Joumana Haddad, poeta, rebelde y asesina de Sherezade

Tomás Alcoverro

Periodista y corresponsal de La Vanguardia en Líbano

“Aunque somos lo que se dice una mujer árabe, yo y muchas mujeres como yo no llevamos velo, ni estamos domeñadas por el hombre, ni somos analfabetas, ni  estamos oprimidas y ni muchos menos somos sumisas. Somos como tú”. Así escribe Joumana Haddad en su libro de gran éxito internacional Yo maté a  Sherezade. Nacida en Beirut en 1970, esta escritora, periodista y traductora fue seleccionada hace muy poco como una de las mujeres más influyentes del mundo y constituye una de las figuras más importantes en la lucha por los derechos de las mujeres árabes. Escribe sin miedo a expresar libremente las injusticias y desigualdades que sufren estas mujeres, y sus palabras constituyen una lucha sin tregua en busca de la libertad.


Esta  mujer  poeta, rebelde, escritora, responsable de la sección literaria del gran diario libanés An Nahar, y alma de la revista erótica Jasad, ha cultivado en sus libros el mito femenino de Lilith, mito femenino que representa la antípoda  de la Eva bíblica, creada por Dios de la costilla de Adán. Sherezade es la gran protagonista de Las mil y una noches,que consigue con su astucia narrativa entretener al sultán y aplazar una y otra vez su muerte.

“Soy madre y soy poeta”, me decía con sencillez esta furiosa escritora árabe, en su acristalado despacho del diario An Nahar, abarrotado de libros en todas las lenguas. Tiene a sus hijos siempre presentes, y los citaba al final de su lista de agradecimientos en su famoso libro Yo maté a Shrerezade. “Gracias a ellos”, escribió, “a Munir y a Onsi por enseñarme todos los días cómo merecerlos más, como madre, como mujer, como ser humano”. Joumana fue primero poeta. A los  veinticuatro años publicó un libro en francés, Le temps d’un rêve. Desde los  quince años escribía un artículo semanal para el diario Le Réveil, que era recibido con satisfacción en su familia, cuyo padre poseía una gran biblioteca. Después  compuso sus poemas en árabe, algunos traducidos al castellano como “El tiempo del sueño”, “Invitación a una cena secreta”, “El  retorno de  Lilith”. Allí donde el río se incendia es una antología sobre la poesía contemporánea libanesa, traducida al castellano por la misma Joumana Haddad. En su prólogo evocaba el fructífero ambiente cultural de Beirut en la década de los sesenta, iniciado por la revista Shir, fundada por Yusef El Khal cuando comenzó la renovación poética de la literatura árabe. En sus páginas se dieron a conocer Adonis, varias veces propuesto para el premio Nobel; Onsi El Hange; Chauki Abi Chakra o Fuad Rifka. Poetas del sueño y de la libertad, muy influidos por el surrealismo, que rompieron el estancado estilo tradicional.

Lilith es una criatura femenina mitológica que atraviesa sus poemas y  ensayos, como Yo maté a Sherezade. Haddad mata a la heroína de Las mil y una noches porque es un símbolo de la sumisión al sultán, y porque representa “una conspiración contra la mujer árabe y, en general, contra la mujer”. Sherezade  y Eva son dos prototipos femeninos impuestos por la hegemonía masculina. La autora reivindica por ello a Lilith ‒cuyo nombre significa “la noche” en árabe‒, que  fue creada en otra mitología anterior por Dios a la par que el hombre, y que se rebeló y abandonó el Paraíso, provocando la desazón y el malestar de Adán, de cuya costilla hizo Dios a Eva.

Con Yo maté a Sherezade, traducido a diecisiete lenguas, Haddad consiguió un éxito internacional. Más tarde, a partir de textos como “Mujer árabe que lee al Marqués de Sade” o “Mujer árabe que no teme provocar a Alá”,  compuso un alegato contra los prejuicios hacia la mujer árabe en su obra Superman es árabe, que trata temas como la invención del machismo, la batalla de los sexos o la invención de la castidad. Ambas obras fueron escritas primero  en inglés antes de verterlas al árabe. Hubo gente que advirtió a la escritora del peligro de hacerlo, porque así proclamaba claramente su ateísmo.

Joumana Haddad trabaja en An Nahar desde hace diecisiete años como crítica literaria. Paralelamente, goza de una gran audiencia en los países árabes y en Occidente como poeta y escritora. Una revista de Oriente Medio la ha declarado una de las mujeres árabes más influyentes. En 2009 creó una lujosa revista de papel cuché titulada Jasad (“cuerpo” en árabe) que rompió los arraigados tabúes sexuales de esta sociedad tan hipócrita y conservadora. La revista, que se vendía al precio de diez dólares, era sobre todo una revista de textos literarios, cuidadas fotografías y raros anuncios publicitarios. No era una publicación pornográfica que sirviera, como dice Joumana Haddad, para “ayudar a los hombres mientras se masturban”. En la portada aparecían unas esposas para  expresar su voluntad de romper los tabúes sexuales. Envuelta en una cubierta de plástico, estaba dirigida al público adulto. Fuera del Líbano solo se vendía a través de suscripciones y no se exhibía en ningún quiosco. El mayor número de abonados se encontraba en Arabía Saudí, el país más represivo de Oriente Medio. A pesar de las amenazas recibidas por Haddad, como “Dios te  castigará” o “Ojalá te arrojen ácido”, la revista solo ha cesado de editarse por dificultades financieras. Joumana Haddad espera poder continuarla en una versión online.

Nacida en  1970, la escritora, muy vivaracha, cultiva su cuerpo con gimnasia y con la práctica de salsa. Se acuesta regularmente a las nueve de la noche y se levanta a las cuatro de la mañana para escribir. “La  palabra no hay que buscarla, está aquí”, me dice plena de energía, “hay que respetar su ritmo, y cuando cumpla su tiempo, me llegará”. Incansable, confiesa que cuando se levanta tiene miedo de no ser capaz de hacer nada, pero que en seguida es arrastrada por su vocación. Terminamos citando unas significativas palabras que escribe en su obra sobre Sherezade: “Aunque somos lo que se dice una mujer árabe, yo y muchas mujeres como yo no llevamos velo, ni estamos domeñadas por el hombre, ni somos analfabetas, ni estamos oprimidas y ni muchos menos somos sumisas. Somos como tú”.