La Revolución Siria es un ejemplo más de como la imagen de la mujer no corresponde a su papel real. Centrados exclusivamente en la degeneración armada del conflicto, los medios internacionales pintan un escenario “masculino” sin considerar que las sirias, no solo han sido las anticipatorias de las manifestaciones de protesta, sino que participan también en el conflicto armado que está destruyendo un pueblo, sin distinción de género o de edad.
Al hacer una búsqueda de los términos “Syrian women” en Google nos encontramos con que los primeros resultados remiten a una noticia que se extendió como la pólvora durante los primeros días de enero: unas supuestas declaraciones de un líder religioso saudí que animaba a los combatientes contra el régimen de Bachar El Asad a violar a cualquier mujer mayor de 14 años con la que se topasen. La noticia, que resultó ser falsa, es un buen ejemplo de la instrumentalización de la mujer en la propaganda de los conflictos. El rastro que deja en los buscadores de Internet contrasta con el escaso eco mediático que recibe la propia representación de las mujeres en su contexto, donde juegan un papel fundamental.
Al continuar la búsqueda de noticias relacionadas con mujeres sirias en inglés o en castellano, nos encontramos que los contenidos se centran casi exclusivamente en la explotación y tráfico de mujeres o en cuestiones relativas al hiyab, artículos y comentarios firmados por periodistas extranjeros. Hay que buscar mucho para encontrar una voz femenina siria, como la de la escritora Rime Allaf, que, mientras la atención internacional se centraba en el último discurso del todavía presidente sirio[1], escribía un artículo titulado “Mujeres sirias, la espina dorsal de la revolución”:
En enero de 2012, mientras el Presidente Bashar al Assad se dirigía a sus seguidores en Damasco, las autoridades sirias entregaban el pequeño cuerpo torturado de una niña de cuatro meses a su tío en Homs. Había sido arrestada junto con sus padres días antes y la habían sometido a tortura para aterrorizarlos. [2]
Explica Allaf que en la represión de cualquier forma de oposición, el régimen no ha hecho distinción entre hombres y mujeres, ni entre adultos y niños. “Ha habido igualdad en la opresión y en el sufrimiento, pero también en las protestas, aunque su visibilidad y forma haya variado”.
Esta realidad contrasta con el escepticismo que ha acompañado a la cobertura internacional de la revolución siria y de su evolución hacia una rebelión armada, una cobertura marcada por los distintos intereses geoestratégicos que ha contribuido a deslegitimar las reivindicaciones populares contra una dictadura de 40 años. En ese escepticismo se encuadra la idea de que las mujeres han estado ausentes de la revolución, cuando en realidad han sido clave desde sus inicios.
En marzo de 2011, 14 niños fueron detenidos y torturados en Daraa por unas pintadas contra el régimen. Con aquella pintada reaccionaban al arresto de su maestra, a la que se habían llevado los servicios de seguridad al correrse la voz de que había expresado en clase el deseo de que el levantamiento popular de Túnez llegase a Siria. La detención de la maestra y de sus alumnos en Daraa fue el desencadenante de las movilizaciones que sacudieron desde entonces el país
Un grupo de mujeres organizó poco después una protesta silenciosa en Damasco para pedir el cese de la represión y la liberación de todos los presos políticos. Fueron golpeadas y arrestadas por las fuerzas del régimen. Entre ellas se encontraba Fadwa Suleiman, una de las actrices más reconocidas del país, que se unió a la revolución y rompió con su familia, de confesión alawita y vinculada al régimen. Sus imágenes en las manifestaciones de Homs durante el sitio de la ciudad, mientras se encontraba en busca y captura por su activismo, dieron la vuelta al mundo y fueron esenciales durante los primeros meses de las protestas.
Si miramos más allá de marzo de 2011, podemos encontrar otro de los gérmenes del levantamiento sirio en otra mujer: la joven bloguera Tal Al Mallohi, conocida como “la presa de conciencia más joven del mundo”. Mallohi, siria de origen palestino, escribía poemas en su blog, la mayoría centrados en la nostalgia de ser refugiada y los sentimientos que le despertaba su identidad. Alguno de sus poemas debió molestar al régimen y la joven de 17 años desapareció en diciembre de 2009, acusada de trabajar como espía para Estados Unidos. Sus padres no han sabido nada de ella desde entonces. La indignación ante esta desaparición contribuyó a visibilizar la ausencia de la libertad de expresión en Siria y se sumó al caldo de cultivo que provocó el estallido popular un año después. Las peticiones por la liberación de Mallohi se han sucedido a lo largo de estos dos años, con campañas como “Liberemos a Tal Mallohi antes del 27 de diciembre”[3] en redes sociales, y la bloguera se ha convertido en un símbolo de la represión en el país.
La participación de las mujeres abarca todos los ámbitos, pero ha sido especialmente intensa en el del activismo socio-político, con referentes como Suheir Atassi, una de las líderes de la oposición secular siria, y Razan Zaytouna, figura clave de los Comités de Coordinación Locales. Zaytouna, que vive en la clandestinidad dentro de Siria, desempeña entre otras tareas la del recuento y certificación de las víctimas de la represión siria. Con textos como “Los expertos en certificar la muerte no lloramos”[4], transmite tanto el drama de las víctimas de las balas como de quienes se ven en la obligación de verlo y documentarlo:
Los detalles de la muerte son interminables, están en miles de vídeos grabados. Los expertos en certificar muertes como nosotros no lloran, les basta con ser testigos con bocas vacías y ceños fruncidos. En momentos concretos, escuchan una voz que aúlla en su interior y no dejan de preguntarse si ellos, los que certifican la muerte a través de las pantallas de sus aparatos o los que lo hacen usando sus dedos y manos, volverán un día a ser seres “naturales” o si la muerte los habrá dejado en una especie de limbo para siempre.
Las mujeres han sido también clave en el discurso de la no violencia y el movimiento de desobediencia civil sirio. Destaca entre las últimas campañas la de las “Novias de la Paz”, protagonizada por cuatro jóvenes que se fotografiaron en el zoco Hamidia de Damasco vestidas de novia y con un cartel pidiendo el fin de la represión en Siria. Las activistas fueron arrestadas inmediatamente. Rima Dali, una de las promotoras de la iniciativa, ya había sido detenida anteriormente por la campaña “Detened los asesinatos: queremos construir una Siria para todos los siria[5].
A medida que la represión ha ido en aumento, mujeres de todo el país se han ido sumando también a las filas del Ejército Sirio Libre, aunque su presencia es minoritaria en la lucha armada. Mujeres como la que entrevistó el activista Rami Jarrah (conocido como Alexander Page) en Idlib. “Cuando le pregunté si tenía miedo de luchar”, cuenta Jarrah, “mencionó que había perdido a su hijo y sonrió, dejando claro que ya nada podía asustarla”. [6]
También ha habido voces de protesta ante los intentos de apartar a las mujeres de los peligros de las manifestaciones. “¡Mi vida no es más valiosa que la tuya!”, le gritó Yafra, activista damasquina, a los compañeros que intentaban protegerla de las balas en una manifestación en el barrio del Baramke. En una entrevista al diario Al Hayat Yafra añade (pueden leerse los testimonios en español en el blog Traducciones de la Revolución:
Muchos jóvenes me impiden estar en algunos sitios o hacer algunas cosas porque soy una chica. Me dicen: No vayas con nosotros a la manifestación de Zabadani porque la situación es peligrosa, no entres en el contrabando de bolsas de sangre porque es un riesgo. ¡Como si fuéramos a las manifestaciones a divertirnos! Y a menudo llaman a ‘las libres’ a echarse a un lado en las procesiones de los funerales y en las grandes manifestaciones.[7]
Los ejemplos son incontables y la participación de las mujeres transversal a la lucha que se libra en Siria contra la dictadura. Conocer a las mujeres sirias y su implicación por una sociedad mejor para su país pasa por escuchar sus voces, cada vez más accesibles a través de los distintos canales y plataformas de Internet, donde no están todas pero sí muchas. A través de estos canales ellas se cuentan a sí mismas mientras narran momentos cruciales para su país. Voces como la de la activista Dahia, de Damasco:
No tengo miedo de que me detengan o me golpeen con las porras o con las manos, ni siquiera si lo hacen con descargas eléctricas. Ya lo he probado todo, pero tengo mucho miedo de ser violada. Aún así, el riesgo merece la pena, mi voz ahora garantiza mi lugar en la Siria del futuro.
Notas
[1] http://www.rte.ie/news/2013/0107/un-syria-assad.html
[2] http://www.rimeallaf.com/articles/article.php?d=12&m=01&y=2012
[3] https://www.facebook.com/events/539688879391988/
[4] http://traduccionsiria.blogspot.com.es/2012/04/los-expertos-en-certificar-la-muerte.html
[5] http://es.globalvoicesonline.org/2012/04/09/siria-detienen-en-damasco-a-la-activista-rima-dali-por-pedir-el-fin-de-la-matanza/
[6] https://fbcdn-sphotos-e-a.akamaihd.net/hphotos-ak-prn1/523338_10151234258352873_643054744_n.jpg , fuente: Rami Jarrah en Facebook
[7] http://traduccionsiria.blogspot.com.es/2012/03/activistas-sirias-se-rebelan-contra-la.html