Ramon Llull y su empresa islámica

Fatma Benhamamouche

Universidad de Orán, Argelia

Ramon Llull, figura emblemática del siglo XIII, conocido por la vida excepcional que llevó, por su incansable labor evangelizadora, por una producción intensa de escritos tanto en árabe como en latín y en catalán, nació en Mallorca en una fecha incierta que los biógrafos vacilan sitúan 1232 y 1235. No obstante, la fuente más segura para reconstituir su trayectoria es la Vita Coetánea, dictada por él mismo en 1311 a uno de sus discípulos parisinos, cartujo de Vauvert, en París. Sin embargo, por más que la obra autobiográfica contenga abundantes pasajes sobre su vida, algunos huecos autobiográficos se ven colmados por el recurso a otras obras suyas, tales como Blanquerna, el Libre de contemplació en Déu y el Libre de meravelles.

Teniendo en cuenta todo lo que se ha podido escribir y se sigue escribiendo sobre Ramon Llull, es obvio que en este artículo lo que pretendemos es únicamente sacar a la luz algunos aspectos referentes a su misión evangelizadora y sus viajes a Berbería (Túnez, Bugía).

La Vita coetánea nos relata que Ramon Llull dejó la vida cortesana después de presenciar varias apariciones de Cristo, que le hicieron creer que Dios exigía de él el abandono total del mundo y su entrega al servicio de Cristo[1]. A partir de ahí tomó tres decisiones:

(1) Proyectó llevar a la fe católica a los musulmanes que vivían en Mallorca[2] a pesar del peligro de muerte que ello conllevaba; (2) decidió escribir el mejor libro del mundo (que será el Ars); (3) se propuso pedir al Papa y a los príncipes cristianos que edificasen unos monasterios en donde se estudiaría el árabe y otras lenguas orientales con el fin de predicar en esas lenguas y enseñar a los infieles la verdad de la fe católica[3]. La fecha de su conversión no se ha podido confirmar, pero lo cierto es que ocurrió posteriormente al 21 de agosto de 1262, día en que Jaime II de Mallorca fue nombrado rey. Los biógrafos sitúan su conversión entre 1262 y 1265, tras la que vendió los bienes que poseía, dejando una parte de su patrimonio para las necesidades de su mujer y sus hijos[4].

Al considerar su primera decisión, basada en el proyecto de llevar la fe católica a los musulmanes que vivían en Mallorca y aceptar exponerse al peligro de muerte, vemos que todo ello le obligó a entrar en un período de estudios, en el que aprendió el árabe y el latín. El conocimiento de las lenguas desempeñaba  un papel muy importante dentro del clima de ambigüedad que reinaba en el siglo XIII, acerca del cual Dominique Urvoy apunta: “El occidente está persuadido de su superioridad, a la vez que es consciente de la responsabilidad que eso le confiere en cuanto a la evangelización del resto del mundo”[5].

En este período redactará obras que tratan de la verdad del cristianismo frente a la creencia errónea de otras religiones, como la musulmana. Ciertamente, el siglo XIII es un tiempo de reconquista en Cataluña y las Islas Baleares y él no podía quedarse fuera de este fenómeno social, cultural y religioso. Menéndez Pelayo apunta lo siguiente: “Creía él, como todos…, que el Mosaísmo era la ley antigua y que el Islam tenía de bueno lo que Mahoma había plagiado de la ley antigua y de la nueva. Por esto intentaba la conversión de judíos y musulmanes”[6].

Su postura no resultaba ajena a su época puesto que, en el siglo XIII, existía un intento de restaurar y reforzar el cristianismo que durante tanto tiempo se había visto fundido con el Islam y el Judaísmo. Ramon Llull participó en esta eclosión y se alzó como una figura clave en la evangelización de los infieles por medio de la filosofía. En el siglo XIII, el interés por la filosofía era sustentado por sus relaciones con la religión desde dos puntos de vista diferentes: el de la apologética y el de la armonía de la fe y la razón. El primero suscitaba la pasión de los eruditos, en la medida en que coexistían en España tres comunidades diferentes: la cristiana, la musulmana y la Mosaica. Una vez rechazado el recurso de la guerra para imponer la fe, tras el fracaso de las cruzadas, no quedaba otro remedio que demostrar la superioridad cristiana  por la vía de la razón[7].

Las tres primeras obras correspondientes a su periodo de estudio, en las que puso en práctica el intento de persuasión de la superioridad del cristianismo, fueron el Libre del gentil e los tres savis, el Libre de contemplació en Déu y la Lógica del Gatzel. Acerca de la última se ha reconocido la dependencia de un texto musulmán conocido, el Maqāsid al-falāsifa de Algacel. Aunque todos estos libros fueron escritos en árabe, y más tarde en latín y en catalán, no nos consta que hayan quedado trazas del original, así como de ningún otro libro redactado en esta lengua.

Será a los treinta años cuando Llull tendrá una iluminación que le valdrá el nombre de Doctor Iluminado. En uno de sus dominios, Randa, donde se había retirado para practicar la contemplación, tuvo una visión lógica que será la idea fundamental de su celebre Ars Magna o Ars compendiosa inveniendi veritatem[8]. Concebido contra los infieles, Llull quiso que fuera un instrumento popular que todos podrían leer, incluso los que no sabían ni latín y ni árabe. Sabemos que era “una masiva construcción que tiene por objetivo enseñar la manera de encontrar los primeros principios y de conducir todo el orden de los conocimientos a la unidad. A esta hipótesis, hay que añadir que la idea de concebir a dios como un centro alrededor del cual irradian los seres humanos es clásica en la teología y en la mística del siglo XIII”[9].

Por lo que respecta a su tercera decisión, ésta empezará a tomar forma hacia 1275, cuando el rey Jaime II de Mallorca le otorga la autorización de edificar un colegio en Mallorca, en un dominio perteneciente a la abadía de Santa María de la Real[10]. Llull pidió que fuese entregado a los frailes menores (Hijos de San Francisco), quienes recibían una preparación adecuada para ir a evangelizar a los musulmanes en tierra del Islam[11]. Nada sabemos del papel que él mismo desempeñó dentro del monasterio de Miramar, a pesar de ser el promotor de la idea. Unos biógrafos defienden que dirigió personalmente el colegio; otros, que no ejerció ningún puesto, ya que no era  fraile menor[12].

Las controversias en Cataluña

Las controversias religiosas que marcan la vida espiritual de Cataluña en el siglo XIII tienen un carácter y un origen diferente según que se refieran a los judíos o a los musulmanes. Las que tienen que ver con los judíos no son nuevas en España. En 1263, por ejemplo, Jaime I había ordenado, a  instigación de Ramón de Penyafort, una disputa pública contra el judaísmo en la que el protagonista, un judío converso  confrontado con el rabí de Gerona y llamado Moshe ben Nahmán, desempeñó un papel poco brillante. Jaime I acabó con este debate nombrando una comisión de teólogos, en la cual Ramón de Penyafort pudo proceder a un profundo examen de los libros rabínicos. Esa campaña anti-judía dio lugar al nacimiento de una literatura polémica-apologética ilustrada, en particular, por Ramón Martí. Él mismo contó en su Capistrum Judaeorum que, por privilegio real, había predicado personalmente en las sinagogas de Cataluña y sostenido las disputas con los rabinos. En 1278 compuso el Pugio Fidei contra Judeos, que inspirará al inquisidor Nicolás Eymerich en su Directorium Inquisitarium. Esas controversias continuaron con la figura de Ramón Llull, autorizado por Jaime II de Aragón a predicar en las sinagogas y mezquitas de Cataluña, tras lo cual escribirá el Liber predicationis contra Judeos.

También en el resto de España tenían lugar las controversias anti-musulmanas porque, gracias a un ejército de misioneros, se proyectaba un ataque en conjunto contra el Islam cuya ejecución se vio confiada a los dominicos y a los franciscanos, que fundaron unos centros de preparación para las misiones. Dadas las exigencias de la predicación y la controversia en tierra del Islam, había aparecido un nuevo tipo de apologética cristiana, cuyo modelo aparece en la Summa contra gentiles que Santo Tomás de Aquino compuso a instigación de Ramón de Penyafort, con el objetivo de preparar a los dominicos en los conventos de España[13].

“Las armas, las más peligrosas, para luchar en contra del Islam, son forjadas por los misioneros. Es el caso de Ramón Martí, de san Pedro Pascual, de origen musulmán. Éste llega a ser obispo de Jaén y, cuando los árabes lo hacen prisionero del reino de Granada, escribe en su cautividad una Historia y impugnación de la Seta de Mahoma y la defensión de la ley evangélica de Cristo[14].

Ramon Llull se movió dentro de este ambiente, y también sostenía que la cruzada espiritual contra el Islam y sus infiltraciones, en la cultura cristiana, debían ser una de las grandes preocupaciones de Europa. Las controversias, orales o escritas, con los doctores musulmanes constituían un aspecto particular de esta cruzada que ilustrará varias de sus obras. Aunque las discusiones concernían, sobre todo, a las verdades de la fe, su desarrollo lo condujo a utilizar argumentos racionales, es decir, filosóficos. Este tipo de arma no era propia únicamente de los siglos XIII y XIV, pues ya se había dado en el siglo XII. En dicha época, Pedro el Venerable, el gran reformador de Cluny, de visita por los monasterios de su orden en España, había quedado profundamente impresionado por la superioridad de la cultura de los judíos y musulmanes, con ayuda de los cuales habría querido traducir y refutar el Talmud y el Corán. En 1142, a petición suya, los especialistas en astronomía Robert Ketton y Herman de Dalmacia hicieron traducciones del Corán al latín, a partir de las cuales Pedro el Venerable elaboró su resumen de la enseñanza de Mahoma, Suma totius haeresis Saracenorum, seguida de una refutación que llevaba por título Liber contra sectam sive haeresim Saracenorum. Se considera que esos textos constituyeron los primeros escritos sabios en latín, consagrados al Islam, además de los diálogos. Asimismo, a mediados del siglo XIII se escribió una Vita Mahometani desde un punto de vista cristiano[15].

Viajes y controversias en el Magreb: Túnez y Bujía

Ramon Llull planificó su empresa evangelizadora en Túnez entre 1292 y 1293, durante una estancia en Génova, pero pasado el primer momento de entusiasmo, teme por su vida y por la cárcel perpetua[16]. Su sueño de evangelización en tierra de infieles le asusta. Esa crisis se puede explicar por el hecho de que Ramon Llull tiene sesenta años y nunca ha viajado fuera de Europa[17], pero acabará superando sus miedos y desembarcará en Túnez, en busca de controversias con los doctores del Islam.

Se supone que las razones que motivaron su viaje fueron varias. Por una parte, es cierto que Ramon Llull no ignoraba que los cristianos eran numerosos en Túnez, que los catalanes ocupaban un lugar privilegiado y que, además, el Pacto de Monteagudo aseguraba que los sultanatos de Bujía Túnez y Tremecén eran zonas de acción catalanas. Por otra parte, en este período se había nombrado un cónsul y un apostolado cristiano se estaba formando en Gelves. No hay que olvidar que Túnez tenía ya un pasado con los misioneros: desde 1230, los frailes predicadores aprendían el árabe, los frailes menores misionaban y tanto la gente como las milicias cristianas tenían su propia capilla. Todo ello gracias a un tratado de 1285 que indicaba que el soberano de Túnez reconocía a los cristianos el derecho de celebrar su culto. Asimismo, el estado Hafsí conocía un renacimiento religioso gracias a las escuelas jurídicas de Túnez, Bujía y Kairouan. El malikismo y el sufismo gozaban de una plena difusión en la segunda mitad del siglo XIII que se mantuvo en auge hasta el siglo XIV. No debemos olvidar que numerosas familias de Al-Andalus se habían instalado en Bujía y que una elite andalusí se agrupaba en torno al rey Hafsí. Abú Zakaria, que había sido gobernador de Sevilla antes de reinar en Túnez, se había opuesto al poder de los almohades al declarar la independencia del reino Hafsi de Túnez, al que anexionó también Constantina Bujía y Argel[18]. A causa de ello, sabemos que Ramon Llull se vio denunciado y encarcelado, ya que no respetó el pacto  que se había establecido entre Túnez y Cataluña, que decía claramente que “se respetaba a la religión cristiana con tal que se respetase a la musulmana”. Sin embargo, el rey de Túnez lo liberará y embarcará en una nave para Nápoles.

Llull emprende su primer viaje hacia  Bujía en 1307. En aquel momento, Mallorca y Bujía eran reinos independientes de sus dinastías continentales: la catalana-aragonesa (1276-1349) y la hafsí de Túnez (1284-1309). Ambas estaban unidas desde 1302 por un tratado, en virtud del cual los mallorquines disponían de alhóndigas particulares en Bujía y otros puertos del sultanado, representados cada uno por un cónsul. También existían capillas para los cristianos. Hay que recordar que Bujía, después de Túnez, era la ciudad más importante y más intelectualmente desarrollada de la Berbería Oriental[19]. Además de todo ello, se puede suponer que el viaje de Llull pudo ser dictado por la resonancia de algunas conversiones conseguidas entre los notables, y sobre todo por la ilusión de que podía convertir al soberano, lo cual había sido el origen de la cruzada de San Luís. Todos estos motivos animaron a Ramon Llull para dialogar y mantener controversias teológicas con los musulmanes. Entonces decidió predicar, públicamente, la fe católica, hecho que lo llevó a romper el pacto establecido entre los dos reinos, que estipulaba que no había que profesar en contra del Islam en su tierra, y fue de nuevo encarcelado. Sin la intervención del muftí de la ciudad, de algunos catalanes y de los genoveses, le hubieran condenado a muerte. La Vita Coetánea relata que durante el trayecto entre la casa y la cárcel, el autor fue atormentado a golpes, y permaneció en la cárcel seis meses. A él acudieron, con frecuencia, clérigos enviados por el muftí con el fin de lograr su conversión al Islam. Pero Ramon Llull, que tenía sesenta y dos años, respondía a todos ellos: “Si queréis creer en el señor Jesucristo y procuráis dejar vuestra ley falsa, os prometo grandes riquezas y la vida eterna”[20]. En la cárcel redactó el Liber disputationis Raymundi christiani et Hamar saraceni.

En la Vita Coetanea Llull señala que, mientras estaba en la cárcel, escribió en árabe las razones que se habían expuesto en la disputa y, una vez acabado el libro, lo mandó al muftí de Bujía, con el ruego de que él y sus teólogos lo leyesen y le respondieran… Parece ser que Llull propuso a uno de los clérigos “Hamar” que ambos escribiesen un libro en el que cada uno argumentaría los pros y contras de la Trinidad, la Encarnación y el Credo[21]. En realidad, él fue el único autor de la obra, tanto en lo que se refiere a la refutación como a la parte contraria[22]. El biógrafo coetáneo explica claramente, que, una vez acabado el libro, el soberano de Bujía, Halid I, ordenó por escrito desde Constantina[23], después de habérsele leído su ordenación, que fuese expulsado de la ciudad, donde había sido encarcelado. La Vita Coetánea nos cuenta que este libro se perdió durante un temporal, cuando Ramon Llull estaba en una nave que lo conducía a Pisa. Allí redactó en latín y de memoria el libro que había compuesto en árabe en Bujía, el único texto que nos ha llegado. Lo extraño es que no volviera a escribirlo en árabe, ya que dijo que así lo había hecho en su primera redacción. También intentó, durante su estancia en esa ciudad, armar una cruzada por Tierra Santa sin éxito. Más tarde se marchó a Aviñón para presentar a Clemente V el Liber de acquisitione Terrea santae, pero sin resultado[24].

Ramon Llull embarcará una segunda vez para Túnez el 6 de octubre de 1314, donde se quedará hasta finales de 1315. El soberano de Túnez, Ibn al-Lihyani, y Sancho I, rey de Mallorca, habían firmado por tratado de doce años. Ibn al-Lihyani, cuya madre era cristiana, había subido al trono gracias a la ayuda de los estados catalanes y la de Federico de Sicilia. Desde su advenimiento, el sultán hacía creer a todos que quería morir cristiano y pensaba recibir el bautismo.

Ésa debió de ser una de las razones por las que Ramon Llull intentó convencer al rey de Sicilia para organizar intercambios entre sicilianos y tunecinos, con el fin de lograr un acercamiento entre cristianos y musulmanes”[25].

Aunque nada autorice expresamente afirmar que Llull participó en la conversión de Ibn al-Lihiani, parece cierto que su viaje no fue una coincidencia. Además, no tardó en pedir a Jaime II que le recomendase al sultán, cosa que el rey hizo en noviembre de 1314[26]. Una vez en Túnez, Llull mantuvo contacto con varios doctores del Islam, a los que quería convertir. Redactó entre 1314 y 1315 unos treinta opúsculos, unos en catalán y otros en árabe. Entre los escritos en árabe encontramos el Liber de Deo y sus propiis qualitatibus infinitis, el Liber de bono et de malo, el Liber de participatione cristianorum et sarracemorum, el Liber de invention maiore y el Liber de agentia maiore, el Ars consili y el Liber de Deo et de mundo. Poco se sabe sobre el contenido real de estos opúsculos[27].

En 1315, gracias a Jaime II, consiguió que llegara a Túnez un discípulo suyo, el fraile Simon de Puigcerda, del convento de Lérida, quien le traducirá al latín una quincena de tratados que tenía ya redactados[28]. Asimismo, durante su permanencia dedicó varias obras al “sapientísimo” cadi musulmán Abú Yahia Zakaria al-Lihyani y a sus clericis sapientibus. Sin embargo, no sabemos si debido a que el deseo de conversión no parecía concretizarse, -pudo ser, por parte del soberano, una táctica política para asegurarse unos tratados catalanes-, el caso es que sabemos que, a partir de estas fechas, Llull vuelve a Mallorca para morir.

El año tradicionalmente admitido de su muerte es 1315. A pesar de que algunos opinan que pudo morir durante su viaje de Túnez a Mallorca, un manuscrito del siglo XV, actualmente en el British Museum, nos revela que: “En lany de nostro senyor MCCCXV finà sos dies mestre Ramon Llull en la ciutat de Mallorque segons es stat atrobar en hum libre molt antic en lo peu del demunt libre o tractat apellat de consolacio dermytà”[29]

Es fuerza reconocer que, tal y como lo señala Cheikh Bouamrane, la empresa de Ramon Llull en el Magreb fue un fracaso total, como era previsible, porque no entendió que el razonamiento filosófico y la argumentación dialéctica no podían conmover seriamente la fe de sus adversarios. Además, eligió para las discusiones cuestiones difíciles, sobre las cuales era imposible llegar a un acuerdo con los autores musulmanes, tales como los atributos divinos, la Encarnación o la Trinidad[30].

Hacia un diálogo de civilizaciones: Ramon Llull y el mundo islámico

Aunque no podamos decir que la empresa evangelizadora de Ramon Llull fuera un éxito, lo que a nosotros nos ha parecido muy interesante es el dialogo que Llull supo mantener consigo mismo y con los demás, demostrando hasta qué punto estaba intentando crear lazos que permitiesen un diálogo entre culturas y religiones.

Es obvio que Llull mantuvo con su mundo religioso una relación muy conflictiva, ya que  aunque reconociera con mucha fuerza todo lo que se refería a la Encarnación, rechazó algunas manifestaciones de su propia religión. En lugar de utilizar la Biblia, propuso otro libro suyo -el Ars, el mejor del mundo- y, al no estar de acuerdo con las prácticas cristianas, pidió una reforma total de la Iglesia, como expresa claramente en el Blanquerna[31]. Asimismo, en varias obras suyas expuso su admiración por los musulmanes, y en la Doctrina pueril y en el Blanquerna pone a los musulmanes como ejemplo frente a los cristianos. En efecto, después de observar que las cosas mundanas impedían las oraciones, y que una vida cristiana suponía no sólo prácticas rituales y sentimientos piadosos, sino también ayunar, vestirse humildemente, llevar una vida restringida y comer poca carne, afirmó que en eso los musulmanes eran más sensatos y más juiciosos que los cristianos[32]. En ambos libros trató también de la plegaria, precisó los gestos que había que hacer, las palabras que se tenían que seguir y las intenciones. También en esto citó a los musulmanes como ejemplo: “son más atentos a los sermones en donde lloran porque se les habla de sufrimientos infernales y de la gloria celeste”[33]. En el Blanquerna, no se olvida de los judíos, a quienes hace un homenaje por el respecto que atestiguan a su ley, al tiempo que vuelve a recordar la profunda piedad de los musulmanes. Además, en el prólogo del Libre de cent noms de Déu, propone que se canten en la Iglesia los versos suyos, es decir, “los nombres de Dios”, de la misma manera que los sarracenos salmodian el Corán en las  mezquitas.

Esta actitud, que demuestra un carácter crítico, observador y apasionado, hace de Ramon Llull un personaje aún más polifacético. Realmente, fue un hombre que quiso poner su excesiva energía y su extrema impulsividad al servicio de una causa, y eligió la religiosa. En gran parte autodidacta, debió tener una inteligencia poco común que le hizo entender, sopesar y captar con una gran claridad los fenómenos de su época y también los del futuro, lo cual  explicaría en gran parte la trascendencia de la que goza este sabio mallorquín.

Notas

[1] Vita Coetánea, 4 (AB, p.148), citado por A. Llinarés, op. cit., p. 83.

[2] “En la tercera cuarta parte del s. XIII, la población no cristiana de Mallorca, tal vez, constituyera la mitad de la población global…Dice también que hay quien calcula que hacia 1300, el número de musulmanes oscilaba en torno de los 25 000 y alrededor de 1264-1272 mucho más” Ch. Dufourcq, L´Espagne et le Maghrib aux XIIIe e XIVe siècles, Paris, pp. 68-69.

[3] Vita Coetánea, 5 (AB, p. 148) citado por A. Llinarés, ob. cit., p. 83.

[4] Ibidem, p. 86.

[5] Dominique Urvoy, “Ramon Llull et l´Islam », Revue Islamochristiana, Roma, 1981, n. 7, p. 140.

[6] M. Menéndez Pelayo, Historia de los heterodoxos españoles, Madrid, 1978, p. 543.

[7] J. Vernet, La cultura hispanoárabe en Oriente y Occidente, Barcelona, 1978, pp. 186-187.

[8] Lo redactará en rimas, en lengua catalana, pero no dará  ninguna versión en árabe.

[9] Dictionnaire de Théologie catholique, Paris, 1926, pp. 1092-1117.

[10] A. LLinarés, op. cit., p. 95.

[11] Libre de contemplació en Déu, Proleg, ORL, II, Mallorca, 1906, p. 4, n. 11, citado por S. Garcías Palou, p. 123-125.

[12] S. Garcías Palou, p. 128.

[13]Ver T: y J. Carreras y Artau, Historia, I, p. 45; “sobre la disputa en Barcelona”, C. Roth, The disputation of Barcelona, 1263, “The Harvard Theological Review”, XLIII, 1950, pp. 117-144; inedit. Sobre Ramon Martí, A: Berthier, Raymond Martín, Frère Prêcheur, París, 1931, y T: J: Carreras y Artau, Historia, I, pp. 147-170; – sobre la Inquisición en el siglo XIII y XIV en los reinos de la Corona de Aragón-, J: Vincke, Zurvergeschichte der spanischen Inquisition, Bonn 1941. (citado por A. LLinarés, Raymond Lulle philosophe de l´action, P.U.F., París, 1963, pp. 62-64 )

[14] Ibíd., p. 65.

[15]  M. Serrano y Sanz, Vida de Mahoma según un códice latino de mediados del siglo XIII, Erudición ibero-ultra-marina, Madrid, 1935, pp. 365-396, citado por A. Llinarés,  op. cit., p. 65

[16] Vita Coetánea, 19 (AB, p.156), Ibid. p. 104.

[17] Vita Coetánea, 20 (AB, p.156), Ibid. p. 104-106.

[18] Ver Atallah Dhina, Les Etats de l’occident musulman aux XIIIe, XIVe et XVe siècles, Office des Publications Universitaires, Enal, Alger, 1984.

[19] S. Garcias Palou, op. cit., p. 210.

[20] Vita Coetanea, p. 72, n.40, p. 74, n.38 citado por S. Garcías Palou, op. cit., pp. 213-214.

[21] Vita Coetánea, pp. 78-80, citado por A. Llinarés, op. Cit., p. 117.

[22] Vita beati, p. 72, n.40, citado por S. Garcías Palou, op. cit., p: 215.

[23] Sebastián Garcías Palou, Ramon LLull y el Islam, Palma de Mallorca, 1981, p.414 .
“Halid I, sucesor de Abou-Ishaq I – que reinaba en Bugía, como soberano independiente desde 1301 a 1308- restableció, en 1309, la unidad del reino de Túnez., citado por A. Llinarés, in Le séjour de Raymond Lulle à Bougie et la “Disputio Raymundi christiani et Hamar saraceni”, p. 64.

[24] A. Llinarés, op. cit., pp. 117-118.

[25] Ch. Dufourcq, L´Espagne catalane et le Magreb aux XIIIe et XIVe siècle, Paris, 1966, pp. 488-489.

[26]Op. cit., p. 490.

[27] S. García Palou, op. cit., pp. 103-105.

[28] Ver A. Llinarés, op. cit., p. 124.

[29] Ms. Add. 16431 del British Museum, f.24  (J. Tarré), citado por A. Llinarés, op. cit., p. 126.

[30] Cheikh Bouamrane, « Raymond Lulle et L´Islam magrébin », comunicación leída en el II congreso internacional del lulismo, Miramar, Mallorca, octubre, 1976.

[31] Lulle, Traduction, introd., notes par L. Sala Molins, Paris, 1967, pp.444.

[32] La doctrina pueril, ed. Llinarés, p. 188; Felix, ch. L. OE, Présupposés islamiques de l´Art de Lulle, Paris, 1980, p. 165.

[33] Op. cit., pp. 185-188,. 288.