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Diálogos

La educación y el conocimiento como armas

Annemarie Profanter
Profesora titular, facultad de Educación, Universidad Libre de Bolzano
Universidad Princesa Nora Bint Abdul Rahman en Riad, la primera universidad femenina de Arabia Saudí, inaugurada en octubre de 2012.
Linda Davidson / The Washington Post via Getty Images

Las sociedades tribales y nómadas de Oriente Me­dio sufrieron una sacudida radical a raíz del terre­moto económico provocado por el descubrimiento de oro negro en la década de los setenta. Los seis Esta­dos miembros del Consejo de Cooperación del Golfo (Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Catar, Omán y Baréin) se vieron afectados. El resultado fue un cambio en la demanda de mano de obra, el desarro­llo de infraestructuras y la reforma de la educación y la sociedad. Estas transformaciones exigieron un tre­mendo esfuerzo tanto de los gobiernos como del sector privado.

Arabia Saudí es un ejemplo paradigmático de un país con una severa política que impone una ideología de género conservadora basada en una sociedad neo­patriarcal alimentada por un sistema tribal tradicio­nal. En 1970, el reino saudí tenía una de las tasas de alfabetización más bajas de Oriente Medio (15% de los hombres y 2% de las mujeres). Como explica Warnock, tras un cuarto de siglo de esfuerzos dirigidos, logró ele­varla a un nivel competitivo con el resto del mundo. La educación sigue extendiéndose rápidamente en el país y 35 años después de que comenzara la campaña de al­fabetización, las cifras revelan por fin una gran victoria nacional.

En toda la región del CCG, la educación superior si­gue situada en una intersección de factores internacio­nales y locales: se designa a expertos de todo el mundo para que realicen la transición hacia el desarrollo de las sociedades del Golfo y apliquen las mejores prác­ticas así como los resultados de la investigación para transfomar y revolucionar la educación para preparar a sus ciudadanos transmitiéndoles las aptitudes del si­glo XXI y formándolos en unas prácticas innovadoras y emprendedoras. Arar, Sellami y Sawalhi señalan que la innovación y el espíritu empresarial suscitan gran interés como competencias clave para la economía del conocimiento. Aunque en la actualidad los países ára­bes albergan más de 800 universidades, es necesario promover una cultura que fomente la innovación y la creación de conocimiento.

Las cifras reflejan avances significativos desde el pun­to de vista cuantitativo, pero la pregunta es si también ex­presan avances cualitativos en la educación superior.

A partir de mi experiencia personal adquirida a lo largo de más de dos décadas como profesora ayudan­te en las universidades de Dhofar en Omán y Príncipe Mohamad bin Fahd en la provincia oriental de Arabia Saudí, puedo afirmar que los desafíos de las institucio­nes de enseñanza superior del Golfo son la pérdida de competitividad y originalidad, la falta de autonomía y libertad académica, así como de un entorno de apoyo basado en la indagación y la investigación que garantice la excelencia en la enseñanza y la investigación.

En Arabia Saudí, las facultades y las universidades para mujeres, que constituyen una frontera ideológica no autóctona, han sido autorizadas y apoyadas a regaña­dientes por las autoridades gobernantes, y su influencia está empezando a verse en numerosos estratos sociales. Aunque estos centros de enseñanza superior se funda­ron con la idea de respetar los principios musulmanes de separación de espacios geográficos, son permeables, ya que permiten el intercambio de información e ideo­logías mediante las tecnologías digitales.

Sin embargo, hay factores políticos y culturales fun­damentales que actúan como barreras reales y subjeti­vas para el avance en terrenos clave.

La adhesión religiosa al islam es un factor determi­nante no solo para conseguir empleo, sino también para acceder a las instituciones educativas. La contratación de personal y la admisión de estudiantes suelen basarse en los apellidos y la pertenencia tribal. No hay pruebas evidentes ni publicadas de discriminación en función de la comunión con la religión islámica. Pero, por lo visto en mi época de profesora universitaria en el Golfo, es un factor muy importante que rara vez se debate o se admi­te públicamente.

En la misma línea, en los países árabes la educación superior, como en muchos otros sectores, se enfrenta a numerosas desigualdades de género. Por ejemplo, las estudiantes no siempre pueden elegir la carrera que desean cursar porque sus padres no les permiten ma­tricularse en centros mixtos. Arar, Sellami y Sawalhi sostienen que el papel de las mujeres en el mundo árabe es muy diferente, y que la reticencia de estas a participar de manera más decisiva en el mundo empresarial puede verse reforzada por las tradiciones sociales conservado­ras. Un sistema educativo favorable podría actuar como catalizador para fomentar la participación activa de las mujeres en el liderazgo de la educación superior y en ac­tividades empresariales.

Superar los límites políticos y culturales

Los factores decisivos que dificultan el aprendizaje y el rendimiento de las mujeres en la investigación evo­lucionan a diferentes niveles. Con el fin de examinar los cambios ideológicos que se están produciendo en Arabia Saudí bajo una luz más matizada, analizaremos más en detalle la creación de espacios de género y sus límites flexibles, representados por la participación de las mujeres en las facultades y las universidades online y de alta tecnología.

Emiratos Árabes Unidos: profesorado en departamentos STEM y no STEM por género

Fuente: Dickson, M. & Al Harthi, M. “Gender Representation in STEM Departments in Higher Education Institutions in the UAE”.
In: M. Dickson, M. McMinn & D. Cairns (Eds.), Gender in STEM Education in the Arab Gulf Countries. (S. 221-244). Springer, 2023

En los últimos años, ningún sector de la sociedad saudí ha sido objeto de más debates y discusiones que el de las mujeres y su papel en el proceso de desarro­llo. Es más, las cuestiones relativas a los derechos y las responsabilidades de las mujeres en ese desarrollo han sido igualmente polémicas tanto entre los conservado­res como entre los progresistas de la sociedad saudí. Hasta la década de los sesenta, a las mujeres saudíes no se les permitía ir a la escuela. Insinuar que una mu­jer puede ser más sabia que un hombre y que los viejos pueden aprender de los jóvenes tiene una connotación subversiva. Entre 1983 y 1989, el número de alumnas en las universidades aumentó de 20.300 a 47.000. En 1989 la cifra de licenciados y licenciadas de todas las escuelas superiores y universidades del reino era prácticamente la misma. En 2005, el número de estudiantes mujeres había alcanzado los 334.817.

Además de los campos tradicionalmente femeni­nos, como la educación, las lenguas y otras humanida­des, las mujeres pueden optar a otros tradicionalmen­te masculinos, como la medicina, la informática y las ciencias. En la actualidad, el número de alumnas que se licencian en estadística y matemáticas es cinco ve­ces mayor que el de hombres, y las licenciadas repre­sentan el 58% de todos los titulados universitarios. La necesidad económica de profesionales saudíes forma­dos ha contribuido a acelerar la creación de centros de enseñanza superior tanto públicos como privados para mujeres y para hombres.

Sin embargo, aunque la estrategia básica es admi­rable, hay que encajar muchas piezas para llenar todas las lagunas profesionales que existen actualmente en la economía impulsada por las empresas. La ausencia de una política educativa bien planificada ha contribuido a estos desequilibrios en la mano de obra, lo cual pone aún más de relieve la importancia de desarrollar ámbi­tos de educación superior que ofrezcan carreras orien­tadas a campos de estudio aplicados y abran más vías para las mujeres. El retroceso de la idea de la mujer cen­trada en su papel predominante de compañera conyugal y cuidadora de los hijos conduce a un ciclo que se inicia con un período más o menos largo de soltería, como ya ocurría en parte con los hombres, y termina cuando las mujeres alcanzan niveles superiores de educación y ac­ceden a un empleo.

Es importante tener en cuenta que todos los siste­mas de enseñanza del reino deben cumplir los precep­tos islámicos relacionados con la educación de un buen musulmán. Sin embargo, la rápida expansión de la en­señanza a todos los niveles no ha dejado margen para la investigación, el diálogo, la síntesis, la evaluación y el reajuste, lo cual ha creado una situación difícil para los eruditos musulmanes que dirigen la comunidad de los ulemas del país y dictaminan qué es aceptable para el islam en cualquier asunto religioso, así como en todo lo relacionado con la cultura, la elaboración de planes de estudios y el control del sistema educativo.

Arabia Saudí ha cosechado algunos éxitos en su in­tento de formar a su población para que ocupe puestos en la función pública y en la enseñanza primaria y secunda­ria. Sin embargo, el objetivo de cubrir plazas de profesio­nales de la enseñanza superior, científicos y especialistas médicos todavía no se ha alcanzado. La rápida expansión de un sistema nacionalizado de enseñanza primaria combinado ­ con un sistema público de educación superior pa­recía conducir hacia la meta de saudización.

Emiratos Árabes Unidos: jefes de departamento por género

Fuente: Dickson, M. & Al Harthi, M. “Gender Representation in STEM Departments in Higher Education Institutions in the UAE”.
In: M. Dickson, M. McMinn & D. Cairns (Eds.), Gender in STEM Education in the Arab Gulf Countries. (S. 221-244). Springer, 2023.

Emiratos Árabes Unidos: profesorado en departamentos STEM y no STEM por género y categoría académica

Fuente: Dickson, M. & Al Harthi, M. “Gender Representation in STEM Departments in Higher Education Institutions in the UAE”.
In: M. Dickson, M. McMinn & D. Cairns (Eds.), Gender in STEM Education in the Arab Gulf Countries. (S. 221-244). Springer, 2023.

Pero, a pesar de todo este esfuerzo, no parece que la enseñanza esté preparando a los jóvenes del país para el empleo. Esto puede tener que ver tanto con las limitaciones impuestas a las mujeres licenciadas en ca­rreras antes inaceptables como con la formación en la enseñanza superior. Las oportunidades de las mujeres para ejercer la profesión que han elegido disminuyen de manera significativa en comparación con las de los hombres debido a que se necesita disponer de lugares de trabajo separados, entre otros requisitos. Aun así, las estudiantes han empezado a debatir e investigar entre ellas la manera de actuar cuando las vías parecen blo­queadas, y están creando alianzas que permiten que alumnas y licenciadas más mayores actúen como men­toras en el camino hacia las oportunidades de empleo. Bessis, economista feminista, plantea la cuestión ética de una ideología utilitarista del papel de la mujer en la transición demográfica y la innovación económica, y se pregunta si, con independencia de las ventajas inheren­tes a la autonomía económica de las mujeres, el sesgo capitalista dominante tendrá algún efecto beneficioso para las economías emergentes. Otros economistas, en cambio, rebaten los planteamientos de Bessis señalan­do las ventajas en general de la autonomía económica. El rey lleva años manifestando su deseo de permitir que las mujeres expresen más plenamente sus capacidades en el terreno económico, y “ha prestado su peso moral al impulso del progreso […]”. El gobierno saudí, que en los últimos tiempos nada en el dinero del petróleo, también ha ampliado su programa de becas en el extranjero, es­pecialmente en Estados Unidos. Así pues, las universi­dades para mujeres no solo están en auge como centros de estudios establecidos, sino también como construc­ciones ideológicas nacidas de la necesidad y de la adver­sidad. Con la oportunidad de viajar al extranjero para obtener más títulos, esas puertas se abren aún más y la frontera se expande.

No obstante, la cultura de la investigación en ge­neral y de la participación del profesorado femenino en particular todavía deben desarrollarse. La ausencia de la primera ha sido mencionada por varios autores, entre ellos Ali y Alhassan; Getahun, Hammad y Robin­son-Pant, 2021; Hammad y Al Ani, 2021; y Karabchuk, Shomotova y Chmel. Por eso, la educación superior tal como se practica en Arabia Saudí y en el Consejo de Cooperación del Golfo en general ha sido calificada de educación empresarial. Esta clase de enseñanza pue­de ayudar a cambiar de manera efectiva la disposición mental de las licenciadas con respecto a la ciencia y la innovación si estas últimas están totalmente integradas en los planes de estudio y se enseñan eficazmente me­diante el aprendizaje experimental, en vez de dar más importancia al basado en la teoría.

Ahora bien, para crear una cultura de la innovación en las mujeres y en la sociedad en su conjunto es nece­sario potenciar las prácticas innovadoras entre el per­sonal docente e investigador. Por consiguiente, estos sistemas de educación superior deben adaptarse a la nueva configuración de la realidad y al entorno en cons­tante cambio, lo cual requiere programas educativos que garanticen el ascenso de los miembros productivos de la sociedad para obtener el máximo provecho de su contribución al desarrollo social y económico a largo plazo./

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