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Co-edition with Estudios de Política Exterior
Gracias a Internet, el censor ya no tiene la última palabra
La Red desempeña un papel de fuente de información y de vehículo de presión al poder, opina Sihem Bensedrine, redactora del primer periódico ‘on-line’ de Túnez.
ENTREVISTA con Sihem Bensedrine por Jordi Bertran
Sihem Bensedrine, activista pro derechos humanos y redactora jefa del periódico on-line Kalima, es una de las principales voces del movimiento por la libertad de expresión en Túnez, aunque este compromiso la ha llevado al enfrentamiento con las autoridades de su país en múltiples ocasiones. Bensedrine, que participó en Barcelona en el Seminario “Los medios de comunicación y el Mediterráneo” organizado por el Instituto Europeo del Mediterráneo, confía en las posibilidades de Internet para romper cualquier bloqueo informativo.
AFKAR/IDEAS: ¿Cómo interpreta la irrupción de Internet y del fenómeno de los blogs en el paisaje mediático?
SIHEM BENSEDRINE: Internet y los blogs son muy importantes porque democratizan la información, facilitan el salto de la censura y la información deja de ser monopolio de los periodistas. Esto es positivo, porque nosotros necesitamos una lección de humildad y hacer más autocrítica. Sin embargo, los blogs no reemplazan a los grandes periódicos, que ya tienen su versión on-line con su sello de calidad. Pese a ello, los blogs también ofrecen información alternativa y fiable y desempeñan un papel importante que no puede menospreciarse.
A/I: ¿Cree que su papel cobra una especial relevancia en el Magreb?
S.B.: Sí, porque los sitios web y los blogs en general sirven para romper la censura. Ni los Estados ni los lobbies ni los poderes los controlan. Representan una brisa de aire fresco de información que puede llegar a ser incluso útil para las autoridades para captar qué pasa en su país y las necesidades de la población.
A/I: ¿Cree que pueden ejercer cierta presión sobre la toma de decisiones?
S.B.: Creo que ya ejercen una influencia notable. Y eso lo hemos visto claramente en Túnez con Tunezine. Ese blog obligó al gobierno a cambiar su comportamiento, aunque no se atreva a admitirlo.
A/I: ¿En qué sentido?
S.B.: Sabemos de fuentes creíbles que las críticas expresadas en este tipo de sitios web modifican a veces el comportamiento de las autoridades, pese a que nunca lo admitan. Por ejemplo, nuestra ONG de derechos humanos, el Consejo Nacional por las Libertades en Túnez (CNLT), ofreció en 2000 un foro en su página web en la que se publicaron críticas y denuncias a las torturas en las prisiones del país. Poco después hubo cambios y se acabó aprobando una nueva ley que ponía al sistema penitenciario bajo la autoridad directa de la justicia y no de la policía. En este sentido, los sitios web desempeñan un papel como fuente de información pero también como vehículo de presión, ya que los primeros que consultan sus contenidos son las autoridades.
A/I: ¿Pero cómo llega a informarse la ciudadanía en estos sitios web cuando, como en el caso de Kalima o del sitio del CNLT, el acceso está bloqueado en Túnez?
S.B.: Para empezar, hay gente que consigue llegar a la información. No sé cómo, porque ni nosotros podemos. Por otra parte, hacemos copias del contenido en CD u otros soportes y los difundimos. Al final, la información acaba llegando y eso es lo interesante, que sea cuál sea la censura, el censor no tiene nunca la última palabra.
A/I: Ante esta situación, ¿cómo interpreta la elección de Túnez para acoger la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información en noviembre?
S.B.: Creíamos que podía ser una forma de impulsar un cambio a favor de la libertad de expresión en el país. Sin embargo, hubo una rígida gestión, con un despliegue policial increíble, que llegó a infiltrar a agentes como técnicos informáticos. En el exterior, se agredieron a periodistas y militantes de organizaciones de derechos humanos y se llegó a bloquear sitios web, como el de la agencia Swiss Info o el de Al Arabiya. También se censuró el discurso del presidente de la delegación suiza, cortando la señal de televisión en medio de su intervención, retransmitida en directo, cuando criticaba a Túnez. Fue una cumbre de la desinformación.
A/I: ¿Hasta qué punto cree que la Unión Europea (UE) o Estados Unidos pueden presionar para impulsar efectivamente cambios en el país?
S.B.: Túnez hace un buen papel en el mundo árabe ya que tiene una fachada democrática y es un buen socio de la UE. Hasta ahora es la complicidad lo que prevalece, una complicidad que va muy lejos. Hay acuerdos de asociación firmados bajo el marco de la Declaración de Barcelona que incluyen el respeto al Estado de Derecho y valores democráticos como el de la libertad de información y expresión, que aquí son violados sistemáticamente. La UE conoce esta situación a través de los informes de ONG y asociaciones tanto tunecinas como internacionales, pero no hace nada. Siempre ha acariciado el régimen autoritario de Zin el AbidineBen Ali. Sin embargo, durante la cumbre las autoridades traspasaron la línea roja y la UE tomó nota, por lo que espero que tome acciones concretas y serias.
A/I: ¿Cómo podría empezar?
S.B.: Creemos que tanto la UE como EE UU deben detener su apoyo al régimen tunecino, ya que lejos de conseguir objetivos en el terreno de la estabilidad y de la lucha contra el terrorismo, pasa lo contrario y se alimentan dos riesgos. Por un lado, la desestabilización, al no existir opciones alternativas al régimen y, por otro, al combatir todo tipo de contestación pacífica, favorece las respuestas violentas y extremistas. Y esto es lo que pasa en Túnez. Ahora tenemos jóvenes wahabíes cuando nunca antes habían existido y son la consecuencia de la violencia ejercida por Ben Ali. En mi libro L’Europe et ses despotes”, publicado en Francia y Alemania, ponemos de relieve cómo Europa, que tiene aspiraciones de compartir su prosperidad y sus valores, hace lo contrario de lo que proclama y sostiene los regímenes de Túnez, Argelia o Libia.
A/I: ¿Qué pretende con su periódico on-line Kalima?
S.B.: Kalima es un magazine on-line, la primera iniciativa periodística en Internet en Túnez. Desempeña un papel de iniciador, que favorece que otros emprendan iniciativas similares. Somos un equipo de periodistas profesionales tunecinos, con reglas estrictas de trabajo, que no publicamos informaciones bien contrastadas. El contenido se hace en Túnez pero tenemos que enviarlo a Europa para que pueda colgarse en la página web. Hemos demostrado que ante la prohibición y la censura todavía pueden hacerse cosas y queremos continuar abriendo puertas y ventanas para poder decir lo que tenemos que decir. Kalima es un punto de encuentro para que la sociedad civil se exprese. Y esto es importante porque no hay contrapoder sin libertad de expresión.