Las mujeres quieren poder para decidir

Nathalie Pilhes

Vicepresidenta de la Fundación de Mujeres del Euromediterráneo

Para acelerar el ritmo hacia la igualdad entre hombres y mujeres, actualmente demasiado lento, es necesario promover el acceso de las mujeres a los puestos de responsabilidad en todos los sectores públicos y de la gobernanza política, económica, cultural y social. En esta línea, la Fundación de Mujeres del Euromediterráneo trabaja en la puesta en marcha de iniciativas locales que puedan llevar a cabo esa movilización para que las mujeres participen en la toma de decisiones públicas. Así, en 2014 se creó la Red Euromediterránea de Diversidad y Gobernanza, que trabaja con esos objetivos; y, en 2017, se creó la Asociación Tunecina de Gobernanza e Igualdad de Oportunidades entre las mujeres y los hombres en los puestos de toma de decisiones, la primera en la promoción de mujeres funcionarias. Así, vemos que hay dinámicas en marcha que luchan por la igualdad, pero deben contar con el apoyo de las instituciones nacionales y regionales del Mediterráneo.


Como ha reiterado muchas veces el secretario general de la ONU, António Guterres, ningún gran desafío mundial, ya sea político, económico, social, cultural o ecológico, podrá superarse sin la participación efectiva de las mujeres en la toma de decisiones, ya sea en el ámbito económico o en el de las instituciones públicas: «Renunciar a la participación igualitaria de las mujeres y los hombres es renunciar a la inteligencia, la experiencia y los conocimientos de la mitad de la humanidad. Hacer posible esa igualdad es la clave de la estabilidad. Se trata de favorecer la prevención de conflictos y abrir una vía al desarrollo a largo plazo e inclusivo. La igualdad de género es la condición sine qua non para conseguir un mundo mejor».[1]

 Para cambiar la sociedad y el mundo, para cambiar la situación, hay que tener poder para decidir

Las reivindicaciones legítimas de las sociedades civiles aún se topan con fuertes resistencias por parte de las instituciones, los cuerpos constituidos, las sociedades, las empresas y los organismos en general, cuya gobernanza sigue excluyendo masivamente a las mujeres, pese a los notorios avances que se han hecho al respecto. Los derechos de las mujeres en el mundo siguen progresando a un ritmo muy lento, cuando no retroceden. A este paso, tendrán que pasar 257 años para que alcancemos la paridad económica.[2] El camino a la igualdad entre mujeres y hombres aún está plagado de múltiples obstáculos, lo cual viene del hecho de que las mujeres no están lo bastante presentes en los puestos de toma de decisiones. Ahora bien, las competencias de las mujeres están ahí y son innegables; por tanto, su escasa presencia en la gobernanza, tanto pública como privada, es el resultado de unos mecanismos sistemáticos de exclusión.

Para acelerar el ritmo de la asimilación de la igualdad por parte de la sociedad, con vistas a construir un mundo más sostenible y pacífico, es necesario promover y facilitar el acceso de las mujeres a los puestos de responsabilidad en todos los sectores de la acción pública y la gobernanza política, económica, cultural y social. No se trata de un proceso categórico o esencialista, sino que va más allá de la simple igualdad profesional y de una voluntad de mejorar la calidad de la decisión pública y la eficacia de nuestras empresas en beneficio de todos. Se trata de hacer de la igualdad entre mujeres y hombres uno de los anclajes de la sociedad que queremos a partir de ahora para nosotros, nuestros hijos y las generaciones futuras. Se trata de tener en cuenta los principios universales de igualdad y justicia, y constatar que una sociedad no puede estar en paz consigo misma y con el resto, ni ser próspera y sostenible, sin que las mujeres y los hombres participen por igual en su construcción.

Si no modifica su gobernanza, tanto pública como privada, el mundo está condenado. Ya es hora de cambiar de velocidad y poner la directa, pues la urgencia es tanto más aguda cuanto que nuestro mundo se encuentra en completa transformación, con la irrupción que han hecho, en los últimos años, la inteligencia artificial, el cambio climático, los retos energéticos, las crisis sanitarias y políticas y la fragilidad de la paz. Dirigiéndose de nuevo al mundo entero, el secretario general de la ONU nos recuerda que «la igualdad de género es una cuestión de poder, un poder celosamente guardado por los hombres desde hace milenios. Nos enfrentamos a un abuso de poder que provoca graves perjuicios en nuestras comunidades, nuestras economías, nuestro entorno, nuestras relaciones y nuestra salud. Debemos, con toda urgencia, transformar y redistribuir el poder si queremos preservar el futuro y el planeta».[3]

La crisis del Covid-19 y la guerra en el corazón de Europa hacen que la plena participación de las mujeres en los procesos de toma de decisiones y en la construcción del mundo del siglo xxi sea aún más urgente. Esta es la razón por la cual es muy importante que la sociedad civil, las asociaciones feministas y las redes profesionales femeninas se movilicen, se organicen y trabajen juntas para llevar a cabo, bien alto y fuerte, las expectativas de la mitad de la humanidad, la mitad de la población mediterránea.

La Fundación de Mujeres del Euromediterráneo —plataforma de la sociedad civil que agrupa a cientos de asociaciones feministas— es una herramienta que permite poner en marcha proyectos concretos para avanzar más rápidamente, dar voz a esas entidades y darlas a conocer en el ámbito mediterráneo. Gracias al establecimiento de sus polos locales, sobre todo, esa movilización puede llevar a obtener resultados concretos y efectivos.

En este marco se inscribe la creación, en 2014, de Red Euromediterránea de Diversidad y Gobernanza, que trabaja para repartir la toma de decisiones públicas entre mujeres y hombres. Este trabajo de campo llevó a la creación, en 2017, de la Asociación Tunecina de Gobernanza e Igualdad de Oportunidades (ATGEC). Se trata de la primera asociación jurídicamente constituida en el Magreb y el mundo árabe para la promoción de las mujeres funcionarias en los puestos de responsabilidad. En 2022, esta asociación se unió a la Gender and Governance Action Platform (2GAP), un colectivo mundial que agrupa redes profesionales femeninas del sector público y privado cuya sección mediterránea nació en 2021. El lanzamiento de 2GAP en Túnez tuvo lugar en 2022. Vemos, pues, que la dinámica ya está en marcha. La Fundación de Mujeres del Euromediterráneo podrá poner su experiencia y su red de actores al servicio de la difusión de buenas prácticas en torno al acceso de las mujeres a los puestos de toma de decisiones, sobre todo en el Mediterráneo.

En paralelo a esta organización de la sociedad civil, podemos observar, desde no hace mucho, señales que alientan a la participación de las mujeres en los puestos de responsabilidad: hay primeras ministras en Francia, Élisabeth Borne, y en Túnez, Najla Bouden. La directiva Women on boards, recientemente adoptada por el Consejo de Europa, es un avance fundamental para la orilla norte del Mediterráneo.

Así, podemos afirmar que hay muy buenas dinámicas actualmente en la región, pero siguen siendo frágiles y necesitan un mayor apoyo de las instituciones públicas nacionales y regionales del Mediterráneo.  

Notas

[1] Discurso de António Guterres, secretario general de la ONU, sobre las mujeres y el poder en la New School de Nueva York, el 27 de febrero de 2020.
[2] Global Gender Gap Report 2020, Forum Económico Mundial.
[3] Discurso de António Guterres, secretario general de la ONU, ibid.