Mujeres libias empresarias: caminos abrasadores hacia el empoderamiento económico

Hala Bugaighis

Cofundadora de Jusoor Center for Studies and Development

Tras el derrocamiento de Muamar Gadafi en Libia en 2011, y a pesar de los deseos mayoritarios de la población, no se han realizado reformas y avances profundos en las políticas empresariales y de empleo capaces de activar la economía y la riqueza social del país, a pesar de ciertas iniciativas del Programa de Pequeñas y Medianas Empresas y del creciente interés de los ciudadanos por la emprendeduría. Las mujeres son quienes más han sufrido las consecuencias de la inestabilidad económica en estos años, pero, aunque no hay datos fiables de su participación en proyectos empresariales, y aunque se enfrentan a una incertidumbre sostenida y a numerosos obstáculos de financiación y trámites administrativos, lo cierto es que muchas mujeres libias han emprendido su propio negocio. Es urgente cambiar la situación en el país para que las mujeres obtengan más apoyo en sus proyectos y contribuyan con todo su potencial al desarrollo económico del país.


Las mujeres libias alcanzan prácticamente la mitad de la población, tienen mayores índices de educación que los hombres y, por ello, son el grupo más innovador, el más apto para contribuir al florecimiento de la economía y para abrir camino en el proceso de desarrollo del país. Todos estos factores conforman un verdadero potencial para las mujeres que, hasta ahora, permanece sin explotar.

El auge del desempleo y un enorme anhelo por conseguir un Estado del bienestar fueron, entre otros, los factores que llevaron al derrocamiento de Muammar Gaddafi en 2011. Sin embargo, no ha habido reformas muy profundas en el mundo empresarial ni en las políticas de empleo durante las diversas fases de la transición política que siguió a la caída del régimen.

En los años siguientes al levantamiento de 2011, el país fue testigo de una popularización de la cultura del emprendimiento, y así, numerosos pequeños proyectos empezaron a proveer servicios diversos. Sin embargo, pese al creciente interés en activar el sector privado y la emprendeduría, Libia aún se sitúa en el puesto número 186 de una lista de 190 países que el Banco Mundial categorizó en el Informe Doing Business sobre economía mundial.

El gobierno ha reconocido la importancia de las iniciativas empresariales desde 2005, y ha habido algunos esfuerzos por reformar y abrir la economía libia al resto del mundo. Como resultado de la Estrategia Económica Nacional, se implementó el Programa de Pequeñas y Medianas Empresas en 2007, destinado a formar a cientos de libios que querían lanzar su negocio. Sin embargo, los métodos empleados para solicitar la entrada en el programa no fueron transparentes. La mayoría de los solicitantes no eran empresarios, sino desempleados en busca de trabajo o bien estudiantes recién graduados en busca de ayudas económicas. En 2012, el programa pasó a depender del Ministerio de Economía e Inversiones, y pasó a llamarse Lybian Enterprise. Se construyeron cuatro grandes centros de negocio y tres nidos de empresas en todo el país, uno de ellos dedicado a las empresas emergentes (startups) de mujeres.

Los esfuerzos por emprender una reforma se toparon con diversos obstáculos, como la ausencia de enfoques innovadores de trabajo y esquemas financieros más prácticos. En consecuencia, los esfuerzos del gobierno para promocionar las pequeñas y medianas empresas y las empresas emergentes solo lograron sus objetivos a la hora de formar a empresarios y, hasta cierto punto, asesorarles en aspectos técnicos y económicos. Estos esfuerzos no lograron vincular las iniciativas empresariales con las instituciones financieras para poder obtener créditos y ayudas económicas. Cabe mencionar que existe una falta de información y datos sobre la participación de las mujeres en estas iniciativas, sobre todo en lo referente al efecto del actual ecosistema de negocio en el desarrollo de las mujeres emprendedoras libias.

Una década después de la revolución libia, el empoderamiento económico de las mujeres aún es un problema: las condiciones económicas y la inestabilidad política no hacen sino empeorar, y hay una falta de visión a la hora de establecer políticas que puedan mejorar la situación económica. En consecuencia, los índices de desempleo han aumentado y la economía informal ha crecido, y esos dos factores, unidos, han afectado de forma muy negativa a las oportunidades de empleo en el país.

Por tanto, pese al aumento de mujeres empresarias, la participación femenina en el mercado sigue siendo muy baja y no refleja ni los logros académicos de las mujeres, ni el marco legal que las apoya como una fuerza activa en la economía. Este artículo se propone examinar los retos más significativos a los que se enfrentan las mujeres empresarias.

Los retos de las mujeres libias en el mundo empresarial

Este punto engloba los retos a los que se enfrentan las mujeres empresarias libias en los retos generales vinculados a la situación del país, así como retos más específicos que incluyen aspectos financieros, operacionales y culturales.

Retos generales

La falta de seguridad y estabilidad es el reto más urgente para las libanesas, especialmente para aquellas que han sufrido y sufren condiciones de pobreza, desplazamientos o conflictos armados locales y situaciones agitadas, pues la guerra en el territorio libio ha deteriorado gravemente la economía hasta el punto de asfixiarla. De todo ello resulta una falta de liquidez alarmante y un descenso del valor del dinar libio frente al dólar, por no hablar de los problemas de abastecimiento de combustible, agua y apagones eléctricos. Aunque estos problemas afectan a toda la sociedad en su conjunto, el deterioro de dichos servicios crea una serie de cargas adicionales en las mujeres, y supone su inhabilitación a la hora de emprender actividades empresariales para mejorar sus ingresos.

Otro reto al que se enfrenta el ecosistema libio, en general, es la falta de visión económica. Los feroces conflictos que existen en Libia han desviado la atención para tratar de ganar privilegios políticos en lugar de reforzar la situación económica del país. Así, no ha habido intentos reales por diversificar la economía o reformar las actuales políticas económicas para fortalecer la emprendeduría y el sector privado.

Desafíos a los que se enfrentan las empresas lideradas por mujeres Acceso a los servicios financieros

Ya si el negocio está en su fase inicial o bien en una fase de expansión y desarrollo, el acceso a la financiación sigue siendo el principal desafío al que se enfrentan los emprendedores libios y, sobre todo, las mujeres, pues estas deben superar más barreras.

En las zonas rurales, las mujeres suelen hallar muchas dificultades a la hora de abrir una cuenta bancaria y obtener préstamos y financiación de los bancos, pues estos exigen cuantiosas garantías y avales para conceder los préstamos, incluido el registro legal y las propiedades registradas oficialmente a nombre del prestatario, lo cual no está al alcance de una gran mayoría de las mujeres libias, que solo poseen el 12% de las tierras libias, según los índices de género de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Las instituciones financieras libias siguen sin poder atender las necesidades de las pequeñas y medianas empresas. Se han lanzado algunos servicios nuevos de microfinanciación en el país, pero es difícil evaluar su utilidad debido a la falta de datos al respecto. De todos modos, lo más probable es que las dificultades mencionadas anteriormente aún afecten, en gran medida, a los proyectos liderados por mujeres.

Retos operacionales

Una de las mayores constricciones operativas viene del entorno legal. Puesto que las mujeres empresarias se enfrentan a desafíos legales que limitan sus actividades comerciales, el registro legal de estas es largo y costoso en comparación con el tamaño y los ingresos de las microempresas de las mujeres. Los altos impuestos gubernamentales y los requisitos para presentar documentos de alquileres comerciales y para encontrar socios crean aún más obstáculos para las empresas lideradas por mujeres, que prefieren operar de manera informal para así evitar todas esas complicaciones.

Las mujeres, asimismo, deben enfrentarse a una serie de brechas de conocimiento que dificultan la gestión y la expansión de sus negocios; ello es debido a los vacíos existentes en el sistema educacional y sus planes de estudio, que adolecen de grandes carencias en el enfoque de la gestión empresarial y de proyectos. Los métodos más modernos, basados en el pensamiento crítico y el análisis estratégico, no se aplican a la docencia. Además, la mayoría de las intervenciones en torno al desarrollo en los últimos años se han centrado únicamente en promover y difundir el concepto de la emprendeduría, sin considerar la construcción de capacidades y la formación práctica en marketing, ventas, finanzas, etc.

Retos culturales

Muchas limitaciones culturales obstaculizan la participación de las mujeres en la vida pública y las actividades económicas. Para empezar, las mujeres de Libia, como las de muchos otros países, tienen una sobrecarga de responsabilidades domésticas. La terrible situación de inseguridad que vive el país limita los movimientos de las mujeres y obliga a muchas de ellas a trabajar desde casa. Estas constricciones socio culturales también limitan las actividades económicas de las mujeres, que prefieren orientar sus negocios a las actividades tradicionales, lo cual incluye restauración, industria textil o educación, donde la interacción con los hombres es bastante restringida.

A la luz de lo que hemos venido exponiendo, queda claro que, pese al creciente reconocimiento de la importancia del espíritu empresarial y de las pequeñas y medianas empresas en Libia, el papel de la mujer se ha visto descuidado en gran medida por la sociedad, en general, y por los responsables políticos, en particular.

Muchas mujeres en Libia han iniciado y gestionado sus negocios en los últimos años, lo cual no ha sido una tarea nada fácil. Así, han tenido que enfrentarse a numerosas dificultades y superar muchas barreras para poder salir adelante en sus negocios, incluida la carga de demostrar su credibilidad y lidiar con el escepticismo y la discriminación de la sociedad, así como con otras limitaciones sociales.

Las mujeres libias se encuentran tremendamente afectadas por unas políticas comerciales y económicas muy inadecuadas, ya que la mayoría de las empresas de mujeres contribuyeron, en efecto, a reducir la pobreza y fomentar el desarrollo económico local en medio del actual conflicto. Además, muchos negocios de mujeres tienen el potencial de crear puestos de trabajo directos e indirectos, así como apoyar cadenas de suministro de otras empresas.

En conclusión, las empresas de mujeres seguirán teniendo menos posibilidades de crecer y expandir sus actividades en tanto en cuanto los responsables políticos sigan sin tener en cuenta los diversos retos a los que deben enfrentarse las mujeres y, lo más importante, sigan sin comprender su potencial para contribuir al desarrollo económico del país.