La experiencia autonómica española puede ser útil para el Sáhara

Para la diputada y ex miembro del Frente Polisario, la autonomía del Sáhara Occidental en el marco de un Marruecos democrático es una solución interesante.

ENTREVISTA a Gaymula Ebbi por Paco Soto

Gaymula Ebbi nació en 1961 en El Aaiún, la antigua capital administrativa del Sáhara Occidental durante la colonización española. Ex miembro del buró político del Frente Polisario y ex secretaria general de la Unión Nacional de Mujeres Saharauis, se refugió en los campamentos de Tinduf (Sáhara argelino) durante 15 años. En 1990, abandonó la organización independentista denunciando la represión ejercida por su cúpula dirigente y sus responsables de seguridad contra los disidentes y la propia población saharaui de Tinduf y se trasladó a Marruecos. Hoy día es diputada del Movimiento Popular (MP) en el país norteafricano, miembro de la comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento de Marruecos y una firme partidaria del diálogo y el consenso para resolver definitivamente el conflicto saharaui.

AFKAR/IDEAS: ¿Cómo analiza usted el estado actual del conflicto del Sáhara Occidental?

GAYMULA EBBI: Creo que 30 años después de haberse iniciado el conflicto, ninguna de las dos partes ha conseguido sus objetivos. Desgraciadamente, el problema no se ha resuelto y muchos saharauis siguen malviviendo en los campamentos de Tinduf. Tanto en una parte como en la otra, en Tinduf y en el Sáhara, los saharauis viven en la incertidumbre. Me parece un error hablar simplemente de la faceta política del conflicto, hay que abordar también la dimensión humana. Los saharauis estamos hartos y cansados de tanto sufrimiento.

A/I: Naciones Unidas lleva años intentando encontrar una solución razonable a la crisis saharaui.Marruecos ha rechazado el segundo plan de paz de James Baker, porque considera que cuestiona su control sobre el territorio de la antigua colonia española, y el Frente Polisario, que cuenta con el apoyo de Argelia, rechaza cualquier salida que no contemple un referéndum de autodeterminación de la población saharaui. ¿Sigue viendo la posibilidad de que el contencioso se resuelva a corto o medio plazo?

G.E: Es verdad que el segundo plan de paz de Baker ha sido rechazado por Marruecos y aceptado por el Polisario. Personalmente, no soy pesimista y creo que vivimos un momento muy interesante. La diplomacia internacional se está moviendo de forma activa. Creo que cualquier vía que proponga una resolución del conflicto de forma pacífica, democrática y negociada debería ser aceptada por todas las partes. Insisto: la mejor manera de llegar a un acuerdo político entre las partes es el diálogo, hablar, negociar, resolver los problemas por la vía pacífica. Hacer uso de la violencia es complicar aún más las cosas y no resolver ningún problema. Rechazar y menospreciar al contrincante, al que no piensa como tú en este conflicto, tampoco es una solución. En este sentido, creo que la autonomía del Sáhara es una buena solución.

A/I: ¿En qué condiciones la vía autonómica en el marco de Marruecos puede ser viable?

G.E: Me parece que una verdadera autonomía de los saharauis en el marco de un Marruecos democrático es una arreglo interesante. Una parte de los saharauis sigue siendo independentista, pero hay mucha gente que no lo es aunque tampoco quiere integrarse plenamente en Marruecos. La integración absoluta en Marruecos no puede ser, porque los saharauis tenemos nuestra propia identidad cultural, nuestro dialecto, nuestra forma de vestir y de vivir. Una autonomía amplia que garantice a los saharauis su futuro, que les permita administrar sus recursos e intereses, es viable si hay buena voluntad por parte de Marruecos y del Polisario. La experiencia española del Estado de las autonomías puede ser muy interesante para Marruecos y los saharauis.

A/I: De todas maneras, hay que tener en cuenta que Rabat no ha respetado las resoluciones de la ONU y el Frente Polisario tampoco parece estar por la labor de aceptar una autonomía, pero renunciando a sus objetivos independentistas.

G.E: Las dos partes han cometido errores, pero es hora de mirar al futuro con valentía. El pasado es el pasado, no hay que olvidarlo pero hay que tener una visión de futuro. Las partes en conflicto tienen que ser valientes y llegar a un acuerdo satisfactorio. Creo que no se puede imponer ninguna solución, y menos si es por la vía militar. Cualquier arreglo tendrá que tener en cuenta los intereses de las partes, de todas las partes enfrentadas: Marruecos, el Frente Polisario y Argelia. Finalmente, todos tendrán que respetar la opinión de la población. No podemos olvidar que mucha gente está sufriendo. Como ya he dicho, todos han cometido errores, se han violado derechos humanos en un bando y en el otro, pero tenemos que ser capaces de superar la etapa del odio y el enfrentamiento y sentar las bases que nos permitan construir el futuro del Sáhara Occidental.

A/I: ¿Le parecen positivas las últimas declaraciones del rey Mohamed VI a favor de resolver el contencioso en cinco años?

G.E: Por supuesto que me parecen muy positivas las declaraciones del rey de Marruecos. Mohamed VI es joven y se ha fijado el objetivo de democratizar su país. Sabe perfectamente que el conflicto saharaui es un lastre para Marruecos y no debe ignorar que hay algunos poderes fácticos que defienden el inmovilismo. Pero estoy convencida de que el rey sabrá resolver los problemas y contribuir decisivamente a que el Sáhara deje de ser un territorio en crisis.

A/I: ¿Qué papel puede desempeñar España en la resolución de la crisis? G.E: Como muchos saharauis, pienso que España, como Estado, tiene una responsabilidad histórica con mi pueblo. Durante casi 100 años, los saharauis hemos tenido una relación muy intensa con los españoles. España se fue y no dejó a la población preparada, ni para la independencia ni para la integración en Marruecos. Legalmente, muchos de nosotros éramos ciudadanos españoles. España tiene que asumir sus responsabilidades con muchos saharauis de nacionalidad española que trabajaban en sus empresas, como Fos Bucrá o Cubiertas y Tejados, en sus administraciones, hospitales y escuelas. Muchos saharauis que trabajaban en las tropas nómadas y en la policía territorial también se quedaron sin derechos. España tiene que incrementar su cooperación en el terreno educativo, sanitario y técnico.

A/I: ¿Y en el ámbito político?

G.E: Me parece muy positivo lo que está haciendo el nuevo gobierno español. La diplomacia española es ahora muy activa en el Magreb, sobre todo en Marruecos y Argelia, e intenta acercar a las partes enfrentadas en el conflicto saharaui, en el marco de la ONU y partiendo de la base del segundo plan de paz de Baker, que, por supuesto, es negociable. Pienso que es una vía muy positiva. España, como ex potencia colonial en el Sáhara, no es Holanda ni Francia. Tiene que desempeñar un papel de primera fila, y creo que esto lo está haciendo muy bien el presidente José Luis Rodríguez Zapatero.