Cuando Finlandia y Suecia se convirtieron en nuevos miembros de la Unión Europea en 1995, la cooperación y el diálogo políticos entre los países nórdicos y la región mediterránea se incrementaron rápidamente. Esa Aallas ha realizado dos entrevistas a personalidades del Norte de Europa que refuerzan la imagen de la necesidad de la cooperación euromediterránea. Según el profesor finlandés Tuomo Melasuo, la importancia creciente de los mares es un tema común: por ejemplo, ¿cómo resolver las cuestiones de política medioambiental y energética en las áreas marítimas? Asimismo, durante la presidencia sueca, en el segundo semestre de 2009, se presentará ante la Unión Europea la nueva Estrategia del Mar Báltico. La inmigración moderna proporciona un vínculo con el Mediterráneo, afirma Katarina Runesson, coordinadora internacional de los Museos Nacionales de la Cultura Mundial de Gotemburgo, Suecia. Con respeto a la diversidad interna y el diálogo intercultural, sobre todo luterano pero también laico, los países nórdicos democráticos afrontan nuevos desafíos, como la visibilidad del islam.
El historiador griego Estrabón, nacido en Asia Menor en el siglo i a.C., describía al salvaje Norte como un lugar inhabitable por culpa de su frío clima, y también como un país donde los hombres eran guerreros y valerosos en oposición al Sur civilizado y urbanizado. Según Aristóteles, los pueblos del Norte eran un producto del clima frío: valerosos y no especialmente hábiles o sabios; pero sí independientes e incapaces de gobernar a otros. Los pueblos del Sur, en cambio, eran muy hábiles, pero no demasiado valientes. Aquellos tiempos pasaron. Hoy el Norte tiene bienestar, algo que en el Sur no ocurre en todas partes. Hoy los emigrantes y refugiados viajan del Sur al Norte, y también a los países nórdicos. Hoy la cooperación entre el mar Báltico y el Mediterráneo se está haciendo cada vez más importante.
El profesor Tuomo Melasuo es director de Investigación del Tampere Peace Research Institute (TAPRI) —donde también se realizan estudios mediterráneos— de la Universidad de Tampere, Finlandia. También es coordinador de la red nacional finlandesa de la Fundación Anna Lindh.
Esa Aallas: Finlandia y Suecia son países nórdicos, pero al mismo tiempo son también países mediterráneos no costeros. ¿Existen vínculos históricos entre estos países y el Mediterráneo?
Tuomo Melasuo: Desde la antigüedad hasta hoy, existe una continua serie de contactos entre Suecia/Finlandia y el Mediterráneo, a pesar de que su volumen ha sido siempre modesto. Se cree que el geógrafo Piteas de Marsella llegó al mar Báltico cuatro siglos antes de la era cristiana. Más de mil años después, varios geógrafos árabes escribieron sobre los países nórdicos y bálticos. Y también Ibn Jaldún, famoso historiador norteafricano y padre de la sociología, trató este asunto en su famosa historia universal. En la Edad Media hubo peregrinos nórdicos, algunos de ellos finlandeses, que viajaron primero a Santiago de Compostela, pero también a Roma e incluso a Palestina. Olof Rudbeck (1630-1702), rector de la Universidad de Upsala, pretendía que los suecos (svea) eran la reencarnación de los perdidos atlantes, y el sueco, la lengua original de Adán y Eva. Su teoría vino a conectar definitivamente la Europa septentrional con las mitologías mediterráneas. Más o menos en la misma época, los corsarios del norte de África, muchos de los cuales eran de origen danés y holandés, saqueaban la ciudad de Reykjavík, tomando decenas de rehenes durante veinte años. Otro ejemplo más: muchas mujeres finlandesas viajaron a Túnez para comprar la libertad de sus amados esposos. Todavía en la década de 1930 un autor finlandés, Eetu Vuorio, publicó una obra en la que pretendía que los finlandeses eran originarios del Mediterráneo, de Creta o del norte de África.
E.A.: ¿Por qué el Mediterráneo es importante para los países nórdicos pese al hecho de que los escandinavos no pertenezcan al «círculo mediterráneo interior» trazado en el mapa por el presidente francés Sarkozy?
T.M .: Desde 1995, Suecia y Finlandia deseaban ser miembros de pleno derecho de la Unión Europea, lo cual implica que nos mostremos activos en todos los ámbitos que son importantes para Europa. Ésta necesita del mundo mediterráneo para alcanzar sus propios objetivos, y viceversa. Del mismo modo, si los países nórdicos queremos que los países del sur de Europa y del sur del Mediterráneo entiendan y respalden nuestras ambiciones en el Norte, debemos mostrarnos activos y creativos en el Sur. Aparentemente, el señor Sarkozy tiene una comprensión y un conocimiento limitados de la historia de las relaciones internacionales. Es cada vez más necesario que incluso el señor Sarkozy aprenda a apreciar a Finlandia y Suecia como países mediterráneos no costeros. Es algo parecido al hecho de que Francia desee unirse al Consejo del Mar Báltico, constituido en 1991 con once estados miembros (Francia presentó su solicitud en 2008).
E.A. .: El primer ministro finlandés, Matti Vanhanen, declaró durante un encuentro de la Unión por el Mediterráneo celebrado en París, en julio de 2008, que Finlandia debía mostrarse activa en el proceso Euromed para unir los intereses de los otros países hacia el mar Báltico y el Norte. ¿Está de acuerdo?
T.M .: Hay razones de índole práctica, política y, en cierta medida, incluso global que explican por qué la cooperación báltico-mediterránea esta haciéndose cada vez mas importante. A nivel global, la importancia de los mares y las áreas marítimas es cada vez mayor. Ello se debe a tres factores distintos. En primer lugar, el incremento del transporte marítimo en general. En segundo término, la creciente importancia de las razones ecológicas y medioambientales del cambio climático, en el que los mares desempeñan un papel fundamental. En tercer lugar, la búsqueda de recursos naturales, de la que la nueva competencia por el Ártico representa un claro signo. Concretamente, pueden compartir cierta experiencia logística y tecnológica en el nuevo transporte y las instalaciones portuarias, y hacer progresos juntos. Así, ambas áreas marítimas ya están planificando, por ejemplo, la construcción de «autopistas marítimas». El gaseoducto «Corriente del Norte», que va desde Rusia hasta Alemania pasando por el golfo de Finlandia y el Báltico, está en la agenda, así como los de Argelia a España y Francia. La misma clase de esfuerzo para compartir nuevas tecnologías es válida con respecto a los diferentes intentos de resolver los retos medioambientales.
E.A. .: Ha mencionado que la cooperación báltico-mediterránea también es importante políticamente. ¿Podría comentar este asunto con más detalle?
T.M .: Ambas áreas marítimas van a experimentar grandes cambios. La Nueva Estrategia del Mar Báltico se presentará a la Unión Europea durante la presidencia sueca, en este año 2009, y la cooperación euromediterránea tendrá una especie de nuevo comienzo con la Unión por el Mediterráneo decidida por los líderes europeos en París en julio de 2008. Ambas áreas marítimas necesitan establecer una cooperación a fin de reforzar su propio papel en la política europea. Una cuestión estratégica es cómo los países socios del sur del Mediterráneo podrían beneficiarse de la cooperación báltica, y viceversa. Esta cooperación con los países nórdicos podría ser una especie de garantía en sus relaciones con sus inmediatos vecinos de la Europa meridional. La cooperación báltico-mediterránea también es necesaria para reafirmar la importancia de ambas áreas —Europa y el Mediterráneo— en el mundo. Y no puede sino fortalecer sus papeles y posiciones frente a los grandes retos como los que plantean Estados Unidos, Rusia, China y la India, por ejemplo. Sólo una comunidad euromediterránea puede ser un actor global.
E.A. .: Por último, ¿podría mencionar algunos ejemplos de las actividades de la Fundación Anna Lindh en Finlandia?
T.M.: Personalmente, como coordinador, estoy especialmente orgulloso de nuestra actuación durante la Noche de Diálogo Euromediterráneo, celebrada en el mes de mayo, con dos grandes eventos que juntos representaban muy bien el paisaje cultural de la Finlandia actual. En primer lugar, todos los ganadores del concurso multicultural de canciones «Ourvision» participaron en la velada celebrada en el Centro Cultural Caisa de Helsinki, mostrando la importancia y la riqueza cultural de las personas llegadas a Finlandia en fechas relativamente recientes. En segundo término, se celebró la sesión de media tarde «Mika Waltari y el Mediterráneo», con una participación de público muy importante, para celebrar el centenario del nacimiento del autor más mediterráneo de la Finlandia del siglo xx.
Katarina Runesson es la coordinadora de la red nacional sueca de la Fundación Anna Lindh. Asimismo, es coordinadora de los Museos Nacionales de la Cultura Mundial de Gotemburgo, Suecia. Entre ellos se incluye el Museo Mediterráneo.
Esa Aallas: ¿Qué papel puede desempeñar la cultura en la nueva y diversa realidad sueca?
Katarina Runesson: La cultura nos ayuda a configurar e imponer la imagen que tenemos de nosotros mismos. La política cultural desempeña, pues, un papel que supera la mera regulación de actividades: es un recurso para superar diferencias y reforzar la unificación. Por esta razón, la política cultural sueca se centra en crear las condiciones adecuadas para que todos se beneficien de la vida cultural y participen en ella.
Un factor clave para el éxito de esta política es la promoción de las reuniones interculturales tanto de ámbito local como internacional, como ocurre entre los socios euromediterráneos. Tales encuentros han resultado enriquecedores además de estimulantes.
E.A. .: El año pasado Suecia se situó entre los países europeos que más inmigrantes recibieron. La emigración a Suecia ha sido bastante constante a lo largo de los años. Así, la influencia de otras culturas ha estado siempre históricamente presente.
K.R .: Después de la segunda guerra mundial, la mayoría de inmigrantes vinieron de Italia, Grecia, Yugoslavia y Turquía, a fin de contribuir a la población activa sueca. También la inmigración moderna nos sigue proporcionando vínculos con la región mediterránea, con nuevos ciudadanos suecos de Líbano, Siria y Kosovo. En relación con nuestra población (9,2 millones), la comunidad musulmana sueca es muy numerosa, ya que abarca unas 100.000 personas.
E.A. .: ¿Cómo se integran los inmigrantes en su país?
K.R .: Hay una serie de retos. A menudo se echa la culpa a las diferencias culturales, cuando en realidad son los prejuicios los que permiten una reflexión poco matizada sobre las prácticas culturales y religiosas. Como resultado, los medios de comunicación y otros canales de información construyen una noción de cultura a través de unas imágenes de identidad cultural que confirman los estereotipos y obstaculizan la participación social. Todo ello crea una tendencia a identificar las razones culturales como la causa de los problemas sociales.
E.A. .: ¿Considera que, pese a los vínculos históricos y las relaciones de amistad de Suecia fuera de sus fronteras nacionales, nos enfrentamos a una sociedad dividida en torno a una serie de líneas culturales, religiosas y sociales?
K.R .: Como sociedad laica, Suecia tiene dificultades para abordar una cosmovisión fuertemente ligada a la religión, lo que provoca barreras en el diálogo entre grupos también en el ámbito local. Al mismo tiempo, hay maravillosos ejemplos de lo contrario: un sistema educativo más inclusivo, un espíritu empresarial multicultural, unos horizontes más amplios y una valoración positiva de las influencias cuando los jóvenes de distintos orígenes encuentran oportunidades de colaborar juntos.
Nuestra nueva y diversa realidad debe percibirse como una rica multiplicidad, pero con demasiada frecuencia se ve como un masivo comercio de voces, donde hay demasiados hablando y demasiado pocos escuchando. Los verdaderos mensajes no se transmitirán en el ámbito político, sino a través de encuentros reales entre personas reales por medio de canales de comunicación extraoficiales.
E.A. .: ¿Piensa en algún ejemplo concreto de las actividades de la Fundación Anna Lindh en Suecia?
K.R.: Hay varios, pero me gustaría mencionar uno en particular: «Vox pacis» («Voz de paz»). Este proyecto recibió fondos de la Fundación Anna Lindh para crear talleres orientados a la celebración de un concierto que reuniera voces y músicas de las diferentes religiones del mundo (www.voxpacis.com).