Coedición con Estudios de Política Exterior
Tendencias económicas

Impulsar las CVR en el Norte de África para hacer frente a la crisis global

Aziz Jaid
Economista, Oficina de la Comisión Económica para África (ECA) en África del Norte. El autor agradece a Nour El Houda Azekri, voluntaria en Naciones Unidas, la recopilación de los datos.
La fábrica textil Isalys en Sfax produce piezas de lencería para la marca francesa Lejaby además de subcontratar para otras marcas como Barbara, Dawn serenade, Etam, Rassurel, Lacoste, Decathlon, Go Sport (Photo by Nicolas Fauqu/Corbis via Getty Images)

El Norte de África (Argelia, Egipto, Libia, Marruecos, Mauritania, Su­dán y Túnez) es una de las regiones me­nos integradas del mundo, con apenas el 5,2% del comercio intrarregional, a pesar de que existen los principios vertebradores de un mercado dinámi­co integrado, con un Producto Interior Bruto (PIB) nominal medio de aproxi­madamente 3.000 dólares por habitan­te, una continuidad del espacio físico y buenas infraestructuras de transporte. La existencia de la mayoría de estos de­terminantes no ha sido suficiente para situar los intercambios entre empresas en su nivel óptimo y explotar el poten­cial de desarrollo de cadenas de valor regionales (CVR).

Históricamente, Túnez y Egipto son los países mejor integrados en el comercio entre los países del Norte de África con exportaciones que represen­tan, respectivamente, el 11,4% y el 7,3% de sus exportaciones totales. Sudán, con una tasa de integración superior a la de Egipto (8,9% frente al 7,3%), con­centra buena parte de sus exportacio­nes en el mercado egipcio y comercia relativamente poco con el resto de la subregión. Argelia, gracias a sus expor­taciones de gas natural a la subregión, ocupa una posición intermedia con un 4,4%. Por el contrario, las exportacio­nes norteafricanas de Marruecos, Libia y Mauritania apenas superan el 2,1%, 0,8% y 0,1% de sus exportaciones tota­les de bienes.

Estos datos explican la escasez de cadenas de valor regionales en el Norte de África, cuyo potencial es im­portante por las razones mencionadas anteriormente. El objetivo de este ar­tículo es identificar las oportunidades y desafíos para la construcción de de­terminadas CVR y su papel en la miti­gación de los efectos de la crisis global actual.

Se han seleccionado tres sectores de actividad: fertilizantes fosfatados, energías renovables y textil y confec­ción. La elección de estos sectores se basa en una combinación de argumen­tos: su importancia para las economías de la subregión, su potencial de desa­rrollo y su posible papel a la hora de mitigar los efectos de la crisis actual, especialmente en lo que respecta a la crisis alimentaria, la crisis energética y la conservación y protección de los empleos.

La seguridad alimentaria y el papel de los fertilizantes fosfatados

Las perturbaciones del mercado glo­bal, provocadas por la pandemia de la Covid-19, exacerbadas por la guerra de Ucrania y amplificadas por los crecien­tes efectos del cambio climático, ame­nazan la seguridad alimentaria en el Norte de África y reducen su capacidad de alimentar a su población con la pro­ducción agrícola interna.

Asimismo, el aumento de los precios de los alimentos y su volatilidad tienen un impacto directo en los esfuerzos de la subregión para reducir la pobreza, el hambre y la desnutrición. El acceso a los fertilizantes para futuras temporadas de siembra es fundamental para limitar a tiempo los efectos de la crisis actual, promover la producción de más alimen­tos y de mejor calidad para su población y evitar comprometer las iniciativas de desarrollo emprendidas.

En este contexto, el Norte de África debe impulsar soluciones norteafrica­nas. La subregión dispone de las ma­yores reservas de fosfatos del mundo y de los recursos humanos, económicos y técnicos necesarios, y del marco institucional capaz de promover un mayor y más sostenible uso de los fertilizantes. De hecho, la puesta en marcha efectiva de los instrumentos operativos de la Zona de Libre Comercio Continental africana (ZLCC), así como las iniciati­vas de apoyo en todo el continente para promover el uso de fertilizantes deben contribuir a lograr el objetivo deseado de una Revolución Verde en la agricul­tura africana (el Mecanismo Africano de Financiación de Fertilizantes se creó en 2007 a raíz de la Cumbre para una Revolución Verde Africana, en Abuya, Nigeria).

En efecto, los recursos de fosfato de Marruecos, Egipto, Argelia y Túnez son bastante elevados. Los tres pri­meros países poseen las tres primeras reservas africanas de este mineral y se encuentran entre los 15 primeros del mundo en 2021 en cuanto a produc­ción, según Mineral Commodity Sum­maries (2022). Además, Marruecos posee más de dos tercios de las reser­vas mundiales de fosfato. Libia, Mauri­tania y Sudán no tienen reservas signi­ficativas de fosfatos.

La relativa abundancia de recursos de fosfatos en los países del Norte de África, y por extensión su capacidad para producir fertilizantes fosfatados, los impulsa a desempeñar un papel cru­cial para la seguridad alimentaria en la subregión y en todo el continente.

Las exportaciones de fertilizantes de Argelia, Egipto, Marruecos y Túnez son muy importantes, pero su participación en el comercio intrarregional es peque­ña. Solo Túnez está relativamente bien integrado. De hecho, las exportaciones de productos químicos inorgánicos y fertilizantes a sus vecinos representan el 10% de sus exportaciones totales. Para los demás países, esta parte no supera el 2,5% (Egipto). Las exportaciones nor­teafricanas de Marruecos, uno de los principales productores mundiales de fosfatos, no alcanzan el 1%.

Por otra parte, el comercio cruzado de fertilizantes muestra que Argelia de­bería importar más fertilizantes mine­rales o químicos de Túnez o Marruecos. Del mismo modo, Marruecos y Túnez deberían sustituir sus importaciones de fertilizantes químicos nitrogenados de Rusia por importaciones procedentes de Argelia.

Sudán podría sustituir sus importa­ciones de fertilizantes nitrogenados quí­micos de Jordania con importaciones de Egipto o Argelia.

Exportaciones de bienes al Norte de África y exportaciones totales de bienes en 2021 (en miles de millones de US$ y en %)

Fuente: Cálculos a partir de la base de datos de la UNCTAD, septiembre de 2022. Gráfico: Adriana Exeni

En resumen, el comercio entre los países del Norte de África en el sector de los fosfatos y sus derivados químicos sigue siendo bastante escaso en compa­ración con el comercio con el resto del mundo. De hecho, la demanda local de fertilizantes y productos químicos in­orgánicos de Egipto, Argelia y Sudán se satisface principalmente con importa­ciones de otros países como China, Bél­gica y Turquía.

A nivel continental, las importacio­nes africanas de fertilizantes fosfatados ascienden a 2.100 millones de dólares en 2021, lo que representa alrededor del 6% del mercado mundial. Los cinco principales mercados africanos de ferti­lizantes fosfatados son: Etiopía, Yibuti, Kenia, Sudáfrica y Costa de Marfil.

Una parte relativamente grande –59% en 2021– de las importaciones de fertilizantes fosfatados de África proce­de del continente. Algunos países, entre los mayores importadores africanos, ob­tienen más del 95% de sus necesidades de proveedores africanos. Es el caso de Etiopía, Yibuti y Nigeria.

Se podría alcanzar una tasa de in­tegración adicional del 26% en fertili­zantes fosfatados si Sudáfrica, Kenia y Tanzania reemplazaran a sus provee­dores internacionales con proveedores africanos.

Además del potencial para aumentar el comercio intraafricano de fertilizan­tes fosfatados mediante la sustitución de proveedores externos por produc­tores africanos, en particular para los países importadores relativamente dependientes del exterior, el aumento del uso de fertilizantes en el continente también ofrecería a los países africanos productores oportunidades de mercado adicionales.

De hecho, el uso de fertilizantes en el continente sigue siendo uno de los más bajos del mundo (las estadísticas más recientes muestran que en África, ex­cluyendo África del Norte, es de 20 kg/ha en 2018, según el Banco Mundial). El actual contexto de inseguridad ali­mentaria y la necesidad de incrementar el uso de fertilizantes para contribuir a aumentar la productividad agrícola con el fin de alimentar mejor al continen­te anima a los responsables políticos a aprovechar las iniciativas continentales y regionales que ya existen para fomen­tar aún más el uso de fertilizantes.

El lugar de las energías renovables para la seguridad energética sostenible

En el campo de la energía, los países del Norte de África se enfrentan a desafíos muy diferentes en función de la dispo­nibilidad y acceso a los recursos ener­géticos. Las tendencias actuales en el mercado mundial de la energía vuelven a poner en tela de juicio la capacidad de los países no productores de hidrocar­buros de la subregión para proporcio­nar a su población energía asequible, mientras que Argelia, Egipto y Libia, grandes productores de hidrocarburos, se benefician de las medidas adoptadas por la Unión Europea para limitar su de­pendencia del gas y del petróleo rusos.

Estos tres países pueden, a corto y largo plazo, aumentar su cuota de mercado, gracias principalmente a las oportuni­dades creadas por la guerra de Ucrania. Por el otro lado, la transición energética global, impulsada por la lucha contra el cambio climático y el abandono del programa de combustibles fósiles, en particular a través del compromiso asu­mido por la UE de lograr la neutralidad climática en 2050, requiere que los paí­ses revisen sus estrategias energéticas y reorienten su producción hacia las ener­gías renovables.

Esta observación es válida también para otros países de la subregión no pro­ductores de hidrocarburos y que tienen dificultades para acceder a recursos energéticos asequibles, realidad que se agudiza aún más con la crisis actual. Además, el cambio climático tiende a agravar el impacto de las presiones in­flacionarias sobre los productos ener­géticos, principalmente los basados en combustibles fósiles. La transición a las energías renovables es ahora una de las prioridades políticas de varios países de la región, en particular de los países no productores de petróleo.

Producción y reservas de fosfatos en los países del Norte de África, 2021

Fuente: U.S. Geological Commodity Summaries, 2022.

Estos desafíos impulsan a los Es­tados a desarrollar y adoptar políticas sensatas, tanto a corto plazo con el fin de limitar el impacto inmediato de la crisis actual sobre sus economías y sus poblaciones, como a largo plazo para garantizar la seguridad energética in­dependientemente de posibles crisis. La integración regional, sobre todo por medio de la implementación efec­tiva del ambicioso proyecto de ZLCC, constituye un marco real para ayudar a la subregión a superar la situación actual.

Los países del Norte de África tie­nen un enorme potencial en términos de energías renovables, y de energía solar en particular. La ausencia de datos es­tadísticos precisos limita la evaluación del alcance de estas capacidades. Los países de la región pueden desarrollar una CVR en dos niveles, el de la indus­tria fotovoltaica y el de la producción de energía solar.

  • CVR de la industria fotovoltaica

Parece difícil que los países de la re­gión puedan ocupar todos los segmentos de la cadena de valor que constituyen la industria fotovoltaica, dado que esta última aún se encuentra en sus prime­ras etapas de desarrollo y algunos seg­mentos (como la producción de obleas) requieren tecnologías muy avanzadas. Por otro lado, los países cuentan con elementos para lanzarse a fabricar ma­teriales básicos como la producción de silicio de calidad solar. El desarrollo de las CVR de la industria fotovoltaica pue­de realizarse mediante la llegada de una o varias empresas multinacionales es­pecializadas en la producción de obleas, células y módulos fotovoltaicos. Las em­presas locales pueden encargarse de la producción de silicio y del montaje de los componentes que constituyen los paneles fotovoltaicos. En otras palabras, las empresas locales pueden hacerse cargo de los dos segmentos situados en los extremos opuestos de la cadena de valor de esta industria.

  • CVR de energía solar

El desarrollo de CVR en la industria fotovoltaica permitirá aprovechar me­jor las oportunidades en el ámbito de la producción de energía solar. Los países del Norte de África forman parte de un plan estratégico global para abastecer de energías limpias a Europa, que prevé utilizar al menos un 20% de estas ener­gías de aquí a 2030. Los proyectos del Plan Solar Mediterráneo para el Norte de África, elaborado por la Unión por el Mediterráneo, aunque parezca que se han dejado de lado, prevén una capaci­dad de exportación acumulada a Euro­pa de unos 22.000 MW para 2030. Esto constituye una gran oportunidad para la región, pero ningún país puede desarro­llar esta industria por sí mismo.

El sector textil y de la confección, una palanca para la protección del empleo y los ingresos

El sector textil y de la confección es res­ponsable de la creación de numerosos puestos de trabajo en algunas econo­mías norteafricanas. En este sentido, funciona como una palanca estabiliza­dora de la producción industrial y re­munera a una parte nada desdeñable de la fuerza de trabajo. Está constituido, principalmente, por pequeñas y media­nas empresas que operan en subcontra­tación para compañías internacionales que, a su vez, alimentan el mercado mundial.

El desarrollo de CVR en este sector, que se beneficiaría de las estructuras productivas existentes en una sinergia de producción colaborativa y comple­mentaria, permitiría a los países de la subregión reducir los efectos de las perturbaciones en el mercado interna­cional, en términos de cadenas de abas­tecimiento, establecer un mecanismo de protección interna de empleo e ingresos y promover el aumento de la competiti­vidad de un importante tejido de peque­ñas y medianas empresas.

Los datos estadísticos sobre co­mercio cruzado muestran que Argelia, Libia y Mauritania exportan relativa­mente poco a otros países del Norte de África. La ausencia de flujos de expor­taciones significativos está ligada a la

ausencia de una industria productiva suficientemente desarrollada en es­tos tres países. La situación de Sudán es muy semejante, con el 11% de sus exportaciones totales de algodón des­tinadas a Egipto. Esta constatación demuestra que Argelia, Libia y Mau­ritania no están integrados en la CVR del sector textil y de la confección. Solo Sudán puede considerarse débilmente integrado en el punto de partida de esta cadena de valor.

Por el contrario, Marruecos, Egipto y Túnez dominan el sector textil y de la confección en el Norte de África y aca­paran casi el 97% de las exportaciones totales de la región. Las exportaciones intrarregionales de los tres países son relativamente significativas en volumen, aunque su participación en las exporta­ciones totales es bastante baja, y no su­pera el 5,8% en Egipto, el 1% en Marrue­cos y el 0,8% en Túnez. Esto se explica por el hecho de que la producción na­cional del sector textil y de la confección de estos tres países está controlada ma­yoritariamente por empresas extranje­ras (multinacionales que se establecen para explotar los incentivos específicos de cada país y destinar la producción a la exportación a los mercados de los países desarrollados, principalmente la UE). Estas últimas recurren muy a me­nudo a subcontrataciones de empresas nacionales.

Las exportaciones intrarregionales de Túnez y Marruecos, consistentes en productos acabados, se destinan en gran parte a Argelia para satisfacer la demanda local. Las exportaciones de Egipto a Túnez y Marruecos son relati­vamente más importantes. Egipto es el país relativamente mejor insertado en la actual CVR del sector textil y de la confección.


Para solucionar las dificultades de las CVR hay que actuar sobre tres ejes: mejora de la infraestructura de transporte y logística, reformas institucionales y desarrollo de las capacidades de los actores locales


El comercio entre Egipto, Marrue­cos y Túnez afecta principalmente a productos intermedios y productos se­mielaborados como el algodón, los teji­dos de algodón y los tejidos especiales. Sin embargo, las exportaciones de estos productos en relación con las exporta­ciones totales de cada uno de estos tres países siguen siendo insignificantes. Las exportaciones a otros países del Nor­te de África (Argelia, Libia, Maurita­nia y Sudán) afectan principalmente a productos acabados como prendas de vestir, artículos textiles y artículos con­feccionados. Estas exportaciones están destinadas a satisfacer la demanda local en estos cuatro países.

El análisis revela que se pueden aprovechar importantes oportunidades para construir CVR en el sector textil y de la confección en el Norte de África. Así, Egipto, Marruecos y Túnez deben importar más materias primas (lana, algodón, etc.) de países de la región. También deben beneficiarse más signi­ficativamente del acuerdo de Agadir que obliga a los tres países a impulsar su co­mercio en el sector.

Implicaciones y recomendaciones

Para solucionar las dificultades en el desarrollo de las CVR, que son a la vez normativas, institucionales y logísticas, las recomendaciones deben formular­se en forma de plan de acción regional, articulado en torno a los siguientes ejes: mejora de la infraestructura de trans­porte y logística, reformas instituciona­les y desarrollo de las capacidades de los actores locales.

Mejora de las infraestructuras de transporte y logística

La facilitación del comercio entre los países del Norte de África requiere la puesta en marcha de programas regio­nales y nacionales que incluyan proyec­tos estructurales de infraestructura de transporte y logística (red de carreteras y autopistas, ferrocarriles interconecta­dos, enlaces marítimos y aéreos, equipa­mientos y servicios de apoyo). Como se menciona en un informe publicado en 2015 por la Comisión Económica para África («Transporte internacional y fa­cilitación del comercio en el Norte de África») se deben emprender acciones adicionales para mejorar la conectivi­dad física entre los países de África. Las siguientes acciones, por ejemplo, son fundamentales:

  • desarrollar infraestructuras logís­ticas y de transporte adecuadas a cada sector y específicas para determinados productos;
  • simplificar aún más los procedi­mientos de control aduanero y fronterizo;
  • acelerar el reconocimiento común de normas técnicas, sanitarias y fitosa­nitarias;
  • impulsar la firma de acuerdos bi­laterales para el reconocimiento mutuo de certificados de conformidad de pro­ductos importantes para facilitar el co­mercio.

Reformas institucionales

La mejora del marco institucional y administrativo debe orientarse a redu­cir los obstáculos existentes. El objetivo de las acciones recomendadas es llevar a los distintos países del Norte de África a compartir un marco institucional armo­nizado y las mismas disposiciones ad­ministrativas que faciliten el intercam­bio de bienes. Se debe adoptar una serie de buenas prácticas en lo que se refiere a leyes y reglamentos que rigen el co­mercio, inspirándose en las referencias y estándares internacionales. Se debe dar prioridad a las siguientes acciones:

  • luchar contra la preponderancia del mercado informal en algunos países del Norte de África;
  • impulsar “redes de empresas” a través de la organización de eventos profesionales (ferias, visitas de empre­sarios);
  • desarrollar una plataforma de co­mercio electrónico para unir a las em­presas de la región.

Desarrollo de las capacidades de los actores locales

Varias acciones complementarias deben apuntar a la consolidación de las capacidades de los actores locales, es­pecialmente de las pequeñas y medianas empresas, para mejorar su competitivi­dad y consolidar la cooperación regional. El objetivo debe conducir a la realización de la siguiente línea de actividad: mejorar las capacidades de las empresas locales, incluso mediante la adopción de nuevas técnicas y tecnologías de producción./

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