La pandemia del Covid-19 ha agudizado las desigualdades sociales que ya existían anteriormente, incluidas, claro está, las de género. Las mujeres, especialmente las más vulnerables (migrantes, con pocos recursos o con problemas de salud mental) han sufrido severamente las consecuencias de la pandemia. En este contexto, es importante que las agendas internacionales, como la Agenda 2030 y el quinto de sus Objetivos de Desarrollo Sostenible, dedicado específicamente a las desigualdades de género, puedan servir como marcos de acción para impulsar respuestas efectivas a la crisis. Asimismo, las organizaciones de la sociedad civil se han erigido en actores líderes a la hora de combatir la violencia de género, que se ha disparado desde los inicios de la pandemia. Así, el Instituto Europeo del Mediterráneo y la Fundación de Mujeres del Euromediterráneo, a través de su plataforma digital y de varios proyectos sobre el terreno junto a asociaciones locales de los países del sur, trabaja para atajar la violencia de género desde un enfoque transversal y multidisciplinario específico.
Como cualquier otra comunidad, ciudad o país del mundo, la región euromediterránea ha acusado profundamente los efectos de la pandemia de Covid-19. El presente de la región, ahora mismo, está determinado por las consecuencias, en todos los ámbitos, de una pandemia que no es indiferente al género, una pandemia que seguirá desempeñando una función muy importante en las vidas cotidianas de los habitantes del espacio mediterráneo y tendrá, asimismo, un marcado impacto en el diseño y la puesta en marcha de las políticas estatales.
Como en cualquier otra situación de crisis, las sociedades euromediterráneas han empezado a ver la pandemia como una ventana abierta, una posibilidad de reconsiderar su condición y esencia. En este ejercicio de introspección, han aflorado toda clase de desigualdades, incluidas las de género. Coincidiendo con el auge del feminismo que la región está experimentando, durante la pandemia, las y los activistas, los movimientos de la sociedad civil, los centros de investigación y las instituciones públicas han ido presentando una serie de publicaciones que ahondan en los impactos de la crisis desde una perspectiva de género. Estas publicaciones no solo consideran las complejidades del ámbito socioeconómico, sino también, y de manera esencial, el auge de los diversos tipos de violencia de género (incluida la ciberviolencia) relacionada con la pandemia y el confinamiento que esta ha desencadenado.
Desde los comienzos pandémicos, las disparidades de género se han ampliado y afectan especialmente a los roles de género, ya que las mujeres han sido las responsables de los trabajos de cuidado en mucha mayor medida que los hombres. Las mujeres han estado, casi siempre, en primera línea de la lucha contra la pandemia, y su presencia ha sido mayor en los sectores más expuestos al virus. Además, estas mujeres en situación de vulnerabilidad (migrantes, mujeres con diversidad funcional o con trastornos de salud mental) han visto cómo sus condiciones de vida, ya de por sí complejas, empeoraban aún más. Las agendas internacionales, como la Agenda 2030 y el quinto de sus Objetivos de Desarrollo Sostenible, son marcos de acción común decisivos para establecer las condiciones que puedan responder a las situaciones de emergencia, como la desencadenada por el Covid-19. A este respecto, la resolución 1325 de Naciones Unidas sobre Mujeres, Paz y Seguridad fue, y sigue siendo, un hito decisivo a la hora de destacar la voluntad colectiva de transformar nuestras sociedades, poniendo el foco en las disparidades de género que las atraviesan.
Sin embargo, de la misma forma que las iniciativas internacionales orientadas a las políticas de género son fundamentales —como la CEDAW, la Convención de Estambul o la Coalición de género del G7—, la pandemia también ha demostrado la importancia y la fuerza de los movimientos desde las bases. Las organizaciones de la sociedad civil han tomado la iniciativa, en este sentido, a la hora de brindar respuestas inmediatas a los problemas generados por la pandemia, y se han convertido en actores fundamentales allí donde las respuestas de los estados eran escasas e insuficientes. En un momento en que abordar la recesión económica producida por la pandemia se convirtió en una prioridad, las organizaciones de la sociedad civil feministas lograron implementar estrategias centradas en la lucha contra la violencia de género.
Instrumentos y objetivos para superar los desafíos
Desde su fundación, el Instituto Europeo del Mediterráneo (IEMed) ha orientado su enfoque de género a partir de dos pilares básicos: en primer lugar, la contribución al establecimiento de alianzas transmediterráneas y, en segundo lugar, el apoyo a iniciativas locales que tienen otra clase de efectos en la región. En 2014, el IEMed se convirtió en uno de los miembros fundadores, así como en la sede principal de la Fundación de Mujeres del Euromediterráneo (FFEM), una red de redes que congrega a más de quinientos miembros de treinta y cinco países de la región mediterránea.
La Fundación trabaja para contribuir a la lucha por la igualdad de derechos para todos los habitantes de la región a través de una serie de avances en el ámbito político, económico, civil y social. La erradicación de todas las formas de violencia y discriminación hacia las mujeres y las niñas es uno de los pilares de su trabajo. En esta línea, también se ocupa de la transformación de los imaginarios con prejuicios de género, tan extendidos en toda la sociedad.
Hoy en día, la Fundación trabaja en la consecución de sus objetivos gracias a una plataforma trilingüe (disponible en inglés, árabe y francés) y otras herramientas de comunicación. La plataforma ofrece noticias, anuncios de convocatorias, recursos e información de eventos relacionados con las cuestiones de género en la región euromediterránea; eventos y noticias relacionados con los miembros pertenecientes a la red. La plataforma de la fundación pretende erigirse como punto de encuentro donde compartir las iniciativas para que estas puedan difundirse y tener un mayor eco en la región. El enfoque basado en tejer redes que propone la Fundación viene reforzado por su voluntad de seguir de cerca el trabajo de la Unión por el Mediterráneo (UpM), la cual comprende los veintiocho países miembros de la UE y quince países socios mediterráneos, a través de un enfoque transdisciplinar de acción múltiple.
La plataforma virtual de la FFEM también proporciona acceso a un centro de documentación que reúne publicaciones sobre género y derechos de la mujer en la región euromediterránea (textos legales, artículos, guías educativas, dosieres temáticos, informes políticos, etc.), que incluyen buenas prácticas implantadas en el ámbito local y complementadas con registros y resúmenes. Tanto la Fundación como el IEMed creen firmemente en la importancia de la producción y la circulación del conocimiento, como un medio de transformación social. La plataforma virtual es, por tanto, un espacio que hace de puente entre la brecha existente entre la teoría y la práctica.
Además de difundir el conocimiento generado por otras partes interesadas, el IEMed y la Fundación también han sido actores principales de la producción de publicaciones relevantes sobre cuestiones de género. Entre 2014 y 2018, el IEMed y la FFEM coeditaron numerosos diagnósticos de campo que arrojaron una luz sobre los entresijos del empoderamiento económico y la participación política de las mujeres en la región, o sobre la lucha contra el cambio climático, la violencia de género y los estereotipos de género. Estas publicaciones son el resultado de dos proyectos financiados por la UE y liderados por el IEMed, cuyo objetivo era incidir en el tejido local y transnacional de la región, con una especial atención en la orilla sur. Ambos proyectos se construyeron a partir del enfoque bidireccional mencionado más arriba, es decir, combinando la importancia de la formulación de políticas con el trabajo de campo.
El IEMed trabajó en sintonía con las asociaciones locales de los países donde se situaban los objetivos de trabajo, y la plataforma de la Fundación sirvió como herramienta para crear sinergias y difundir los resultados de los proyectos. El proyecto «CSO WINS – Desarrollo de capacidades en la región sur del Mediterráneo para poner en marcha una política de diálogo y monitorización para las mujeres en la sociedad» tenía como objetivo reforzar la capacidad de las asociaciones de la sociedad civil de los países vecinos del sur para participar en el diálogo político y monitorear los avances del papel de las mujeres en la sociedad euromediterránea en los ámbitos local y nacional. Por su parte, el proyecto «Incrementar la capacidad de los actores que trabajan por la igualdad» trabajaba para apoyar el monitoreo de las políticas públicas sobre mujeres e igualdad de género en ámbitos locales y descentralizados, así como ampliar el acceso y la producción de conocimientos sobre igualdad, mujeres y género a través de un enfoque basado en el trabajo en red entre actores por la igualdad en los ámbitos locales, nacionales y de la región MENA (Oriente Medio y Norte de África) y la UE.
En ambos casos, la violencia de género fue un tema central que se abordó detectando las necesidades de cada uno de los contextos en que se implementaban los proyectos. Así, estos contribuyeron a comprender mejor la violencia de género en Orán y en la región de Marrakech-Safí, analizar la prostitución y el tráfico de mujeres en los suburbios del este de Beirut o arrojar una luz sobre las percepciones de las mujeres y las movilizaciones locales contra la violencia doméstica en Alejandría.
El camino hacia adelante
Analizar las necesidades y preocupaciones de las asociaciones locales, recoger datos dispersos sobre temas de género, establecer dinámicas de trabajo en colaboración para producir acciones orientadas al trazado de políticas y mantener diálogos transregionales también forma parte de la agenda para otro proyecto que el IEMed, junto con la Fundación, empezó a implementar en 2021. Ese mismo enfoque es el que guía las conferencias ministeriales sobre el papel de las mujeres en la sociedad organizadas por la Unión por el Mediterráneo. Estas reuniones, que, hasta ahora, han tenido lugar en 2006 (París), 2009 (Marrakech), 2013, (París) y 2017 (El Cairo), sirven para identificar desafíos comunes a la hora de conseguir un espacio mediterráneo más seguro e igualitario. En este sentido, combatir todas las formas de violencia y discriminación contra las mujeres y las niñas siempre ha sido un objetivo para todos los estados participantes, un objetivo que se alcanzará a través de una serie de medidas que deben abordar los mecanismos de prevención, ofrecer servicios de apoyo a las víctimas, promover la educación que pueda favorecer los cambios en el imaginario patriarcal y reforzar el papel de las asociaciones de la sociedad civil.
Las declaraciones surgidas de estos encuentros dan fe del compromiso de los ministros del espacio euromediterráneo y sientan las bases de una agenda que se implementará en un futuro próximo. De acuerdo con el trabajo de la Women Mediterranean Conference 2020: Accelerating gender equality in the context of the Covid-19 pandemic, organizada por la UfM en colaboración con los socios más relevantes de la región, la Secretaría de la UfM creó un grupo de trabajo ad-hoc con el fin de preparar la Conferencia Ministerial de 2022. El IEMed y la FFEM forman parte de este grupo, que destaca su voluntad de seguir siendo un altavoz de la igualdad de género, reuniendo las voces de las asociaciones de la sociedad civil para que puedan explicar sus necesidades. Solo a través de este enfoque de abajo arriba, que aborda los múltiples y diversos contextos mediterráneos, es posible implementar políticas efectivas que realmente puedan sostener las transformaciones que la región necesita.
Los gobiernos tienen la responsabilidad de atender los problemas de las poblaciones a las que representan, así como las soluciones que puedan surgir en los barrios, las ciudades y las regiones. Por tanto, es fundamental establecer canales de comunicación fluidos y constantes entre los responsables políticos y la sociedad civil. Los participantes en las reuniones ministeriales también destacan la importancia de establecer mecanismos de seguimiento para asegurar que los compromisos asumidos se llevan a cabo y cumplen sus objetivos. La FFEM y el IEMed han contribuido a monitorear estos avances, con dos informes de seguimiento que siguen un enfoque cualitativo. Al profundizar en el análisis de las realidades de ciertos territorios del sur mediterráneo, dichos informes plantean cuestiones, señalan obstáculos y formulan ideas con el fin de ampliar los derechos y las posibilidades de las mujeres y los grupos vulnerables.
El segundo informe, titulado The Expectations of Euro-Mediterranean Women: Civil Society Findings and Ministerial Commitments [Las expectativas euromediterráneas: conclusiones de la sociedad civil y compromisos ministeriales], señala una serie de aspectos a tener en cuenta para asegurar alianzas transmediterráneas sólidas, que pasan por sintonizar las leyes nacionales con las constituciones o rellenar las lagunas legales que, aún hoy, permiten prácticas discriminatorias contra las mujeres y dan fe, claramente, de las barreras políticas, económicas y educacionales que existen, así como del hecho de que la violencia de género está basada en una mentalidad patriarcal que perpetúa la discriminación de las mujeres; además de señalar la necesidad de educar y sensibilizar a los actores involucrados para reducir las enormes carencias que existen en las disposiciones legales destinadas a cambiar las mentalidades, las actitudes y los comportamientos de los responsables destinados a aplicar esas disposiciones, como abogados, policías, empresas, educadores y medios de comunicación.
Así, vale la pena recordar que, pese a los esfuerzos realizados en los últimos años por parte de los estados en términos legales, aún faltan disposiciones, pero también recursos para que las disposiciones iniciadas puedan implantarse de verdad en algunos países euromediterráneos. También es necesario implicar a los gobiernos locales, así como a las asociaciones, en la defensa de los derechos de las mujeres desde el terreno, pues ambos actores conocen muy bien las situaciones concretas, los problemas y las aspiraciones que deben tratarse para lograr sociedades más igualitarias en las dos orillas mediterráneas. Además, como ya se ha señalado más arriba, la sociedad civil produce numerosos datos y estudios que deben considerarse y añadirse al trabajo de las instituciones públicas. La FFEM y el IEMed siguen construyendo en torno a estas experiencias. El análisis de las conclusiones y los datos recogidos y debatidos de una forma participativa permite una mejor aplicación de las políticas adoptadas en las conferencias ministeriales por parte de los socios participantes. Aunque los problemas persisten desde muchas perspectivas, otras muchas prácticas e iniciativas se han beneficiado de la atención, la comprensión y la difusión que han recibido a lo largo y ancho de la región, siempre con vistas a la consecución del cambio de mentalidades que permitirá la plena ejecución de los derechos políticos, económicos y sociales de las mujeres.
El espacio euromediterráneo es muy diverso y cambia muy rápido, pero la violencia de género sigue siendo una continua amenaza en todos sus territorios. Analizar y comprender los diversos orígenes de esta violencia es fundamental, con vistas a erradicar sus múltiples ramificaciones, lo cual supone prestar atención a las especificidades propias de cada contexto para poder, así, enfocar cada acción desde una óptica multifocal. Adoptar un punto de vista basado en la seguridad humana nos ayuda a comprender las violencias de género como una amenaza que, hasta el momento, ha marcado las vidas de muchísimos habitantes de la región, puesto que reconfigura la noción tradicional de seguridad —vinculada con las fuerzas militares— hacia una perspectiva más centrada en el individuo. Así podemos llegar a entender las maneras en que la violencia de género se despliega y entrecruza con otras amenazas en el seno de las complejas realidades mediterráneas. Los marcos legales internacionales, como el de Mujeres, Paz y Seguridad de Naciones Unidas, solo pueden ser efectivos si están realmente basados en análisis sociales profundos, y si tienen en cuenta la resiliencia que, tal y como ha demostrado el escenario de la pandemia, siempre guía a nuestro mundo y nuestra región hacia adelante.