Estudios científicos e investigaciones históricas confirman que, debido a las similitudes idiomáticas y culturales entre gitanos e hindúes, el pueblo gitano es originario de la India. Sin embargo, tras siglos de vivencias en otros territorios y la consecuente modificación de su bagaje lingüístico, cultural y genético, los proto gitanos son actualmente ciudadanos de los estados donde residen. La historia del pueblo gitano se divide cronológicamente en cuatro etapas esenciales: el teljaripé, «el inicio», muestra el proceso histórico que consolida el idioma protorromaní; el nakhipé, «la marcha», describe la creación de la etnia gitana tras sus vivencias en Asia y Asia Menor; el aresipé marca «la llegada» a Europa y, por último, el buxjaripé, «el despliegue», consiste en la difusión e instalación del pueblo gitano en todo el espacio geográfico europeo.
La historia de los orígenes gitanos ha estado durante siglos rodeada de misterios. La idea de que los Gitanos provenían de Egipto determinó erróneamente su apelación en muchos países europeos (gitanos, gitans, gypsies…). Es a partir del siglo XVIII, que el mundo académico rescata los orígenes hindúes de los Gitanos. El siglo XX vio el nacimiento de un reconocimiento mutuo entre Indios de la India y Gitanos y de una cierta solidaridad. Sin embargo, por muy estrechamente ligados que se puedan sentir, la separación entre Indios y Gitanos es un hecho indiscutible y permanente. Siglos de vivencias fuera de la India, en el Jorasán, Asia Menor y, sobre todo, en Europa, transformaron el bagaje lingüístico, cultural y genético de los protogitanos de procedencia india.
Aun así, una narrativa histórica sobre los orígenes hindúes de los Gitanos limpia de todo tipo de politización, de manipulaciones historicistas, de tratamientos romanticistas y/o colonialistas, es imprescindible para entender la génesis de este pueblo, cuya esencia, la Romanipén (el sentimiento de pertenencia a un mismo pueblo) se encuentra reflejada en el propio lema europeo, “unido en la diversidad”. Desgraciadamente, hasta el día de hoy, la historia gitana ha sido meramente factual. No se ha llevado a cabo ninguna investigación en historia social, cultural, política, religiosa o de género. Todos los trabajos sobre la historia gitana universal han sido elaborados desde el prisma de una temporalidad característica de la historiografía eurocentrista y occidental.
Personalmente he optado por una estructuración del tiempo histórico gitano basada en los trabajos lingüísticos del Doctor Ian Hancock. Esta es la razón por la cual, este rápido recorrido por la proto historia del pueblo gitano se ve dividida en 4 partes. La primera división del tiempo, llamada teljaripé significa “el inicio”. El significado de esta palabra conlleva también la noción de inicio, de “acontecimiento fundador”. La segunda parte conocida como el nakhipé (la marcha) corresponde al periodo que cubre las vivencias proto-gitanas en Asia y en Asia Menor, es decir, la marcha proto gitana en dirección a Europa. La tercera parte: el aresipé corresponde literalmente a “la llegada”, la llegada del Pueblo Gitano a Europa. La cuarta, llamada Buxljaripé es “el despliegue”, y corresponde a la difusión y la instalación del Pueblo Gitano en todo el espacio geográfico europeo.
La consciencia
Al contrario de lo que suele reflejar la historiografía, los primeros Gitanos que llegaron a Europa eran conscientes de sus orígenes indios. Una vez en Europa, es cuando se comienza a dar orígenes incorrectos a los Gitanos. Y estos últimos hicieron suyas estas fabulaciones. Este procedimiento debe entenderse desde el prisma del concepto medieval de origen que no tiene nada que ver con el actual. En esta época, uno se presentaba o se identificaba, no siempre como originario de su país natal sino según el contexto geopolítico del momento y el provecho que éste podía generar. Sin embargo, existen evidencias claras de la consciencia de los orígenes geográficos en los primeros Gitanos que llegaron en Europa. Fuentes documentales de los siglos XV, XVI y XVII corroboran este hecho.
Bien se sabe que los Gitanos fueron considerados durante mucho tiempo como egipcios. Los mismos vocablos “Gitanos” “Gitans” “Gypsies” derivan de “Egipcios”. Este origen mítico llegó a adueñarse del verdadero origen indio de los Gitanos, tanto en el reconocimiento por parte de la sociedad mayoritaria, como por buena parte del propio reconocimiento gitano en la edad media y moderna. Al ser más prestigioso por diversas razones, esta transposición de origen favoreció la entrada y la aceptación del Pueblo Gitano en Europa gracias al mito del penitente errante culpable de apostasía. Y el mito de un origen egipcio llegó a considerarse como auténtico.
El teljaripé: de la documentación histórica a la lingüística
Comparaciones entre el Romani y las diferentes lenguas vernáculas de la India sugieren un éxodo desde el Uttar Pradesh, pero hicieron falta unas investigaciones más exhaustivas para determinar con mayor precisión el punto exacto de esta salida, el momento y las causas de este acontecimiento.
De hecho, en el primer cuarto de siglo del segundo milenio de nuestra era, el noroeste de la India fue el objeto de una serie de ataques de las tropas del Sultán Mahmud, cuyo cuartel general se encontraba en Ghazna (hoy en día, Ghazni, situada en el actual Afganistán).
Otro elemento esencial y que genero impacto consiste en que tres elementos lingüísticos vinculan el romaní con idiomas que se utilizan en la zona de Kannauj, y únicamente o casi únicamente en esta área. Tanto la cronología como la ubicación geográfica que aparece en la fuente documental se ven corroboradas por la ciencia, en este caso, la lingüística.
El origen militar de los gitanos
En 1992, se llevó a cabo un estudio serológico en la India que concluía que los Rajputs, guerreros originarios, por una parte, de los invasores de Asia central, quienes llegaron con los Hunos en el siglo VI, ocupaban la posición genética más cercana en relación con el Pueblo Gitano. Sin embargo, al día de hoy se tiene un conocimiento mayor y más matizado de esas realidades. Sabemos que además de haber sido prisioneros de guerra, cautivos de los gaznavies, los propios indios en esta época peleaban como “ghulam” en unidades especiales de las tropas Ghaznavíes, siendo guerreros esclavos pero también mercenarios “mawali”.
Nos encontramos, por tanto, con la deportación hacia el Jorasán de una población india social, étnica y religiosamente heterogénea, condenada a ser esclava en tierras gaznavíes. Los Ghulams indios eran encabezados por su propio jefe y en la ciudad de Ghazni ocupaban un barrio específico. Solían ser presos capturados jóvenes o recibidos como tributos procedentes de tierras fuera del Imperio, educados, entrenados, formados y convertidos, excepto los indios con los que la conversión no se daba.
De hecho, la importancia de este momento en la historia gitana es de la mayor relevancia y se merece mayor dedicación ya que, además de suponer la génesis de nuestra historia (es, en este momento, cuando nace el concepto de “proto-Rom”), esos indios no hubiesen llegado a la Transoxiana (en la llanura de Dandaqan) si no hubiesen sido parte del ejercito gaznaví y de su guardia palaciega. Si Masud, el hijo de Mahmud, no hubiese tropezado con los turcomanos de la tribu Oghuz, no hubiese perdido su imperio y la historia gitana naciente se hubiera parado aquí.
El nakhipé
Este periodo crucial en la historia gitana es sin embargo el que más dificultades tiene para el historiador ya que no hay casi ninguna fuente escrita o documental que se refiera a Hindúes, Indios o a cualquier otro grupo que podamos identificar como los proto-Roma o proto-Gitanos. No hay ninguno, excepto una interesante, e intrigante, referencia en las crónicas de Mateo de Odesa en el que se menciona el elevado número de refugiados e indigentes cruzando el Asia Menor a finales del siglo XI.
Sin embargo, y a pesar de las dificultades mencionadas, intentaré aclarar cuál era la relación lógica entre los soldados de los contingentes indios que sobrevivieron a la batalla de Dandaqan en mayo de 1040 y los que se vieron llamados “egipcios” o “aigupta” en la capital de Constantinopla a final del siglo XI. Los turcomanos Selyúcidas fueron la fuerza que empujó la migración proto-Romaní después de la derrota del ejercito gaznaví y de sus contingentes hindúes después de la batalla de Dandaqan en 1040.
Sin embargo, el “factor selyúcida” necesario para comprender la llegada de los proto-Romaní a Bizancio es de gran relevancia. Desgraciadamente, la comprensión del desarrollo de este momento sigue estando basada en la coyuntura narrativa del historiador. De hecho, no hubo una incorporación a gran escala de los guerreros indios a las fuerzas selyúcidas después de Dandanqan, y el mecanismo con el que ese grupo llegó a convertirse en grupo independiente de «egipcios» al llegar a Constantinopla a final del siglo XI, no es del todo una incógnita pero necesita de más descubrimientos documentales.
Las tribus turcomanas, nómadas y chamanicas, principales componentes de la maquinaria militar selyúcida, fueron la fuerza conductora que, literalmente, pudo empujar la migración proto-Romaní, forzándola a avanzar. La práctica de «perseguir» a los derrotados ante el avance de las fuerzas de guerra turco-mongolas fue diseñada para infundir el terror y amedrentar a las comunidades amenazadas. Su trayectoria siguió la «ruta de la seda» de Merv hasta Nishapur, de la costa sur del Mar Caspio hasta Rayy para terminar en las tierras de Azerbaiyán y Armenia, los antiguos caminos de Oriente a Occidente, de la comunicación y del comercio.
En las caóticas zonas fronterizas entre el Imperio Selyúcida y las tierras Armenias, este grupo de derrotados indios, persas y de otras procedencias, pasan desapercibidos para los cronistas de la época. Y hasta ahora, por falta de fuentes documentales, su paso por estas tierras sigue siendo, desde un punto de vista científico, una especulación histórica, una elaboración narrativa necesaria que. a día de hoy, tan solo se ve corroborada por la lingüística.
La Caída de Armenia
Situada al sureste del Imperio bizantino, Armenia cayó bajo el yugo del ejército selyúcida en 1071 en la batalla de Manzikert. Fue en este momento cuando se crearon las bases para el establecimiento de un nuevo sultanato llamado Rum, que ocupaba Armenia y algunos territorios bizantinos en Anatolia, en la zona de lo que hoy es Turquía.
La percepción que uno puede tener del Imperio Bizantino de este período es la de un territorio, al este de Anatolia, inmerso en situaciones cada vez más caóticas. Las defensas se estaban, irreversiblemente, debilitando por el desorden interno, las rebeliones internos, el conflicto con los reinos armenios y georgianos en la región y las incursiones de los Selyúcidas y sus seguidores turcomanos.
De hecho, el este del Imperio vivía una situación de caos y se precisaban soldados para asegurar las defensas del reino. Debido a las necesidades del ejército bizantino en este momento, es muy probable que soldados indios hubiesen sido empleados en los ejércitos del imperio. Pero no existe ninguna mención de ello en fuentes historiográficas. Los bizantinos utilizaban un ejército multiétnico recurriendo a menudo a mercenarios, como fue el caso, entre otros, con los Pecheneg. La posibilidad, barajada por algunos investigadores, por la que los protorromaníes formaron parte de la máquina militar bizantina, no debe descartarse. Esta hipótesis se apoya en la posterior aparición en fuentes venecianas de compañías gitanas defendiendo los territorios insulares de la Serenísima República contra los Turcos Otomanos.
Asimismo, la posibilidad de que los familiares de los indios que combatieron en Dandaqan también pudieran haber participado en la caída de Armenia veinte años más tarde, puede encontrar su eco en la descripción de los asentamientos situados fuera de las murallas de la ciudad asediada de Ani.
Cabe destacar que el caos en el que se encontraba el este de Anatolia no era tan sólo consecuencia de las presiones bizantinas y selyúcidas. Los diferentes principados se encontraban divididos y entraban en conflicto los unos contra los otros. Esta situación conllevó al aumento del uso de soldados mercenarios que frecuentemente eran Turcomanos, Persas, Dailamis, Francos, Normandos, Varangianos y, muy probablemente, también entre esos mercenarios se encontraban los que fueron en sus tiempos Ghulams y otros Hindúes Gaznavíes que sobrevivieron a la batalla de Dandanqan.
En resumen, las pruebas materiales o historiográficas de la presencia de los proto-Roma en tierras armenias son bastante circunstanciales. La idea alternativa de que los proto-roma pudieron verse involucrados en la defensa de Armenia tiene más fundamento todavía, aunque siga siendo bastante especulativa.
Yo sostengo expresamente que los proto-Gitanos se estructuran, en el período comprendido entre la destrucción de Ani, en 1064, y la segunda derrota importante causada por los Selyúcidas a los bizantinos, en Myriokefalon, en 1176, en tres identidades relacionadas entre sí. Estas identidades se forjaron con, primero, los elementos culturales y cosmogónicos de los grupos de la koiné gaznaví (es decir, los proto-Romaní indios y jorasaníes desplazados por la derrotas de los Gaznavíes en Dandaqan y en Merv), y segundo, más tarde, por los armenios derrotados después de la pérdida de Artsn, de Ani y de Kars en 1064.
Sin embargo es muy probable que esos proto-Gitanos, cuya etnicidad empieza a homogeneizarse, compartieran una serie de características, a saber: una estructura social basada en clanes, el nomadismo comercial como estrategia económica basada en las habilidades del grupo, y elementos culturales procedente del «núcleo» indio.
Algunos de estos Proto-Romaníes instalados en Epiro a mediados del siglo XIV se presentaban a quienes tenían curiosidad por sus orígenes como Rhomiti o Romitoi. La composición exacta de esos Romitoi en el siglo XI en Anatolia es, por supuesto, imposible de rastrear. Pero dadas las pruebas sanguíneas y genéticas efectuadas en 2004 en gitanos de la zona, está claro que se dio una mezcla de distintos pueblos desde la salida de los proto-Gitanos del territorio persa situado al oeste de Merv.
Mi reflexion me lleva a suponer que si la atomización de los reinos armenios conllevó la ruptura del grupo proto gitano y la migración de una parte del grupo hacia el oeste y a Constantinopla, otros se quedaron aislados, atrapados entre las incursiones turcomanas y acabaron emigrando a Georgia y al Cáucaso. Esos últimos desarrollaron un tipo de Romani con muchas influencias del armenio que hoy se conoce como Lomavren. Para resumir, a mi entender, después de la batalla de Dandaqan se opera una tripartición del grupo proto-romani.
Un grupo mantiene una característica militar asociada con el liderazgo militar de los Doux y los Komes. El segundo grupo, o tal vez grupos, emprendieron camino a través de Anatolia hasta Constantinopla. Se componía de personas sin función militar, probablemente del personal auxiliar asociado al grupo de guerreros inicial. Adoptaron el nomadismo comercial y desempeñaban trabajos de pequeña artesanía y servicios para sobrevivir. Finalmente, un tercer grupo emergió del caos vivido en el este de Anatolia. Desconectados por culpa de las incursiones selyúcidas, migraron hacia Karabaj (en el Azerbaiyán actual), Georgia y el Cáucaso donde desarrollaron un léxico distinto que se convirtió en el Lomavren.
Esta descripción esquemática tiene como meta el intentar contextualizar los factores complejos que actúan en la emergencia de una identidad gitana en el siglo XI en Anatolia. Asimismo, nos permite entender mejor la variedad y las diferenciaciones presentes a partir de entonces en las fuentes históricas.
Para concluir, y como ya he mencionado en repetidas ocasiones, este momento es fundamental ya que consiste en el paso previo antes de la entrada en Europa y, sobre todo, el momento en el que se empieza a plasmar tanto la etnicidad y la identidad gitana.
La emergencia de la identidad gitana en la caótica Anatolia del siglo XI es el punto central de la narración histórica sobre el Pueblo Gitano. Es el momento histórico durante el que la fusión de diferentes elementos procedentes tanto de la cultura de los soldados refugiados de la India y del Jorasán, como de los persas, los azerbayanos, los georgianos, los armenios, los griegos y otros, se fundieron para crear una nueva entidad, la nuestra, la Gitana.
El Imperio Bizantino, ese puente entre Oriente y Occidente, y el paso de los proto gitanos por esas tierras se constituyen en elementos fundamentales y fundadores de la identidad endógena de lo que será el Pueblo Gitano y de la imagen exógena que se empieza a forjar sobre este pueblo. Es en el Imperio Bizantino donde el proto-Gitano se ve asociado a la noción de magia y brujería, creando así la primera imagen estereotipada del egipcio.
Cabe subrayar que en poco más de 50 años, esos indios de Kannauj, de cultura y espiritualidad hindú védica y budista, se impregnaron fuertemente de elementos cosmogónicos ajenos, mezclándose, con el islam de los ghaznavíes, el chamanismo de los turcomanos, el zoroastrismo, el cristianismo apocalíptico armenio y la ortodoxia bizantina, forjando lo que será la cosmogonía gitana.
El aresipé
Como hemos visto anteriormente, el principal y el ultimo de los tres movimientos migratorios principales del Pueblo Gitano en Europa fue también consecuencia de la expansión islámica, esta vez a cargo de los Turcos Otomanos, que saquean Bizancio en 1453 y extienden su influencia en los Balcanes. Pero sería un error pensar que esa migración haya ocurrido toda al mismo tiempo. La peste bubónica había llegado a Anatolia occidental en 1347 y forzó una migración general a través de Europa, en la que seguramente se encontraban gitanos, ya que hasta llegaron a verse acusados de haberla introducido en Europa. Además, pruebas lingüísticas indican que se dio una salida temprana del territorio griego de un grupo gitano. En efecto, en al menos un dialecto romaní, el Istriani, hablado en Eslovaquia, el léxico griego es bastante reducido.
No sólo era el Islam un factor clave para entender esta salida hacia Europa, como sí lo fue en el caso de su salida de la India. Pero ambos eventos compartieron un mismo aspecto militar, ya que los turcos otomanos utilizaron a los gitanos en su milicia o como artesanos al servicio del ejército. En 1300, había guarniciones militares específicamente gitanas tanto en Modon como en Nauplia, en el Peloponeso Veneciano, hoy día sur de Grecia. Los Gitanos ya habían llegado a Europa.
No sabemos cómo los diferentes grupos de gitanos entraron por primera vez en Europa. La mayoría probablemente cruzó el istmo de Constantinopla, aunque se ha sugerido que otros hubiesen podido dejar Anatolia cruzando en barco por el mar Egeo o el mar Negro. Cualquiera fuese la manera en la que llegaron a los Balcanes, en 1500 se tiene constancia de su presencia en toda Europa.