Impacto económico del clima de violencia en Oriente Próximo
“La guerra ha supuesto un gran coste humano, social y económico para Siria: destrucción de infraestructuras, embargo comercial, descenso de la productividad, disminución del tamaño y capacitación de la mano de obra.”
ENTREVISTA con Elena Ianchovichina por J.A.
Eeconomista principal del Banco Mundial para la región de Oriente Medio y Norte de África, Elena Ianchovichina ha colaborado en diversas revistas, entre otras el Canadian Journal of Economics, Contemporary Economic Policy y Review of International Economics, y ha escrito extensamente sobre los problemas económicos de la región MENA. Su último artículo analiza el coste de los efectos económicos de la guerra en Siria y la propagación del grupo Estado Islámico (Impact économique de la guerre en Syrie et de la progression du groupe État islamique : à combien s’élèvent les pertes et qui sont les perdants ?).
AFKAR/IDEAS: ¿Ha analizado el Banco Mundial los costes económicos de la destrucción de Siria como consecuencia de la guerra? ¿En qué términos y cuáles son las cifras?
ELENA IANCHOVICHINA: La guerra ha supuesto un enorme coste humano, social y económico para Siria. Las estadísticas de la ONU y los informes de prensa sobre víctimas, refugiados y personas desplazadas internamente son una triste prueba de los enormes costes humanos y sociales del conflicto en la región. En un documento de trabajo del Banco Mundial de 2014, mi compañero Maros Ivanic y yo calculamos los costes económicos de la guerra para las economías de la zona del Gran Levante, que incluye a Siria, Irak, Turquía, Jordania, Líbano y Egipto. Nuestros cálculos indican que, a mediados de 2014, la economía siria había retrocedido aproximadamente un 38% en términos reales en relación con el periodo anterior a la guerra. Esta pérdida asciende a 12.000 millones de dólares a precios de 2007 y refleja la disminución del tamaño y de la capacitación de la mano de obra siria debido a la pérdida de vidas y a los flujos de refugiados; a la destrucción de infraestructuras; al embargo comercial; al incremento de los costes de hacer negocios; al descenso de la productividad; y al coste de oportunidades de las iniciativas de integración comercial que se han abandonado y que Siria negoció antes de la guerra, pero no logró llevar a cabo. El descenso de la productividad está causado por unos elementos que no se reflejaron directamente, como los desplazamientos internos de personas y la discapacidad causada por heridas.
A/I: ¿Existen análisis del coste económico de la destrucción de infraestructuras? ¿Cuáles son las más dañadas en la región?
E.I.: Las imágenes por satélite de UNOSAT, el programa de satélites de la ONU, proporcionan pruebas de la destrucción a gran escala de todo tipo de infraestructuras en Siria, desde hospitales, colegios y zonas residenciales a carreteras y puentes, infraestructuras hidráulicas y sanitarias, y oleoductos. En mayo de 2013, la Comisión Económica y Social de la ONU para Asia Occidental calculó que el coste de reconstruir la economía y las infraestructuras sirias era de 80.000 millones de dólares. Naturalmente, si la guerra acabara hoy, el coste de la reconstrucción sería más elevado ya que han transcurrido dos años más de conflicto.
A/I: ¿Cuál es el impacto económico causado por los efectos colaterales de la guerra en países vecinos como Turquía, Líbano y Jordania?
Cuanto más dure el conflicto, más costoso y difícil será reconstruir Siria e Irak
E.I.: En realidad, los efectos colaterales de la guerra en los países vecinos, entre los que se incluyen Turquía, Líbano y Jordania, han sido significativos, pero no necesariamente en lo que respecta a la actividad económica. Observamos que las pérdidas de estos países son escasas y reflejan principalmente las ventajas –a las que se renunció– de una profunda integración comercial, mientras que los efectos directos reflejan el descenso de la renta per cápita media o del nivel de vida medio, no del tamaño real de sus economías. Esto se debe a que la entrada de refugiados ha incrementado el consumo, la inversión y la oferta de mano de obra, y, por tanto, el tamaño de estas economías receptoras de refugiados. Sin embargo, en todos los casos, las rentas totales han aumentado menos que el tamaño de la población, por lo que la guerra ha afectado negativamente al nivel de vida en estos países. En Líbano y Turquía, por ejemplo, los propietarios de tierras y de empresas se han beneficiado, pero los trabajadores han salido perdiendo porque la llegada de refugiados sirios ha aumentado la demanda local de bienes y servicios (lo que ha hecho subir los precios) así como la oferta de mano de obra. En términos generales, mucha gente, especialmente los pobres y los vulnerables, se han visto perjudicados porque la llegada de refugiados ha incrementado la demanda de servicios públicos, la calidad de los servicios se ha deteriorado y los salarios han disminuido a causa de la enorme competencia por los puestos de trabajo. Las pérdidas para Jordania, Líbano y Turquía son mucho más importantes que las que se han reflejado en nuestro artículo ya que no hemos tenido en cuenta las distorsiones relacionadas con el incremento del consumo de servicios públicos subvencionados y los costes asociados a la seguridad y a la defensa nacional. Estos últimos pueden ser considerables, pero su magnitud dependerá del transcurso de la guerra y de cómo los gobiernos de estos países gestionen la compleja situación de la región.
A/I: ¿Hay alguna cifra del volumen del mercado negro o del comercio clandestino?
E.I.: Las noticias en los medios de comunicación parecen indicar que los países de Oriente Próximo siguen comerciando incluso en esta difícil situación. De hecho, algunos afirman que el grupo Estado Islámico ha hecho que sea más fácil cruzar las fronteras por las carreteras bajo su control. Aunque es posible que siga habiendo comercio, lo importante es que su composición ha variado y refleja el cambio de las circunstancias, especialmente en Siria e Irak. Mientras que antes de la guerra siria se importaba bienes de capital como maquinaria y equipamiento usados por empresas y hogares, y factores de producción intermedios como recambios y componentes, hoy el comercio ha oscilado hacia necesidades y bienes cuya oferta escasea debido a las interrupciones en la producción. En otras palabras, la guerra ha interrumpido el proceso de modernización de la economía siria mediante inversiones de calidad y el refuerzo de las relaciones comerciales en Oriente Próximo.
A/I ¿Cómo ve la región, desde el punto de vista de la economía, de la reconstrucción y de la cooperación, tras el conflicto? ¿Piensa que el espíritu del informe del Banco Mundial “Over the Horizon: A New Levant” (2014) todavía es válido para Oriente Próximo?
E.I.: La comunidad empresarial en Oriente Próximo ha sido el principal impulsor de las iniciativas encaminadas a profundizar la integración descritas en ese informe del Banco Mundial. Creo, por tanto, que con la paz volverá a surgir el deseo de reformas para la integración en Oriente Próximo. Lo más complicado es el contexto político. Todavía es demasiado pronto para decir qué acuerdos políticos se alcanzarán y cómo estos acuerdos influirán en las políticas comerciales de la región. Las consideraciones políticas y de seguridad son a menudo objetivos importantes que persiguen los acuerdos comerciales regionales y bilaterales, y el acuerdo para un nuevo Oriente Próximo no es una excepción. Si el compromiso político es firme, existirán oportunidades para que las comunidades empresariales obtengan beneficios económicos en los países de Oriente Próximo.
A/I: Según el Banco Mundial, ¿cuáles son las perspectivas para la futura reconstrucción y su coste económico aproximado? ¿Existe algún cálculo de cuánto tiempo y dinero exigirá? Turquía era muy activa económica y comercialmente en Oriente Próximo antes de la guerra siria. ¿Qué papel puede desempeñar en la reconstrucción de la región, así como en los programas de cooperación e integración que finalmente se desarrollen?
E.I.: Cuanto más tiempo dure el conflicto, más costoso y difícil será reconstruir Siria e Irak. ¿Por qué? Porque el coste de las infraestructuras destruidas es uno de los aspectos del proceso de reconstrucción. La comunidad internacional puede movilizar a actores clave aprovechando su experiencia en trabajos de reconstrucción en otras partes del mundo. En mi opinión, lo difícil será reconstruir el capital humano y social destruido y curar las heridas provocadas por esta horrible guerra. El efecto que causa el EI en los jóvenes de los territorios ocupados es especialmente preocupante. La dura instrucción militar, la exposición a la violencia y el adoctrinamiento ideológico marcan de por vida a los adolescentes y niños, como se analiza recientemente el blog “Future Development” de Brookings. Cuanto más tiempo pueda influir el EI en el estilo de vida en Siria e Irak, más difícil será volver a la vida normal después de la guerra en esos países. Si hay niños que crecen bajo el dominio del EI, el futuro de Oriente Próximo se ve seriamente amenazado.