¿No es hora de una ‘Primavera del árabe’?

Relacionarse con los árabes o entender su cultura, son algunas razones que impulsan a los americanos a aprender la lengua. Es necesario avanzar en los métodos de enseñanza.

R. Kirk Belnap

El mundo se vuelve más pequeño, pero muchos de nosotros mantenemos nuestras costumbres provincianas. Por ejemplo, muchos americanos y europeos no ven la necesidad de aprender otros idiomas, con la excusa de que los demás están aprendiendo el suyo. Esta complacencia, si no se corrige, se volverá sin duda contra ellos. Se podría hablar largo y tendido de los diversos aspectos de la actual asimetría en las comunicaciones entre Occidente y el mundo árabe, pero, en resumidas cuentas, este es otro de los vestigios perversos de la era colonial. Es hora de pasar página, por nuestro propio bien.

Afortunadamente, hay mucha gente, joven y no tan joven, que quiere aprender cosas de otras culturas, que está dispuesta a adquirir la capacidad de comunicación que construirá puentes de entendimiento esenciales entre Oriente y Occidente. Por desgracia, no estamos bien preparados para satisfacer sus necesidades. La enseñanza del árabe, por ejemplo, todavía deja mucho que desear. Con demasiada frecuencia encontramos pocos indicios de que se empleen las mejores prácticas educativas.

El plan de estudios suele carecer de relevancia para las prioridades de los alumnos, hay poca interacción y el tiempo en clase se dedica más a hablar sobre el idioma que a crear oportunidades para que los estudiantes lo aprendan practicándolo. Pero hay esperanza. Teniendo en cuenta que sé relativamente poco sobre los detalles del aprendizaje y la enseñanza del árabe en Europa, mi principal objetivo será hablar de las innovaciones que están transformando el aprendizaje y la enseñanza del árabe en Estados Unidos, con la esperanza de que nuestra experiencia sirva de algo.

La última década ha sido testigo de un claro aumento de las matriculaciones en árabe, pero esto no es más que la aceleración de una tendencia que se puso en marcha en la década de los ochenta. Desde entonces, el crecimiento ha sido fuerte y, según todos los indicios, el número total de estudiantes de árabe sigue aumentando. Pero gran parte de este crecimiento se debe a la creación de nuevos cursos de árabe en instituciones que antes no los ofrecían.

Algunos centros que tradicionalmente han ofrecido cursos en árabe informan de que las matriculaciones se han estancado o disminuido ligeramente. Aunque el gobierno federal siempre ha considerado el árabe como un idioma “estratégico”, otros idiomas a los que también se les aplica ese calificativo, como el persa y el turco, han registrado escaso crecimiento entre 2006 y 2009. En resumen, la política y los fondos federales no explican el aumento, pero la financiación del gobierno federal ha contribuido, sin duda, a mejorar la calidad de algunos cursos y ha ayudado a un gran número de alumnos a adquirir un alto dominio del idioma.

Para entender el aumento de las matriculaciones y sacar el máximo partido de ello, tenemos que entender mejor a los estudiantes. Por esa razón,hemos realizado un estudio que abarcaba información demográfica, motivación del personal docente, preferencias relativas a la enseñanza y estrategias metacognitivas. Está basado en buena parte en una encuesta llevada a cabo por Schmidt y Watanabe (2001). Ya hemos entrevistado a más de 800 estudiantes de más de 40 instituciones de todo EE UU (Belnap, R. Kirk. 2006. “A profile of students of Arabic in U.S. universities”.

In Kassem M. Wahba, Zeinab A. Taha, and Liz England (eds.), Handbook for Arabic Language Teaching Professionals, 169-78. Mahwah, New Jersey: Lawrence Erlbaum.). Los participantes en el estudio señalan que están aprendiendo árabe por diversas razones. Su interés se centra fundamentalmente en el mundo árabe moderno, pero muchos están también interesados en sus raíces. Quieren viajar a la región. La mayoría quiere ser capaz de leer la prensa árabe moderna y entender las emisiones de radio y televisión. El llegar a entender la cultura árabe es una de sus prioridades y leer literatura y textos modernos e históricos, incluido el Corán, es importante para un número considerable de los alumnos. Sin embargo, por encima de todo, los estudiantes americanos quieren entablar relaciones con personas que hablan árabe.

Las carreras académicas más comunes entre los estudiantes entrevistados eran Estudios sobre Oriente Próximo y Medio (24,2%), Ciencias Políticas (94%), Relaciones Internacionales (8,4%), Lingüística (6,3%) e Historia (4,2%); el 47,5% restante estudia carreras tan diversas como Música, Informática, Psicología y Administración de Empresas. La mayoría de los estudiantes se toma muy en serio aprender bien árabe. En respuesta al campo “Estoy decidido a conseguir un dominio del árabe que me permita utilizarlo cómodamente para mis actividades profesionales”, el 73,2% de los participantes se mostraba de acuerdo.

Puede que los cínicos se burlen de este entusiasmo juvenil, pero nuestra experiencia confirma que, en efecto, hay un número elevado de estudiantes con talento que conseguirían su objetivo si se les diera la oportunidad. Por desgracia, el principal obstáculo es la falta de oportunidades para adquirir un dominio del idioma. A continuación expondré en líneas generales los retos más inmediatos y urgentes a los que nos enfrentamos a la hora de responder a las necesidades de los alumnos (Al Batal, Mahmoud & R. Kirk Belnap. 2006. “The teaching and learning of Arabic in the United States: Realities, needs, and future directions”. Ibidem).

El principal obstáculo que impide a los estudiantes americanos alcanzar su meta de hablar con fluidez árabe y emplearlo en el plano profesional es la escasez de directores de estudios y profesores competentes. Necesitamos más personal docente en EE UU y en el mundo árabe. El rápido aumento de las matriculaciones en todas las categorías de cursos de árabe en EE UU y la proliferación de nuevos planes de estudios creados desde 2001 han superado la capacidad del país para proporcionar oportunidades de aprendizaje. Incluso antes de este drástico aumento, había escasez de profesores bien preparados.

Los talleres de desarrollo profesional patrocinados por el Centro Nacional de Recursos Lingüísticos de Oriente Medio (NMELRC, por sus siglas en inglés), perteneciente a la Universidad de Brigham Young, así como otras instituciones, la mayoría de ellas financiadas por el gobierno federal, han realizado una importante aportación. Años de experiencia dirigiendo esos talleres y observando su funcionamiento demuestran que los siguientes elementos son esenciales para aumentar las probabilidades de que las cosas cambien: los participantes necesitan tener oportunidades de observar el aprendizaje y la enseñanza en acción y necesitan que los guíe un profesor-tutor que evalúe críticamente lo que han visto; a continuación, los profesores en formación necesitan preparar y dar mini-lecciones, supervisados por un profesor- tutor; la tutoría postaller contribuye a garantizar que las lecciones aprendidas en el taller se asimilan realmente.

La tecnología es vital para facilitar este último paso. Siguiendo el consejo de Ben Rifkin, un miembro de nuestra junta asesora, tenemos intención de pedir a los profesores en formación que permitan que se les grabe, que seleccionen los mejores 10 minutos, y que cuelguen y compartan la grabación con el tutor y los demás aprendices. Se animará a todos a comentar el vídeo y a seleccionar lo que fue bien, y al tutor a hacer, con mucho tacto, comentarios en privado a los profesores en formación. Para incrementar la camaradería que se desarrolla en estos grupos de aprendizaje, los formadores y tutores animan a los participantes a compartir regularmente sus ideas para la enseñanza, planes de estudio y materiales.

Ver es creer

Una de las principales ventajas de este método es que los profesores con menos experiencia ven por sí mismos lo que los alumnos son capaces de conseguir cuando se les reta e incentiva como es debido. El árabe tiene fama tanto entre los árabes como entre los americanos de ser un idioma difícil. Una experiencia dilatada nos enseña que esta idea se traduce habitualmente en una profecía que acaba cumpliéndose. Una de las revelaciones importantes de los últimos siete años organizando talleres es que muchos profesores de árabe nunca han visto a un grupo de estudiantes que haya conseguido aprender bien el idioma.

Comprobar que los alumnos americanos pueden aprender bien árabe es un paso esencial en el proceso de convertirles en buenos profesores. Las respuestas de los estudiantes entrevistados indican que más de la mitad de todos los alumnos de árabe piensa que este es un idioma difícil. Afortunadamente, la mayoría (82%) cree que puede aprenderlo bien y que su profesor cree que pueden aprenderlo bien (76%). Una comparación de los resultados en estos dos campos revelaba una correlación negativa (p= ,01) entre la actitud de los alumnos respecto a la dificultad de aprender árabe y la percepción de los alumnos de que su profesor cree que pueden aprender bien el árabe.

En otras palabras, cuanto más claro deja un profesor a sus alumnos que cree que son capaces de aprender árabe, menos probabilidades tienen los estudiantes de creer que el árabe es difícil.

Herramientas de formación en Internet

No todos los profesores tienen la posibilidad de asistir a un taller de formación. Una excelente manera de cambiar las cosas es exponer a profesores y alumnos a buenos ejemplos, que vean a profesores- tutores y a alumnos en acción. El NMELRC ha reunido una importante colección de grabaciones en vídeo y está recopilando una serie de materiales en Internet para que todos puedan utilizarlos.

La Fase 2 de este proyecto consistirá en ampliar la videoteca y colgar en Internet más ejemplos de planes de estudio y lecciones. Estas ayudas serán de gran valor para el novato que con demasiada frecuencia se ve obligado a empezar a trabajar sin haber tenido una formación adecuada. Estos materiales también serán de utilidad para los profesores con experiencia que desean mejorar su manera de enseñar y experimentar con nuevas técnicas y métodos. El poner esos materiales a disposición de alumnos y administradores también sirve para elevar el rasero para los profesores, animándoles a trabajar en aulas altamente interactivas centradas en el uso del árabe.

Estudios de primera calidad en el extranjero y cursos intensivos de verano

El aumento de las matriculaciones en árabe ha tenido como consecuencia que un mayor número de estudiantes viajan al mundo árabe para estudiar, elevando así el número de planes de estudios y contribuyendo a la creación de muchos cursos nuevos. Ningún otro campo del estudio suscitó una respuesta positiva más fuerte que la afirmación: “Estoy aprendiendo árabe para poder viajar al mundo árabe”.

Los estudiantes americanos quieren estudiar en el extranjero y se están marchando a otros países. Esta tendencia se ha mantenido a pesar de la reciente crisis económica. Por ejemplo, 235 americanos estudiaron en Marruecos en el año académico 2000/2001, mientras que en 2008/2009 lo hicieron 865 (Open Doors). Lograr un buen dominio del árabe requiere mucho tiempo, entre seis a ocho trimestres más de lo que suele ofrecer la típica universidad americana. Los estudios de primera calidad en el extranjero y las oportunidades para asistir a cursos intensivos de verano son esenciales para que los estudiantes adquieran un nivel de fluidez más alto. Los estudios en el país también son esenciales para desarrollar aptitudes culturales y sociolingüísticas.

La experiencia demuestra que los profesores con buen nivel de formación como los que se han descrito anteriormente y una estrecha coordinación entre el mundo árabe y los planes de estudios americanos pueden suponer una diferencia importante a la hora de ayudar a los estudiantes a alcanzar rápidamente niveles más altos de fluidez. Los proyectos de cooperación dedicados a traer a profesores jóvenes y prometedores para que observen y enseñen en las instituciones de EE UU que ofrecen buenos cursos de árabe están contribuyendo a que haya planes de estudios en el mundo árabe que son mucho más eficaces a la hora de tratar con estudiantes americanos. También en este aspecto la financiación del gobierno federal ha sido importante.

Autenticidad sociolingüística

La preocupación por la autenticidad sociolingüística, por tratar de enseñar desde el principio a los alumnos a ser capaces de entender el árabe tal y como se usa en la calle es cada vez mayor. En mi universidad hemos empleado un método integrado desde principios de la década de los noventa. Los estudiantes aprenden la escritura árabe con los deberes que se llevan a casa, pero el profesor emplea las tres primeras semanas de clase casi exclusivamente a sumergir a los alumnos en el árabe egipcio, lo cual ha tenido como consecuencia que adquieran rápidamente la capacidad para mantener una conversación básica. Como es lógico, esto les resulta muy estimulante.

Otras universidades americanas han tenido experiencias similares (Universidad de Cornell en Younes, 2006). La Universidad de Amsterdam y, más recientemente, la Universidad de Oxford han adoptado un planteamiento similar. Y para muestra, un botón. Si alguien que se toma tan en serio la enseñanza del árabe como el profesor Manfred Woidich cree que los resultados que ha obtenido con un método integrado son preferibles a los que obtenía antes, deberíamos prestar atención. Naturalmente, lo que se necesita son unos buenos estudios. Los únicos datos comparativos que conozco proceden de un estudio que Michelline Chalhoub-Deville y yo realizamos en 1995, pero que nunca llegamos a publicar.

Uno de los resultados que más nos sorprendió fue que los alumnos que estudiaban al mismo tiempo árabe hablado y árabe estándar moderno (AEM), obtenían mejores resultados que los que solo estudiaban AEM en la prueba de comprensión de lectora de AEM (y la diferencia es significativa desde el punto de vista estadístico), así como en la del idioma hablado (que no lo era tanto). Yo sería el último en afirmar que esto es una prueba clara de que un método integrado siempre producirá estos mismos resultados, porque intervienen demasiados factores. Pero estos resultados sí tienen un significado. En mi opinión, indican que una exposición temprana al árabe hablado no es un impedimento.

Y años de experiencia lo demuestran. Algunos de los mejores alumnos que se han licenciado no conservan ninguna cicatriz permanente de su introducción poco ortodoxa al árabe. Pero tengo que reconocer que hay una gran cantidad de “interferencia dialectal” en el AEM de nuestros alumnos de primer y segundo año. A algunos les parece que esto es inaceptable. Nosotros consideramos que es un precio bajo que hay que pagar por los resultados que obtenemos. De hecho, tal vez debiéramos replantearnos esta “interferencia”. Desde un punto de vista preceptivista es una interferencia negativa. Sin embargo, nuestra experiencia y el estudio demuestran que una exposición dialéctica significativa facilita de hecho la comprensión del AEM por parte del alumno (subrayando, en mi opinión, la unidad del árabe como un único idioma, es decir, la estrecha relación entre el árabe escrito y el hablado).

Es posible que queramos reconsiderar nuestros deseos de conseguir un AEM sin fallos (al menos durante los primeros años de instrucción), teniendo en cuenta que muy pocos nativos son capaces de conseguirlo y que nuestros alumnos tienen muchas más probabilidades de necesitar solo comptencia para entender el AEM y competencia para conversaciones informales (básicamente, las aptitudes de un hablante nativo con un nivel de formación medio). El árabe hablado es la variedad con la que se suelen encontrar nuestros estudiantes. Es el lenguaje que se ve cada vez más en los anuncios de las vallas y en los autobuses. Es el lenguaje de los chats en Internet y el que se usa habitualmente en muchas tertulias de televisión. Ahora más que nunca, los estudiantes necesitan aprender el árabe que se usa en la práctica.

Llevar el árabe a la gente

El número de institutos públicos que ofrecen árabe también ha aumentado drásticamente en la última década, pero el árabe se sigue ofreciendo en mucho menos del 1% de los institutos americanos. Sin embargo, hemos encontrado algunas formas eficaces de ayudar a alumnos muy motivados a estudiarlo, independientemente de dónde vivan. Veámos la experiencia de un alumno: en 2007 Isaac se matriculó en nuestro primer campamento de verano de árabe intensivo para estudiantes de secundaria.

Prosiguió sus estudios durante el año académico con Árabe sin muros, un programa híbrido de aprendizaje a distancia que desarrollamos en colaboración con la Universidad de California. Durante el verano de 2008, estudió en El Cairo con una beca para jóvenes. Gracias al trabajo duro y a unos buenos tutores y maestros, mejoró considerablemente y obtuvo una beca para estudiar en Jordania durante el verano de 2009 (el primer estudiante de secundaria que fue admitido en nuestro programa intensivo). Obtuvo buenas notas y empezó la carrera de estudios sobre Oriente Próximo con un nivel de fluidez que otros muchos que hacen esa carrera aspiran a tener cuando están a punto de licenciarse.

Obtuvo un certificado de alto dominio del idioma y respondió correctamente a todas las preguntas de nivel avanzado en la prueba de lectura del NMELRC (solo tres de los 41 estudiantes con los que estudió la hicieron bien). Puede que el visionario catedrático de Harvard, Clayton Christensen, y sus coautores tuvieran razón. El uso inteligente de la tecnología que permite a los individuos estudiar lo que quieren de la forma que mejor se adapta a su estilo de aprendizaje, tiene muchas posibilidades de reinventar la educación. Ilustran sus ideas con esta hipótesis: María, una alumna de secundaria, está decidida a estudiar árabe. Termina recurriendo a la enseñanza a distancia para conseguir su objetivo.

El método descrito incluye lecciones a medida en Internet, un tutor, y videoconferencias regulares con un estudiante del mundo árabe (intercambio de prácticas en inglés y en árabe).