuir de forma activa a poner en práctica la llamada Alianza de Civilizaciones lanzada recientemente en las Naciones Unidas por el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero.