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Co-edition with Estudios de Política Exterior
La Fundación trabajará para acercar los pueblos y las personas del Mediterráneo
El director de la Fundación Euromediterránea Anna Lindh para el Diálogo entre Culturas habla sobre sus planes para impulsar el diálogo entre las dos orillas.
ENTREVISTA a Traugott Schoefthaler por Jordi Bertran
Traugott Schoefthaler afronta desde hace meses el reto de poner en marcha la primera institución creada por los 35 países del partenariado euromediterráneo y con el ambicioso objetivo de mejorar el conocimiento mutuo y la calidad del diálogo cultural entre ambas riberas del Mediterráneo. Tras alentar a mediados de los años noventa desde la Comisión alemana de la UNESCO, la cooperación entre israelíes y palestinos, este experimentado mediador dirigirá ahora desde la ciudad de Alejandría la Fundación Euromediterránea Anna Lindh para el Diálogo entre Culturas.
AFKAR/IDEAS: ¿Por qué Anna Lindh?
TRAUGOTT SCHOEFTHALER: En primer lugar, es necesario aclarar el término fundación porque crea malentendidos, ya que el objetivo de esta institución no es únicamente conceder ayudas económicas. Para esta institución, la primera creada y financiada por los 35 países del partenariado euromediteráneo, yo hubiera preferido seguramente el nombre de instituto o centro. Después el nombre de Anna Lindh (ministra sueca asesinada en septiembre de 2003) se escogió para simbolizar la búsqueda de un partenariado multilateral y justo entre Norte y Sur. Lindh defendía que esta relación no estuviera basada en un concepto clásico de ayuda al desarrollo entre un socio que dispone de dinero y otro que sólo tiene problemas. Por eso es justificado que el gobierno egipcio propusiese el nombre de Anna Lindh, cuyos ideales son los que pretendemos seguir. Hasta ahora el partenariado euromediterráneo en el campo político, comercial e incluso cultural se ha concretado en proyectos financiados por la Comisión Europea e implementados junto a todos los socios. En cambio, la Fundación ha sido financiada conjuntamente por todos los países del partenariado y quiere trabajar para acercar los pueblos y las personas del Mediterráneo.
A/I: Usted cuenta con una amplia experiencia en el diálogo entre Occidente y el mundo árabe.
T.S.: He trabajado durante los últimos 10 años en la mejora del conocimiento y la relación entre Europa y el mundo árabe, desde mis misiones para la UNESCO. Después de los acuerdos de Oslo en 1994 y, a petición de las comisiones nacionales de Palestina e Israel en la UNESCO, actué como mediador entre israelíes y palestinos y contribuí a la organización de encuentros y seminarios entre estudiantes y profesores tanto en Palestina como en Israel.
Tuvimos que parar estas actividades tras desencadenarse la segunda Intifada, pero ampliamos el marco de colaboración para que israelíes y palestinos continuaran cooperando, aunque no fuera con la misma implicación que antes. Intentamos organizar la I Conferencia Internacional de Profesores en Jerusalén en marzo 2001 aunque, pese a experiencias previas muy interesantes, no pudo llevarse a cabo. Sin embargo, de ahí surgió la idea de crear una plataforma que permitiera dialogar a israelíes y palestinos, pero también a sus socios euromediterráneos.
Así, cuando era secretario general de la Comisión alemana de la UNESCO, junto a mi homólogo tunecino, y trabajando con la Organización de la Liga Árabe para la Educación, la Cultura y la Ciencia (ALECSO), elaboramos el programa de largo alcance para la promoción de la educación y la cultura Learning to live together, en el que involucramos al Consejo Europeo, la Liga Árabe, y la UNESCO y la ISESCO (Organización Islámica para la Educación, la Ciencia y la Cultura), entre otros. Era también una propuesta que quería abrir una puerta a palestinos e israelíes. En este sentido, es interesante recordar la experiencia de mi país. Tras la Conferencia de Cooperación y Seguridad en Europa (Helsinki, 1975), las dos Alemanias disfrutaron de marcos multilaterales (Naciones Unidas, UNESCO…) para empezar a colaborar.
A/I: De todas formas, es cuanto menos chocante encontrar a un alemán dirigiendo una Fundación cuyo ámbito de acción es la región mediterránea.
T.S.: El hecho de haber trabajado con socios que pueden llegar a ser delicados como Israel, Palestina, Libia o Siria supongo que me allanó el camino hacia la Fundación. En principio, creí que no tenía posibilidad de ser elegido por ser alemán, que se escogería a alguien de un país mediterráneo. Lo que no podía imaginar es que contaría con el voto positivo de los 35 países socios del partenariado. Este apoyo unánime también resalta mi responsabilidad de cumplir con mis obligaciones ante ellos, aunque cabe destacar que en los estatutos de la Fundación se explicita que el director “no necesita ni debe aceptar ninguna instrucción de ningún gobierno”.
A/I: Como institución dedicada al diálogo entre culturas ¿tendrá también que abordar la cuestión religiosa?
T.S.: Aunque no trabajamos directamente en el diálogo interreligioso ya que somos una institución secular, me gustaría aplicar en relación con la religión en el partenariado euromediterráneo las lecciones aprendidas en Bosnia-Herzegovina, donde Europa se implicó para asegurar un mínimo de información religiosa en las escuelas, ya fueran serbias, croatas o bosnias. Todas ellas debían tener formación en las religiones ortodoxa, musulmana, católica y protestante, disponible para todos los estudiantes. En este sentido, Bosnia fue un caso piloto.
Esta formación era llamada “cultura de religiones”, y es uno de los instrumentos incluidos en el programa para los próximos tres años de la Fundación (adoptado en Bruselas por el Comité Euromed el 27 enero de 2005). Intentaremos que lo incluyan no sólo las escuelas públicas, sino también las religiosas. He contactado ya con algunas decenas de ellas en Egipto y Jordania, que están dispuestas a incluir en su currículum esta formación.
A/I: Será una cuestión difícil de tratar en un contexto internacional que ha sido en buena parte determinado por el terrorismo de signo islamista.
T.S.: Tenemos que respetar lo que ha cambiado en las comunidades musulmanas del sur del Mediterráneo después del 11 de septiembre de 2001. El que se hayan sentido culpabilizadas por ser cuna del terrorismo ha hecho que reaccionaran emocionalmente sintiéndose superiores en el plano moral. Se sienten heridos y tienen la necesidad de buscar un equilibrio emocional ante la situación. Entienden que Europa ha perdido sus bazas morales, comenzando por su actuación política en Oriente Próximo, en las relaciones internacionales, y esto ha abierto la puerta a una creciente crítica hacia Europa y Estados Unidos desde el mundo árabe, que reclama conservar su sistema de valores. Consideran que si bien son pobres, se les llama terroristas y son tratados con desconfianza, al menos pueden considerarse superiores en algún aspecto moral o cultural.
Balance del Proceso de Barcelona
A/I: ¿Qué balance hace del Proceso de Barcelona, especialmente de su tercer pilar, el diálogo cultural?
T.S.: El Partenariado creado en 1995 se ha centrado mucho en aspectos políticos y de seguridad, pero se tiene que hacer más en educación, sociedad civil, cultura, ciencia… Hay muchos instrumentos funcionando, como Euromed Heritage, aunque se ha limitado su actividad a los ministerios de Cultura de los países socios. No se ha dedicado lo suficiente al campo de la educación. Se trabaja en la recuperación y difusión de las civilizaciones que han configurado el Mediterráneo, aunque esta formación no llega a los países del norte de Europa, como Finlandia, Suecia o Reino Unido, que también conforman el partenariado euromediterráneo.
Sería una manera de implicarles más en la región. Uno de los aspectos clave a trabajar en el campo de la educación es el estudio de todas las civilizaciones y culturas que han forjado el Mediterráneo, más allá de las fronteras actuales. En el mundo árabe, por ejemplo, deberíamos conseguir que se estudiara y enseñara su diversidad cultural ya que acostumbra a presentarse como un bloque homogéneo.
En este sentido, uno de los instrumentos que pondremos en marcha será el acercamiento de las tradiciones musicales de toda la región, en especial la de los jóvenes creadores, como el concierto que organizaremos en El Cairo a mediados de abril con motivo del lanzamiento de la Fundación, o el concierto que junto al Instituto Europeo del Mediterráneo (IEMed) y otras instituciones organizaremos en Barcelona pocos días antes de la Conferencia Euromediterránea extraordinaria en noviembre.
A/I: ¿Por qué ha identificado a los jóvenes como uno de los públicos prioritarios de las actividades de la Fundación?
T.S.: Ante todo cabe pensar que la gente menor de 30 años es la mayoría de la población en el Mediterráneo, sobre todo en el Sur. Además, mi generación debe adquirir el compromiso de cambiar su manera de acercarse al diálogo entre culturas. En la vieja tradición mediterránea, ha primado demasiado el intercambio de declaraciones, siempre mirando al pasado histórico. El diálogo entre culturas en el Mediterráneo se ha convertido en patrimonio de personas mayores. He estado en muchos acontecimientos sobre este tema y la mayoría de participantes rondaba los 60 años y escuchaba las mismas declaraciones y argumentos que hace 10 o 20 años.
Ésta no es la agenda de las nuevas generaciones y es necesario ir más allá del intercambio de declaraciones para llegar a proyectos concretos de cooperación que otorguen a los jóvenes oportunidades que las generaciones pasadas no tuvieron. En esto debemos contar con las redes de nuevas tecnologías. Cuento con la experiencia de haber lanzado en 1999 el programa “Aprender para el futuro”, que consiguió reunir virtualmente a jóvenes estudiantes de Cuba, República Dominicana, Venezuela, Chile, España y el resto de Europa, para trabajar en proyectos comunes que abordaran un mismo asunto desde los puntos de vista de cada país de origen.
Ahora aplicaremos proyectos semejantes en la región euromediterránea, que siempre contarán con dos socios del Sur y dos del Norte. Por ejemplo, nuestra intención es utilizar este sistema de coproducción para publicar una Euromediterranean School Magazine. Es un tipo de proyecto con el que me siento confiado por mi experiencia anterior en UNESCO. A partir de la experiencia de los primeros contactos de colaboración en la Alemania dividida y de los años trabajando en las relaciones entre Occidente y Oriente puedo asegurarle que de los frutos de una producción en cooperación surge y se refuerza la confianza.
Los proyectos de la Fundación
A/I: ¿Por qué Alejandría como base de la Fundación?
T.S.: Con seis millones de habitantes es la ciudad más poblada de las riberas del Mediterráneo y además cuenta con una interesante historia de respeto y convivencia de culturas y religiones. Los tolomeos, por ejemplo, crearon una mezcla de religiones griega y faraónica que permitió a sus habitantes sentirse confortables en ese nuevo marco de valores religiosos. Más tarde, con la irrupción del islam, también se mantuvo durante siglos una política de respeto hacia otras religiones, como la de los coptos. La elección de Alejandría también tiene que ver con las políticas de inmigración. Es mucho más fácil reunir a personas procedentes de los socios del sur en Egipto que en Europa.
A/I: ¿Con qué apoyo económico cuenta la Fundación?
T.S.: De momento disponemos de 11 millones de euros para un mandato de tres años. No es mucho, pero podremos apoyar ya algunos proyectos que respeten el criterio del 2+2 (la implicación de dos socios de la UE y dos de los países mediterráneos). También podemos acogernos a ayudas europeas y estamos buscando patrocinios, por lo que esperamos poder contar con una política de subvenciones dentro de dos o tres años.
A/I: La Fundación trabaja con una estructura compleja de red de redes que le permite, sin embargo, abarcar toda la región euromediterránea.
T.S.: Se trata de una de las singularidades de esta institución. Debemos coordinar nuestro programa con las ideas y las propuestas sugeridas por las redes de centros, asociaciones, departamentos universitarios, etcétera, de los 35 países miembros del partenariado. De momento las redes más desarrolladas son la española, coordinada por el IEMed, la italiana y también la egipcia, pero trabajamos para que estén pronto todas constituidas con la idea de que la Fundación pueda presentarse como una potente estructura con alcance realmente euromediterráneo. El que la red egipcia empiece a funcionar es importante para que se constituyan otras en la ribera sur del Mediterráneo.
A/I: La Fundación se presenta oficialmente en Alejandría entre el 18 y el 20 de abril.¿Qué eventos preparan?
T.S.: Estamos organizando un Foro con expertos y académicos sobre la diversidad cultural, el acto oficial de lanzamiento, que tendrá un alto perfil político. Incluirá una reunión del Comité Euromed y un concierto con músicos europeos y del sur del Mediterráneo en Alejandría, donde esperamos una audiencia joven de más de 5.000 espectadores. Además, para el contenido y el futuro de la Fundación será muy importante el encuentro de trabajo de los días 18 y 19 entre las 35 redes de países euromediterráneos. El programa aprobado por el Comité Euromed y que cuenta con el visto bueno de la Unión Europea es para mí sólo un marco de trabajo que debe concretarse con la aportación de estas redes. Los detalles del programa de la Fundación, cuya versión definitiva se presentará en octubre, no los decidirán los gobiernos, sino que lo harán conjuntamente las redes de estos 35 socios.